Haz click aquí para copiar la URL

El Gran Hotel Budapest

Comedia. Aventuras Gustave H. (Ralph Fiennes), un legendario conserje de un famoso hotel europeo de entreguerras, entabla amistad con Zero Moustafa (Tony Revolori), un joven empleado al que convierte en su protegido. La historia trata sobre el robo y la recuperación de una pintura renacentista de valor incalculable y sobre la batalla que enfrenta a los miembros de una familia por una inmensa fortuna. Como telón de fondo, los levantamientos que ... [+]
<< 1 20 29 30 31 57 >>
Críticas 283
Críticas ordenadas por utilidad
9 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando en el año 2012 hablaba sobre “Moonrise Kingdom”, comentaba en estas mismas líneas lo poco que simpatizaba con el estilo de Wes Anderson.
Pero reconozco que esta vez, no preguntéis el por qué, he entrado en su universo y me he dejado atrapar. Su nuevo estreno, aún siendo una enorme tontería, es sin duda una tontería con mucho estilo.
Su mayor potencial (como siempre) es su puesta en escena, nunca encontraremos en los cines actuales un trabajo artístico tan brillante. Hay planos que duran segundos, pero que son de una belleza plástica muy a tener en cuenta. Y aunque este potencial ya existía en sus anteriores propuestas, es en esta ocasión cuando la historia, de lo “friki” que es, te hace pasar una sesión realmente divertida.
No sé si soy el único que opina que Anderson formaría parte de un selecto grupo de cineastas, entre ellos Javier Fesser y Jean Pierre Jeunet, que utilizan la imagen para crear universos imposibles, cargados de mucha nostalgia y de toneladas de humor absurdo que bien podría entroncarse con el slapstick de los años del cine mudo.
La historia del “chico portería” y de su mentor, no deja de ser un pretexto para mostrarnos una imagen colorista de la vieja Europa. Un aroma romántico que bien se puede notar cuando uno viaja por algunos países centroeuropeos.
Recuerdo que una persona tras el estreno de “Moonrise Kingdom” me dijo que la película rezumaba olor a verano, a espacio abierto, a días largos y divertidos, pues digamos que en esta ocasión el olor es a Europa.
Los espectadores podrán ver una sucesión de rostros conocidos, además de reencontrarse con algunos que no veíamos en la pantalla desde hacía años. Anderson maneja el efecto “cameo” con gran destreza, sin hacer que ninguno robe la película a Ralph Fiennes y a su fiel ayudante, interpretado por un absoluto desconocido Tony Revolori.
Y prestad mucha atención a la música, Alexandre Desplat le entrega al director una composición casi propia de los dibujos animados, sin obviar grandes pasajes realmente embriagadores. No os levantéis de la butaca hasta que haya pasado el último título de crédito, su suite final es absolutamente genial.
Francisco Javier Millan
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
13 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Su estética me recuerda a otras historias originales en su día, como Charlie y la fábrica de chocolate de Tim Burton e incluso el ambiente de fábula absurda de Delicatessen. Si bien la que nos ocupa es más tierna y amable. El guión y su desarrollo flojea y le impide tener una nota más alta por mi parte. Extenso y notable reparto con un Ralph Fiennes por encima de los demás. Se debe ver.
bluemurder
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
13 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Wes Anderson es de esos cines tan tan tan personales que, o entras o no entras. Esto no tiene nada que ver con que guste o no.
Por ejemplo: El gran hotel Budapest es una película perfecta, tanto en la creación de personajes, todos actores de renombre haciendo pequeños papeles o en el aspecto visual, donde está todo medido hasta el último detalle: la colocación de las mesas, los picados, los colores, el funicular, etc.
Pues yo soy del grupo que no consigue entrar en su cine. Bueno, en realidad, en esta pude entrar e interesarme en lo que me estaban contando.
La película es bastante asequible comparándola con algunas anteriores. Pero a pesar de su facilidad de conexión, algo me obliga a salir. Imagino que será su perfección en lo que conté antes. Una perfección que hace que no me crea lo que allí me cuentan o, más que eso, su falta de capacidad de emocionarme.
Y puedo señalar momentos que son enormes y además muy graciosos como pueden ser la huida de la carcel o lo que ocurre en el monasterio donde destaca un muy malvado y magnífico Willem Dafoe.
Pues, a pesar de eso, me deja frio y quedo fuera.
jesus
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
16 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Wes Anderson es un director peculiar y que tiene un estilo personal único está claro. Es más, es difícil encontrar entre tanta superproducción productos que se diferencien ampliamente de los demás y "El gran hotel Budapest" es uno de ellos. De Anderson tuve el placer de ver "Viaje a Darjeeling" hará unas semanas y salí tan satisfecho que solo era cuestión de días que me acercase a un cine y viera la última de este genial director. Y salí muy satisfecho, tanto o más que con "Viaje a Darjeeling".

Jude Law es un joven escritor que se aloja en el gran hotel Budapest, un hotel que durante los años 30 albergó a los más distinguidos turistas, pero al que ahora apenas va nadie. Se ha convertido en un edificio decadente y frecuentado solamente por los autóctonos de la zona. Allí conoce a Zero Mustafa (F. Murray Abraham), el propietario del hotel, y este le cuenta su historia, desde que empezó a trabajar como mozo portería en el gran hotel Budapest allá los años 30, y cómo conoció a Gustave H. (Ralph Finnes), el propietario del hotel por aquel entonces, con el que protagonizó una loca aventura relacionada con el robo de un cuadro.

"El gran hotel Budapest" es diversión pura y dura. Si exceptuamos un inicio algo soso, que abarca la presentación del escritor, su estancia en el hotel y las circunstancias en las que conoció al propietario, en cuanto aparece Gustave H. la historia arranca definitivamente y es una montaña rusa de situaciones a cuál más delirante, personajes extravagantes que llenan la pantalla con su sola presencia y un torrente dialéctico que mantiene atento al espectador, atestado de sutiles ironías y de bromas descacharrantes. El embrollo que se lía a raíz de la muerte de cierto personaje al inicio del filme es la ocasión perfecta para que Anderson nos perfile un personaje terriblemente bien construido y atrayente, en ocasiones pedante y superficial y en otras encantador y amigable. Esto y el hecho que el guion está plagado de giros hacen que no haya ni un momento de descanso para el espectador y que este difícilmente se aburra. Buen ejemplo de ello son las escenas donde Jopling (Willem Dafoe) se dedica a perseguir cuanta persona tuviera relación con el cuadro, y en especial la del descenso de la montaña esquiando; también la de la huida de la prisión o la del embrollo que se lía en el hotel al final de la cinta. Son escenas muy dinámicas y con un ritmo endiablado. El único inconveniente de la propuesta es que se echa en falta que el hotel tenga un papel más preponderante en la historia, tal y como el título pudiera sugerir a primera vista, y que un mayor número de escenas transcurran en él y no fuera.

El reparto, cameos incluidos, es otro de los puntos fuertes de "El gran hotel Budapest". Siempre es un acierto apostar por un reparto coral con tantas caras conocidas, siempre que se haga bien, y en este caso así es. A parte del impresionante Ralph Finnes, y de los solventes cameos de Schwartzman, Murray o Wilson, Tony Revolori también ofrece un buen contrapunte a la labor de su compañero de escenas. Entre el resto del reparto destacan los siempre eficaces Edward Norton, Willem Dafoe, Jeff Goldblum, Adrien Brody y Saoirsie Ronan, que consiguen dotar de gran personalidad a sus extravagantes personajes.

Visualmente hablando es increíble. La fotografía recargada, el uso de decorados en lugar de localizaciones reales (como el primer plano que tenemos del hotel al inicio del filme), los colores chillones (como el rosa intenso de la camioneta de repartos de Mendls), la caracterización de los personajes (muy acertada la del dúo de villanos) y los planos laterales y cenitales (como cuando Agatha va en bicicleta) ayudan a la perfección a meternos en una historia rocambolesca y fantasiosa como la que nos ocupa. Y eso sin contar la BSO de Alexandre Desplat, que encaja a la perfección con el ritmo endiablado de las escenas.

En conclusión, "El gran hotel Budapest" es terriblemente divertida y entretenida. Si te gusta el estilo visual recargado del director y todos aquellos aspectos que caracterizan el cine de Wes Anderson, o si simplemente quieres pasar un rato entretenido sin mirar el reloj, esta es tu película. Muy recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ivan_Rumar
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
19 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prácticamente no he leído nada negativo sobre la nueva película de Wes Anderson, El Gran Hotel Budapest. Todo han sido elogios y entusiasmo ante esta nueva demostración de su especial talento y de su personalidad única. Solo algunos han empezado a hablar de signos de agotamiento en el personal estilo que caracteriza al director texano, y a poner pegas al escaso calado emocional que acompaña a sus últimas películas, especialmente a esta. Yo no puedo estar más lejos de estas pegas que algunos le empiezan a poner ya que es precisamente en sus tres últimas películas, Fantástico Sr. Zorro, Moonrise Kingdom y esta, cuando más he disfrutado del cine de Wes Anderson. Aunque también sería un buen momento para repasar sus anteriores obras y ver si mi percepción ha cambiado en estos años. Y es que ya han pasado muchos años desde que se diera a conocer internacionalmente, y trece concretamente desde que dirigiera Los Tenembaums, tal vez su película más icónica.
Si comparamos el cine de Wes Anderson con una montaña rusa de imaginación, sensaciones, colores, nostalgia y (también, si) emoción, probablemente El Gran Hotel Budapest probablemente sería la montaña rusa más rápida, vertiginosa y vibrante de todas ellas. No se si la mejor, pero sí aquella en la que sus virtudes se sienten más acentuadas.
Con esta película Wes Anderson viaja en el espacio y en el tiempo a un lugar y una época que, aparentemente, no pueden resultar más ajenos a un caballero nacido en Texas como él. La Europa central de los albores de la primera gran guerra se adivina en ese indefinido y fantástico universo creado por el director. La acción comienza en un lujoso y apartado hotel donde se aloja la flor y nata de la sociedad de la época. Allí el conserje Gustave H. sabe tratar mejor que nadie a la viejas ricachonas que acuden al calor de sus atenciones. Hasta que una de ellas muere en extrañas circunstancias dejándole a él como único heredero. Lo cual le coloca como principal sospechoso de su muerte a ojos de sus avariciosos hijos. Así comienza una delirante persecución que le llevará de la cárcel a las más altas y nevadas montañas, intentando demostrar su inocencia. Para ello contará con la fiel ayuda de Zero, un novato y eficaz botones. En esta trepidante aventura nuestros dos protagonistas se verán rodeados de infinidad de personajes que les pondrán las cosas difíciles, y alguno, incluso, les ayudará por amor.
Wes Anderson, autor (debería escribirlo en mayúsculas) absoluto de la película, hace en esta ocasión un ejercicio de estilo, de su estilo, que va más allá de todo lo que ha hecho hasta ahora. El Gran Hotel Budapest es la culminación de una forma de hacer cine que hasta ahora había brillado total o parcialmente en todas sus películas anteriores y que aquí alcanza su máxima plenitud. El Gran Hotel Budapest es un juego hilarante y rebuscado, un cómic original y trepidante, una gran maqueta llena de color y divertidos ingenios, en definitiva una filigrana cinematográfica que juega siempre en el filo de un precipicio (el del ridículo, la patochada y la fata de credibilidad), y que en cambio nunca se despeña, proporcionando al espectador imágenes y momentos mágicos en cantidades industriales, y manteniendo un tono en la historia que solo en alguna ocasión corre el riesgo de perder todo su encanto para caer en la caricatura más artificiosa y vulgar.
Tal vez el guion escrito por Anderson tendría dificultades para aprobar un análisis riguroso, pero, con todas sus licencias, se puede decir que funciona a la perfección. Sí es verdad que en esta ocasión disfrutamos de la historia como simples y gozosos espectadores, algo distanciados y sin implicarnos emocionalmente en lo que en la pantalla sucede. Y lo que sucede en la pantalla es sencillamente una maravilla para la vista y para el oído, un prodigio técnico al que es imposible no caer rendido. Menciones especiales para una dirección artística arrebatadora y para la música compuesta por el gran Alexandre Desplat.
Wes Anderson se ha rodeado esta vez de algunos de sus actores habituales, aunque ha cedido el protagonismo al gran Ralph Fiennes, que ha entendido como nadie el mundo en el que se mueve su personaje, y su interpretación es una parte más del precioso juego que propone Anderson. Por lo demás impagables las presencias de algunos actores como Willem Dafoe, la brevísima Tilda Swinton, Harvey Keitel o el francés Mathieu Amalric, que ayudan a mantener el nivel de la película más vibrante de su director.
ernesto
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 20 29 30 31 57 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow