Haz click aquí para copiar la URL

¡Vivan los novios!

Comedia Leo Pozas, natural de Burgos y alto empleado de banca, llega a un pueblo de la Costa de Barcelona, acompañado de su madre, para casarse con Loli. Inesperadamente, la madre de Leo pasa a mejor vida. Esto puede significar la suspensión de la boda, un año de luto y, a lo mejor, otro de alivio, de manera que Leo y Loli ocultan el cadáver de la anciana hasta después de los esponsales. (FIMAFFINITY)
1 2 3 4 >>
Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
28 de agosto de 2009
35 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
1970. Un lugar en la Costa Brava. La España del boom turístico. La fisonomía ha cambiado pero el esqueleto es idéntico. Antes que nada "Vivan los novios" nos trae ante los ojos la imagen de nuestra España, la misma que ha sido protagonista de todas las obras de su autor. Ahora le han lavado la cara, pero el escenario es parecido: a la radio y los concursos de "Esa pareja feliz", a los sueños de riqueza y fe en los reyes magos de "Bienvenido Mr. Marshall", a los milagros de "Los jueves milagro", a la falsa caridad de "Plácido", a la búsqueda de piso de "El verdugo", a la miseria de "El organista", vienen ahora los turistas para servir de contraste con los mismos seres raquíticos, tarados por toda clase de frustraciones, tabúes, temores y creencias ancestrales que evidencian su pobreza moral y material.

Desmitificación completa de la España del desarrollo, esta película se nos presenta como la última aportación de Berlanga a su brillante estudio sobre nuestra situación de posguerra. El personaje de López Vázquez, que como siempre hace una excelente creación, encarna en sí mismo todas las contradicciones de un pueblo que no había accedido a la madurez.

La mirada del autor oscila entre la comprensión sentimental hacia lo que vive entre nosotros y la más cruel sátira de una conducta que no aporta nada positivo salvo la custodia de los valores eternos que las derechas inventaron para apartarnos del festín.

Berlanga narró esta tragedia de nuestra existencia con su pericia conocida. Pruebas de su intuición son los múltiples detalles que jalonan cada una de las escenas . La inventiva es constante. La cámara siempre aporta nuevos hallazgos a lo que ya era brillante en el excelente guíon. Como prueba de ello la secuencia final con la panorámica que recoge el ángel negro paseando entre los cuerpos semidesnudos, el zoom que nos presenta el cortejo funerario, los recuerdos del protagonista y su última, desesperada e inútil huida hacia la libertad para terminar devorado por la araña negra.

Para quienes vean la película ahora hay que recordarles que la implacable censura abortó muchas de las situaciones previstas, algunas aparecen solo esbozadas. "Vivan los novios" fue menospreciada en su tiempo y sigue padeciendo incomprensión crítica para sus muchos méritos.
drelles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
18 de septiembre de 2009
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Vivan los novios! fue rodada en 1970 en una zona costera española y en ella José Luis López Vázquez interpreta un arquetipo clásico del franquismo: El caballero entrado en años, con una prometida no demasiado exuberante (valga el eufemismo) y mojigata, y un montón de responsabilidades plomizas y aparatosas, que se ve enfrentado a las nuevas costumbres lúdicas de la juventud, con atención especial para las turistas extranjeras y su desinhibición en todos los aspectos. En ese sentido, las imágenes del film pueden remitirnos a cualquier producción nacional del pre-destape, con guiris enseñando caderas, escotes y pantorrillas al siempre necesitado macho ibérico fruto del sistema de valores (cuyo lema era la consabida “decencia”) de la dictadura. Sin embargo, el film de Berlanga va más allá incluso de su habitual narración de la crónica de un fracaso, en este caso los infructuosos intentos del protagonista por trajinarse a una de estas tentaciones en bikini, y termina hablando de la impotencia ante la imposibilidad de escapar de nuestra casilla social (marcada de modo notable por la edad y el aspecto físico), de esquivar las trampas comunitarias que nos impiden llevar a término nuestros más íntimos deseos y entregarnos a la melancolía que caracteriza a los sueños de la adolescencia, un asunto ya tratado directamente por el director en Novio a la vista (1954).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
astimegoesby
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
19 de julio de 2013
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivan los novios es una excelente muestra de la impotencia y del pesimismo que a veces se ceba en el ser humano. La película no es una crítica social del momento ni tiene nada que ver.

Ese es el pensamiento típico de la gente mezquina y que no tiene ni puta idea. ¿Nadie sabe qué tiempos se vivían en USA entonces? ¿Nadie sabe que lo que se cuenta en Papillon es cierto? ¿Nadie sabe del puritanismo igual de hipócrita que existía en cualquier otro país europeo? Es una falta de respeto al propio Luis García Berlanga pensar por nuestra cuenta lo que simplemente quiere contar él en sus películas, esas que nos sobrevivirán porque eso es en realidad lo que piensa cualquier autor que se precie cuando crea una obra. Lo demás es el resentimiento propio de analistas baratos. Existe una gran preocupación, no sé por qué, de justificarse políticamente cuando hablamos de nuestro cine de aquellos años, tal vez con la ilusión de quedar como verdaderos tipos entendidos e importantes. A mí, como me da igual lo que se piense de mi, pues no tengo por qué pasar por excelente persona.

En Vivan los novios vemos personajes totalmente integrados en la sociedad de aquellos tiempos, satisfechos con sus negocios y profesiones. Vemos un turismo ya consolidado. Una novia diligente prototipo de esa mujer marimandona y eficaz, incluyendo al hermano, perspicaz negociante y a otro amnésico no sabemos muy bien si por propio interés o por desgracia.

Y así llegamos a Leo. Parece un tío feliz con su traje negro y acompañado de su madre, pero cuando ella muere y le dicen que hay que esconderla porque la boda es lo primero empieza a experimentar las fatídicas consecuencias de la tela de araña que la sociedad ha tejido con sus costumbres y sus diretes.

Entonces intenta rebelarse, intenta comprender, intenta hasta conseguir lo que le está negado. Una chica que le gusta de verdad… Se rebela, no entiende por qué esa chica extranjera no puede quererlo. Y es que no se puede escapar de esa tela de araña que se crean en todas las sociedades y es por eso la imagen de la araña avanzando por la carretera, la araña que se forma de la propia sociedad, está claro, y me parece que esa araña cada vez será más grande con tanto listo como hay y tanto borrego acomodándose siempre a las ideas de los que pasan por ser muy buenas personas.
floïd blue
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8 de diciembre de 2010
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Costa Brava. Años 70.
Leo se va a casar con su novia Loli que regenta varios locales en un pueblo enfocado al turismo. Acude con su madre, de edad avanzada, que tiene terror a bajar escaleras y
monta el show si es necesario. La película es una excusa para mostrarnos la liberación sexual de la época. Hay muchas chicas guapas suecas (o vaya Ud. a saber de dónde) y mucho españolito feo detrás de ellas (Landismo total).

La linealidad del argumento en la primera parte de la película es un lastre que casi me lleva a dejar de verla. Una se cansa de ver a López Vázquez y compañía babeando detrás de las chicas guapas. Afortunadamente, la trama da un giro surrealista donde el pobre Leo sufre mientras Loli y su familia toman decisiones en su nombre para conseguir que la boda no se cancele. La interpretación de López Vázquez es perfecta y le acompaña una Laly Soldevilla en su salsa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nessy
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
23 de agosto de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
278/38(22/08/20) Infravalorada comedia negra dirigida por el maestro Luis García Berlanga en comunión con el más grande guionista español Rafael Azcona (entre ambos guionizan), no es de las mejores del realizador valenciano (tiene en su haber “Bienvenido Mr. Marshall!”, “Plácido”, “El verdugo” o “La vaquilla”), pero es una mordaz crítica la sociedad patria del tardo franquismo, sangrante parodia del sub-género del ‘landismo’ (que poco me gusta este apelativo), se radiografiaba a un ‘típico’ español metido en líos de faldas o bikinis, con mucho destape soft. Para ello Berlanga en la primer mitad tiene a su protagonista en vísperas de su boda en un pueblo costero y muy turístico mediterráneo (nunca se dice, pero es Sitges) corriendo detrás de las simpáticas ‘guiris’ (alemanas, inglesas, irlandesas,...), todas guapísimas y en paños cortos, para en su segunda mitad dar un viraje oscuro que me recuerda en cierta medida a “El verdugo” (salvando muy mucho las distancias), donde un tipo es empujado en contra de su voluntad por la sociedad (esto representado de modo cuasi-surrealista en el plano final de decenas de personas formando una araña) y el costumbrismo a aquello que él no desea. Pues la charla aleccionadora de su futuro cuñado de porque debe casarse a pesar de las luctuosas circunstancias me recuerdan a las del alcaide de la prisión de Mallorca para que José Luis (Manfredi) de garrote vil al condenado.

Se trata de Leo (José Luis López Vázquez) que viaja a un pueblo mediterráneo, Sitges, con su anciana mamá (Xavier Vive) para casarse con su novia Loli (Laly Soldevilla). Allí, Leo conoce a sus dos hermanos, el pícaro Pepito (José María Prada) y el amnésico Carlos (Manuel Alexandre).

Berlanga no deja títere con cabeza en su acidez contra una sociedad mojigata, dejando un substrato misógino, arremetiendo contra las alienantes relaciones materno-filiales, contra el matrimonio, contra la Iglesia (maravilloso Luis Ciges como párroco), contra la represión sexual (me llama la atención que en pleno franquismo se permitiera un beso entre lesbianas, que unas mujeres tengan a un tipo mayor acostado dándole el chupete, y una escena de ‘seducción’ entre hombres, y uno de ellos negro!), contra un turismo de desinhibición sexual que nos adelantaba por derecha e izquierda en esas ansias de entrar en Europa, en el anhelo de ser modernos, cuando en realidad solo éramos unos paletos, desmitificando con ello la España vanguardista que vendían entonces. Ya sé que no es un film redondo, tiene altibajos, posee pasadas de rosca, cae en algún momento rancio, pero siempre entretiene, siempre te saca una sonrisa o una mueca de agrado turbador, con algún momento sonrojante de humor casposo (lo de Leo con el travesti negro resulta de brocha gorda).

Y todo ello con un elenco en estado de gracia, empezando por un sublime José Luis López Vázquez encarnando al ‘tipical spanihs man’ de mediana edad, reprimido sexual, anclado en la España profunda que encuentra la luz en el Sol costero del mediterráneo, pero al intentar rozarlo se quema, sensacional su naturalidad; Laly Soldevilla maravillosa como la marujona fría deseosa de casarse; José María Prada excelente como el cuñado que se las sabe todas; Teresa Gisbert espléndida como la madre castradora; Manuel Alexandre delirante como él cuñado amnésico; Luis Ciges arrollador como el cura; y Romy encantadora como la pintora callejera Romy.

Adornando el argumento con diálogos ingeniosos, recargados de sarcasmo, cinismo, donde queda presente el patetismo de sus protagonistas, su mezquindad, su podredumbre moral. Sabiendo crear personajes cercanos y creíbles en sus miserias, donde ágilmente nos incrustan en una comedia bufa de cuasi-destape frente a los cañís hombres españoles que se creían exponentes del macho-ibérico, para luego virar con inteligencia al humor lúgubre, como si los pecados de Leo tuvieran castigo, en lo que puede verse como un mensaje retrógrado de moral cristiana, pero en realidad, esto solo sirve para mostrar más acentuado el patetismo de unos seres egoístas. Donde Leo encuentra su amor platónico en una hermosa joven extrajera, a la que intenta enamorar, pero las barreras de comunicación son insalvables en clara miscelánea con los muros culturales entre uno y otro. Para adentrarnos en una mezcla extraña de felicidad impostada de la boda frente a un funeral. Un desarrollo trepidante, donde los apenas 80 minutos de duración pasan en una exhalación, dejando como es seña en el mejor Berlanga, un poso de amargura melancólica epidérmico, atomizado por un final trémulo.

La cinematografía de Aurelio G. Larraya (“El bosque del lobo”) resulta primorosa en su luminosidad, en captar el sol mediterráneo en fusión con los edificios de blanco encalado, emitiendo un aura de felicidad falsaria, con el añadido de tomas generales que captan el bullicio en contraposición a la tristeza, siendo lo más grande en este sentido su rush final, sumándose los clásicos travellings de reconocimiento del gusto berlanguiano.

Encuentro entre sus defectos que hay una elipsis no sé si fruto de ahorrar dinero, o se rodó y se eliminó por gusto del realizador o de la censura imperante, me refiero al clásico convite post-boda, aquí eliminado al 100%. El caso es que esto habría dado mucho juego.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here

    Últimas películas visitadas
    Julia
    2008
    Érick Zonca
    6,4
    (1.133)
    ¿Dónde estará mi niño?
    1981
    Luis María Delgado
    3,4
    (532)
    arrow