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Hijo de Caín

Thriller. Intriga Nico Albert es un adolescente de carácter muy peculiar, inteligencia excepcional y una única obsesión: el ajedrez. Sus padres, preocupados por la anómala actitud de su hijo, contratan al psicólogo infantil Julio Beltrán. A través de la terapia y de la afición común al ajedrez, Julio se adentrará en el inquietante mundo de Nico y en las complejas relaciones de esta familia aparentemente normal. (FILMAFFINITY)
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
7 de julio de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupendo thriller intrigante basado en la obra de Ignacio García-Valiño, de profundo calado emocional, que te atrapa desde el primer minuto, que juega contigo perversamente y cuyo desenlace final sorprende por estas idas y venidas con las que te ha estado impacientando; un juego macabro y bien calculado, psicopatía en plena adolescencia, lunática perturbación que explota por donde menos te lo esperas, constante tensión neurótica de un demente disfrazado de cordero indefenso..., armas con las que juega un excelente guión que sabe detener tu respiración de forma súbita y repentina. Excepto un momento puntual de bajada en su inquietante recorrido, la historia mantiene bien el pulso, conserva un excelente ritmo a la hora de mostrar la maldad, perturbación y angustia de un adolescente desequilibrado protagonizado por un David Solans que, al lado del todo experimentado José Coronado, no transmite la fuerza, perversidad y malicia que se espera de él y de su personaje-el veterano actor se lo come literalmente en cada escena-. Presencia más suave pero igual de efectiva y rotunda es la de Julio Manrique, experto psicólogo encargado de encauzar y corregir al chico. El relato te va a sorprender, la maquinación e intriga te causarán gran expectativa, apreciarás la armonía de los acontecimientos, las interpretaciones de Manrique y Coronado de lujo, reconocerás el imprevisible y brusco resultado con gratificación..., en general un buen trabajo, que se aprecia fácilmente, que se estima sin apenas esfuerzo y cuyo visionado es de gran agrado y deleite.
lourdes lulu lou
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12 de abril de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta interesante propuesta de Jesús Monllao. Tiene un sólido guión muy bien construido. Pero juega con el espectador a engañarlo. Otra cosa que el espectador quiera entrar en ese juego o no. La tensión se mantiene al final y aunque no se adivine las intenciones del chico hasta el final. Se mantiene la a tensión. Como ya he dicho que queramos entrar en esa dinámica es otra cosa
Orson_Welles
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31 de mayo de 2021
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Se hace difícil escribir sobre una película basada en un libro...si no se ha leído el libro. Y es que uno no sabe qué se ha cortado, qué se ha eliminado, qué se ha potenciado ni qué se ha reducido. Es de imaginar que es por ello, por lo tanto, por ignorancia, en el más prudente de los casos, que bien pudiera la crítica no estar bien concebida.
HIJO DE CAÍN, la película, es más un estigma indeleble que algo que provoque ira. Como una hija híbrida nacida de la imaginación de Pérez-Reverte: una mezcla entre El club Dumas y La tabla de Flandes cuyo carácter se acentúa, además, por la presencia de Jack Taylor, que interpreta a Fargas en La novena puerta, adaptación que de la obra de don Arturo hizo Roman Polanski. Por si fuera poco, es indigesto que se obligue al espectador a tragarse las ruedas de molino que se traga el psicólogo superdotado sin fórmula de juicio y todo el almíbar de esa historia de amor de parejita feliz que viaja a la Ciudad de la Luz y regresa al canal, de repente, a la vuelta de tres lustros.
Que si no fuera por Jose Coronado, vaya, inmenso por las buenas y magnífico por las malas, HIJO DE CAÍN tendría tan poco recorrido como un impala macho jugando con las negras contra Garri Kaspárov.
PROT
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14 de febrero de 2024
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Si hay país al que se le pueda aplicar el adjetivo de cainita, esa es mi Españita. Nunca defraudamos. Que hasta en una cosa aparentemente inofensiva como es el Festival de Eurovisión seamos capaces de sacar la mala sangre que llevamos dentro y enzarzarnos todos contra todos, nos define como una nación deliciosamente autodestructiva: año tras año elegimos representantes que son sistemáticamente cuestionados con saña por su discutible calidad y por las motivaciones ocultas de quienes los seleccionan en concursos fácilmente corrompibles o, directamente, en galas amañadas.

Como ejemplo, Chanel Terreros ganó hace dos años la clasificación entre graves acusaciones de tongo y fue vapuleada por la izquierda populista (que quería mandar a una petarda que hablaba de tetas), por la izquierda nacionalista (que quería mandar a unas gótico-folclóricas gallegas con una obra tan étnica como poco comercial) y por la izquierda pureta en general que sólo decían ver en la hispano-cubana a otra reguetonera que enseñaba el culo pero que, en realidad, la criticaban por el simple hecho de que la derecha (aún cuestinando la calidad lírica de la actuación) alababa que por fin se mandara a concursar a una canción con posibilidades y a una artista que no se avergonzaba de mostrar la bandera de España. Como reacción a ese apoyo, Chanel no dudó en desmarcarse de la derecha, primero de manera sutil y luego de malas maneras, y tratar de congraciarse con sus detractoras que no dudaron en cambiar de bando cuando lo petó en la final. Arrepentidos nos quiere Dios… y con la navaja lista para aprovechar cualquier descuido.

Y, como se ve que somos de los que siguen la linde aunque la linde se acabe, al año siguiente de rozar el éxito retomamos nuestra estrategia de mandar a concursar cosas que gustan a minorías y mandamos a otras tecno-folclóricas (esta vez del Sur) volviendo a la zona baja de la tabla, que se ve que es donde más cómodos nos sentimos. Profundizando en esa exitosa táctica, este año hemos seleccionado a una señora esperpéntica que, a falta de voz y físico, trata de provocar diciendo algo de que es una zorra. Pues bien, para pagarle a Chanel su buena clasificación (de no ser por la desvirtuación que provocó la Guerra de Ucrania en las votaciones hubiese ganado de calle), no le han dejado actuar colaborando con un grupo amigo alegando una norma inventada ex-profeso y la prensa de izquierdas, sus nuevos amigos, han ajustado cuentas con ella calificando la victoria de ‘Zorras’ como una venganza y una reparación por el episodio vivido con Chanel dos años antes. Roma, Viriato y los traidores. Caín vive, la lucha sigue.

Así que si hay un país que sabe hacer películas de Caín y derivados, esos somos nosotros. “El hijo de Caín” sabe crear esa una atmósfera de rumores, runrunes y rencillas del pasado que se magnifican con cada generación y repercuten en el presente cuando la olla adquiere la presión apropiada propia de la España más profunda, pero asimilable a casi cualquier localidad relativamente pequeña o, incluso, a comunidades dentro de una ciudad. También sabe escribir una trama que hace honor al título aunque falta la masa crítica que requiere cualquier película para sostener la acción durante la hora y media que se acepta universalmente como duración mínima. Así, aunque el comienzo es prometedor y el final logra el impacto que buscaba, el desarrollo ha sido espesado artificialmente para rellenar metraje y emana una inconsistencia que no deja volar la película más allá de rozar el aprobado. Es más de lo que se puede decir de Zorras.
OsitoF
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4 de abril de 2024
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Esta es una de esas pelis que enganchan a la vez que te dejan con la impresión de no haber sido bien exprimidas del todo. No sé, es raro, porque me gusta el planteamiento y el trasfondo de lo que cuenta pero la siento algo blanda en términos generales porque al director se le va demasiado el santo al cielo pensando en las musarañas y el sexo de los ángeles en forma de peones, caballos, alfiles, enroques y jaques. Aún así, es buena opción para adentrarse en el submundo de los hijos de la santísima perra que los parió y de los tarados mentales sin remedio ni solución. Porque, ¿qué es esto?

Pues es una historia de alguien con demasiada mala uva y que anda falto desde hace tiempo de una buena azotaina que le haga ver la realidad de las cosas. Es una película peligrosa porque muestra problemas bastante dados a ocurrir en los tiempos que corren actualmente, donde las posibilidades de encerrarse en un mundo de introversión tecnológica son infinitas, más aún si tus aficiones devenidas en obsesiones patológicas ya no representan de por sí cosas demasiado socializadoras que digamos, sino que requieran más bien de un exceso de concentración y autoinmersión dentro de ti mismo. En este contexto, si te paras a pensar, con tanto ordenador, tanta pantalla y tanta leche, cualquier individuo no demasiado centrado, puede hallar un oasis para dar rienda suelta a sus ocurrencias. Y Monllaó maneja todo esto con cierto buen hacer, creando situaciones y atmósferas entre desagradables y desconcertantes, sabiendo entregarnos dosis correctas de suspense y giros algo inesperados de guion sin caer en la trampa del engaño. El defecto que encuentro a la historia es que se centra demasiado en el tema del ajedrez como idea obsesiva que una vez ya ha sido vista para comprender las cosas que vienen después, no aporta nada nuevo si se muestra de manera reincidente. Es algo así como mascar un chicle más de la cuenta que ya ha virado del sabor fresa al sabor saliva. Ya no aporta nada y merece ser escupido.

Aún con todo eso, la peli cumple y se defiende bastante bien. No es de las mejores actuaciones de Coronado (también es difícil que este señor haga un mal papel), pero su aparición es uno de los puntos fuertes que compensan otras actuaciones más bien tirando a suficientes del resto del reparto. A mí el conjunto me ha parecido interesante y creo que puede valer la pena para reflexionar acerca de las capacidades reales de la psicología como terapia y del peso real de la misma si al otro lado de la balanza ponemos un buen par de ostias a tiempo

LO MEJOR:
- Te lo pongo en los spoilers.

LO PEOR:
- Se pierde demasiado con el rollo del ajedrez.
- ¿Alguien me puede explicar por qué los doblajes del catalán al español son tan malos?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JulesVincent
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