Dos mulas y una mujer

Ver DOS MULAS Y UNA MUJER, con el color salvaje de los westerns de los setenta, un color que salpica, le supone al espectador disfrutar con Clint Eastwood, Shirley MacLaine, la música de Ennio Morricone y el agreste paisaje del árido Méjico. También, si se trata de la versión doblada, con la voz de Constantino Romero, que es la voz de las voces.
En ocasiones, durante el metraje de DOS MULAS Y UNA MUJER, recuerda la hermana Sara, por su desparpajo, a froilan María, la Julie Andrews de Sonrisas y lágrimas; y también en ocasiones se columbra más de la cuenta algo así como un forzado giro de Eastwood hacia la comedia.
Es, aun con sus defectos, una película divertida, bonita y agradable, DOS MULAS Y UNA MUJER. Mejor en tanto que se sostienen las picardías y tan curiosa como curioso es observar a Jose Ángel Espinosa, Ferrusquilla, en la piel de un gendarme francés y antes de que le diera por ir a tirarle los tejos a la estupenda Florinda Chico.

Lucha en México entre los seguidores de Juárez y las tropas francesas del emperador Maximiliano de Austria.

Pero claro, Maximiliano no contaba con Hogan (Clint Eastwood), un duro del oeste, mercenario y todo eso, que salva a una monja (Shirley MacLaine) del ataque de unos malhechores. Ambos galopan, caballo y mula y luego burra, en un viaje accidentado en el cual queda de manifiesto que tienen gran afinidad.

Don Siegel dirige con excelencia esta cinta escrita por Albert Maltz (argumento del director de western Budd Boetticher), una historia donde hay de todo: forajidos, una indefensa monja, un aguerrido Clint, indios enflechando a nuestro héroe, impulso benefactor hacia los indigentes y la lucha por quitarse de encima las tropas napoleónicas de México y buscar la libertad.

En el reparto sobresalen un sensacional Clint Eastwood, junto a una Shirley McLaine con la cual hay innegable química. Acompaña un grupo de actores de lujo como Manolo Fábregas, Alberto Morin o Armando Silvestre.

La película es bastante divertida, sin perder calidad, una entretenida mezcla de western USA con las ya clásicas obras de Sergio Leone, una cinta exitosa, entre otras, por los estupendos trabajos actorales de Eastwood y McLaine, pero igualmente por un relato que mantiene el interés todo el metraje.

Es igualmente magnífica la fotografía de Gabriel Figueroa, así como la magistral música de Ennio Morricone, con unos paisajes maravillosos y esa emoción de ir de pelea en pelea donde al final… bueno, lo del final no lo cuento que es spoiler.

Bajo la batuta de uno de los mejores directores del cine de acción (algo que se nota en las grandes escenas que, de ella, contiene el film), Don Siegel, discurre esta comedia del Oeste o wéstern cómico, en el que una magnífica, y ya veterana, Shirley MacLaine, pone el punto humorístico, mientras el duro Clint Eastwood, muestra su habilidad para la violencia y un continuo semblante de sorpresa, en un duelo de testarudez, entre una monja, un mercenario y dos mulas...

Una película, ante todo divertida, sumamente bien realizada, repleta de gags y de secuencias de acción memorables y con sorpresa final...

Muy recomendable, como cine de evasión, como entretenimiento no defraudará, pero no es una cinta, como por otro lado suele ocurrir con el cine de Siegel, con demasiada profundidad pero sí una clase magistral de narrativa cinematográfica...

Singular "western" rodado en México dirigido por un poco inspirado Don Siegel y protagonizado por un Clint Eastwood cuarentón en tono irónico (más que de costumbre), parodiándo a su personaje de El hombre sin nombre de la famosa trilogía del dólar, esta vez sin el poncho. Eastwood actúa con algo más de naturalidad que en anteriores papeles. Posiblemente Eastwood exprima todo su talento interpretativo (el de aquel entonces) en la escena en la que se emborracha para que MacLaine le extraiga la fecha.

Hay una más que notable falta de química entre Eastwood y Shirley MacLaine. Los personajes se ven demasiado falsos y acartonados y el argumento es de lo más ridículo que se haya podido ver en un western. La peli no tiene ni un sólo momento aunténtico, lo dicho, la señorita MacLaine y el señor Eastwood no generan ninguna reacción química en la pantalla, y el director Siegel no hace nada para llenar el vacío.

"Dos mulas y una mujer" es una película demasiado familiar como para alabarla, pero con demasiada competencia profesional como para descartarla de antemano, aunque ninguno estuviera inspirado. Tampoco es de destacar la sosa banda sonora de Ennio Morricone.

Buena fotografía de Gabriel Figueroa, quien había trabajado en otra peli de Eastwood unos meses antes: "Los violentos de Kelly".

"Dos mulas y una mujer" es, sin duda, la peor película del tándem Eastwood-Siegel junto con "El seductor". Aunque si tengo que elegir entre estas 2, sin duda me quedo con la de las mulas, jeje. El personaje de Hogan le va mucho más a Eastwood que el del cabo John McBurney.

Nunca había visto tanta chorrada en una peli de Eastwood. Pero la peli entretiene, se puede ver. Aunque como digo, no es de lo mejor de Eastwood.

Evidentemente, lo digo por Shirley McLaine, mujer que posee un rostro graciosillo pero ni mucho menos es la belleza que se insisten que es. Si el galán es Clint Eastwood, hay que ponerse exigente. Además, reconozcamos que Sara tiene una suerte que ya quisieran otras. O que ya quisiera yo, pa’ qué irse tan lejos. Que se quite el maquillaje y el vestido rojo y se quede con el humilde hábito negro, que le sienta mejor.

Porque encima se le mejora el carácter. Aquí la gracia está en que las personalidades sean opuestas, pero si una de esas personalidades es fingida y manipulada, el interés mengua, el romance es mentira, la pareja no cuela y el espectador se siente engañado. Claro, que es posible que me precipite al hablar de romance y no se trate más que de sexo y dinero. Puede ser.

La romántica invasión francesa de México es el marco histórico y geográfico para «Dos mulas y una mujer», comedia de aventura con cara de western. Si pasamos por alto que los protagonistas son unos asesinos y que toda la trama gira en torno a un acto terrorista injustificable, pues nos la tomaremos con simpatía y correcta atención.

Viva Maximiliano.