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Tomboy

Drama Tras instalarse con su familia en un barrio de las afueras de París, Laure, una niña de diez años, aprovecha su aspecto y su corte de pelo para hacerse pasar por un chico. En su papel de "Michael", se verá inmersa en situaciones comprometidas; y Lisa, una chica de su nuevo grupo de amigos, se siente atraída por ella. (FILMAFFINITY)
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Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
23 de julio de 2012
70 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Tomboy' podría traducirse como 'marimacho' o 'machona' en referencia a una chica poco femenina. La palabra también se forma de 'boy', chico en inglés, y jugando con las letras puede formarse 'toy' o juguete. Tomboy es la historia de una niña, Laure, que finge ser un chico llamado Michaël ante sus nuevos amigos. Laure está a punto de empezar quinto de primaria en una nueva escuela y sus padres se han mudado a una nueva casa. Bajo la apariencia de un cine austero y hermético, la película se convierte en un título mayor que trata la duda no ya sexual sino identitaria. Tomboy no es la historia de un cuerpo sino de un alma encerrada en un cuerpo. Tomboy habla de la necesidad de eliminar los prejuicios y las ideas preconcebidas que desde pequeños aplicamos a las diferentes posibilidades genéticas (ser hombre o mujer). Es un error asociar el color azul a lo masculino y el rosa a lo femenino, es un error distinguir unos juguetes para ellos de otros para ellas, y es una tontería que a cada sexo se le atribuyan unos comportamientos, modos de actuación o formas de hablar. En una escena enternecedora y reveladora, Laure esconde el tubo de plastilina que utiliza para simular el pene que no tiene en la misma caja donde guarda sus dientes de leche: el objeto que sustituye aquella parte física de la que carece es parte de su ser, de su sentir, de su forma de ver la vida, de relacionarse, de entender el mundo, y por eso lo deja junto a aquellos dientes que en su día fueron parte de su anatomía.

El cineasta Céline Sciamma propone un juego constante con el concepto de género, presentando escenas típicamente masculinas o femeninas en las que el/la protagonista intenta imponer no la persona que indica su carnet de identidad sino el ser que quiere ser. La película queda descrita como un viaje a un nuevo escenario que metafóricamente es el viaje hacia un nuevo 'estado'. Tomboy es la crónica de una mentira que es un juego de niños, pero que atañe a una realidad muchísimo más seria que empezará en el momento que Laure inicie su etapa escolar. De hecho, no es casualidad que la película empiece en una esfera infantil y acabe incumbiendo a los padres. Lo que Tomboy no nos enseña es el pueblo o ciudad, la civilización y la sociedad al fin y al cabo: Laure deberá luchar siempre por defender quién es verdaderamente, porque uno es aquello que quiere o siente que es, y porque las hormonas de Laure no tardarán en abandonar la inocencia de la infancia. Una historia muy compleja, una reflexión serena y una fábula preciosa que debería educar y corregir mentes cuadriculadas. También es una película conciliadora, sutil, elegante y capaz de abrir los ojos a mucha gente. Nunca he creido en eso de que una película fuese 'necesaria', pero Tomboy lo es. No deben perdérsela, como cinéfilos, pero sobre todo como seres humanos.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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5 de noviembre de 2012
52 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi clase había una niña que siempre decía que le hubiese gustado ser un chico. Llevaba el pelo muy corto y le gustaba jugar al fútbol, al baloncesto y competir con los niños. Corría muy rápido y no era raro que en las carreras quedase primera. Una vez incluso se peleó con un compañero mucho más grande que ella y le ganó (sabíamos que había ganado porque el niño se echó a llorar y ella no). Todo el colegio la llamaba marimacho. Ya en la adolescencia, durante una excursión, una compañera se quedó a solas con ella y le preguntó quién le gustaba más de toda la clase; ella le contestó: "Tú". La chica se lo contó a sus amigos y a partir de ese momento, todo ese grupito le empezó a hacer la vida imposible, dentro y fuera del colegio. Iba por la calle y gente que no conocía de nada de repente la insultaba. La mayoría de los profesores miraron hacia otro lado.

Gracias a esta película he podido entender mejor lo que sentía esa niña. No me parece poca cosa.
southbysouthwest
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19 de noviembre de 2011
29 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mas allá de cualquier tipo de especulación acerca de los cambios de identidad sexual, lo que emerge de la acción, es una niña que durante un corto período de vacaciones, adopta la identidad de varón, al sentirse más identificada con sus juegos. La mentira le traerá complicaciones, entre otras la inesperada atracción que su nueva identidad ha despertado en su vecina impactada tal vez por un niño distinto, delicado en su aspecto, pero a su vez de llamativas cualidades para el ejercicio del deporte y en la de asumir la defensa de su hermana.
Ante tales circunstancias e imprevistos debe redoblar sus argucias para sostener su ficción. Logra además la complicidad de su hermana menor (de actuación fenomenal) quien no oculta su complacencia de contar según sus dichos con "un hermano mayor que la defienda) Salvo la chispeante escena en la que la protagonista baila con su amiga, el resto del film se ambienta exclusivamente con los sonidos procedentes del lugar de la acción, que suenan a veces un tanto desmesurados. Final previsible, donde la iniciada actriz habrá superado las expectativas de los responsables de la película, ya que su correcta actuación, no parece un mero producto de de casting reciente, en rigor, solo una semana antes del comienzo de la filmación.
Algunos dirán algo atrevida, sin embargo en ninguna de sus escenas se vislumbran segundas intenciones censurables.
Un película para ver, con muy buen manejo de cámara, que ilumina sabiamente el contexto, tanto como a sus pequeños protagonistas. Congratulaciones al cine francés y a su directora, porque logró su objetivo, mediante el uso de un lenguaje claro, limpio y amable.

Homeroplus, Mar del Plata Argentina
homero
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2 de mayo de 2013
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué gran golpe nos habría propinado Tomboy si desconociéramos el argumento de la cinta antes de entrar en la sala. Con la boca abierta nos habría dejado esa escena en la que el hasta el momento protagonista de la cinta, un niño de 10 años, se levanta de la bañera y nos desvela que en realidad tiene vagina. Tan valiente como esa imagen de una menor desnuda, irreproducible en otra cinematografía que no sea la francesa, hubiera sido mantener el secreto hasta ese instante. La experiencia habría sido inmejorable.

Pero el marketing manda y había que vender la película de alguna manera. Difícil resistirse a la tentación de titular con el reclamo de una niña que se hace pasar por chico. Es probable que de otra forma sólo unos pocos aventurados se hubiesen atrevido a verla, así que bienvenida la estrategia de venta si con ella se consiguen más espectadores para una cinta modesta, silenciosa, pero que seguro es la más gratificante de una cartelera de puente de mayo tan desalentadora.

Más que el reflejo de una crisis de identidad sexual, que también, Tomboy es una de las recreaciones de la niñez más satisfactorias que nos ha proporcionado el cine. Los baños inacabables, esas horas rellenas con entretenimientos absurdos en el salón de casa, el juego del pañuelo, el de verdad o atrevimiento… La directora no escatima metraje registrando las rutinas de una infancia común, sabedora de que es la única forma de lograr que el espectador adulto se sienta identificado con las preocupaciones de una preadolescente.

Plasmar con credibilidad esa niñez no es fácil. Aquí mismo, sin ir más lejos, sería prácticamente imposible encontrar a pequeños actores capaces de reproducir con naturalidad, sin poses resabiadas, la inocencia de nuestros primeros años de vida. Tomboy lo consigue con todo el elenco de secundarios, empezando por la hermana pequeña de la familia, que actúa como si no existieran las cámaras, y sobre todo con una protagonista, Zoé Héran, que asume con enorme profesionalidad un reto complicado hasta para el actor más veterano.

La cinta prefiere huir del dramatismo y plasmar sin trucos lacrimógenos el encaje de una niña de carácter masculino en una pandilla de amigos. Lo hace con respeto, con delicadeza, sin juicios de valor, con momentos de ternura y con momentos de tensión, como esos en los que tiene que esconderse entre matorrales para hacer pis o rellenar con plastilina el bañador. Es tan inusual el tratamiento, tan de agradecer, que incluso nadie ha osado de momento endosarle a Tomboy la etiqueta de cine gay. Toda una proeza.
polvidal
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9 de diciembre de 2014
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace poco escuché en la radio una entrevista a los padres de una niña con problemas de identidad de género, vamos, una niña transexual. La verdad es que siempre había relacionado este problema con el mundo adulto y nunca se me había ocurrido pensar que estas cosas ya surgen en la infancia y que estos niños, que no se sienten como pertenecientes al género que les corresponde, lo tienen que pasar francamente mal.

Los padres de esta chiquilla hablaban de los inconvenientes que ponía el colegio a que la niña se vistiera según el género con el que ella se identificaba, y también se negaban a llamarla por el nombre con el que ella quería ser conocida. Para estos padres, personas tradicionales y muy conservadoras, había sido un palo darse cuenta de que tenían este problema en casa pero a base de ver sufrir muchísimo a su hija habían llegado a informarse, a entender y a respetar el sentir de la niña. Ahora lo que querían era que el resto del mundo hiciera igual.

La cosa había llegado hasta el punto de que un día habían descubierto a la niña, a los 4 o 5 años, con unas tijeras intentando cortarse el pene. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que no era ninguna tontería lo que le pasaba a esa niña sino que había un sentimiento muy profundo de rechazo hacia su sexo biológico. Ellos lo entendieron en ese instante pero muchas personas ignoran cómo puede llegar a sentir un crío ese rechazo, ese problema de identidad.

Céline Sciamma nos cuenta en Tomboy una historia parecida, en este caso de un niño que ha nacido niña pero que tiene muy claro lo que es y lo que siente, y lo que cuenta tiene un claro paralelismo con el relato de esos padres desesperados que yo escuché en la radio. Una particularidad de estos críos es que tienen muy exacerbados los rasgos del género con el que se identifican, vamos, que las niñas son muy muy princesitas y los niños muy muy machotes. Mucho más que los niños supuestamente "normales". Y eso es algo que en la película se evidencia con bastante fuerza.

A destacar la interpretación de la niña-niño, que en realidad es una niña aunque es espectacular su transformación. No sé, igual es transexual tambien porque cuesta entender que un niño sea capaz de elaborar así un personaje de otro sexo. Joder, sería una actriz prodigiosa, un verdadero fenómeno.
Talía666
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