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Nymphomaniac. Volumen 1

Drama Historia de una ninfómana contada por ella misma. Una fría noche invernal, un viejo solterón (Stellan Skarsgård) encuentra en un callejón a una joven (Charlotte Gainsbourg) herida y casi inconsciente. Después de recogerla y cuidarla, siente curiosidad por saber cómo pudo haber llegado esa mujer a semejante situación; escucha atentamente el relato que ella hace de su vida, una vida llena de conflictos y turbias relaciones. Para su ... [+]
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Críticas 118
Críticas ordenadas por utilidad
17 de julio de 2014
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Estamos ante una de las mayores genialidades en cuanto a este género, desde luego Lars Von Trier hizo un excelente trabajo, aunque esperemos que a este director de cine, no se le suba demasiado a la cabeza. Resulta increíble el fruto que dio lugar tras un comienzo poco prometedor. Según el, grandes estrellas del cine moderno interpretarían como actores en dicho filme. Resultó bastante increíble que bastante actrices de gran prestigio (Kristen Dunst, Nicole Kindman), ya que la sensación que pudo haber dado lugar fue bastante negativa.
Pero como es natural en el mundillo del cine, existen varios secretos, el cuál sería un producto de gran calidad.

Desde un comienzo podemos observar a la protagonista destrozada, tanto mentalmente y físicamente. Su estado denota una tremenda inseguridad que hace unos años no tenía, es más antes, se podía decir que seguía orgullosa de su forma de ser y de sus problemas. Lamentablemente esa confianza se vino abajo tras los pasos que tubo que dar a lo largo de su vida.
Esta historia goza de un argumento de una importancia tremenda, pues no sólo argumenta algo que a muchísimas personas les parecía que eran algo muy desconocido, pero también es la tremenda tranquilidad y realidad con que lo cuenta.
Como todo, esto empezó en una etapa muy anterior a la adolescencia, con una base familiar poco agradable y con sus "amores de infancia".

Una vez recogida por la persona receptora oyente de los episodios de su vida sexual, no pudo evitar su asombro ante tales palabras que salían de su boca.

Realmente resulta impresionante en el momento de como goza el filme a la hora de la búsqueda de sus increíbles ejemplos a un efecto realista, el ejemplo más obvio es una increíble explicación lógica que da el término ir de pesca.
Resulta algo inquietante a la vez que deprimente, como permitimos que los hombres nos dejemos enganchar por el anzuelo.

Además, podemos observar como dicha enfermedad afecta a la vida real de su trabajo, la hora de sus relaciones con distintos hombres ..., que como podemos observar, existe alguna que otra importante discusión ya que sólo por capricho de ella, provoca la escisión de la familia.

Una vez fuera del argumento en sí, resulta algo de gran alabanza sus innumerables metáforas y ejemplos en la vida real que hacen que nos quedemos patidifusos.


No pienso adelantar nada más después de este primer volumen, pero el segundo vemos como el puzzle va tomando poco a poco su forma.
Cinéfilo verdadero
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4 de agosto de 2014
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Dado que curiosamente a servidor también le tocó, salvando las distancias, ejercer de escuchante-confesor de una ninfómana, me es más fácil empatizar con la última propuesta de uno de mis directores preferidos. Eso no quita para que durante la primera hora me aburriera soberanamente con las evidentes metáforas, y la historia de los inicios sexuales de Joe. Trier, encumbrado como autor, de momento hace lo que quiere y ahora le ha dado por filosofar sobre el sexo de forma algo errática. Así pues tiene momentos de su mejor cine y otros olvidables. El conjunto, al menos en esta primera parte en que por motivos comerciales ha tenido que dividir su obra, es irregular y a mi juicio por debajo de sus mejores films.
Claro que como otros directores y autores geniales, incluso lo peor da para mucho. Es en su segunda hora donde afloran los hallazgos de dirección y saltan chispazos como la escena de una Uma Thurman genial.
El sexo más o menos explicito y la colección de fotogramas de penes son anecdóticos y solo sirven como provocación de gentes poco "viajadas", prensa generalista o el clan de los retrógrados de siempre. Lo malo es que poco aportan a la cinta. Con la segunda parte podremos hacernos una idea general de la propuesta y en que medida, volviendo al sexo, nos produce placer discontinuo, orgasmo cinéfilo o gatillazo autoral.
ELZIETE
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21 de agosto de 2014
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No se si estas películas son el resultado de estudios filosóficos que no alcanzo a entender... pero... bueno. Lo cierto es que no creo que cumplan su función. Es decir, ni excitan, ni entretiene ni te parece buena solo es un monólogo de pedantería y pseudo filosofía ( no se si barata o cara) que lo que viene a intentar demostrar es que el sexo es algo que viene de alguna parte y te lleva por un camino... hacia otra.

Creo que las cintas que pretenden ser eróticas deberían de contar otra cosa. Ser de otra forma. Esto es seguramente una opinión muy personal. Pero a mi este cine para "inteligentes" lo he puesto ya en otras críticas me parece malo.

La vida como el sexo es algo mucho mas simple, otra cosa es que la gente se ponga a decir o hacer... pero esta cinta no transmite nada mas que un conjunto desordenado de pensamientos de su director acerca del sexo intentando ser "muy Cool"
ANTONIO
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12 de diciembre de 2014
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Después de muchas noticias publicadas sobre esta producción, justamente el día de Navidad las salas decidieron estrenar la primera parte de la última obra del controvertido danés Lars von Trier tras la premiada "Melancolía". La estrategia comercial de dividir la película en dos devido a su extenso metraje, aparte de por su temática y escenas explícitamente sexuales (aunque en realidad se haya recurrido a falsos cuerpos, dobles o postizos) ha funcionado muy bien, y además la versión íntegra del director no podrá verse hasta el próximo festival de Berlín en febrero. En esta primera parte, la protagonista, esforzada como siempre Charlotte Gainsbourg, que vuelve a trabajar bajo las órdenes del realizador, es auxiliada por un hombre y le cuenta a él, que a la vez es como si fuera un espectador, positivo, más su historia desde el principio. Así, empezamos a conocer a la niña que a los dos años ya sentía curiosidad por su sexo y a la joven (revelación Stacy Martin) que se inicia en el desapego amoroso y simplemente satisface su cuerpo carnalmente hasta que, cosas de la vida o el destino, ama a un joven. La película se ve con interés no sólo por su historia y la labor de los intérpretes, sino también por el manejo de la cámara. Aparte de las mencionadas actrices, cabe destacar la labor de Christian Slater, que por su rostro pensaba que iba a formar parte de las prácticas sexuales de la protagonista pero resulta ser su buen padre con un triste final, haciendo uno de los mejores papeles en años, y la de Uma Thurman en una irónica secuencia. Por otra parte, las metáforas utilizadas como la pesca son acertadas pero se repiten un poco, aunque las conversaciones entre el personaje de Gainsbourg y el de Skarsgard funcionan. La última frase que pronuncia la chica, sorprendida, estimula para ver la segunda entrega, además de las imágenes que acompañan al principio de los créditos finales, en la cual podemos intuir que la historia avanzará en terrenos más salvajes que los del bosque de fresnos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Josh Diaz
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13 de enero de 2015
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Que no digo yo que comparar el sexo en cadena —en este caso en vagones— con la pesca con mosca no sea algo poético. Poco sutil, para ser Trier, lo de lanzar anzuelos a ver si pican, y acabar con la cesta llena de peces en el baño del ferrocarril. Poco sutil pero contundente; porque la escenita se las trae y está rodada de forma sensacional. No es porno. Las escenas explícitas en el cine supuestamente convencional están desde hace unos años (que no son pocos) bastante suscritas. Y sí. Puede ser reprochable la parte comercial de Nymphomaniac, que ha usado esa pesca con mosca, en cuyo anzuelo encontrábamos una sugerente cartelería y unas polémicas entrevistas, para llenar las salas de un público más amplio. Pero es Lars Von Trier, el jefe de todo esto, y sabemos que tiene sus seguidores acérrimos, sus odiados detractores y sus “a ver con qué nos sorprende esta vez”. Y “esta vez”, todos hemos picado.

Día 25 de diciembre. Entendí que Papá Noël me decía “hot, hot, hot”. Once de la noche. La sala con más público del habitual. Dos horas más tarde llegue a una conclusión: ¿erección? Ninguna. ¿Eso es malo? Para nada. La película, a pesar de sus elementales y básicas comparaciones, dispone de un ambiente y un ritmo que me gustó. A saber: de los ocho episodios de la película completa, en esta ocasión nos cuentan cinco (sin rimas, que no toca, que no lo ha hecho adrede). Un veterano de la vida encuentra a una chica en un callejón, supuestamente tras sufrir una paliza. La lleva a casa y, después de atenderla, se interesa por lo que ha ocurrido. Y ella le dice: “¿de verdad lo quieres saber?”. Y empieza su historia diciendo: “A los dos años descubrí mi coño”. Más claro no se puede empezar. Eso, más Rammstein atronando en los créditos y un fondo negro larguísimo antes de empezar, nos sitúan en un contexto de sugestión, interés e, incluso, de dominio. Él director es el Amo Lars. El manda. Yo me dejé subyugar. Fui con expectativas de bacanales catedralicias (“grandes como una catedral”, no penséis otras cosas). La película no tiene sólo eso. Es mucho más. Y por eso me gustó. En Nymphomanic, Volumen 2 creo que responderán también otras demandas.

La relación con su padre, un recuperado para la causa Christian Slater, el único tutor de su ajetreada vida; sus inicios jugando a la rana con una amiga en el cuarto de baño, la fascinante apuesta del tren, el saber si el amor puede curarlo todo y, sobre todo, la espectacular secuencia —sin nada de sexo— de Uma Thurman interpretando a una mujer despechada, hacen que Nymphomaniac sea mucho más que tres minutos de sexo explícito y mucho sexo implícito.

A positivar a Stacy Martin, que interpreta a una joven Gainsbourg desde su adolescencia. Genial e imponente descubrimiento.

P.d.: El debate de si el enamoramiento puede arreglar tanto deseo carnal es parecido al de Shame; es más, en la sala pensé que se podía juntar a Charlotte Gainsbourg y a Michael Fassbender para intentar compensar la soledad de ambos. Vaya pareja.

P.d. 2: Un pequeño diálogo, donde uno de los actores dice que no es antisemita sino antisionista, parece directamente dicho por el director, quizá disculpándose por aquellas declaraciones donde dijo que “entendía” a Hitler.

www.apositivar.com
A POSITIVAR
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