Heroína

Me enfrentaba a esta película con el estómago ligeramente encogido, porque conozco de cerca el tema y temía que se me agarrara a las tripas más sensibles de mi cuerpo. Pero no. Aunque no se puede evitar cierto nudo en el estómago en algún momento (por proximidad en la experiencia, más que nada), la película se va desinflando y desvaneciendo, pese a la siempre magistral interpretación de Adriana Ozores (qué pedazo de actriz).

Y es que flaquea por varios flancos, desde algunos personajes desdibujados y poco reconocibles (en parte a causa del guión, que pasa por muchos temas de puntillas, con lo cual la interpretación de algún personaje pierde fuerza) hasta una ambientación cuestionable. Incluso el maquillaje de algún actor es.... ¿patético?, como de serie B.

Ya lo siento ya, por el tema, y por Adriana Ozores, pero esta película se queda corta, muy corta, y la realidad es mucho mas larga y dura. Si se aborda un tema como este, tantas veces llevado al cine, al menos intenta hacerlo con contundencia. No es tan difícil: basta con mostrarnos la realidad, no la superficie.

Salud

Embargado por la emoción al poder ver una cinta filmada en mi ciudad (Vigo) guardaba muchas espectativas en cuanto a la película. Y la decepción ha sido tremenda.
La cinta es blanda, poco original, lenta, y algunas veces absurda. No consigue transmitir el dramatismo que estaba buscando; ni siquiera algunos sentimientos encontrados de pena o emoción, nada.
Lo mejor: sin duda alguna, Adriana Ozores. También María Bouzas, aunque a veces estuviese un poco descontrolada. Y por qué no decirlo, me gusta mucho el cartel del film.
Lo peor: que la prometedora historia se queda en nada. (Y como apunte personal diré que como vigués me choca un poco que en ciertas escenas aseguren estar en otra ciudad cuando en realidad todavía seguían en Vigo; me imagino que se trata de un mecanismo para ahorrar, no obstante no me ha gustado.)

Realizada por Gerardo Herrero, se rodó en Vigo durante 8 semanas (junio/julio 2004), con un presupuesto de 2,4 M euros. Pese a ser una obra de ficción, el marco que la envuelve se inspira en hechos reales. Ganó el premio a la mejor actriz del Festival de Montreal (A. Ozores). Producida por el realizador, se estrenó el 6-V-2005 (España).

La acción tiene lugar en Vigo, a lo largo de tres años de finales de los 80. Pilar (Adriana Ozores), de casi 40 años, casada, madre de tres hijos, lleva una vida normal hasta que descubre que su hijo Fito (Javier Pereira) es toxicómano. La película explica las relaciones entre la madre y el hijo a lo largo de un proceso, difícil y complejo, que se inicia en la perplejidad, pasa por la rabia y la vergüenza, recorre sentimientos de culpa y se acerca finalmente a la comprensión y a la búsqueda de una nueva manera de entender al hijo.

La película muestra cómo Fito es víctima del narcotráfico, de un sistema carcelario que prima el sentido punitivo sobre la reinserción y del error generalizado que identifica al toxicómano como el transgresor a castigar, sin ver en él al enfermo necesitado de apoyo. El alcance social del problema impulsa un movimiento de padres y madres de toxicómanos que denuncian las impunidades de los narcotraficantes, sus conexiones internacionales, la ambigüedad y debilidad de algunas autoridades y las diferencias entre la dureza de las penas que se imponen a los chavales y la levedad de las de los jefes de las mafias. Son escenas destacadas el dibujo abigarrado de los personajes que pueblan el barrio de la droga de Vigo, la fuerza de Pilar cuando es detenida por presuntos desórdenes públicos, la discusión entre Pilar y Fina y otras.

La música incluye una bonita canción, "Se dejaba llevar", de Antonio Vega, que abre y cierra el metraje. Incorpora canciones adicionales como: "Bailaré sobre tu tumba", "Agárrate a mi, María" y "O mundo gira". El acompañamiento musical, vibrante y emotivo, está interpretado por la Orquesta Sinfónica de Galicia. La fotografía, de Alfredo F. Mayo ("Barrio", 1998 y "Los lunes al sol", 2002), construye una narración visual que suma ficción y referencias documentales. Hace uso de excelentes encuadres, planos/contraplanos, travellings de aproximación y "zooms". El guión resume tres años de peripecias con simplificaciones que parecen excesivas porque restan contundencia al relato. La guionista, Ángeles González-Sinde, se entrevistó largamente con Carmen Avendaño para conocer de primera mano su experiencia y su historia. La imagen destemplada de los funcionarios de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado es excesiva. La interpretación de Adriana Ozores es desenvuelta, natural y cautivadora. Le da adecuada réplica María Bouzas.

La película mueve a la reflexión sobre la problemática del narcotráfico y sus crueles consecuencias sociales, familiares y personales. Es de gran interés la información que aporta sobre el narcotráfico en Galicia en los últimos 80.

Lo único que se salva del film, es la historia, el argumento, ya que está totalmente basado en hechos reales, que aqui en Galicia conocemos bastante bien, pero creo que este argumento podría haber dado mucho más de sí, ya que con él se podría haber hecho una gran película, pero se ha quedado en el intento. Fallida en ambientación, fallida en interpretación, fallida en localizaciones, fallida en emotividad... resumiendo, fallida en general. Es una lástima, porque se nota que ha sido realizada con un bajo presupuesto, y sí, nos cuentan más o menos lo que paso, pero tampoco se profundiza en demasía en las causas que generaron el desarrollo de los acontecimientos y no llega a cuajar, salvo en escasos momentos. En definitiva, es una pena, porque creo que la historia se merecía mucho más de lo que nos presentan, y repito, se queda en el intento, de lo que podría haber sido una gran película y se queda en un mediocre intento de serlo. Una lástima.

La maravillosa Adriana Ozores sostiene este drama que, sin ella, quedaría en el anonimato de las películas sobre los problemas de las drogas, tema ya muy manido en el mundo del cine. No aporta nada nuevo, pero lo cuenta con cierta frescura, lo que la hace muy agradable.