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La piscina

Intriga. Drama Jean-Paul y Marianne disfrutan de unas tranquilas vacaciones en una villa cercana a St. Tropez. Todo marcha a la perfección hasta que Marianne invita a su ex amante Harry y a su hija Penélope, a pasar unos días en la casa. Pronto la tensión empezará a crecer entre los cuatro y, bajo una aparente cordialidad, se creará un clima de celos y sospechas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
16 de marzo de 2011
72 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Delon conoció a Schneider cuando andaba por los veintitrés, y ella por los veinte. Ahí comenzó un amor apasionado e imposible. Alain dio fin al romance con un ramo de rosas y unas palabras escritas en un papel. Apostaría que fue el acto del que más tuvo que arrepentirse. Todavía hoy, cuando el viejo actor rememora a la mujer de su vida, la mirada se le empaña sin disimulo aunque esté ante una cámara de televisión. Debió de quererla una barbaridad. Pero la dejó en la plenitud. La excusa que se puso a sí mismo fue que el intenso amor que se profesaban era incompatible con sus carreras en auge.
Imagino cómo lo lamentaría después, cuando ya era tarde. Cuando cada uno siguió derroteros diferentes y él recibió el golpe de la pronta muerte de ella.
En “La piscina”, su ruptura quedaba ya lejana. Él se había casado, tenía un hijo y se hallaba más o menos en el trámite del divorcio. Ella también estaba casada y era madre.
Parece como si los años de separación se hubieran esfumado como por encanto. La pareja destila tanta química que se tiene el pálpito de que seguían igual de enamorados. Como si el tiempo, el desengaño y todo lo que no fuera ellos dos se pudieran borrar. Volvieron a liberar su pasión siquiera en la ficción, aunque yo estoy convencida de que los besos, los abrazos y las sensuales caricias dictados por el guión se los prodigaron de verdad, con la tapadera de su profesionalidad, pero quizás fue una de las últimas ocasiones en que aprovecharon para tocarse, mirarse con fuego y amarse.
Los dos lucen pletóricos. En una treintena gloriosa, bronceados, con sus cuerpos esculpidos con un cincel muy cercano a la mayor armonía anatómica, sus iris claros destellando al azul de las aguas y bajo el dorado de los rayos del sol. Pura imagen del sensual hedonismo la que marca los compases de un drama cargado de electricidad.
La lentitud que se le achaca puede ser defecto para unos y virtud para otros. Yo me decanto por lo segundo, porque me permite recrearme en la placentera complicidad de la pareja, en el erotismo desbordado, en la pereza de un verano que promete un paraíso de ocio, en el juego de las miradas incendiadas, recelosas y finalmente lastradas. El relax del principio va dando paso a una tensión gradualmente cortante, desde que hace su aparición el otro par, la piedra que cae en la charca provocando olas en expansión.
Celos, morbo, despecho, deseos prohibidos y rencor que estallan en plena canícula, en la piscina, escenario de juegos, diversión y mucho más.
Agua de vida y agua de muerte. Tan invitadora, tan necesaria, tan peligrosa siempre.
Alain y Romy para el recuerdo.
Vivoleyendo
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30 de agosto de 2009
28 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero de los films realizados por Jacques Deray (1929-2003) en colaboración con el actor Alain Delon. El guión de Jean-Emmanuel Conil cuenta con diálogos de Jean-Claude Carrière y Jacques Deray. Se rueda en escenarios reales de la Casta Azul (Francia) y La Riviera (Italia). Producido por René Pignères y Gérard Beytout para Nouvelle Cinematographique (París) y Tritone (Roma), se estrena el 21-I-1969 (Francia).

La acción dramática tiene lugar en una mansión de lujo con jardín y piscina, situada cerca de Saint Tropez, a comienzos de las vacaciones de verano de 1969. Unos amigos de Marianne (Schneider), que se han ido de viaje a la India, le han dejado las llaves de la casa, donde se ha instalado para pasar unas tranquilas vacaciones con su pareja del momento, Jean-Paul (Delon). Pocos días después invita a pasar unos días con ellos a Harry (Ronet), un antiguo amigo, que se presenta acompañado de su hija adolescente, Penélope (Birkin). Marianne, periodista de éxito, de unos 29 años, es atractiva, sensual y practica el amor libre. Jean-Paul, de unos 33 años, trabaja en una empresa de publicidad. Harry, de algo más de 40 años, es alto ejecutivo de una sociedad discográfica. Los tres viven en París.

El film suma drama, crimen, thriller y policiaco. La casa que ocupan, pese a ser amplia y luminosa, constituye un espacio acotado y limitado en el que la convivencia de cuatro personas ociosas, da lugar a roces, fricciones, desavenencias, sospechas, celos y reacciones despechadas. Por lo demás, la vida focalizada en torno a la piscina, la relajación del baño en ella, los baños de sol, una comida rica en condimentos y otros factores, aportan el marco en el que se da en los personajes una fuerte pulsión del deseo. A la par, en unos casos emergen sentimientos ocultos de frustración y de insatisfacción; en otros afloran sentimientos no declarados de inseguridad y frustración; en determinadas circunstancias hacen su aparición en escena comportamientos violentos y agresivos; y a veces los sentimientos de soledad y fracaso o el simple aburrimiento se quieren aliviar mediante el consumo abusivo de alcohol. Las frustraciones e inseguridades de algunos se ven subrayadas y agravadas por las situaciones de éxito profesional, económico y sentimental de otros, con las que contrastan y con las que entran en conflictos de envidia, celos, resentimiento, etc.

Los protagonistas sobrellevan bajo apariencias educadas y exquisitas sus diferencias, sus sentimientos encontrados y sus conflictos. Esto no impide que anide en sus ánimos, en medida desigual y de forma diferente, un mundo tumultuoso de bajas pasiones (odios, afanes de venganza, egoísmos, intolerancias, violencia), que se ve fomentado por el sosiego del lugar y la serenidad de unos días de sol franco y cielos “que parecen blancos de tan azules que son”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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23 de septiembre de 2012
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para Marianne y Jean Paul, aún jóvenes y espléndidos, razonablemente acomodados, el verano transcurre cálido y placentero en una villa cercana a la Costa Azul; puntualmente asistidos por una sirvienta, alejados del mundanal ruido, los dos amantes se solazan en torno a la piscina, verdadero centro neurálgico de su vida diaria, absolutamente hedonista.

Sin embargo, esta tranquilidad va a verse pronto perturbada por la repentina llegada de un antiguo amigo común (y también antiguo amante de Marianne), acompañado por su hija, una tímida joven de 18 años. Así, lo que podía haber sido un agradable reencuentro pasa a ser pronto un inconveniente, pues las relaciones que se establecen entre los cuatro personajes están marcadas por sensaciones de incomodidad, envidia y sospecha, todas ellas explicitadas o sugeridas en torno a los constantes chapuzones en la piscina, que cesa así de ser un lugar plácido, convirtiéndose en un espacio angustioso, lleno de miradas indiscretas y malsanas. Además, todos estos sentimientos se mantienen larvados, atenuados por los convencionalismos burgueses que obligan a los personajes a mantener la cortesía y las apariencias, forzándose así un disimulo pernicioso, que actúa como la calma que precede a la tempestad.

Leo que hay quien siente algo premioso el comienzo del filme, así como la duración de algunos planos, y seguramente su apreciación es justa; no obstante, ese ritmo es el del verano que inunda la pantalla, un verano tórrido, de esos que acostumbran a la gente a levantarse tarde, moverse poco y bañarse mucho, razón por la cual la opción asumida por el director me parece acertada. Formalmente lo mejor son los sostenidos primeros planos, muy centrados en las miradas, que expresan todo aquello que un inteligente guión sólo se limita a sugerir (no era aconsejable demasiada franqueza en los diálogos, precisamente para reforzar la tendencia de los personajes a cubrir las apariencias).

Magníficamente interpretada por el cuarteto protagonista -del que yo destacaría a una soberbia Romy Schneider (felizmente alejada de roles babosos tipo "Sissi"), exquisitamente sensual y muy sólida en los primeros planos-, la coincidencia en la película de Delon y Ronet, la convierten en una peculiar continuación del "duelo" que ya mantuvieran en la espléndida "A pleno sol", de Clément. También en aquélla se desataban las envidias, los celos y el crimen en medio de un cálido verano, desarrollándose parte del drama en un espacio igualmente angustioso y cerrado (un barco).

En este caso, la piscina, donde el disimulo de las emociones ya se ha vuelto imposible, será también ese espacio dramático fundamental, y mirándola, Marianne y Jean Paul culminarán su relación, adoptando una actitud que acaso tiene tanto de hermoso como de terrible.
Quatermain80
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3 de febrero de 2009
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se presupone cierto olor a rancio: dos guapos (sin menospreciar su talento) en los inicios del cine erótico francés, un título y un diseño de carátula sugerentes...

No hay como crearse bajas expectativas: la cinta es un minucioso e interesante psicoanálisis del deseo, los celos y la amistad. A lo largo de sus casi dos horas, todo sucede en el momento justo. Por último, la fotografía transmite una magia y frescura que la hacen impermeable al paso del tiempo.

Acertadísimo dúo protagonista. Alain Delon y Romy Schneider desbordan complicidad y conocimiento mutuo. Tras un largo romance años atrás, los unía una amistad que conservaron hasta la trágica muerte de ella.

No deja indiferente.
Guille72
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4 de diciembre de 2020
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se me queda muy a mitad de camino este filme. Aunque se deja ver sin llegar al cabeceo, ello es más mérito del conjunto visual que de otra cosa. Las actuaciones no aportan nada especial, sugieren un despliegue más bien formal y rutinario de la pareja protagonista que supone conformar sin mucho más que su buen aspecto. Con un guión igualmente paupérrimo, de esta cinta bien podría decirse que "efectivamente, es sólo una cara bonita". Y aunque permite después de todo cierta reflexión en su resolución, hay un punto con el que la historia termina de hacer agua -al menos para mí-, hundiéndose finalmente en la piscina (lo comento en spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Danivtar
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