Sanitarium

Hace poco tuve la suerte de volver a ver El circo de los Horrores en Gijón, con su espectáculo Manicomio. Eso es más o menos lo que he encontrado en Sanitarium, sin malabarismos ni tintes góticos, una peli que analiza las historias de tres pacientes ingresados en un psiquiátrico. Uno, un artista enloquecido por su propia obra-hay que ver el morbazo que John Glover despierta a su edad-otro en el que un niño víctima de abusos recibe la visita de un ser extraño y el tercero, un científico obsesionado con el fin del mundo el 21 del 12 del 2012 y se encierra en un búnker en el que invierte todo.
Iremos por partes:
1) Figuratively Speaking. Es el que más me ha gustado. El genio brillante con cameo de Robert Englund y el buenorro viejuno. Un 9
2) Monsters are Real. El más soso, pero bastante decente. Niño abusado, maestra protectora, padre cabrón, el estupendo Chris Mulkey. Un 8
3) Up of the last man. El más largo y quizás complicado a la par que aburrido. Juega con la realidad del encierro, del fin del mundo y de un suceso chungo en la familia.
Todos están enlazados por Malcom McDowell, que ejerce de médico psiquiatra encargado de los expedientes de cada uno de ellos.
Por cierto, no se vayan con la salida de los créditos, hay dos minutos Easter Egg de regalo...

Lo mejor: La primera historia. Su falta de pretenciosidad. El tratamiento como si de un cómic barato se tratara mola un montón.
Lo peor: No todos están a la misma altura, pero bueno...

Recomendable para fans.

Después de haber visto tanta basura en el género se agradece encontrarse con una película como Sanitarium. Película de episodios que destaca por no ser la enésima cutre-producción de bajo presupuesto e ideas todavía más inferiores. Aquí vemos a Malcom McDowell, Lou Diamond Phillips o Robert Englund y uno siente un poco de alivio. Sí, viejas glorias, pero todavía respetables de algún modo.

Pero más allá de nombres las historias son muy interesantes. No van por el terror, van por otros derroteros. Tres historias muy diferentes que me gustaron bastante. Eso sí, la disposición de las mismas no tanto, porque la última historia es la más larga y acaba siendo demasiado protagonista dejando a las otras dos en algo anecdótico. Además, es la historia más profunda y más densa, y mucho más difícil de digerir, de ritmo lento y casi ahogado. Su mensaje es interesante, y tiene grandes momentos (Lou Diamond Phillips muy bien), pero es demasiado pausada. Hubiera sido conveniente ponerla en medio para luego tener una parte final un poco más relajada. Esto es como cuando tenías matemáticas a última hora un Viernes y tu cerebro no daba para mucho más.

Sorprendente en el sentido de que uno espera un nuevo fracaso. Las tres historias son muy sólidas, y sin ser nada del otro mundo componen una cinta disfrutable aunque poco trascendente.

Ay, mi buen Dios inexistente, ¿a quién sino reclamarle estos minutos perdidos, a quién?; tres historias componen esta payasada extraordinaria. Una peor que la otra. Pocas veces vi algo tan estúpido como estas tres historias, pretendidamente originales. Pocas veces maldije tanto el gasto de minutos como en esta ocasión. Hubiera preferido ver una novela venezolana, así al menos me hubiera reído del lamentable, imparable y real, palpable circo, de la comedia humana en toda su esplendorosa imbecilidad.

Dios, o Satán, o quién coño sea, proteja sus almas de estas perfectas pelotudeces; no pierdan los preciados minutos que corren y corren; el reloj de arena amontona los pequeños granos, amigos míos, amigos desconocidos, los amontona con un seco ruido, sordo casi, ajeno a nuestros ruegos y temores, por favor, no vean esta mierda, porque se van a sentir altamente idiotas, como yo.

El reloj corre veloz, la cinta no, cruelmente se triplica la percepción del tiempo visionando este engendro; al carajo con los directores y actores de tan patético ejercicio del ocio.

Pocas veces un título se asemejó tanto o dió el pie justo para la broma fácil: ¿donde van los descartes corporales mis amigos?, pues si, al sanitario; bien, entonces. Todo dicho. ¡¡¡Al ñoba con esta mierda!!!

Película episódica que, como todas, resulta irregular porque siempre hay unos episodios más conseguidos que otros. En especial el último capitulo se hace largo y plomizo (un error de metraje) mientras los otros dos son razonablemente entretenidos. Mas que una película de terror es un drama sobre las terroríficas consecuencias de la locura, rodada de manera televisiva con cierto aire a esa excelente serie "Masters of horror" donde también pesaba el drama por encima del susto. No creo que "Sanitarium" sea una película para recomendar a no ser que seáis fans del genero y aun y así os recomiendo que os la toméis con calma porque va a medio gas y no dejará ninguna huella en vuestra memoria. La manera en la que está enlazada es buena a través del personaje del doctor interpretado por Malcom McDowell quien nos introduce las tres historias una a una como ejemplos de las consecuencias de la locura. La primera historia es interesante, con un sobresaliente John Glover en el papel de artista desquiciado. La segunda historia quizás sea la mejor, una alegoría sobre el maltrato infantil y sus consecuencias contada como una película de terror (hombre del saco incluido). La tercera historia, a priori la mas potente, acaba siendo la peor de todas porque ni Lou Diamond Philips resulta creíble en su papel de profesor universitario que vaticina el fin del mundo ni tampoco su sobreactuación y el tener un único escenario, nos ayudan a entender mejor lo que sucede en la cabeza del personaje. Es la típica historia de 15 minutos que alargada a 40 acaba resultando repetitiva. "Sanitarum" es una película irregular, mejor de lo que parece pero no es una película fácil de digerir por lo plomizo del resultado. Y desde luego, está muy lejos de ser una buena película de terror.

Conjunto de tres historias cuyo tema central es la locura, introducidas por un Malcom McDowell que hace de psiquiatra de un manicomio y decide contarnos lo que llevó a dicho lugar a alguno de sus pacientes, aunque desde el punto de vista del paciente.

- La primera historia, sobre un escultor de títeres que se vuelve loco aparentemente sin razón, es la mejor de las tres. John Glover lleva el peso del corto de forma aceptable, y Robert Englund aparece en un papel secundario. La historia tiene la capacidad de sorprender y pillará desprevenido a más de uno gracias a un final inesperado y cargado de ironía.

- La segunda resulta interesante por la reflexión que deja a su final, inquietante y fascinante. La historia, sin embargo, tiene personajes estereotipados que no convencen y quizás le falte un ambiente más psicodélico. Va de un niño callado, un padre maltratador y una profesora protectora. Se deja ver.

- La tercera es la más ambiciosa de las tres y también la más irregular. Juega con los flashbacks, entremezcla realidad y ficción y al final se pierde en su propio enredo. La cosa va de un matemático que se le va la cabeza con el fin del mundo y se encierra en un búnker. Este corto empieza bien, luego se vuelve aburrido, remonta hacia el final con revelaciones que le dan sentido a la trama, para después dirigirse hacia una ambigüedad tan innecesaria como ilógica que hace de cierre (postcréditos) de la película, y la echa por tierra en gran parte. Eso sí, la interpretación de Lou Diamond Phillips es la mejor de la película.

Film de serie b de historias cortas, sencillas y aires de cómic, que podría dar para más, pero también para mucho menos. Le sobra algo de duración y se hace larga en algún momento. Pasable.