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La tentación vive arriba

Comedia Como miles de neoyorkinos, Richard Sherman (Tom Ewell) se ha quedado trabajando en agosto mientras su mujer e hijos disfrutan de unas gratas vacaciones en la playa. Siguiendo las recomendaciones de su esposa, está dispuesto a dejar de fumar, de beber, a acostarse pronto y sobre todo a no echar una cana al aire. Pero la tentación aparece cuando conoce a una despampanante vecina (Marilyn Monroe), tan sexy como ingenua. (FILMAFFINITY)
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Críticas 64
Críticas ordenadas por utilidad
19 de abril de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el Estado de Manhattan -según la tesis de la película- la tribu del mismo nombre tenía la costumbre de aprovechar la partida de vacaciones de sus mujeres para flirtear y dedicarse a conquistar otras mujeres, en general más bellas. Esta constante también es visible en el mismo estado de la unión en 1955. Un señor de unos cincuenta y tantos, en momentos en que su mujer e hijos salieron de vacaciones, y en ocasión de un accidente doméstico, conoce y termina entablando una relación con su vecina de edificio de más arriba, encarnado por la célebre Marilyn Monroe. Su vecina es simpática, poco inhibida y no tiene mayores inconvenientes en relacionarse con este señor. La mayoría de las incidencias del film tiene que ver con esta situación, con la tortura psicológica de este individuo especulando con que su mujer "se entere" de lo que sucede, la necesidad de esconder la nueva vinculación de otros sujetos del edificio que, por diversas causas, se acercan a su departamento. Es una comedia simple, en cierto sentido previsible, sin mayores sorpresas y, en mi criterio, algo larga. Tiene también altibajos aunque con un poco de paciencia termina siendo un espectáculo aceptable, con su dosis de humor. Además, está la famosa escena del vestido de la protagonista de la "elevación" de sus faldas en plena calle. Resulta un poco cansadora la expresión de "buey tonto" del protagonista principal, aunque puede mencionarse como bastante lograda la escena en que el señor se va desvistiendo mientras baila antes de bañarse, pensando en su vecinita.
7,5 puntos.
elneon
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5 de abril de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinion es una película fracasada debido, basicamente, a que la pacata censura de la época malogró la versión cinematográfica de una historia que en el original teatral era mucho más atrevida y explícita (parecido a lo que le pasó a Kubrick con Lolita). Lo mejor: Un estupendo Ewell y Monroe en el papel arquetípico de su vida.
alex
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23 de agosto de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tentación vive arriba de Billy Wilder, es una comedia muy divertida, amena y entretenida. Dirigida a buen ritmo, de modo eficiente y maravilloso, contiene los ingredientes necesarios para hacer pasar un rato agradable a la familia, ya que es ingeniosa y arrolladora.
Las actuaciones, son jocosas e hilarantes, con un Tom Ewell carismático y apropiado, que hará reír a todos por su imaginación ácida y afilada, y una sensual y espléndida Marilyn Monroe en su línea habitual, que dejará alguna escena mítica para el recuerdo, como la inolvidable levantada de falda, por el aire del metro que pasa a sus pies.
La fotografía evocadora y alusiva a la ciudad y temperatura ayuda al espectador a ponerse en situación, al igual que la música insinuante que acompaña a Marilyn en todas sus escenas, que tendrá al público masculino literalmente pegado a la pantalla.
El guión, acertado y divertido obra del mismo Wilder, es provocador como pocos y agradable de ver, por tener un argumento atractivo y sustancioso. Con una narrativa curiosa al principio, dando una breve explicación para ponernos en situación de lo más imaginativa y simpática. Destacando también los diálogos graciosos y ocurrentes, totalmente típicos del género masculino en su afán conquistador más machista.
Por último, mencionar algunos efectos curiosos y respetables para la época en que se usó, y los vestuarios y caracterizaciones bellos y atractivos de la inolvidable actriz, totalmente sensacionales al sacar a relucir su belleza innata y su más pura atracción al género contrario.
Por lo que, en definitiva, aunque no es de las mejores obras del genial director, es recomendable por entretener, amenizar y divertir, a todo tipo de público, que busca pasar un rato agradable, y por ver algunas de las míticas escenas inolvidables, que dejó marcada Marilyn Monroe en la historia del séptimo arte.
Elcinederamon
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19 de septiembre de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay comedias que se quedan en la retina y sobre todo en el frontal para toda la vida. Esta es un ejemplo de ello: película simpática, animada, entrañable e incluso con su pizca de reflexión social.

A la genial dirección de Billy Wilder -¡cómo no!-, se un guión del propio Wilder, junto a George Axelrod, adaptación de la obra del escritor y dramaturgo neoyorquino George Axelrod, éxito de Broadway, The Seven Year Itch, aunque, todo hay que decirlo, la trama se alteró en el film para que el protagonista que hace de “Rodríguez” en un calurosos verano tras enviar a la familia a la playa (Tom Ewel), solo ‘fantaseara’ en tener una aventura amorosa con la eventual vecina explosiva de arriba interpretada nada menos que por una Marylin Monroe, pura tentación. Este libreto cuenta una historia sencilla pero picante, sugerente y que posee unos diálogos magníficos con crítica social incluida.

La narración brillante y ocurrente junto a la interpretaciones destacadas de una Monroe pletórica y Tom Ewell muy bien en el personaje gris de una América ávida de sexualidad, hacen que junto a una historia tan reconocible por el público (masculino sobre todo), esta cinta fuera, no sólo un éxito de taquilla sino una de las mejores comedias de la historia del cine. Además, este film encumbró definitivamente a Marilyn Monroe. Por ejemplo, la famosa escena de la Monroe cuya falda se eleva por el aire en una boca de metro, su ropa interior guardada en el frigorífico para mantenerla fresca o el bellísimo rostro y silueta de esta rutilante estrella, hizo que Marilyn quedara ya para siempre en los anales del Séptimo Arte.

Tiene la cinta una colorista fotografía de luxe color cinemascope de Milton Krasner y una espléndida banda sonora a cargo de Alfred Newman, todo lo cual arropa la historia con gran acierto.

En fin, comedia romántica rica en perspicacias satíricas y divertidas. Wilder consigue con esta cinta hacer un retrato mordaz del típico marido que ha quedado solo en la ciudad con toda la libertad y la cancha libre, lo cual permite poner en evidencia el elevado nivel de represión sexual del ciudadano medio de aquellos años. Todos los firmes y elevados propósitos del protagonista de dedicarse al trabajo de lleno, sin saborear un pitillo, sin ingerir alcohol y con frugales comidas, se ven afectados por una mezcla de factores diversos, pero sobre todo por la presencia en el piso de arriba de una muchacha muy bonita, atractiva y sobre todo sensual.
Kikivall
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12 de enero de 2011
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
George Axelrod había creado una obra notablemente abierta para su época. Desde luego, como no escapa a ningún espectador, esta es una de las obras de Billy Wilder que más fácilmente podían trasladarse a un teatro, su formato original. Un apartamento (el talismán del genial director), mucho calor (es una película siempre propicia en verano), una vecina explosiva y muchas tentaciones muy humanas.

Probablemente por la censura menos atrevida que la obra original, bien que se había intentado (ver spoiler), "La tentación vive arriba" bien pudiera parecernos hoy bajo la óptica actual casi como inocentona, pero es verdaderamente divertida, en especial con las alucinaciones del personaje interpretado por Tom Ewell.

Hablando precisamente de Ewell, decir que es curioso que el director no las tuviera todas consigo, porque en todo momento, lleva la película a cuestas, con un Rodríguez típico pero terriblemente carismático, con muchos soliloquios que luego volveremos a ver con otro monstruo del séptimo arte, Woody Allen.

De Marilyn, poco que decir de lo evidente (mítica escena donde las haya y símbolo erótico de toda una generación), pero también partir una lanza en su favor porque como el propio Wilder admitía después de lanzarle no pocas pullas, tenía un tremendo sentido de la comedia y aunque era indisciplinada al máximo, siempre aportaba más que restar a la obra.

Una de las cintas menos corrosivas del gran director.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Libanés
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