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Llenar el vacío

Drama Shira es la hija más joven de una familia judía ortodoxa de Tel Aviv. Prometida con un joven de su misma edad, se siente preparada e impaciente. Sin embargo, la muerte de su hermana mayor al dar a luz a su primer hijo, trastoca por completo su futuro: Shira se verá obligada a elegir entre los deseos de su corazón y el deber familiar. (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
23 de julio de 2014
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La única forma que se me ocurre de abordar Llenar el vacío desde una perspectiva interesante es entender dicha película como un producto sujeto a crear debate: una discusión concerniente a la oposición entre dos conceptos a menudo enfrentados. Hablo de la abstinencia a realizar juicios morales en nombre del respeto hacia una cultura ajena frente a la prevalecencia de ciertos “valores universales” ante determinadas costumbres en cierto modo polémicas. En el caso presente nos encontramos ante aspectos como los matrimonios concertados y la honorabilidad del individuo como consecuencia del acatamiento de unas normas preestablecidas. Está, por ejemplo, el hecho de que el matrimonio de Shiba se convierta en un tema de discusión acerca del cual toda la familia parece tener algo que decir. ¿Es este el caso de una descarada violación de privacidad o sencillamente es una forma distinta de entender las reglas sociales? En esta discusión entrarían en juego debates acerca de la conformidad hacia este hecho por parte de la persona afectada (es decir, Shiba) y, en caso afirmativo, seguramente aparecerían nuevos interrogantes acerca de sus motivos: ¿se trata de una conformidad sincera o únicamente de la aceptación de un rol motivada por la presión de una costumbre soportada por una tradición injusta?

Probablemente no diga nada nuevo al afirmar que se trata de un debate entre dos bandos difícilmente conciliables. Para bien o para mal, todavía no existe ninguna fórmula universal capaz de fijar cual es el punto exacto en qué una tradición se convierte en maltrato o en qué momento una costumbre pasa a ser una imposición injusta. Tal vez algunos apelarían al tiempo, a una (supuesta) evolución del pensamiento e ideales que tarde o temprano colocará en el la posición debida a cada una de las culturas (en el aire queda cual es esta, así como también la posibilidad de que algunas sociedades hayan logrado ya este hito). Ante dicho debate y centrando ahora toda la atención en la película que nos ocupa, un servidor opta por un tercer posicionamiento: más allá de la posible legitimidad de las acciones que contemplamos en este relato, más allá incluso de la posibilidad de que dichos acontecimientos respondan a una jerarquía social injusta, nada de lo que se nos cuenta en Llenar el vacíodespierta en mí el más mínimo interés. Entiéndase que no me refiero a la cultura en sí ni tampoco al tipo de vivencia del colectivo social al que la película remite, sino que me refiero exclusivamente al insustancial culebrón televisivo que es la opera prima de la directora judía ortodoxa Rama Burshtein.

Por una parte, el posicionamiento de la narradora enfrente a los hechos que esta nos muestra resulta tan poco comprometido que toda posibilidad de debate queda completamente anulada. Por otra, tanto la estructura del relato como su ejecución formal son tan insustanciales que lo único que nos queda es una película de enredos propios del más convencional culebrón televisivo, solo que ahora trasladados a una cultura algo desconocida por el sector occidental. Es decir, Llenar el vacío no funciona ni como ejercicio reflexivo sobre la moralidad de las costumbres de un colectivo social ni como exposición objetiva de una serie de acontecimientos destinados a despertar nuestro interés (entendiendo esto último como lo mínimo que se espera de cualquier producto cinematográfico). Es por ello que un servidor opta por entender esta película como un periscopio a través del cual podemos observar una cultura que nos es ajena, lo que convierte a Llenar el vacío en un objeto únicamente interesante para aquellos que desconozcan el estilo de vida de determinado sector social. Más allá de este hecho, no encuentro motivo alguno para reivindicar cualidad alguna de este producto, pues su valor artístico me parece absolutamente inexistente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Martí
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5 de agosto de 2014
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ritos y ceremonias. La boda.
Una boda judía como centro del mundo. Los sutiles y complejos equilibrios que provoca su realización. El abigarrado entramado, el juego de intereses y sentimientos, de pasión y necesidad.
Bodas concertadas, pero la película va mucho más allá del tópico; aquí no hay ni rigidez sórdida ni intolerancia fanática, se trata más bien de una ambigua negociación colectiva en la que están implicadas todas las partes y en la que todos tienen voz y voto. Nada está decidido ni prescrito, todo está expuesto a cambio y trueque.
Es como un puzle gigantesco en el que hay que encajar las piezas, de ello depende la alegría y la paz de la familia. En su lado más feliz es la celebración de la vida, la esperanza en el futuro; su contrario sería verlo como un gran mercado, una compra venta despiadada en la que se tratan/valoran las piezas (humanas) en función solo de su juventud, belleza y poder; un gran negocio en el que priman más los manejos y los sacrificios que el libre juego del amor.
La película es riquísima y abierta, profundiza y juega. Hasta hay humor soterrado, cierto recochineo con los asfixiantes dimes y diretes, con los constantes tejemanejes.
Mimo y atención al detalle, sencillez y hondura; quizás decae a la mitad, coquetea con el vodevil, con la comedia involuntaria, se estira demasiado el sí-no-sí de los "enamorados", se produce demasiada contradicción (casi nos perdemos en el jeroglífico, en el juego de nombres, en el cambio de cromos: Shira-Frida, Yohai-Esther, Padre-Madre-Tía-Hermana, Rabino... Bélgica) y, por momentos, roza la tomadura de pelo, pero no, falsa alarma, se encauza con cordura y criterio en el brillante tramo final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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25 de abril de 2014
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una maravillosa, exquisita, delicada exhibición de la cultura y fe judías, sus costumbres, forma de vida, maneras de proceder que conforman un mundo ajeno y diferente -también interesante y atractivo- para quienes no conozcan nada de su procedencia e historia, de su día a día; sentimientos y emociones a raudales expresados con refinada prudencia y excelente serenidad, amarga y desesperada lentitud en el no-hablar, belleza y sacrificado recogimiento en los movimientos, en la alegría manifestada de unas formas que ocultan y contienen un angustioso dolor, negociaciones contractuales para mantener un preparado equilibrio social que no rompa la armonía impuesta, responsabilidad de pertenecer a una comunidad con tristes y pésimas consecuencias, agónico sacrificio personal por un egoísta deseo familiar, frustradas ilusiones sin consuelo ni cobijo..., ese es su gran fascinación y curiosidad, una impactante y distinta manera de actuar que cautiva y sorprende por su enorme riqueza y por sus grandes carencias, por la confluencia explosiva de multitud de circunstancias y emociones que inundan tu alma serena y colapsan tu impactado corazón. Fotografía, vestuario, interpretación, diálogos, guión, contexto, dirección..., un elegante y distinguido documental que narra la vida de un pueblo para quienes sus costumbres y legado supone su exigua y eterna supervivencia. Película para observar en su delicadeza, ver en su profundidad, sorprender en su placentera ternura, oír en su perpetuo silencio y apreciar en su justa medida; envolverse de su aroma, dejarse seducir por la esencia de sus emociones, fuertes e intensos sentimientos encontrados que no parecen tener respuesta, despertar forzoso y dramático de una inocente niñez para acoger la llegada de una inquietante madurez; tensa espera ante el tribunal que ha de dictar sentencia, marcada sensibilidad a flor de piel para ser vivida y sentida con coraje e intensidad. Relato de afectos, pasiones e inquietudes en su grandeza y miseria, plena subjetividad personal expresados con un arte fino y delicado cual valiosa obra de arte, pieza exclusiva que aumenta su cotización conforme su hermosa presencia cala en tu recóndito interior; la intensidad y poderío de ese seguro marcaje dependerá de la predisposición que presente tu alma hambrienta, apetencia exclusiva de saborear, escuchar, mirar, tocar, palpar y callar ante el esplendor de lo narrado. Esa respuesta la conoce cada uno según su sensibilidad despierta y la pureza de su espíritu devorador; ansiedad que se nutre de sí misma. Afinidad no garantizada para todo el público.

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
lourdes lulu lou
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29 de julio de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
''Si ha solicitado usted una entrevista con la directora Rama Burshtein, antes debe saber que cuanto menos contacto visual haya entre ella y usted, mejor... Por no hablar del físico. Si es usted hombre, éste queda terminantemente prohibido. ¿Entendido? Si ha leído y acepta, adelante con las preguntas.'' Ya hay instrucciones de uso para todo. Contextualizando la escena, nos encontrábamos algunos periodistas en la entrada del Instituto Francés de Barcelona, donde iba a celebrarse el pase de prensa de 'Llenar el vacío' (por aquel entonces, todavía 'Fill the Void'). De modo bastante excepcional, la distribuidora con los derechos de dicho filme había conseguido arrastrar hasta la ciudad condal a la estrella principal del show para las rondas privadas de preguntas que hicieran falta. La mayoría de nosotros, como teníamos la agenda a tope de compromisos (o eso decíamos) rehusamos muy amablemente la oferta. Otros somos directamente unos cobardes, y aquello del encuentro a solas con tantas directivas en mente nos agobió sobremanera.

''¡Qué lío, qué lío!'' ó ''¡Yo no quiero problemas!'', se oía por aquellos pasillos, además de algún que otro comentario altamente ofensivo que ahora mismo no interesa reproducir. Quedémonos con la idea de que tanta reticencia y violencia verbal estaba causada por los -imprevisibles- viajes en el tiempo. Lo decía el abuelo Simpson y, como de costumbre, ni Cristo le hacía caso: ''Estos experimentos son peligrosos, ¡las consecuencias pueden ser funestas!'' Quizás no tanto, pero sí es totalmente cierto que cuando costumbres que parecen directamente surgidas de las etapas más oscuras de la historia de la humanidad penetran (por delante y por detrás) en lo más hondo del espíritu de la modernidad, suele haber heridos. ¿Se acuerdan de ''Los visitantes''? Pues lo mismo, pero incluso con menos gracia. Imagínense. Nuestro querido siglo XXI, el de las redes sociales y la marihuana un-pelín-más-legalizada, se dio una santa nata contra las estancadísimas aguas de las liturgias religiosas más increíblemente longevas.

Porque resulta que mientras la ONU se dedica a poner escuelas justo en medio de la zona donde se desarrollan las maniobras de legítima defensa por parte del estado de Israel (hay que ser cabrón, Ban Ki-moon...), hay invasores que no temen a misil alguno y que se encierran en su propia comunidad, en pos de la consagración de unos valores y ritos que sobreviven al paso del tiempo cual zombie hambriento. Con el olor a podredumbre encima, y siempre ansioso por hincarle el diente a una nueva víctima. Y éste es precisamente el problema. El nuestro, el suyo; el de la película. Hay temas que, por muy desvinculados que estén del resto del mundo, no pueden alienarse de las implicaciones que tienen en el mundo. Volvemos al abuelo: ''¡Las consecuencias pueden ser funestas!'' Terminada la proyección, por cierto, el blasfemo del principio siguió a lo suyo, pero aún más enrabietado por lo que acababa de ver. Entre las venerables paredes de las instituciones francesas no debía palparse tanta cólera desde el terror impuesto por Robespierre y compañía. Qué tiempos aquellos...

Y qué tiempos aquellos en los que la voluntad de la mujer quedaba completamente anulada por los caprichos de vaya usté-a-saber-qué sagradas escrituras. ¿Alguien dijo año 2014 de Nuestro Señor? 'Llenar el vacío' nos sumerge en el corazón de esa burbuja atemporal de la ortodoxia judía. En el Tel Aviv actual (de verdad de la buena) una chica debe elegir entre los impulsos del corazón y los firmes deberes familiares, dos frentes en claro conflicto tras la muerte de su hermana, desgraciado imprevisto que rompe por completo la aritmética de lazos matrimoniales / sanguíneos que durante tantos años habían ido puliendo sus ancestros. Más allá del interés u odio (más en estos momentos) que pueda llegar a despertar el objeto de estudio, hay que reconocer el buen ojo de Burshtein, que desnuda el hermetismo de un mundo ajeno a lo exterior. "Y qué? ¿¡Y a mí qué!?", escupió el heredero natural del cargo de presidente del Comité de Salvación Pública. Y razón no le faltaba, lo cual no quita que el don de la observación mostrado, a la vez que la capacidad para encontrar un calor humano (imprescindible para ello el excelente trabajo del elenco actoral) que parece (porque de hecho lo está) vetado, sea sencillamente impecable, lográndose así algo cercano al milagro cuántico: En hora y media de metraje, siglos de drama mundano-espiritual condensados hasta crear algo harmonioso; inquietantemente bello.
reporter
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29 de mayo de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me remito a que mi idea de cine se basa en un producto entretenido, el objetivo que no pierdas ojo de la película. Acababa de ver "Cautivos del mal", que me dejó gran sabor de boca. Me dispuse a ver algo más moderno. Y claro, las comparaciones son odiosas. No sé qué se pretende con este tipo de películas, aburridas fundamentalmente, con un guión tan simple que bien pudiera trasladarse a mi pueblo, con el mismo tema incluso, ¿Y? Nada nuevo. No hay nada que pueda extraer positivo de este film, los gorros que llevan los jasídicos que me da tienen que tener un sentido del equilibrio extremo, y sus dos tirabuzones tan ridículos. Lo siento, es lo que pienso, más allá de otras consideraciones, película mortanmente aburrida sin chicha ni limoná
rubicónbar
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