Ocho apellidos vascos

Repite Martinez Lázaro el pelotazo de aquellas comedias sobre los lados de la cama del 2002 y 2005, imitaciones patrias, quiero y no puedos de ideas foráneas a años luz y que reventaron taquillas igual que esta comedia que parece sacada de una dimensión paralela, donde existiera una España irreal, infantil donde viven unos ciudadanos típico-tópicos, que se expresan según la Real Academia del Club de la Comedia.
Que películas como la que nos ocupa junto con la saga de Torrente hagan que se llenen nuestras salas daría y da para una tesis doctoral de psiquiatría sobre el homo iberico.
Y dicho esto, el reparto saca las castañas del fuego, con Elejalde y Lago a la cabeza.
Por momentos afloran las sonrisas y eso es mucho más de lo que puede ofrecer.

Llevar al extremo los estereotipos entre distintas comunidades autónomas -País Vasco y Andalucía- consigue risas por doquier (¡anda que no nos gusta éso en este país!), pero es inevitable echar en falta un poco de mala idea en sus formas, para conseguir ser algo más que la útima comedia romántica de moda con reparto solvente.

Simpática comedia romántica española que divierte durante su metraje, a pesar de que le cueste arrancar con un inicio poco eficaz. Desde el primer momento, la explotación de los prejuicios y tópicos sobre vascos y andaluces llega a resultar algo pesada. Pero el guión de la película se encuentra bien organizado de manera que se asiste a una interesante evolución de la relación entre los personajes, especialmente de los jóvenes protagonistas.

Existen algunas escenas ciertamente exageradas y que no se corresponden realmente con la sociedad ni andaluza ni vasca, pero que se insertan a simple título de parodia. Tampoco es que sea un film que arranque carcajadas, pero sí sonrisas de lo surrealistas de algunas situaciones al mismo tiempo que pequeños guiños a una realidad más perceptible. La labor de interpretación del cuarteto es encomiable y cada uno se halla perfectamente definido, de manera que los defectos de algunos planteamientos disparatados quedan sobradamente disculpados.

En resumen, es una película recomendada para ver. Quizás el hecho de que haya estado en boca de todos y más que ninguna otra obra española en mucho tiempo genere una expectativa demasiado alta. No es ninguna obra maestra, pero a efectos comparativos es una de nuestras comedias más atractivas de estos últimos años y por ello considero que merece la puntuación de un notable.

Con tan buena crítica, con tanto éxito de taquilla, esperaba más. Me he encontrado con una película construida a base de los tópicos más simples y manidos, tanto en su trama como en los episodios singulares y en sus personajes. A estas alturas esperaba un humor más fino, una caricatura más inteligente, algo más. Lástima, porque los actores hubieran podido dar mucho más juego. Lo dicho: una decepción. Se anuncia una secuela gallega. Ojalá sepan hacer algo mejor.

El director responsable de ‘El otro lado de la cama’, Emilio Martínez-Lázaro, se une a Borja Cobeaga (esta vez solo en el apartado de guión) para llevar a cabo una buena comedia romántica. Los dos consiguen dar con la tecla para seguir la fórmula de la comedia romántica americana (ese final es puro cine yanqui) sin caer en el exceso de azúcar.

La fórmula es re-que-te-sabida en este tipo de comedias con enredos de por medio. Chico conoce a chica y chico se enamora de ella. Dispuesto a conquistarla, el chico hará todo lo posible por convencerla de que es el amor de su vida.

Pero ‘8 apellidos vascos’ no acaba ahí. Queda el choque cultural de por medio, entre el norte y el sur, entre “Zevilla” y “las Vascongadas”. Todo aderezado con buenos y originales golpes de humor y algunos gags muy conseguidos. Martínez-Lázaro maneja bien la acción, algo que ya demostró en sus anteriores películas y además dirige con acierto a los actores principales (unos convincentes Rovira y Clara Lago en papeles poco complicados).

‘8 apellidos vascos’ es una buena propuesta que ha de tomarse para bien, para reírnos de nosotros mismos. Tiene ese toque a ‘Vaya semanita’, con la fórmula de la comedia romántica americana, que me parece sumamente acertado. Si queréis pasar un buen rato en el cine, no dudéis en escogerla.

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