La tabla de Flandes

Uncovered (La tabla de Flandes) es una película dirigida por Jim McBride en 1994 con guión de Michael Hirst, Jim McBride y Jack Baran sobre la novela de Arturo Pérez Reverte. Interesante acercamiento al mundo de la restauración en torno al cuadro del primitivo flamenco Pieter van Huys pintado en 1471 donde observación y lógica de la restauradora Julia Darro (Kate Beckinsale) aplicadas al proceso en el restablecimiento de la obra, le lleva a un hallazgo sorprendentemente oculto.

Las consecuencias del descubrimiento en ‘La tabla de Flandes’ genera una cascada de impredecibles consecuencias en torno a tres personajes centrales que intentan encontrar respuestas a las incógnitas surgidas durante el proceso de limpieza y rehabilitación de la pintura: la restauradora, Cesar (John Wood), y Domenec (Paudge Behan), generando incógnitas de alguna manera relacionadas con el contenido oculto del cuadro.

La película deja al descubierto cierto desequilibrio interpretativo entre los diferentes personajes mediante la asunción de los correspondientes roles y la empatía aplicada a las caracterizaciones convirtiéndose en un elemento interpretativo muy importante, tanto como saber desligarse de ella. Resulta difícil seguir las diferentes actuaciones por cuanto en algunos casos pecan por exceso, o por defecto.

En cualquier caso la idea original del escritor todo y presentar un intrigante y prometedor inicio, el desarrollo de la historia se pierde en un abrupto galimatías de escenas que desequilibran esta interesante intriga en la que predominan dos ejes fundamentales: el interés histórico y por tanto valorativo de la obra, y los intereses personales enfrentados y dispersos en demasía.

La restauración como elemento dinamizador de la rocambolesca historia es interesante, muy interesante por cuanto se trata de una trama poco tratada en cine; otra cosa son los resultados finales conseguidos por Jim McBride mediante los diferentes recursos, entre los cuales: el flashback, barridos en primerísimo plano, plano detalle y el acercamiento en busca de respuestas desde el análisis simbológico oculto de lo representado en el cuadro mediante la disposición de los personajes algunos de los cuales como Don Manuel (Michael Gough) y Álvaro (Art Malik) tienen mucho que decir.

En el libro el relato histórico y la intriga policíaca se combinan, en la película ni de broma, la policíaca aparece y muy poco.

Actores flojos que parecen de comedia en un thriller y una narración que se pierde en tonterías y no centra lo importante.

Una resolución torpe de ópera prima, y un guion que no parece leído por el propio escritor de la obra (lo mismo ni lo fue)
Por favor Pérez Reverte deje de dar permiso a llevar al cine sus obras, todas son un desastre!!!

A favor: Que te ríes por estar tan mal hecha
En contra: Cero intriga, cero chispa.

No es que la obra de Reverte sea lo mejor del mundo pero esta versión cinematográfica resulta irrisoria y mal realizada de principio a fin.

No he leído el libro, pero sí me creo que sea muy superior a esta adaptación cinematográfica con muchos personajes ridículos. La parte de intriga es flojísima, y repito, algunos personajes parecen sacados de una comedia. Ni la guapa Kate es capaza de salvar el desaguisado.

Mi duda es saber quién es el mayor responsable de este esperpento, si el director Jim McBride que se pasa por el forro el libro o bien de Arturo Pérez-Reverte, autor de la novela homónima original, publicada en el 1990, por escribir chorradas. Por lo que sé parece que es más culpa del primero que del segundo pero estoy convencido de que algunas patochadas son marca de la casa del antaño reportero de guerra. En cualquier caso, tenemos una película de intriga que empieza de forma cutre y continúa de un modo delirante, estrafalario y siempre carente de sentido. Sin ir más lejos, la relación entre la partida y los crímenes es ninguna. En realidad, la única virtud de la cinta es la presencia de hermosa Kate Beckinsale, aunque le han cortado el pelo, en uno de sus primeros papeles, y bueno, por motivos sentimentales, ver cómo era la Barcelona en la que por aquellos años vivía, 1994, te trae algo de nostalgia.

Por destacar algún fallo (SPOILER), qué decir del gitano rubiales o simplemente que un cuadro de tanto valor se encuentre en el domicilio particular de una mindundi, lo cual no creo que sea el procedimiento habitual. Pero hay dos cosas que directamente me sacan de quicio. La primera, que estoy harto de que las protagonistas femeninas que son buenos partidos les buscan las parejas más bajas en el escalón social que pueden encontrar. Aquí el amigo, vaya braguetazo, es en realidad un mendigo, antiguo carterista, que no sé si tiene techo y que ha estado en un reformatorio. Mas es un aún más grave lo que hacen con el ajedrez. Se supone que el chico es un maestro pero los movimientos que hace son de principiante absoluto. La disposición de las piezas responde más al azar que a una partida de verdad y en el colmo de la dejadez de un plano a otro hasta cambian la ubicación del rey negro de un lado al otro del tablero.