El gran duelo

Uno de esos westerns que aparentemente tienen poca enjundia pero que resultan atractivos para los cinéfilos empedernidos de buen cine es “El gran duelo”.

Si durante los primeros 45 minutos todo resulta demasiado convencional y previsible, muy al contrario ocurre en la siguiente media mitad donde nos encontraremos sorpresas de lo más variado e interesante.

Y es que es original el planteamiento de que dos veteranos pistoleros tengan que rivalizar en un duelo a muerte vendiendo entradas para poder seguir adelante a pesar de que en realidad ninguno lo desee. Pero es la sociedad la que mata y no tanto el que empuña un arma.

Muy logradas las escenas de la plaza de toros o esas campanadas del reloj a las cuatro de la tarde en homenaje a Leone.

Tanto Kirk Douglas como Johnny Cash –que va a más según avanzan los minutos- cumplen sobradamente, y destaco la breve aparición de Keith Carradine, que está perfecto de joven pistolero que intenta hacerse un nombre.

Y eso que a pesar de comenzar dentro del western-comedia, nos vamos paulatinamente acercando a ese final desolador –que sorprenderá-, que tanto gustan a su director Lamont Johnson, que queda perfecto, ya que para las concesiones ya tenemos a Walt Disney.

Lamentablemente la película está lastrada por una realización muy cercana a la televisiva, con excesiva estética setentera y con pocos medios económicos que impiden que hablemos de una buena película en su totalidad.

Hora y media que no desentonan cualquier domingo por la tarde.

Nota: 6,3.

El gran duelo es una de esas películas en las que nada de lo que ocurre te va a sorprender porque sabes perfectamente lo que ocurrirá, pero te quedas pegado a la pantalla hasta verla terminar.
Se trata de un duelo, un gran duelo, un duelo entre amigos.
Por un lado tenemos a Kirk Douglas en la piel de Will Tenneray, un pistolero que parece haber encontrado su sitio y formado una familia, pero que en el fondo se ha visto relegado a ser un adorno que admirar.
Por el otro tenemos a Johnny Cash como Abe Cross, y que supone el mayor descubrimiento de este film. El legendario hombre de negro deja una interpretación de gran altura y responde certeramente a Douglas en todo momento, creciéndose conforme avanza la trama.
La dirección de Lamont Johnson es sobria y precisa, pero sin excesos de ningún tipo.
En mitad de la película nos encontramos con la intervención de Keith Carradine, que de duelos sabe un rato, que aparece para aportar mas tensión, hasta que llega el fatal desenlace.

No está mal, es un wester desconocido por la mayoría, pero Kirk hace uno de esos papeles de pillo, que se le dan muy bien. Y Cash, no desentona en su papel. Se nota que no pusieron muchos medios, a la hora de rodarla, pero no desmerece. Recomendada para seguidores de los dos actores.

Antes que Kenny Rogers triunfura con la música country, Johnny Cash era ya el número uno pero de largo. Y aquí se marca la canción de entrada, a caballo, despertando la atención, y luego actúa de negro, como solía vestir, y gesto amargado durante todo el film.
Cuando la cascabel muerde la pata del caballo se produce un error de bulto tremendo, porque nos dan a entender que el pistolero para sangrar al animal lo duerme dándole un culatazo con el revólver en la cabeza.
La acción está muy bien dosificada, los dos pistoleros son convincentes con su pasado a cuestas y el lugar de los hechos, un pueblo fronterizo, marca fronteras, como si atravesarlas de un lado a otro fuera ir del bien al mal. Del Oeste americano a los toros, de los vaqueros a los toreros, todo se mezcla, como si en la época no estuviera nada claro; y lo que menos el futuro de los pistoleros.
Y la propuesta argumental nos lleva irremediablemente a Gran Hermano, como si los concursantes, ambos pistoleros, hubieran tomado el mando del programa y dijeran: menos rollos, uno de los dos gana, victoria total pero sin influencia del público. El público que pague y adiós muy buenas. Y el que pierda que muera, no vaya a ser que empiece a ir por las televisiones y se forre.
Eso es determinación, sí señor. Sin memeces.
Para reflexionar.

Con su gran hacer de maestro, Kirk Douglas protagoniza este western poco conocido y un tanto atípico pero que resulta más que interesante, y co-protagonizada por el gran cantante de música Country Johnny Cash, fallecido en el año 2003, y que solo interpretó dos películas, cuya biografía se narra en el film del año 2005, titulado en España, "Contra las cuerdas", interpretada por Joaquin Phoenix.
El amplio reparto cumple adecuadamente, entre los que figura el hijo menor de Kirk Douglas, Eric, interpretando el papel de hijo suyo, y que falleció por sobredosis en el año 2004, haciendo de este film un Western digno, aunque sorprende bastante presenciar una corrida de toros dentro del argumento del film, y un final casi similar al mismo espectáculo tan español y que es criticado en una frase del film por el mismo Kirk Douglas.
También figura en el reparto Raf Vallone, ya entrado en años, en un papel más secundario, pero correcto.
Con respecto a la fotografía existe un exceso en la utilización del zoom que no aporta nada a la brillantez de la película filmada en formato 4/3, cuando los formatos utilizados ya desde hace bastantes años, cuando se rodó esta producción, eran los panorámicos de varios tipos.
Muy recomendable para los amantes del western y del público en general.