Aquel no era yo (C)

Aunque el mensaje intrínseco del cortometraje se haya visto reflejado en la gran pantalla cientos de veces (el absurdo de la guerra y la reafirmación de que la ignorancia, la creencia en la superchería y que la falta de humanidad, no reside en la raza de un ser humano sino en el ambiente en el que éste se ha visto envuelto en desarrollo de su vida, especialmente la infancia), y sea de lo más políticamente correcto, como dice otra crítica en esta misma página, no viene de menos recordárnoslo, una vez más, aunque sea para aquellos que repudían el cine de hace 50 años y no se acercan al mundo del blanco y negro.

Personalmente, me ha sorprendido el nivel técnico del cortometraje que nos atañe, los efectos especiales están muy bien conseguidos, los detalles medianamente cuidados y la ambientación (aunque no resultara complicada) bien lograda. Destacar la calidad de la música, que logra emocionar y no se resigna a acompañar la imagen para salvar la papeleta sino que merece una mención especial y en ocasiones hasta se come el contenido que observamos en pantalla.

El punto negativo, a mi parecer, está en las interpretaciones, sobre todo de la protagonista, que no me acaba de convencer y me descoloca por momentos y que en algunos minutos del metraje no puedo evitar pensar que estoy presenciando una ficción y no una realidad.

Un buen trabajo que bien se merece el Goya que ha ganado.

Cortometraje con grandes limitaciones y carencias, por momentos propias de una serie B o un telefilm, su aura es de 'película buena' por contar con un buen trabajo de cámara y algunos destellos de calidad pero algunas de las situaciones que aquí se presentan son tratadas con poca seriedad, flojea en dirección convirtiendo una sucesión de echos en un teatro cutre de niños pequeños que por momentos roza lo amateur, su originalidad es otro de sus puntos flacos pues recuerda a "Johnny Mad Dog" pero aquel film era Liberiano y no se puede decir que haya mejorado mucho la temática de los niños soldado aplicándola al cine español.

Un desarrollado un largometraje de este corto puede convertirse en un drama más que interesante si fuese más serio y ganara un poco de originalidad, centrandose en cosas más mundanas que burdos tópicos.

Mucho se ha hablado sobre el texto de Jacques Rivette en Cahiers du Cinéma acerca de «El travelling de Kapo» de Gillo Pontecorvo. La ‘abyección’ en “Aquel no era yo” me parece proporcional a los aplausos del público en Semana Del Cortometraje de la Comunidad de Madrid 2012. ¡Gracias por hacerme sentir como Carlos Boyero! ¡Gracias!

Todo apuntó desde ese momento a que sería uno de los cortometrajes más celebrados del año —Yoya al Mejor(C)orto— pero, por el contrario, me siento tiroteado por cada una de sus proposiciones narrativas y formales. El cortometraje de Esteban Crespo, con mejor acabado en sus efectos visuales y acción que una superproducción patria como “Torrente 4”, es un buen punto de debate sobre la manipulación emocional y los recursos técnicos estilizados sobre el efectismo. Se nos muestran declaraciones, que señalan claramente el final e inhabilitan la sorpresa en la narración desde ese punto, ante una audiencia (multirracial y social) para simbolizar y conducir las propias reacciones del espectador. Se asesina y se viola después de disparar y, en definitiva, se muestra una realidad que queda desacreditada, en mi opinión, por toda su abyección pirotécnica y sentimental entre un gran absurdo que deja a “Diamante de sangre” de Edward Zwick y al corto de Mehdi Charef para “Todos los niños invisibles” como episodios de “Dora la exploradora”.


P.D.: A nadie le puede extrañar que en el mismo año en que se ha venerado el espíritu de Telecinco en “Lo imposible” se premie un (C)orto tan sensacionalista como “Aquel no era yo”.


Tal vez aquel ser sentado e incapaz de aplaudir algo que le desagradó tanto no era yo. ¿Estaba poseído por Carlos Boyero? ¡Gracias! ¿Gracias?

199/09(15/08/17) Cortometraje bienintencionado y buenista dirigido por Esteban crespo, que fue nominado al Oscar en su categoría (no ganó), relato nada original, que cuenta algo muy visto, tocando los temas ya consabidos de los niños de la guerra y la deshumanización que conllevan los conflictos bélicos, está muy bien recordar esta lacra tan presente en el tercer mundo, pero sería de agradecer algo de frescura y algún punto de vista novedoso. Pues al final parece un spot alargado de una Ong, lo ves con la misma facilidad que lo olvidas.

Paula (Alejandra Lorente) y Juanjo (Gustavo Salmerón) son trabajadores de ayuda españoles conducen a través del campo africano con conductor guía. En un punto de control son detenidos por niños soldados con ametralladoras que exigen ver sus papeles. Mientras el conductor los muestra, Juanjo charla con uno de los soldados, Kaney (Juan Tojaka). Antes que puedan pasar, son detenidos por el General (Babau Cham), los acusa de secuestrar niños soldados. En diferentes flashes un adulto Kaney es visto dirigiéndose a una gran multitud, describiendo que no estaba seguro si eran secuestradores o no, pero que no le importaba.

Relata el consabido temario de como las mentes infantiles son fáciles de corromper y degradar amoralmente, habla de la perdida de la inocencia, nos habla de que los niños soldado son una víctima más de adultos sin principios manipulan y sacrifican la ingenuidad infantil en pos de sus pútridos objetivos.

Esto es relatado de modo muy subrayado, tanto que deben remasticarlo en flash-forwards maniqueos, como con falta de seguridad en su moralina. Sobran las escenas de acción, el momento batalla está fuera de lugar, como queriendo marcar músculo el director, y lo que hace es dar pena con una puesta en escena pobre, a pesar de tener un helicóptero militar, sobra. Como chirría el momento vengativo de ella en medio de poder escapar del infierno decide volver pistola en mano, me cruje bastante. Tampoco ayudan las actuaciones de los niños, carentes de cualquier atisbo de expresividad, parecen recitarlo que leen en un cue, sobre la del cara de palo Juan Tojaka.

Gustavo Salmerón cumple en su rol de médico combativo que se rebela ante el lavado de cerebro infantil; Alejandra Lorente me es estridente en un rol que se transforma en una Nikita en un momento dado, no tiene sentido esta metamorfosis; Babu Cham está correcto en su papel de malo malísimo.

En conjunto me queda una interesante propuesta, pero que no sabe darte un prisma nuevo sobre el problema, muy simple en su estructura y desarrollo. Fuerza y honor!!!