El faro

He leído en algun comentario que la película está descompensada y no puedo estar más de acuerdo.

Técnicamente es impecable, el formato, la luz, las actuaciones, la atmósfera, hueles el alcohol barato, te molesta el ruido del faro ( ¡hace dos días tuve una pesadilla de que pasaba el verano en un faro!), sientes el frío, en fin, te traslada al mundo de la película.

Pero el guión, bfffff, muy flojo.

Historia de locura progresiva con pizca de fantástico.

¿A que no parece mala idea?

No os dejéis engañar. En realidad, los Eggers (guionista y director) no tienen nada medianamente interesante que contar, salvo mostrar cómo Dafoe y Pattinson se dejan los higadillos para intentar levantar la incómoda pesadez de esta cosa que, en algún momento, decidieron disfrazar de expresionista, seguramente para darle un toque de distinción y originalidad intelectualoide, lo que convierte (al menos al Eggers director) en el alumno más tonto (y, por eso, quizá, en el más insolente) de la clase de Wiene, Lang , o Murnau, si ponemos ejemplos.

Y para «amenizar» la cosa todavía más, el final me recuerda sospechosamente al de la magnífica “Kiss Me Deadly”, de Robert Aldrich.

En resumen: mantenerse lejos de esto. Seguro que en la cartelera hay cosas más interesantes.

He visto la película tras revisar las críticas de este sitio web. En este caso, a diferencia de lo que me suele pasar, he quedado muy decepcionado. Vale que la película cuenta con dos actores de talla, y las referencias al expresionismo alemán son evidentes. Pero la película es lentíiiiiisima, muy sórdida, hasta desagradable en algún momento (quizá es lo que buscaban).
Un ensayo sobre la locura, la culpa. Pero que ni de lejos merece las buenas críticas que se ha llevado.

Me da la sensación de que este tipo de productos no le hacen mucho bien a la afición cinéfila, porque exigen bastante atención del espectador, como muchas de las obras maestras del cine, pero al final no ofrecen más que una puesta en escena espectacular, unas cuantas metáforas huecas y muchos (demasiados) efectos dramáticos vacíos. Desaniman al novato voluntarioso, que quiere huir de las aventurillas obvias y los dramas convencionales y percibir que es eso del gran séptimo arte, y, al mismo tiempo, son la excusa perfecta para el anti-intelectual que sostiene que toda abstracción y todo argumento que no sea facilón y evidente es necesariamente algo pretencioso y vacío.
En esta película, los personajes de Dafoe y Pattison permanecen durante todo el metraje encerrados y abocados a enfrentarse, enloquecerse y autodestruirse por motivos que a los guionistas les hubiera gustado saber retratar en alguna medida, pero que permanecen en el limbo de las obras soñadas y no realizadas.
Da la impresión de que muchos críticos y espectadores aplauden en muchas ocasiones el aroma a buena obra, el olor a profundidad inteligente y a rabiosa originalidad, sin pararse a pensar que ese olor puede ser parte del empaquetado comercial que una productora elige en determinadas ocasiones. Lo dice un fan de Willem Dafoe y de las buenas obras minimalistas y tortuosas, entre las que esta película pretende contarse.

Es indiscutible que las interpretaciones son buenas, la ambientación, la fotografía... Para cualquier actor los personajes extremos son un goloso caramelo.

Este "FARO" además es sucio, brutal, con una historia mal trenzada, donde su director Robert Eggers ha puesto el énfasis en proyectar un asombro pretencioso sin calado, buscando únicamente el desconcierto del espectador que se emociona con facilidad con secuencias enarboladas para lograr su efecto.