Ciudadano Kane

Aunque sea dificil de creer, en el 41, Orson Welles nos trajo una película seria sobre la historia de un hombre, la cual llega a ser tan escalofriantemente bien hecha, que hasta la llegas a creer real y a sentir la frustración del protagonista.

Pero esto no es lo único a aplaudir, sino la revolución que trajo Welles realizando lo que para la época se podría llamar una película "desordenada" y que aún así, haya logrado transmitir su mensaje sin problema alguno.

Este gran clásico del cine, puede no ser para mí la mejor película que haya visto, pero si es grande y como pionera a la originalidad, esta película es y será recordada para siempre.

Película obligatoria para todo ser viviente.

Ha pasado tanto tiempo que la gente ya ha olvidado que en un principio esto fue el pulso de un muchacho soberbio contra otra figura no menos altisonante, William Randolph Hearst, quien no dudó en boicotear en lo posible este clásico, del que siempre se recordará que no funcionó especialmente en taquilla, aparte de suscitar polémica.

Orson Welles se adelanta varios años a los recursos cinematográficos que están por venir, para sorprender al mundo mucho tiempo después. Desde el ascenso meteórico y caída de un multimillionario, hasta aspectos tan cotidianos como la paulatina falta de interés mutua de un matrimonio, la infancia perdida o las oportunidades que dejamos escapar.

Con un reparto muy bueno (donde sobresale como casi siempre en sus colaboraciones con Welles, Joseph Cotten), "Ciudadano Kane" eso sí, parece haberse engullido por su propia leyenda. Es inexplicable que con las excelentes películas que hay, siempre sea la primera incuestionable de muchas listas. Tal vez su injusto trato en los Oscars haya ayudado a una mitificación, especialmente por parte de la crítica, que, deslumbrada por sus aspectos técnicos sobresalientes e innovadores, le perdona que en determinados momentos, su ritmo sea lento o reiterativo.

También destacar la más que sobresaliente aportación de Herman J. Mankiewicz, ya que parece que siempre que hablamos de esta obra maestra nos limitamos a mencionar a Welles sin parar y, probablemente, sin Mankiewicz, el resultado hubiera sido distinto y mucho menos brillante.

Hay películas que, aunque pase el tiempo, su leyenda es más fuerte cada día y siguen vigentes..y que vale la pena verlas varias veces sin que nos cansemos. Esas entran dentro de las grandes e imperdibles. Este, en mi sincera opinión no es el caso, aunque pueda discrepar con muchos, ya que la fama de esta película no ha decrecido, por el contrario, a la AFI siempre la tiene dentro de los primeros puestos en el ranking delas mejores; el principal problema que le veo a Ciudadano Kane es que ha envejecido muy mal y no engancha. Aclaro, que no me parece mala la película, pero no la considero como joya del séptimo arte. Me parece normalita nada más. En su época causó revuelo su argumento y sus últimas técnicas de filmación. Pero quedó estancada y hasta los propios cinéfilos de hoy en día es una dura prueba de resistencia el visionarla, ya que en ciertos tramos de la misma su lentitud es abrumadora. Pese a ello, las actuaciones son correctas y el desarrollo del argumento, con flash-back incorporados que tratan de explicar la historia de este magnate de los medios de comunicación contada por algunos de los personajes de la misma, hace que toque poner especial atención desde el inicio de la misma y tratar de no dormirse en el intento. Aconsejo, hacer un viaje y tratar de ubicarse en esos inicios de los cuarenta, extrayéndole esa aureola que la ha acompañado desde entonces para verla sin prejuicios y comprender su trama. Se puede hacer, y hasta disfrutar, ya que sin lugar a dudas es buena..pero ése es un ítem para bajarla del pedestal en que siempre ha estado.

Lo que realmente me ha llamado la atención de esta película es la repercusión política que tuvo al ser estrenada, pues el personaje principal Charles Foster Kane esta basado muy fielmente en la figura de William Randolph Hearts, que fue un magnate de la prensa en los Estados Unidos conocido por usar los medios de comunicación que poseía como instrumentos políticos y de su manipulación para conseguir beneficios económicos propios, siendo la mas famosa su intervención para que la guerra Hispano-Estadounidense se llevase a cabo (suceso que se menciona en la película). Nunca antes nadie se había atrevido a tocar a la familia Hearts y Wells no solo puso en claro conocimiento las manipulaciones políticas de Hearts si no que, en cierto modo, hizo una parodia un tanto hostil de su vida. Fue tan claro el hecho de que la película hablaba de W. R. Hearts que él mismo prohibió que durante el estreno se mencionase en sus medios.

Ser un punto de inflexión en la historia del cine genera atemporalidad, impide que sea olvidada y fuerza a los espectadores del presente a verla más como un milagro o un fenómeno que como una película más.

No existe recurso preexistente al '40 que Welles no haya utilizado en el film, y hay muchos otros que inventa o reinventa para colocar en la película. Desde un montaje no lineal, pasando por la edición del sonido, hasta llegar a la fotografía caprichosa: nunca un plano a la altura de los ojos y una luz dura que hace que la mitad de las caras no se vean (la cara del periodista principal nunca la vemos más que de perfil). Todo para representar la doble moral del personaje principal, un tipo tan fiel a sus principios de periodista como a su propio narcisismo.

Ese «mcguffin» maravilloso que es "Rosebud", uno de los más enormes de la historia del cine porque cierra un círculo de forma magistral, una metáfora gigante sobre lo que se perdió o nunca se llegó a tener, es al final más interesante que la historia que se desprende a partir de él. Kane es tan distante que resulta poco atractivo y los entredichos de su vida son abrumadoramente detallistas y fríos.

No obstante, es tremendo como Welles aún siendo tan minucioso en la narración de los hechos, resuelve algunos momentos en la décima parte de tiempo que la mayoría. Destroza un matrimonio en 120 segundos de desayunos, cuenta la carrera de una artista en tres minutos, y muestra el crecimiento de un niño a hombre en una elipsis de diálogo. Sin embargo todo eso no alcanza para transmitir la suficiente emoción que permita empatizar más con la historia.