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Raíces: La nueva generación (Miniserie de TV)

Serie de TV. Drama. Bélico 14 Episodios de una hora cada uno. En esta miniserie continúa la historia de la familia de Alex Haley, algún tiempo después de haber concluido la Guerra de la Secesión americana (1861-1865). Si la primera serie abordó la lucha por la libertad de los esclavos, esta segunda parte narra la lucha por la igualdad. Raíces II comienza en 1882, doce años después de finalizada la primera parte, y llega hasta 1967, el año en que Alex Haley, el ... [+]
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
1 de mayo de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fragmento del libro
Alquilé un coche y fui a toda velocidad a Annapolis, donde me dirigí al Registro de Maryland. Pedí a la archivadora, señora Phebe Jacobsen, las copias de periódicos locales publicados durante la primera semana de octubre de 1767. Pronto me trajo un microfilm de la Gaceta de Maryland. Había llegado a la mitad del número del primero de octubre cuando vi un anuncio en esos caracteres antiguos: "RECIÉN IMPORTADOS, en el barco Lord Ligonier, capitán Davies, desde el río Gambia, en Africa, será vendido por los que suscriben en Annapolis, por efectivo o letras de cambio, el miércoles, 7 de octubre, un cargamento de ESCLAVOS SANOS DE PRIMERA. El mismo barco transportará tabaco a Londres, con licencia, a seis chelines la tonelada." El anuncio estaba firmado por John Ridout y Daniel de St. Thos. Jenifer.
El 29 de septiembre de 1967 sentí que no debía estar en ninguna otra parte del mundo que no fuera el muelle de Annapolis, y así fue. Habían pasado doscientos años desde el día de la llegada del Lord Ligonier. Miré hacia el mar, a través de las aguas por las que había sido traído mi antepasado y volví a llorar.
El documento de 1766-67 compilado en el Fuerte James, río Gambia, decía que el Lord Ligonier había zarpado con 140 esclavos en la bodega. ¿Cuántos habían sobrevivido? Volví al Registro de Maryland y busqué hasta encontrar el informe del cargamento a la llegada a Annapolis. He aquí el inventario: "3.265 "dientes de elefante", como se llamaban entonces los colmillos; 3.700 libras de cera de abeja; 800 libras de algodón en bruto, 32 onzas de oro de Gambia y 98 negros". La pérdida de 42 africanos durante la travesía, es decir, alrededor de un tercio, era lo normal.
Me di cuenta de que la abuela, la tía Liz, la tía Plus y la prima Georgia también habían sido griots, a su manera. Mis apuntes contenían la centenaria historia de nuestro africano, vendido al amo John Waller, que le había dado el nombre de "Toby". Durante su cuarta tentativa por escapar, cuando fue cercado y había herido con una piedra a uno de los dos cazadores profesionales de esclavos, le habían cortado parte del pie. El hermano del amo John, el doctor William Waller, le había salvado la vida; indignado por la mutilación, le había comprado a su hermano. Deseaba que hubiera algún documento de todo esto.
Fui a Richmond, Virginia. Leí montones de escrituras de venta, en microfilm, en el condado de Spotsylvania, Virginia, después de la llegada del Lord Ligonier, en septiembre de 1767. Al cabo de un tiempo encontré una escritura fechada el 5 de septiembre de 1768, en la que John Waller y su esposa Ann transferían a William Waller tierra y propiedades, incluyendo 240 acres de tierra arable. En la segunda página leí: "Y también un esclavo negro llamado Toby."
¡Dios mío!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Guillermo Herrera
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31 de octubre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta miniserie empieza donde acababa "Raíces", de manera que su argumento arranca tras el fin de la Guerra de Secesión, y llega hasta los años 60 del siglo XX, cuando el propio Alex Haley, interpretado -y muy bien, por cierto- por James Earl Jones, inicia su investigación histórica sobre los orígenes africanos de su familia, hasta remontarse a su antepasado africano, Kunta Kinte (LeVar Burton).

La búsqueda del pasado, el deseo de reconstruirlo, es un deseo por recuperar la identidad. Si sabes de dónde vienes, y quiénes eran tus antepasados, te será más fácil saber quién eres. La investigación genealógica emprendida por Haley es también una manera de reivindicar la dignidad y la grandeza de unos familiares que, por un pasado injusto, lleno de opresión y marginación, fueron desprovistos de su dignidad, y de sus derechos. Hacer memoria es recuperar esa dignidad y esos derechos. Frente a la brutal aculturación a la que fue sometido Kunta Kinte, Alex Haley, reconstruyendo la Historia con mayúsculas y la historia con minúsculas, o la intrahistoria, hace justicia. Si por algo me encanta esta serie es por la apología de la investigación histórica que elabora.

La continuidad y la relación con "Raíces" son absolutas, por lo que para mí se trata de la misma serie, con 26 episodios en total.

La colaboración de Marlon Brando, en el papel del líder del partido nazi estadounidense, es impagable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro Triguero_Lizana
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31 de diciembre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
262/30(27/12/16) Bajón con la continuación de la serie “Raíces”, la que fue un inesperado éxito de la cadena ABC. Dos años después de llegó esta secuela, la historia comienza donde finalizó la primigenia, en 1882, momento en el cual Tom Harvey, el bisnieto de Kunta Kinte se estableció como herrero en Henning (Tennessee), llegando a la década de 1960, cuando el propio Alex Haley ( James Earl Jones), inicia su investigación histórica sobre los orígenes africanos de su familia, hasta remontarse a su antepasado africano, Kunta Kinte (LeVar Burton), y de este modo cerrar el círculo genealógico, en un ejercicio por buscar la identidad y dignidad perdida con la esclavitud. La serie tiene entre sus atractivos la aparición de grandes actores clásicos, como Henry Fonda, Olivia de Havilland o Marlon Brando, así como reconocidos actores de color como James Earl Jones, Irene Cara, Ossie Davis o Pam Grier. En su debe está el gran recuerdo de la primer parte, donde la intensidad era enorme, donde los choques raciales eran fulgurantes, aquí todo resulta liviano, artificioso, como no queriendo hacer mucho ruido, siendo el núcleo los choques generacionales más que los xenófobos, repitiéndose varias veces como un mantra que el padre de esta cadena familiar está en contra de lo que la hija/o quiere hacer con su futuro, demasiados clichés rancios folletinescos, aminorando la carga del mensaje contra la intolerancia, pues esta, está presente, pero en mucha menor escala, presentándose el Ku Kux Klan casi como unos domingueros revoltosos, retorcido y que nos quieran hacer creer que en una comunidad racista del sur USA el KKK queme una casa de un judío y los negros vivan sin problemas (¿?), siendo esto un insulto para los negros que padecieron sus linchamientos, apenas hay que a un negro al que no le dejan votar que deriva en el linchamiento de otro, una revuelta de blancos contra los de color en una ciudad (que pobre de medios esta escena), y que a otro no le dejan dormir en un motel, esto salpicado por 10 horas y media queda muy difuso. Nada se habla de los movimientos por los derechos civiles liderados por Martin Luther King, de las manifestaciones, de las marchas contra la segregación, aminorando la dimensión que si tuvo “Raices”.

Es una serie que al contrario que “Raices” no ha envejecido bien, se nota acartonada, ajada, vetusta, enredándose en relaciones familiares de culebrón venezolano: Debería de retratar el final del SXIX y la mitad del XX en USA y esto queda en un esbozo, ejemplo es como transitan por la Segunda Guerra Mundial, el protagonista se alista en la marina antes del comienzo, dan la noticia del ataque a Pearl Harbor y a continuación vemos en un periódico el ataque nuclear a Hiroshima, demasiado esquemática. No hay activismo social, todo resulta más liviano, contemplativo. Adoleciendo de momentos de intensidad, de esos que si había en “Raíces”, aquí todo resulta más plano, solo salvable por la estelar aparición de un titánico Marlon Brando (ganó un Emy por solo una escena de unos pocos minutos) que en escasos minutos absorbe sobre sí el peso del film como el pérfido líder (real) de los nazis USA, George Lincoln Rockwell.

Se añade una pobreza de medios lastimera, denotándose el decorado de cartón por todos lados, esto se hace palpable y sangrante en lo que debería haber sido el clímax, con Alex Haley en el poblado de Gambia (África) de Kunta Kinte, rodada en plató, restando realismo y con ello dramatismo. Tampoco el trabajo de maquillaje resulta muy estimable.

En conjunto me ha resultado decepcionante, que no mala, se ve bien, pero no cala esta continuación salvable por ver a mitos del cine como Fonda, de Havilland o Brando, y por uno de los discursos enardecedores de Malcolm X (buen Al Freeman). Quedando escasa en lo que debería ser su crítica al racismo imperante en los Estados Unidos y más concretamente en los estados sudistas en este tiempo conflictivo de fuerte ideología de supremacía blanca. Fuerza y honor!!!

Comentario nada políticamente correcto en spoiler.
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TOM REGAN
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