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La tentación vive arriba

Comedia Como miles de neoyorkinos, Richard Sherman (Tom Ewell) se ha quedado trabajando en agosto mientras su mujer e hijos disfrutan de unas gratas vacaciones en la playa. Siguiendo las recomendaciones de su esposa, está dispuesto a dejar de fumar, de beber, a acostarse pronto y sobre todo a no echar una cana al aire. Pero la tentación aparece cuando conoce a una despampanante vecina (Marilyn Monroe), tan sexy como ingenua. (FILMAFFINITY)
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Críticas 64
Críticas ordenadas por utilidad
20 de julio de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una trama muy sencilla que viene de una obra de teatro. En la Nueva York de los años 50 era muy común que esposas e hijos se iban a veranear mientras que los maridos se quedaban trabajando en la ciudad y de paso pues echaban una canita al aire. Tom Ewell tiene una lucha moral contra si mismo desde que se queda solo y sobre todo desde que conoce a su nueva vecina Marilyn Monroe. La película está muy bien dirigida, es de Billy Wilder a fin de cuentas, aunque él mismo ha dicho en numerosas ocasiones que estuvo infinitamente limitado en el rodaje por los productores y por Marilyn, que se sabía la estrella indiscutible de la peli. Siendo muy teatral, los monólogos de Tom Ewell muy conseguido así como la inocencia a medias de Marilyn. No es de lo mejor del autor pero es muy entretenida
RupertPupkin
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3 de agosto de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es ya, todo un escándalo...

En un principio la iba a rodar George Cukor, pero no pudo ser y el relevo lo cogió Billy Wilder, que ya tenía claro que quería a Marilyn, aunque ya por contrato, la productora le daría esta película. Curiosamente iba a ser rodada en blanco y negro, pero Marilyn por contrato estipulaba que todas sus películas tenían que ser en color.

Para el personaje masculino, fue más difícil, hubo otros pretendiente, incluso actores más reconocidos y más galanes, pero Wilder quería a un "hombre normal", y escogieron a Ewell porque era el mismo que hacía este personaje en Broadway.

El presupuesto que no llegó a 2 millones (nada desorbitado), pero fue más de lo que esperaban porque Marilyn ya tenía problemas de ansiedad. Además, Wilder hizo una promoción bestial mientras rodaban la película que hasta se pusieron gradas para que acudiera la gente, pero, le salió mal porque muchas tomas las tuvieron que rehacer por el ruido del público. También la famosa escena de la falda, a la 1.30 de la madrugada en Manhattan, hubo público para presenciar este momento. También estaba el marido de Monroe, que posteriormente, la golpeó y ella pidió el divorcio. Todo esto hizo aumentar el presupuesto de la película, y luego, llega el momento de la escena de la falta y son solo 2 tomas y no se ve lo que todo el mundo recuerda... quizás la película "La mujer de rojo" que se explaya más en ese momento es lo que más recordamos, o quizás los carteles publicitarios que se hicieron de ese momento. Pero no en la película.

Para acabar el tema de las curiosidades, hablaré de Saul Bass, el que hizo los créditos. Ya lo hizo con "El hombre del brazo de oro" y me sorprendió muchísimo y aquí también, hay unos créditos muy novedosos, para nada de los años 50, si no más bien era un avanzado de la época ya que tiene una imagen muy de los 60 y 70. Impresionante la imaginación para hacer esto, cuando antes, nadie lo había hecho.

Y ahora la película, que no tiene nada, es una comedia, algo descafeinada hoy en día, que simplemente son ocurrencias, diálogos y situaciones que se mete en vereda y que no se sabe como salir y hay confusiones y nada más. Marilyn sigue en su papel de rubia tonta, algo que desgraciadamente no le favorece, y tampoco para una sociedad que quiere la igualdad.

La carrera de Marilyn era imparable, y con esta película aún subió más... lástima que 7 años más tarde, cayera al fondo.
edugrn
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8 de septiembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es una obra mayor de Wilder porque parte de unas premisas argumentales que suenan hoy anticuadas (quizá los roles masculinos no hayan cambiado mucho, pero los femeninos sí), y porque el humor es más obvio y con menos ironía que en otras películas del director. No obstante, si uno la ve liberado de prejuicios, “La tentación vive arriba” aún es hoy una comedia amena y entretenida. La historia se centra en dos personajes principales, aunque el punto de vista de la narración se ponga únicamente en uno de ellos. Tom Ewell y Marilyn Monroe están lejos de ser mis actores favoritos, pero su relación en la pantalla funciona bien. En especial, la mezcla de explosividad-ingenuidad-candor tan característica de la Monroe tiene aquí un peso específico propio en la narración.

Destaco sobre todo un guión endiablado que deja poca tregua al espectador. Los diálogos, sin ser brillantes, son muy divertidos. Hay muchos gags que han pasado a la Historia a partir del mero relato de los personajes, sin ser presenciados por el espectador (ropa interior en la nevera, dedo del pie atascado en la bañera llena de agua…), con lo que son más literarios que cinematográficos. Otros aparecen como meros sueños o imaginaciones del protagonista, y sin duda no son tan destacables. La célebre escena de las piernas de Marilyn en la salida de aire del metro constituye una idea muy audaz para la época. Hay una clara intención de dar un toque de locura a la narración, y a ello contribuyen unos secundarios que enriquecen una ya de por si colorista película. En fin, una película que en otras manos habría dado pie a un perfecto disparate, es una película meritoria gracias al buen oficio de quienes intervinieron en ella. Wilder utiliza la parodia para criticar a la sociedad burguesa americana de los años 50 (con agudas referencias cinéfilas, literarias, musicales y hasta freudianas). El paso del tiempo ha hecho que ese tono burlón sea si cabe más evidente. Creo que es por eso por lo que, a pesar del anacronismo de su argumento, la película aún funciona.
rober
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20 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tentación es un problema de difícil solución, resistirla es similar a caminar por una pista de hielo sin caerse … solo que con Marilyn ¡¡es una pista de hielo cuesta arriba!!

Billy Wilder ironiza con la situación de los “Rodriguez” de los años 50, hombres “responsables” que bajo la excusa de una cantidad de trabajo notable y un calor en la ciudad amenazante enviaban a la familia de veraneo con lo que automáticamente pasaban a tener el control al ciento por ciento sobre su tiempo y sus deseos.

Deslumbrante Marilyn Monroe con su sonrisa y su mirada ingenuas dándole a su presencia voluptuosa un aspecto aún más apetecible.
shortcut
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11 de octubre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra teatral de George Axelrod sirve de base para esta famosa comedia de Billy Wilder, quien co-escribió el film junto al propio Axelrod.

El tema principal de la trama radica en el deseo sexual del ciudadano medio en un contexto favorable para el coqueteo y la exposición física de la anatomía femenina como es el verano.
Si además el protagonista se queda de "Rodríguez" sólo en casa después de que su mujer y su hijo se hayan ido de vacaciones, y puede gozar de la compañía de la explosiva Marilyn Monroe (el mito erótico por excelencia de la historia del cine) pues...¿qué más se puede pedir?.

La presencia de Marilyn es lo mejor de esta sobreestimada cinta, una Marilyn que tanto moja con gracia las patatas fritas en el champán como guarda su ropa interior en la nevera para que se mantenga siempre fresquita ante la caliente atmósfera del estío. Y por supuesto, en la escena más recordada de la película, aprovecha el chorro de aire del metro neoyorquino para calmar los sofocantes calores veraniegos, provocando el levantamiento de faldas más famoso de la historia del cine.

El notable guión empapado de la habitual causticidad de Wilder y los homenajes al clásico del terror de serie B "La Mujer y El Monstruo" de Jack Arnold y a la oscarizada "De Aquí a La Eternidad" de Fred Zinnemann, con una divertida parodia del famoso y sensual beso playero entre Burt Lancaster y Deborah Kerr, son argumentos más que suficientes para valorar positivamente esta popular obra de Billy Wilder, a la que sin embargo perjudican los numerosos (a veces brillantes, otras veces cansinos) soliloquios del personaje de Tom Ewell, los cuales ralentizan el ritmo narrativo habitual de su autor.

Otros aspectos negativos del film son su puesta en escena demasiado teatral, su decepcionante y excesivamente complaciente conclusión, y un claro error de casting en la elección de Tom Ewell, que estaba fantástico en "La Costilla de Adán" por ejemplo, pero que aquí no da la talla y se ve muy empequeñecido por una Marilyn que literalmente se come la pantalla. Jack Lemmon, Walter Matthau o incluso Tony Randall hubieran hecho que la película alcanzase niveles mucho más altos.
BartonKeyes
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