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España España · Madrid
Voto de paki:
8
Drama Tras instalarse con su familia en un barrio de las afueras de París, Laure, una niña de diez años, aprovecha su aspecto y su corte de pelo para hacerse pasar por un chico. En su papel de "Michael", se verá inmersa en situaciones comprometidas; y Lisa, una chica de su nuevo grupo de amigos, se siente atraída por ella. (FILMAFFINITY)
8 de mayo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha gustado mucho y me ha hecho pensar. Dos cosas que me encanta que se combinen en una película. Pensaba mientras la veía, lo fácil que sería si volviéramos a ver las cosas con la mirada de los niños, los que fuimos y los que ahora amamos o nos conmueven. Todo parece tan fácil entonces. Y tan difícil. Todo se está descubriendo por uno mismo y a través de todo lo que los demás nos proyectan, nos enseñan o nos imponen. El autodescubrimiento sería lo perfecto. Lo natural. En “Tomboy” una pandilla de niños conoce a uno nuevo que ha llegado al barrio. Es un niño muy normal. Quiere a sus padres a pesar de sus pequeños conflictos; juega, cuida y protege a su hermana pequeña que lo adora; le gusta jugar al fútbol, competir, ganar, reír, correr, bañarse en el río, enamorarse… Es todo tan natural como el ciclo de la vida. Las diferencias son de carácter, de estatura, de deseos, de prioridades, pero está el fondo común del deseo de ser feliz y libre.

Sin embargo, nosotros, y el niño nuevo, estamos siempre sufriendo porque no es un niño sino una niña. Porque si se llama Michael y no Laure no puede jugar al fútbol, vestir como quiera, sentirse como se siente, expresarse como desea. Así, visto a través de sus ojos claros, limpios y tristes a veces, parece tan absurdo que eso no pueda ser posible, o bueno, o “normal”. Seguía pensando, y sufriendo, que una cosa es lo “natural”, de naturaleza, y otro lo “normal”, de norma, de ley, de costumbre, de etiquetas y pensaba, y sufría, qué es lo que iba a primar en esa historia. O no… Lo mejor de la película, además del guión, la interpretación preciosa de esos niños, increíble de su protagonista, las dudas de los padres, las decisiones entre el amor y las convenciones, las preguntas a los espectadores… lo mejor, digo, es la esperanza de que el equilibrio entre lo natural y lo normal no está decidido y cada uno pueda inclinarlo hacia el del respeto y la tolerancia. Creo que si nos dejarán ser como somos, todos podríamos jugar juntos y vivir y ser felices… ¿Entonces?
paki
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