El discurso del Rey

Se apagan las luces y empieza la película. Tengo que decir que me metí en ella sin ningún tipo de idea sobre lo que iba a ver (suelo hacerlo para no llevarme prejuicios a la sala) y salí de allí con una grata sorpresa.
La película va adentrándote poco a poco en la impotencia que siente el protagonista (Jorge VI) y demás problemas personales derivados de su tartamudez, hasta el punto de tener en ti mismo esa frustante situación.
Los actores mágnificos, en especial me gustó la actuación del protagonista (Colin Firth) congeniando muy bien el orgullo con el miedo a decepcionar tanto a los demás como a sí mismo.

El "Discurso del rey" es una película de actores, con todo lo bueno que ello conlleva (interpretaciones magistrales) pero ninguno de sus defectos, que suelen derivarse del ritmo lento, la monotonía y la sensación de que lo que se ha visto no sirve para nada.

Lo cierto es que tras el visionado de "El Discurso del Rey", uno se para a pensar en las grandes figuras que salpicaron el período convulso de los años 30 y 40 en el mundo. Hoy en día es difícil encontrar gobernantes y aun políticos de su envergadura. Y todo ello dejando de lado debates sobre si es o no necesaria la monarquía en un país como Inglaterra, que sin duda darían para llenar críticas y críticas en esta santa página.

Baste decir que Colin Firth es Jorge VI de la cabeza a los pies. Su tartamudeo es tan flagrante, que a veces sufres en la sala del cine, deseando que arranque de una vez una maldita palabra. Su Óscar, más que merecido a mi juicio, no hace sino dar fe de su labor. Pero no se quedan atrás otros intépretes, como la Bonham Carter (que sabe hacer algo más que papeles raritos para su marido), que borda a la muy querida por tierras anglosajonas, Reina Madre.

Sin embargo, para mí, la guinda del pastel la pone mi querido Geoffrey Rush, un actor como la copa de un pino y de los que ya quedan pocos. Pendiente aun de ver el trabajo de Christian Bale en "The Fighter", diré que no entiendo como no se ha llevado él otro galardón.

Además del trío protagonista y un soberbio elenco de secundarios, destaca un guión centrado en la relación de un monarca que sólo reconoce categorías en las personas, y un doctor que reconoce personas aun a pesar de las categorías. El toma y daca entre ambos será algo muy digno de tener en cuenta a lo largo del metraje.

Y se tratan otros temas, por supuesto: la superación personal, el sentido del deber o la nobleza, no necesariamente vinculada a los títulos. Cosas sobre las que meditar seriamente y que van más allá del "Pim-Pam-Pum" tan tradicional en los Blockbusters de moda. Esto también es de agradecer.

En definitiva, una película deliciosa. Se la recomiendo encarecidamente.

Tom Hooper, director fajado en la tv de series de calidad inglesa, se consagra en la pantalla grande con este discurso del rey que se nutre y mucho de sus experiencias televisivas moldeadas para el gran público que gusta de conocer los entresijos de personajes aristocráticos ya sean de la realeza o de la política. Siempre con una factura eficaz de cuidadas ambientaciones y fotografía y sustentadas por un personaje central sobre el que gira toda la trama. Clásico pero sin pasarse demasiado. Uno tiene la sensación de que es mas el envoltorio que lo que este oculta. Hollywood ha preferido ponerse el traje de rayas a lucir la camiseta gastada con el logo de Facebook. Creo sinceramente que la distancia que separa a La red social de El discurso del rey es equivalente a a la que va de los años 40 de una al siglo XXI de la otra. En cualquier caso me quedo con un Colin Firth y un Geoffrey Rush inmensos que nos emocionan con una sencilla historia de superación personal y amistad mas allá de diferencias de clases y conflictos sociales.
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Que esta película haya ganado el Oscar al mejor film habla de lo anodino y reiterativo que anda el cine en habla inglesa. Es una linda y entretenida película de aprendizaje, con buenas interpretaciones y una producción y dirección cuidadas, pero que en ningún momento toma riesgos de contar algo fuera de lo esperable. El profesor rebelde ya lo vimos en mil lados (por ejemplo, "La sociedad de los poetas muertos"), la historia de superación, también. El final previsible desde el título, ni que hablar. Es una peli para que miremos en la cama y después nos sintamos felices de lo buena que es la humanidad y de cómo se puede superar cualquier obstáculo. Para el caso, ¿no representa una historia más desafiante e interesante "El cisne negro"?
Una muestra más de porqué el cine de Hollywood es tan denostado, incluso cuando no se hace en Hollywood.

Hay muchas veces que no estoy de acuerdo con los premios Oscar, pero con Colin Firth y su galardón no puedo quejarme. Tom Hooper nos cuenta la historia de Jorge VI, también conocido por Bertie entre sus amigos. Un hombre en la corte que teme convertirse en rey por su evidente problema: es tartamudo.

Un personaje de este tipo estaba claro que iba a ser el blanco de todas las miradas, es por eso que Colin Firth ha trabajado más que duro. Obviamente, hay que ver la película en VO te guste o no te guste (tampoco quiero menospreciar el trabajo del doblador). La actuación es impecable y cuesta creerse que Firth no sea tartamudo de verdad. Aunque todo el protagonismo se lo lleva el Rey, Geoffrey Rush también hace un muy buen papel.

La película no es perfecta en sí, aunque su protagonisma le da casi todos los enteros que tiene. La estructura del guión es muy predecible, es lo malo, pero no por ello deja de ser interesante la historia. La ambientación también es algo reseñable.