Haz click aquí para copiar la URL

A la vuelta de la esquina

Drama. Romance Christian es nuevo en el supermercado. Se adentra en este universo desconocido con la ayuda de su compañero Bruno, que le enseña todos los trucos de la profesión y se convierte en su amigo. En poco tiempo se enamora de Marion, que trabaja en el departamento de dulces y siempre bromea con él. Pero Marion está casada, aunque no es feliz en su matrimonio. (FILMAFFINITY)
1 2 3 4 >>
Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
6 de noviembre de 2018
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién ha dicho que en un almacén de mayoristas, hangar de convivencia de transpaletas, latas de tomate, bobinas de plástico, packs de jabones o saquitos de caramelos, no hay lugar para la poesía? Eso sí, poesía sin rima. áspera en ocasiones, sin aromas ni adjetivos; posada en un estante cerca de las cajas de ron o las garrafas de suavizante.

He conocido un centro de trabajo en el que muchos días los obreros no tienen prisa por acabar su turno. Fuera, dicen, hace más frío y se respira peor; aquí las cervezas y los cigarros, entre palés y envases vacíos saben mejor y la música que pincha el encargado es abrazadora. Cierto es que ríen poco, que callan más que hablan, que aprecian un café despreciable. Pero algo invisible y cálido transita los pasillos, en donde el novato Christian, el experimentado Bruno y la juguetona Marion, se mueven como en líquido amniótico.
Lástima que la vida continúe ahí fuera.

¿Quién ha dicho que un hipermercado de estanterías metálicas y carretillas elevadoras es un lugar gélido y sin ángel?, el calor irradia de los seres humanos y la imaginación suple las pequeñas carencias; ¡si hasta el mar viene de visita!

Sólo algún nostálgico, entornando los ojos, echa de menos aquellos años de vuelo libre, aquellas carreteras sin límite; mientras, recoge ordenaditas las cintas de polipropileno que siempre pueden tener un segundo uso.
Sinhué
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
27 de octubre de 2018
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película sencilla, de ritmo tranquilo, que te va adentrando en el submundo de los personajes que trabajan en un supermercado (la mayoría camioneros de la antigua Alemania oriental, reciclados con la reunificación como carretilleros).
Refleja fielmente, como en el trabajo hay una fuerte amistad y fuera todo parece miseria y soledad.
Cobra vital importancia la cuidada composición musical de cada escena.
Está inspirada en el relato de Clemens Meyer.
Para el director “el supermercado es como un ovni, una habitación en el que permanecen unidos, con amistad, calidez y un lenguaje propio. Esto es algo que no funciona fuera, allí donde se sienten desconectados, sin sentido de pertenencia”.
floro
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
12 de abril de 2019
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director alemán Thomas Stuber es el responsable de esta interesante película que se presentó en el festival de Berlín 2018, siendo premiado por partida doble. En Valladolid formó parte de la sección oficial y fue premiada con la Espiga de plata y el premio Sociograph, y en los premios Lola ( los Goya alemanes ) el galardonado fue el actor protagonista, Franz Rogowski. La película mezcla bastante bien diferentes géneros, desde el drama personal, hasta la comedia y sobre todo el romance, y tiene su escenario un gran Supermercado en donde trabajan Christian, Marion y Bruno, junto a otros personajes más secundarios, y que va poco a poco dando a conocer su vida personal, tanto del pasado como del presente, mientras el protagonista va evolucionando en la empresa, ya que la historia comienza con el primer día de trabajo de Christian en ese comercio situado a las afueras de la ciudad, y comunicada por un autobús que coge todos los días ese joven con ganas de empezar una nueva vida y olvidarse de su pasado lleno de sombras.

El propio director junto al escritor Clemens Meyer son los responsables del guion, y precisamente el texto de la película está basado en un relato corto de 25 páginas del libro "Las noches, las luces" del propio Clemens Meyer, en concreto el titulado "In den Gängen", y que da título a la película. No es fácil la labor de adaptar un texto corto en un proyecto cinematográfico de más de dos horas de duración, y el resultado es bastante positivo, ya que el guion está muy bien trabajado, pese a que no hay muchos diálogos ( sobre todo en el tercio inicial ), y logra transmitir lo fundamental de cada uno de los personajes para así poder entender sus reacciones en la parte final.
La película va de menos a más y termina bastante bien , logrando emocionarme en un par de situaciones, y aunque el tono es aparentemente frío logra transmitir emociones gracias, tanto al guion, como a la dirección de Stuber, que ha sabido sacar el máximo partido a los 3 personajes protagonistas y a sus interpretaciones. En esta ocasión el trabajo del director no es sencillo, ya que sabe situar la cámara bien en el rostro de los personajes o en plano más amplio, y juega bastante bien con la luz y sobre todo con la oscuridad teniendo en cuenta que bastantes escenas se desarrollan por la noche.
Frank Rogowski al que vi por primera vez en "Victoria ( 2015 )", como uno de los jóvenes que acompañan al personaje interpretado por la española Laia Costa en una noche en Berlín, y que siempre parece tener de inexpresividad, pero que funciona bastante bien encajando con casi todos los personajes, como sucede en este caso con el de Christian, y en ese aspecto me recuerda bastante a Ryan Gosling, ya que ambos son ideales para papeles como el de protagonista de esta película, que parece callado e inexpresivo, y que en la parte final va cogiendo confianza, llegando a sonreír e incluso mostrando un dolor interiorizado.

El personaje femenino es el de Marion, una mujer que trabaja en la sección de dulces y de la que se enamora el protagonista. Sandra Hüller, conocida por su papel de Ines Conradi en "Toni Erdmann ( 2016 )", por la que ganó muchos premios, entre ellos el EFA, en este caso tiene una participación más secundaria, ya que no aparece hasta la media hora de película, pero su importancia es fundamental en el desarrollo de la trama, y desprende alegría, sinceridad y mucha ironía que contrasta con la seriedad del novato en el Supermercado. Las conversaciones entre los dos, y también los gestos y las miradas, son interesantes, y nos van dando pistas sobre su pasado, y lo que puede suceder en el futuro. Los dos intérpretes lo hacen bien, y me parece un acierto su elección para los papeles de Christian y Marion.
El tercer personaje importante es el de Bruno, el jefe de la sección de bebidas, en la que entra a trabajar el protagonista, y que será la persona que le enseñará todo lo que tiene que hacer, le dará consejos laborales y también personales sobre los pasos a dar en su intento de conquistar a Marion. El veterano y poco conocido en nuestro país Peter Kurth está magnífico en su papel de maestro del recién legado, al que enseñar los trucos del trabajo y a usar la máquina elevadora para que le sea más sencillo superar el examen que permite a los trabajadores manipular esa máquina tan peligrosa. Su importancia va creciendo con el paso de los minutos siendo el protagonista de la parte final. Un gran trabajo del actor alemán.

La película emplea el recurso de la voz en off bastante bien, siempre en palabras del protagonista para añadir cosas interesantes, y que están muy bien contadas mediante ese recurso narrativo.
También me gustaría destacar el montaje del suizo Kaya Inan como la fotografía de Peter Matjasko, que hacen que el relato funcione con naturalidad, sin necesidad de excesos en ambos campos que no encajarían bien en la historia. La música es un acompañamiento perfecto al relato, sobre todo por las canciones, tanto de música clásica como algunos temas pop, y no tanto por la banda sonora compuesta por Milena Fessman, que es bastante plana.
Quizás se podía haber recortado algo de metraje, ya que sus más de 2 horas me parecen excesivas, sobre todo porque se dedica mucho tiempo en la presentación de los personajes, pero a partir de la media hora de película, y con la aparición del personaje femenino la película va ganando con el paso de los minutos, terminando bastante bien.
Una película fácil de recomendar al público medio y a los aficionados al cine europeo, y puede funcionar bastante bien en los cines por su sencillez, por abordar temas con los que se pueden identificar los espectadores y por mezclar bastante bien géneros como el drama y el romance, y con bastante ironía.

LO MEJOR: El guion. El desenlace. El empleo de la voz en off.
LO PEOR: Tarda en arrancar.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net y http://habladecine.com/
WILLY74
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
15 de abril de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivimos en esta fábula de amor imposible, una realidad truncada, llena de desazón por la impotencia de ser felices. Una paradoja que nos recuerda a los mejores cuentos modernos, llenos de pequeños detalles que colman de ilusión las hastiadas vidas de sus protagonistas, y que enseñan a sobrellevar la incapacidad de sobreponer nuestros maltrechos sentimientos con pinceladas de ilusionantes finalidades. Vivir duele, parece que repite la mirada de su protagonista. Más dolor se ve en su replicante amor imposible, que le responde en cada sonrisa esquiva. Cada gesto o ausencia de palabra, cada rabia contenida o ahogada, cada día que pasa en su vida lleva a Christian a intentar sobrellevar la falta de ánimo. Muchas veces cada secuencia, cada plano picado, cada travelling nos acompaña sinuosamente, acompasadamente, hasta el eterno mantenimiento de la crueldad de lo no acontecido. Desde la omnipresencia del demiurgo vemos cómo se desarrolla todo, desde el interés de la flor marchita vemos que aún puede florecer... Esperando podremos esquivar el destino y escuchar cada ola del mar que baña la seca esquina de nuestro corazón.
Firme, brillante, sentimental, delicada y con fuerza.
Bolseiro
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9 de mayo de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thomas Stuber dirige esta película que se afana por mostrarnos las interioridades del alma de personas necesitadas de cariño. Christian, que ha vivido siempre en un entorno desolador, que tiene el cuerpo lleno de tatuajes a modo de coraza en la que ocultar un enorme y vulnerable corazón; Marion, que a pesar de estar casada no ha tenido el afecto que necesita, y Bruno, un hombre agotado, de vuelta de todo y absolutamente desencantado con la vida.

El guión es bueno, pero lo mejora la magnífica dirección de Thomas Stuber, que nos introduce con maestría en las vidas de esos reponedores de supermercado, que vemos siempre de reojo, sin prestar atención. Stuber plasma unos personajes complicados, que aparentemente llevan vidas sencillas pero todos ocultan secretos y un alma repleta de resquemor.

Hay que dejar claro que la película es alemana. Los alemanes son gente de pocas palabras y fuertes convicciones. Allí suelen ir al grano, mientras que aquí el silencio nos incomoda mucho y solemos ponerle muchas florituras a las conversaciones. Lo digo porque desde el punto de vista mediterráneo la película puede parecer lenta o sosa, con pocos diálogos y no demasiado explícita. Lo digo porque hay que entender el contexto a la hora de valorar lo que vemos.

Hay ratos en los que la trama parece no existir. Ver la cotidianidad de los trabajadores reponiendo género en los estantes y manejando las máquinas por los pasillos no es muy emocionante que digamos, y la película sería realmente anodina de no ser por los tres personajes principales, cuya sensibilidad y fragilidad nos conmueve y nos hace querer saber más de ellos.

La película comienza con el supermercado en penumbra y la música del “Danubio azul”, de Strauss, mientras la cámara se mueve por los pasillos entre estanterías, palés y carretillas elevadoras, como una introducción a lo que será el escenario principal en que se desarrollará el film.

Ese supermercado parece ser una metáfora del alma humana. Un sinfín de pasillos con un montón de productos que se van quitando y poniendo cada día, en un tedioso ritual que nunca termina. Pasillos que no conducen a ninguna parte, salvo a otros pasillos, como sucede con los laberintos que son las almas de las personas, lo que dificulta el conocimiento real de la gente que, por mucho que nos importe, nunca es sencillo encontrar el camino correcto que nos lleve a su interior.

La interpretación es formidable por parte de todos, especialmente los tres protagonistas principales. Franz Rogowski, a quien conocía de la última de Haneke y no me pareció gran cosa, está soberbio en esta ocasión. En un papel bastante complicado, logra transmitir la soledad, la vulnerabilidad y el enamoramiento adolescente que siente por Marion, todo ello sin apenas palabras. Sandra Hüller, a la que descubrí en la extraordinaria “Toni Erdmann”, está sobresaliente representando a Marion, una mujer con un aire misterioso, seductora, rebosante de ironía, que se sirve del sentido del humor para sobrellevar un matrimonio tedioso. Por último, el veterano Peter Kurtz también realiza un trabajo excelente, con un personaje que va ganando peso en la película a medida que avanza la historia, hasta el punto de convertirse en el más destacado en la parte final de la misma.

El empleo de la voz en off por parte del protagonista no queda mal. Añade cosas interesantes y no se usa para hacer el film más explícito, que es el error que suelen cometer los que usan la voz en off, sino que aquí se hace para completar, mediante el pensamiento, las pocas palabras del tímido Christian.

Tal vez la película podría haber sido un poco más corta (dura poco más de dos horas) para lo poco que cuenta, y quizá habría sido más comercial si se centrase más en la historia de amor entre Christian y Marion, un cuento romántico en el escenario menos romántico posible, un amor que no puede ser. Y se supone que para eso están las películas, para hacer posible lo imposible. Pero no, esta película es alemana, insisto en ello. Aquí no se trata de hacer una película entretenida, eso queda en otra ventanilla. Se trata de dar prioridad a lo espiritual, de hacerte pensar, de alinear tus sentimientos con los de los protagonistas. Una película poco convencional y decididamente lírica.

“A la vuelta de la esquina” es una película que rezuma compasión por sus personajes, sencillez, honestidad. Una obra que no está hecha para todo el mundo, pues esconde poesía en las cosas más cotidianas, que busca la belleza dentro del color gris que invade toda la puesta en escena. Conmovedor retrato de perdedores, de personas grises con corazones lacerados, de soledades compartidas.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow