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El faro

Drama. Fantástico. Terror Una remota y misteriosa isla de Nueva Inglaterra en la década de 1890. El veterano farero Thomas Wake (Willem Dafoe) y su joven ayudante Ephraim Winslow (Robert Pattinson) deberán convivir durante cuatro semanas. Su objetivo será mantener el faro en buenas condiciones hasta que llegue el relevo que les permita volver a tierra. Pero las cosas se complicarán cuando surjan conflictos por jerarquías de poder entre ambos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 234
Críticas ordenadas por utilidad
5 de enero de 2020
71 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
241/25(28/12/19) Obra inclasificable, difícil de recomendar, film de terror psicológico dirigido y producido por Robert Eggers en lo que es su segundo largometraje tras “The witch” (2015), coescribió el guión con su hermano Max Eggers, siendo protagonizada en un formidable tour de forcé por Dafoe y Pattinson como dos fareros que comienzan a perder la cordura cuando una tormenta los deja en la remota isla donde están estacionados. Según Eggers, aunque la historia final se parece poco al fragmento "The Light-House" de Edgar Allan Poe (en el cual un hombre se encarga de cuidar un faro en un mar tranquilo de Noruega), la película comenzó como un intento de su hermano Max Eggers de hacer una versión contemporánea de esta historia que fue el último relato (e inacabado) del novelista bostoniano. Cuando el proyecto se estancó, Robert trabajó con Max y se convirtió en un thriller de época con los elementos de Poe eliminados, trasladando la acción al siglo XIX, a las costas de Nueva Inglaterra. La literatura de la escritora basada en Maine Sarah Orne Jewett sirvió como punto de referencia significativo para los dialectos utilizados en The Lighthouse. Elementos marítimos y surrealistas de las obras de Samuel Taylor Coleridge, Herman Melville y Robert Louis Stevenson también son influencia para el guión. Según Eggers, un incidente del año 1801 en el Smalls Lighthouse en Gales que involucró a dos fareros (ambos llamados Thomas, como en la película) fue una fuente adicional de inspiración, que se contó con más fidelidad en la película de Chris Crow de 2016, también llamada The Lighthouse. También se atisba que el film bebe de otras películas como la kubrickiana “El resplandor”, o la scorsesiana “Shutter Island”, y en su surrelismo y en el final claramente embebido del espíritu juguetón de David Lynch.

No es película para todos los paladares, pero quien entre en su historia tendrá picos de calidad artística, sin ser redonda si podrás encontrar elementos satisfactorios. La historia se fundamente en una batalla por el poder y la dominación, contienda tensa entre los dos únicos protagonistas, la veteranía vs la juventud, lucha malsana donde se mezclan ira violenta y tensión homoerótica, donde se dan peleas, borracheras, canciones marineras, paranoias, supersticiones. Esto en un contexto que arranca indagando en la soledad, el aislamiento, el temor a lo desconocido, o las represiones sexuales. Todo esto con un marcado tono de cuento alucinatorio, donde se dan cita lo existencial, el surrealismo, potenciado por un punto de vista del protagonista poco fiable, donde hay una fina y difusa línea entre lo real y la fantasía pesadillesca. Esto es atomizado por la fascinante estética de la cinta en glorioso b/n y filmada en relación de aspecto de 1.19: 1, que imprime una atmósfera que maximiza la sensación de claustrofobia, reinando un estilo expresionista gótico, conformando cuadros de una belleza sibarita, incidiendo en un clima melancólico asfixiante, con un reguero de secuencias que nos hacen sentir la humedad, el frio, el viento, ello destilando poesía en fotogramas.

Es una cinta que ahonda en un retrato de personalidades heridas, dos seres autodestructivos, dos caras de la misma moneda, dos seres acuciados por fantasmas del pasado que les hacen lastimeros poseedores de sentimientos de culpa que cada uno sobrelleva a su manera. Un duelo entre el veterano de vuelta de todo y el joven atormentado, una lucha de poder, donde la violencia latente parece inevitable, el premio cuasi-místico es la Luz (del faro), luminaria que es poseída cual tesoro por el veterano, no dejando al ‘advenedizo’ acercarse a ella, que claramente una alegoría con muchas sub lecturas, des prometeicas, hasta platónicas (El Mito de la Caverna). Pero este entente tendrá vaivenes inesperados regados por las tradiciones y mitologías marinas, las gaviotas (leyenda dice es mala suerte matar ave marina, llevan almas de marineros muertos), las sirenas, los Kraken, las borracheras (que entroncan con las del capitán Ahab de “Moby Dick”), las canciones marinas, las tormentas, y por supuesto la omnipresente Luz del faro con resonancias estéticas. Esto Eggers lo expone edificando un absorbente clima, donde la soledad de los personajes nos llega, como les afecta, una isla desierta, donde como cual deidad se eleva el Faro que gira cual Sol alrededor del terrucho en medio de la nada que es la ínsula abrazada por el infinito océano, imprimiendo esto una gran sensación de claustrofobia.

Todo este ambiente agrio se puede leer como un estudio sobre la represión sexual, de manifiesto cuando vemos masturbarse excitándose con una talla de madera, sirena que luego verá por la isla, en puede reflejo de su sexualidad cohibida. También incidiendo en esto se podría entender como un estudio de la aletargada homosexualidad, donde la tensión sexual entre los protagonistas es permanente en cada encuentro, donde las borracheras y bailes parecen un cortejo en que en cualquier momento sonará la música de “Brokeback Mountain”, donde incluso ese afán por la dominación uno de otro puede ser visto como una batalla buscar la sumisión sexual uno del otro.

Eggers juega con el espectador, con su percepción, en modo David Lynch suelta de vez en cuando secuencias oníricas (o no!), nuestra visión es la de Wislow, pero esta parece estar poseída por notorios problemas mentales que distorsionan la realidad (o no!), con lo que hay una fina entre lo real y lo fantasioso (ejemplificado esto en la visión de una sirena [Valeriia Karaman], sintiéndonos con él en un descenso pesadillesco donde la cordura pierde sentido a pasos agigantados, una odisea existencial donde los secretos son una pesada carga que al salir abren grietas que redoblan el hastío. Pero el director cual (repito) creador de “Mullholland Drive” no da respuestas, deja el espectador saque sus propias conclusiones, deja abierta todas las elucubraciones, y eso se convierte en un arma de doble filo… (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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26 de diciembre de 2019
88 de 128 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada que ver con la magnífica "Keepers, el misterio del faro" basada en hechos reales.
La película es realmente tétrica, sin un guión coherente en el que hay falta de explicación de hechos sobrenaturales o místico-oníricos. La excusa es la demencia o embriaguez de los protagonistas pero no es suficiente para dejar al expectador con lagunas explicativas de lo que sucede y la evolución de los acontecimientos.
Los actores estàn bien , algo histriónicos , pero dignos. La filmación de blanco y Negro permite mostrar una atmósfera claustrofóbica y tenebrosa,
No es una película de masas, y ademàs deja un regusto triste, amargo e incluso gore....
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
KonradBcn2020
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5 de febrero de 2020
44 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Lighthouse se nos presenta como una película de época, oscura, nictofobica, eremofobica llena de metáforas y laberintos, una historia que no tiene una única interpretación y que no tiene un solo camino o por lo menos no lineal, siendo ambigua a propósito e inspirada en Ingmar Bergman, Orson Welles, Tarkovsky y con referencias a películas como Metrópolis, Nosferatu, Sed del Mal y Persona. Su personaje no es ni Pattinson, ni Dafoe que hacen tal vez sus mejores actuaciones (en Dafoe es mucho decir) es la escenografía, su fotografía, el diseño de arte pero a su vez lo que vemos en ella no es la mitad de lo que el director que es llegado como un regalo de los dioses, Robert Eggers, nos quiere decir.
Todo comienza el 7 de octubre de 1948, el escritor Edgar Allan Poe muere en extrañas circunstancias y en un estado delirante que muchos denominan locura. Su último escrito se titula The Lighthouse (nombre otorgado por el biógrafo George E. Woodberry), una obra incompleta pero que junto a sus últimos poemas y cartas denotan intensa melancolía, desesperación, derrotismo mundano, aprensión y paranoia. En la obra el protagonista a modo de diario describe un lugar solitario, aislado y su deseo de controlar un faro, finalmente hay una hoja en blanco que según algunos intérpretes de Allan Poe simbolizan la desaparición y muerte del personaje principal escritor del diario. Robert Eggers, en su deseo de realizar una película basada en el escrito de Poe se encuentra con la desaparición en el Faro de las Islas Flannan de Escocia en 1900 de James Ducat, Thomas Marshall y Donald McArthur de quienes no se rescató cuerpo y a la actualidad no se sabe lo que sucedió, las creencias populares hablan que los hombres se volvieron locos asesinando entre ellos y siendo tragados por el mar.
Con estos dos relatos Eggers piensa una historia que permita hacer una reflexión y un análisis de las desgracias mundanas en su deseo de la perfección y la divinidad, el director finalizará diciendo: “Es una película para reírse de las miserias humanas”. Para ello, se basa de las historias mitológicas de Prometeo, Proteo principalmente pero también podemos interpretar a Icaro, Hades, Stix en un tejido de ideas.
La historia habla de un millenial interpretado por Robert Pattinson que se va volviendo loco, incluso el espectador no sabe que es y que no es real y, un anciano interpretado por Willem Dafoe quienes tienen que trabajar juntos para cuidar un faro, allí se representan las peleas discursivas contemporáneas entre las habilidades y el deber ser según la interpretación de cada edad, son dos hombres inmorales que no pueden trabajar juntos, caen en una competencia inmadura, en la lujuria y en el abuso del poder, la generación vieja no siente que la generación nueva se ha ganado su lugar, los jóvenes se creen superiores, carecen de respeto por los mayores, no soportan las jerarquías de poder, sin ninguna experiencia se creen tan listos y preparados como para tener la luz, para llegar a lo más alto posible, mientras vamos observando la debilidad que existe en sus mentes que están más susceptibles a la tentación e impulsivas emocionalmente, el alcohol es un catalizador de ello, por eso en un segundo se están amando al punto de casi besarse y al siguiente sin explicación se golpean a punto de matarse, es así como se puede cambiar de trabajo de país y hasta de nombre.
Una interpretación de la película puede llevarnos a creer que los dos Thomas son la misma persona, solo un hombre que se odia a si mismo, un anciano que en su juventud es culpable de haber dejado morir a un hombre cambiando de identidad constantemente, él se desprecia y se atormenta, sus acciones, su forma de trabajar, la manera en que ganó las cosas, es una constante lucha interna entre el auto desprecio, una lucha constante, el antiguo trabajador desaparecido representa esa lucha que ha vuelto en Robert Pattinson.
Por otro lado, la película también puede estar transcurriendo en otra vida, en la travesía de Estigia o mito de Estix, que llegando en una barca después de la muerte Pattinson debe enfrentarnos a el juicio de si es o no merecedor de llegar a la luz, al paraíso, el lugar donde se encuentra el faro es una especie del purgatorio y
Willem Dafoe representaría Hades, por eso su personaje transita de lo divino, lo sagrado y lo mundano, él es el guardián del conocimiento y lo pone en prueba obligándolo a trabajar, intentándolo con el alcohol, engañando para que le cuente sus secretos, (y acá el spoiler con más explicaciones y simbolismos)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Adrián Cantor
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11 de enero de 2020
112 de 189 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basado en las criticas de varios lugares y personas diferentes me puse a ver esta película, a pesar de que al empezar me parecía aburrida y mala, pero seguí adelante porque decían que era genial.
Es una verdadera perdida de tiempo, un montón de escenas sin sentido, frases pretenciosas y supuestos enigmas que no asustan ni llaman la atención a nadie.
Se podría llamar "Dos borrachos al pedo en una isla de mierda" y seria todo mas claro.
No vale la pena escribir nada mas.
Simplemente perdí dos horas de mi vida para otros no hagan lo mismo.
palermito69
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24 de diciembre de 2019
65 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
Teniendo en cuenta el panorama cinematográfico que nos rodea, con películas de mala calidad, superfluas, vacías, que solo buscan alcanzar el máximo beneficio en taquilla, encontrarse una película como esta es una gran sorpresa, y además una sorpresa agradable.

Basada en el último relato del gran maestro de la novela gótica y la literatura de terror Edgar Allan Poe (en el cual un hombre se encarga de cuidar un faro en un mar tranquilo de Noruega) "The Lighthouse" nos muestra los horrores más profundos que habitan dentro de nosotros. La película está ambientada en el siglo XIX, en las costas de Nueva Inglaterra, en la misma tierra donde las brujas de Salmen fueron condenadas, o donde H.P Lovecraft nos sumergía en el horror cósmico con la figura de Cthulhu.

Grabada en formato 4:3 (pantalla cuadrada), con una espectacular fotografía de Jarin Blaschke en blanco y negro, nos quedamos atónitos durante 110 minutos observando y apreciando cada uno de los fotogramas de la película, que son otra clara demostración de que el cine es puro ARTE con mayúsculas. Las actuaciones son ejemplares, de Willem Dafoe no hace falta ni hablar, con unos diálogos llenos de pequeñas reflexiones y muy trabajados.

Con referencias a "El resplandor" de Kubrick, "Shutter Island" de Scorsese, "Moby Dick" de John Huston, al expresionismo alemán y cómo no... al gran Alfred Hitchcock. Enigmática, poética, cautivadora, única, y a su vez totalmente perturbadora y grotesca. También creo que es una reinterpretación de alguna manera del mito clásico de Prometeo.

"The Lighthouse" es una experiencia colosal, en la que la locura es la única realidad posible.
Lauren Bacall
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