Tomboy

En esta época de policorrectismo y piel fina, hay temas tabúes que pocos se atreven a contar. Entre ellos están todos los relacionados con menores y el sexo, como si ellos fuesen ajenos al mundo. Por eso iniciativas como 'Tomboy' o 'La caza' las aplaudo aunque personalmente el resultado no me haga ni fu, ni fa, como es el caso de esta película.

Tomboy va de una niña que aprovecha que su familia se muda de casa, para hacerse pasar por un chico, que es como se siente. Por supuesto, se hace ver al espectador que la chica está preocupada por su cuerpo y por la aceptación de su pandilla de amigos, pero tampoco hace un drama de esos aspectos.

Estas películas tienen además un componente educativo, consiguiendo abrir algunas mentes cerradas (por desgracia, no todas).

Tras instalarse con su familia en un barrio de las afueras de París, Laure, una niña de diez años, aprovecha su aspecto y su corte de pelo para hacerse pasar por un chico. En su papel de Michael, se verá inmersa en situaciones comprometidas; por ejemplo, Lisa, una chica del grupo, se enamora de ella. ¿Cuáles serán las consecuencias cuando se descubra su engaño?

Céline Sciamma, joven cineasta que ya logró sorprender con su film "lirios de agua" nos hacia una radiografía del nacimiento de la feminidad. En está ocasión, no le tiembla el pulso a la hora de rodar una historia valiente, llena de emoción y sentimiento.

El título del film "Tomboy" se refiere a las niñas o chicas jóvenes a quienes les gusta vestirse y comportarse como chicos. Pero más allá de etimologías, hay una carga emocional que se palpa desde el minuto 1 de la historia.
Miles de preguntas asolan mi mente, pero no soy yo el que debe planteárselas, el personaje va a desvelarme sus pensamientos. Su familia es idílica con una hermana cargada de ternura,un padre atareado y una madre a punto de dar a luz a su tercer retoño. Pero Laure,ahora llamado Michaël ,se siente diferente, sabe que el sentirse hombre debe ir acompañado de genética. Sin embargo, no tiene reparos puesto que sabe que es quien es. La mentira existe sólo en el nuevo mundo que se le plantea, sus nuevos amigos no se percatan de la situación.
Para todos es Michaël, se siente nacida libre, es quien es porque quiere serlo. Es consciente de que su físico puede mantener la mentira.

Hay tanta inteligencia emocional en cada fotograma, que uno siente que la ternura de los personajes va a atravesar la pantalla y van a a transformar la inocencia de un niño en la felicidad plena del personaje. Pero la realidad no superará la ficción, tan sólo nos provocará una sonrisa.

Sutileza y elegancia en un film no apto para mentes retrogradas. Sino para personas que saben escuchar y interpretar, para esos que cada día quieran aprender de las emociones,Tomboy es su película.

LO MEJOR:Que puedan hacerse películas con tanto tacto y tanta delicadeza, la normalización es un hecho.

LO PEOR: Que pase sin pena ni gloria por nuestras carteleras y encima llegue tan tarde


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La película viene a cubrir un hueco dentro del imaginario trans: el espectro masculino, y dentro de éste, la etapa infantil. Julia Serano, activista transfeminista, señala acertadamente que el hecho de que gran parte de nuestra cultura asocia lo femenino y la feminidad como algo negativo, es por ello que los casos de personas femeninas (gays y mujeres transexuales) reciban tanta atención por parte de la medicina, la academia, la ciencia, y el cine, no es la excepción.

En ese sentido, me parece una excelente propuesta sobre la etapa infantil del transexualismo masculino.

Pierre es un niño que se le ha asignado el sexo femenino y el nombre de Laure. Un hecho sintomático en todas las personas transexuales es incorporarse a un nuevo entorno social para asumir la verdadera identidad de género y el rol correspondiente. Y se reitera en esta película como en "Mi vida es rosa", "Los chicos no lloran", "Wilde Side", entre otros.

La oportunidad de asumir la verdadera identidad de género en un entorno nuevo parece convertirse en el denotador del conflicto en las películas con la temática transgénera.

Entonces, Pierre llega a una nueva casa con su familia y se involucra con los demás niños. Ahora, en el desarrollo de la película se confirma lo que ha señalado Julia Serano: el asumirse como un ser masculino no conlleva sanciones. Ahí no radica el conflicto como lo fue con Ludovic. El conflicto surge cuando se repite el estereotipo señalado tambíen por Julia: "la persona transexual farsante".

Creo que la película hace este recorrido con cierto equilibrio entre la alegría infantil, el miedo de Pierre por ser descubierto y la crisis a la que se enfrenta su madre. No se maquilla la violencia que vive un niño trans por el desconocimiento hacia su naturaleza.

No conozco otras películas que aborden de forma tan bella la infancia trans. Lo recomiendo mucho.

Casi siempre se ha tratado el tema de la tránsexualidad desde un prisma tragicómico, a veces abusando del morbo. Nada más alejada de ello está esta película, que se acerca al asunto desde la inocencia de la infancia.

Una niña que se hace pasar por chico consigue formar parte de la pandilla en su nuevo barrio. Todo va bien hasta que los mayores se enteran, y la inocente mentirijilla se convierte en un pequeño drama donde la identidad y los sentimientos sufren.

Contada con sumo respeto y delicadeza, no quiere profundizar en elementos sexuales ni psicológicos. Solo se trata de un juego de niños.

Me ha gustado mucho y me ha hecho pensar. Dos cosas que me encanta que se combinen en una película. Pensaba mientras la veía, lo fácil que sería si volviéramos a ver las cosas con la mirada de los niños, los que fuimos y los que ahora amamos o nos conmueven. Todo parece tan fácil entonces. Y tan difícil. Todo se está descubriendo por uno mismo y a través de todo lo que los demás nos proyectan, nos enseñan o nos imponen. El autodescubrimiento sería lo perfecto. Lo natural. En “Tomboy” una pandilla de niños conoce a uno nuevo que ha llegado al barrio. Es un niño muy normal. Quiere a sus padres a pesar de sus pequeños conflictos; juega, cuida y protege a su hermana pequeña que lo adora; le gusta jugar al fútbol, competir, ganar, reír, correr, bañarse en el río, enamorarse… Es todo tan natural como el ciclo de la vida. Las diferencias son de carácter, de estatura, de deseos, de prioridades, pero está el fondo común del deseo de ser feliz y libre.

Sin embargo, nosotros, y el niño nuevo, estamos siempre sufriendo porque no es un niño sino una niña. Porque si se llama Michael y no Laure no puede jugar al fútbol, vestir como quiera, sentirse como se siente, expresarse como desea. Así, visto a través de sus ojos claros, limpios y tristes a veces, parece tan absurdo que eso no pueda ser posible, o bueno, o “normal”. Seguía pensando, y sufriendo, que una cosa es lo “natural”, de naturaleza, y otro lo “normal”, de norma, de ley, de costumbre, de etiquetas y pensaba, y sufría, qué es lo que iba a primar en esa historia. O no… Lo mejor de la película, además del guión, la interpretación preciosa de esos niños, increíble de su protagonista, las dudas de los padres, las decisiones entre el amor y las convenciones, las preguntas a los espectadores… lo mejor, digo, es la esperanza de que el equilibrio entre lo natural y lo normal no está decidido y cada uno pueda inclinarlo hacia el del respeto y la tolerancia. Creo que si nos dejarán ser como somos, todos podríamos jugar juntos y vivir y ser felices… ¿Entonces?