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El Gran Hotel Budapest

Comedia. Aventuras Gustave H. (Ralph Fiennes), un legendario conserje de un famoso hotel europeo de entreguerras, entabla amistad con Zero Moustafa (Tony Revolori), un joven empleado al que convierte en su protegido. La historia trata sobre el robo y la recuperación de una pintura renacentista de valor incalculable y sobre la batalla que enfrenta a los miembros de una familia por una inmensa fortuna. Como telón de fondo, los levantamientos que ... [+]
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Críticas 283
Críticas ordenadas por utilidad
12 de mayo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuidada hasta el extremo, visualmente muy conseguida, con una banda sonora muy pero que muy adecuada para esta película con vis cómica y marca de la casa del Sr. Anderson. Con un reparto entregado y de mucho renombre. Una historia muy divertida, intrigante y que recomiendo en grado sumo.

Si te gusta Wes Anderson te encantará, si andas despistado con su cine te entretendrá.
CineEnFlor
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22 de mayo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
De buenos momentos y otros que dejan perplejo, “Gran hotel Budapest” (2013) es la suma de muchas cosas y la resta de otras tantas, dando la impresión a la hora del saldo final sobre sí quedó algún cabo suelto o algún segmento que dejamos de ver.

Con personajes peculiarmente queribles y un elenco que pareciera innecesario pero que sin él posiblemente no nos hubiéramos interesado en verla, Wes Anderson va dando forma a una comedia de época, inventada, que juega con la estética casi folclórica de otras de sus películas y que permite hacer recreaciones casi ridículas perdonándolas por su jocosidad y ánimo de juego.

Traviesa y todo, se queda en momentos casi de dibujos animados, de aventuras, muy entretenidos y que enganchan pero está todo tan bien portado que deja pidiendo algo más. Puede que algunos no la entiendan y a otros no los caliente, pero sus formas, estilos y galería multi facética de personajes no necesariamente requiere de una explicación ya que es una cinta que va más allá de eso.

En este sentido, puede que quizás peque de ingenua, pero los que pensaron que por su afiche y estética se asemejaría a una intriga al estilo de Agata Christie se equivocan. Esta es una película más bien colorida, casi familiar y sin mucho de oscuridad. Todo está caricaturizado en el contexto de una cinta sobre una vieja historia y ello, sin importar su final, es el real objetivo del film.

Si por añadidura causa nostalgia, sentimientos puros y otros semejantes no se extrañe, pero tampoco se engañe porque si la define como sosa no escapa de la percepción propia de lo raras y poco habituales de estas propuestas. Por algo la crítica la ama, los grandes públicos, le sonríen pero con menos animosidad.

Alexandre Desplat se luce en la música y la pareja de protagónicos da fe de una química que dan ganas de seguir viendo por horas. “Gran hotel Budapest” es un compendio de relaciones humanas que no requiere justificación, ni causa y que sin embargo nos encanta a descubrir su origen. De lo demás, conviene fijar el balance en el camino más que en el destino final.

Recomendación:
Buena. No llega a excelente por lo ilegible que puede resultar para muchos, que lo podrán calificar hasta de sosa.

=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com
buyinski
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27 de mayo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
(+) ¿Es posible destacar algo en esta impecable obra maestra? Cada plano es un regalo en esta alegoría de la imaginación…
(-) Que pueda verse en la interpretación de Fiennes un manierismo o una caricaturización que no son…
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Un país europeo tan exótico que no existe, un sinfín de personajes estrambóticos, la irrupción del nazismo en clave de fábula, los sempiternos planos frontales… ‘El Gran Hotel Budapest’ (2014) aglutina los elementos más reconocibles del cine preciosista e imaginativo de Wes Anderson y se antoja como el cénit artístico y conceptual del genial autor texano… Una hermosa comedia coral, clásica, vertiginosa y ligera como las de antes que, sin duda, ya es uno de los títulos del año…
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Tras dos películas particularmente emotivas y evocadoras como son ‘Fantástic Mr. Fox’ (2009) y ‘Moonrise Kingdom’ (2012), ambas excentricidades con una particular perspectiva de lo artesanal, lo melancólico y lo infantil, el cineasta Wes Anderson parece haber querido elevar la apuesta de su particular y ensimismado universo de la extravagancia… En ‘El Gran Hotel Budapest’ (2014) se palpa más que nunca ese lúdico regreso al pasado, a la mirada limpia y preciosa de la inocencia, a ese momento en el que el cine te impregna, te contagia su precioso veneno y te retuerce el alma para siempre; para ello, también habita una especial fascinación reivindicativa por el ‘storyteller’, el clásico cuentacuentos, la figura que resucita Anderson en su homenaje confeso a Stefan Zweig, un escritor austríaco cuya prosa ficcional quedó maldita bajo la losa del fascismo y sorda por el estruendo de las dos grandes guerras, y que decidió quitarse de en medio cuando vio dónde había ido a parar su preciada Europa, suicidándose en el exilio brasileño… Anderson, tan dandy de la delicadeza y la impostura como cronista de una forma de entender al artista…
En el exuberante cónclave europeo que es el falso reino de Zubrowka -imposible no acordarse de la Freedonia de los Hermanos Marx en ‘Sopa de Ganso’ (‘Duck Soup’, Leo McCarey, 1933)- puede observarse con nitidez la evidente fascinación del director por el glamour cosmopolita de la Europa de entre guerras, representado en el cine por Ernst Lubitsch, la ‘Casablanca’ de Michael Curtiz (1942) o el Alfred Hitchcock en su etapa inglesa… A Anderson le gusta recrear un tipo de cine que ya no existe, el de la economía formal, el de la precisión en la puesta en escena, el de la exposición impoluta y brillante de situaciones y personajes; ‘El Gran Hotel Budapest’ es pura anacronía impostada, posmodernidad retroactiva de una nostalgia fresca y lúcida, como ese hotel sesentero casi vacío, de insultante y feísta funcionalidad decorativa, cuyos pintorescos fantasmas que lo pueblan deciden retroceder a los esplendorosos años en los que tan majestuoso parador estaba gobernado por el inefable Monsieur Gustave (portentoso Ralph Fiennes) y su escudero Zero Moustafa (la revelación Tony Revolori), que encarna esa adolescencia plena de altivez, inocencia y chispa que, a su vez, representa al cine de Anderson… Una historia se introduce en otra y como en un juego de muñecas rusas (evocado a su vez con la alternancia de formatos panorámicos), el ‘storyteller’ teje su particular ensoñación de pastelitos rosas…
Los encuadres frontales y cenitales, la actitud de ‘slapstick’ permanente en sus personajes, la infinidad de texturas y cromatismos, el entrañable uso de las maquetas, el gusto por el detalle, la brillante música de Alexandre Desplat, la complicidad de un reparto estelar que se divierte (habituales y no tan habituales como Adrien Brody, Tom Wilkinson, Willem Dafoe, Tilda Swinton, Edward Norton, F. Murray Abraham, Jude Law y un largo largo etcétera)… Wes Anderson no solo ha formalizado su particular estilo visual y ha consagrado su autoría (más allá de esa eterna condición indie de ‘auteur’ pop), sino que ha habilitado definitivamente su espacio de reflexión hacia la fascinación por lo pretérito, no como una parábola deconstructiva (al estilo Tarantino) o como un homenaje abierto a sus referencias clásicas, sino como una reinterpretación efusiva y afortunadamente ingenua de la cultura y la historia… Antes de que todo fuera tan tecnológico, tan digital y tan fácil (y tan aburrido, of course) de exponer en una pantalla de cine, desde un lugar perdido en las montañas de la memoria llamado ‘El Gran Hotel Budapest’, Anderson nos recuerda cómo era eso de imaginar…
Sabino (Diari Menorca)
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8 de junio de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de las buenas críticas acudía con recelo, las últimas de Anderson, algo menos la del zorrillo, me habían parecido ocurrencias estiradas con algunas ideas muy originales pero que en su conjunto me resultaban fallidas, pedantes y aburridas.

Nada de eso ocurre aquí a pesar de que en algunos momentos se bordee el exceso. La sensación final, esa melancolía de tiempos pasados en una Europa de principios de siglo, está enormemente lograda. No sólo disfrutas con el desarrollo de la historia y el magnífico trabajo de los actores sino que también adquieres esa patina de tiempo perdido que ha sucumbido. Sin saberlo, no me gusta informarme en exceso de lo que voy a ver, veo en los créditos finales la referencia a Zweig. Realmente me había rondado la cabeza viendo el film pues éste es una verdadera transposición imaginativa de ese espíritu ingenuo e irreal desde el punto de vista histórico que el autor tenía de esa Europa desaparecida que acabaría devorada por los nazis.

Pura gozada que te atrapa, que te hace añorar aquellos viejos tiempos edulcorados y que consigue que te creas esa mentira de que cualquier tiempo pasado fue mejor.
luis
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14 de junio de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La más reciente película del reconocido director estadounidense, estrenada a inicios de año en el Festival de Berlín, donde alcanzó el segundo premio en importancia: El Gran Premio del Jurado. La película, que es una deliciosa e ingeniosa comedia cuenta una historia en tres tiempos, centrada la mayor parte en el pasado, en plenos años 30, un poco antes del inicio de la guerra, tiene como eje central el Gran Hotel Budapest, donde todos los personajes se desenvolverán entre intrigas, venganzas, homicidios, condenas, amor y amistad. Me ha parecido una maravilla de principio a fin; Anderson sigue demostrando que puede coger cualquier historia y dotarla de su inconfundible y particular estilo, que acá alcanza nuevas cumbres. Mezcla de ficción con realidad, un guión brillante escrito por el mismo Anderson, que confesó haberse inspirado en los escritor del escritor austríaco Stefan Zweig, notable dirección, ambientación y montaje, donde abundan como es característico el estilismo y perfeccionismo del director en las tomas uniformes e impecables. Y un reparto de lujo, con sus habituales colaboradores, pero donde se lucen especialmente, el gran Ralph Fiennes (que está de premios) y el otro grande F. Murray Abraham, aunque no sale mucho, pero todo el reparto brilla como siempre. Una aventura excelente e imperdible, divertida, sarcástica, con una gran profundidad dentro de todo el espectáculo con que Anderson adorna sus filmes. Muy recomendada, de lo mejor del año.

http://www.frasesdepeliculas.com.co/2014/06/frases-pelicula-the-grand-budapest-hotel.html
http://asbvirtualinfo.blogspot.com/
Alejandro
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