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En el umbral de la vida

Drama Cecilia (Ingrid Thulin) sufre una hemorragia interna cuando sólo lleva tres meses de embarazo. En la habitación del hospital conoce a Stina (Eva Dahlbeck), cuyo bebé nacerá con retraso, y a Hjördis (Bibi Andersson), que espera un hijo ilegítimo y ha intentado abortar. (FILMAFFINITY)
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
10 de noviembre de 2011
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bergman era bueno, era genial, quizás un genio pero como todo genio, tenía su aprendizaje.
Soy un gran conocedor de su cine y a pesar de que pasa el tiempo lo sigo viendo y descubriendo y me plantea muchas preguntas y también es capaz de producirme una gran angustia corporal pero no es este el caso.

Bergman ha sido una persona conocedora del alma humana y de todos sus errores y las razones que las provocan, tiene una serie de películas que lo demuestran, Sonata de Otoño, Persona, El séptimo sello, Los comulgantes o Noche de circo son algunas de sus películas que muestran el gran talento de Bergman por el cine y por el alma humana.

El siempre centró su cine en las mujeres, siempre tenía a sus musas y a sus dos o tres actores y en este caso centra su película en concreto en tres mujeres y en algo muy femenino, el embarazo, la capacidad solamente femenina de cultivar otro ser vivo en su interior.

En el umbral de la vida es una película un poco irregular y con ciertos baches pero con otras maravillas como la interpretación, siempre genial de Thulin, su monólogo del comienzo es sin duda genial, quizás un poco exagareado pero las actuaciones de Bergman siempre han sido un tanto teatrales.

Las diferentes situaciones de la mujeres nos hacen plantearnos varias cuestiones vitales sobre la vida, la muerte, la persona, la felicidad, el amor, el matrimonio y otra serie de cuestiones pero en este caso sus planteamientos se quedan un poco en el aire, no son totalmente tratados.

Es, para ser Bergman, una obra menor, las actuaciones no son del todo correctas o las intenciones de Bergman no son claras pero no podemos decir que es mala, al contrario, es una película necesaria en la filmografía de Bergman para acabar entendiendo su visión de la vida y de la muerte.
manuel
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30 de mayo de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bergman consigue aquí una película de mujeres, en la que el guión nos acerca a tres mujeres ingresadas por diversos motivos en una maternidad. Hay profundidad psicológica, hay desolación existencial, y aparece ese "momento del odio" (dicho en el blog de Vicisitud y Sordidez) tan típico de la filmografía del director sueco, en los monólogos de Ingrid Thulin. Tanto esta actriz como Eva Dahlbeck y Bibi Andersson logran unas estupendas interpretaciones.

Es una obra seca, concisa y dura, en la que Bergman consigue esa desesperación interior, esa actitud de tomárselo todo a la tremenda, incluso en el escenario, en principio amable y optimista, de una maternidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro Triguero_Lizana
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25 de enero de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bajo el sencillo marco de un hospital, rodada con una fotografía luminosísima, y a base de magníficos y preciosos planos, la película narra los sentimientos de tres madres en el momento de dar a luz, cada una con sus respectivos problemas emocionales ante el momento del nacimiento: angustia, miedo, felicidad, decepción.
Aunque quizás de menor relevancia que otras obras contemporáneas de Bergman, la película se apoya en magníficas actuaciones, especialmente la de Bibi Andersson, y un gran trabajo tras la cámara del director sueco.
Bergman, en su empeño por dejar, en cada una de sus obras un poso de trascendencia, aporta aquí un análisis emocional sobre la llegada al mundo, tan crudo como real, no repetida, que yo sepa, en el cine.
HAL9000
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13 de diciembre de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
162/23(30/11/18) Sugerente drama sueco realizado por el afamado Ingmar Bergman, guión escrito por Ula Isakson (“El manantial de la doncella”), y revisado minuciosamente por Bergman, basándose en un relato propio de la escritora, siendo el centro absoluto cuasi-teatral la sala de maternidad de un hospital sueco durante 24 horas, donde tres mujeres se encuentran a las puertas de dar a luz, pero tienen enfoques psicológicos distintos, y con ello haciendo un canto a la mujer y a su libertad individual, desde una mujer en un matrimonio en descomposición, otra casada felizmente, y una madre soltera que no desea al bebe. Como es habitual en Bergman hace un retrato cálido y profundo de la naturaleza íntima de la mujer, donde con estilo de lo que el definió como “cine de cámara”, o sea con pocos actores y en un espacio reducido, haciendo una reflexión de hondura sobre la vida, la muerte, sobre los temores, las dudas, sobre el amor, las frustraciones, la felicidad, la angustia, y sobre todo acerca de la maternidad, el aborto, los hijos no deseados y los anhelados. Un relato intimista de interiores donde sobresalen las actuaciones brillantes del trío de protagonistas, Eva Dahlbeck, Ingrid Thulin y Bibi Andersson, derrochando mesura y rabia con enorme medida del dramatismo, ayudados por lo sobrio de la ambientación frugal, con fondos diáfanos de paredes blancas (color de la vida) desnudas, desprendiendo una sensación claustrofóbica que oprime. Bergman ganó el Premio al Mejor Director y Andersson, Dahlbeck, Ornäs y Thulin ganaron ex ecuo el Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cine de Cannes de 1958.

El argumento: Un día de la vida de tres mujeres de diferentes orígenes en una sala de maternidad de Estocolmo. Las tres prenatales representan tres enfoques de la maternidad: Uno es joven, emancipado, Hjördis Petterson (Bibi Adersson), ha huido de su familia y no quiere quedarse con el niño. La actriz da vigor y esplendor a sus miedos, dubitaciones, ansiedad, inquietud, desazón, es el reflejo de la repulsión a la maternidad, que la ve como un reflejo de su fracaso en el amor, que solo le lleva al vacío existencial que la hace auto-marginarse, mantiene por teléfono una conversación (hábilmente Bergman hace no escuchemos al interlocutor); Cécilia Ellius (Ingrid Thulin), está a punto de anunciar a que quiere separarse a su esposo Anders (buen Erland Josephson), está alienada de un matrimonio hastiado. Thulin da vida con marcada intensidad a una embarazada tan casada como cansada, agobiada por un entorno que entiende frío, empezando por su gélido marido, tiene tres grandes momentos, uno cuando arremte contra su pusilánime esposo, otro en un vibrante monólogo sobre las dudas de su incipiente maternidad, y la última en la intensa conversación con su cuñada (Inga Landgré); Stina Andersson (Eva Dahlbeck), locamente enamorada de su marido (Max Von Sydow), espera con impaciencia la llegada de su hijo. Representa la felicidad entusiasta y pura ante el acontecimiento. Eva la actúa con de modo conmovedor, desbordando ternura y empatía, tanta dulzura se ve amenazada por una nube negra que vemos cernirse sobre su entusiasmo; Ellas compartirán sus alegrías, sus inseguridades, se apoyarán mutuamente antes de este momento importante que les espera y donde la vida cambia, en lo que es un retrato punzante psicológico poliédrico de ese crucial momento en que se da el milagro de la vida.

Bergman demuestra inteligencia y sutileza desde el inicio, comienza con los créditos sobre un vidrio esmerilado donde el sonido de sirenas de ambulancias y de instrumental de cirujanos, hasta que se abre la puerta y entramos con una parturienta en la sal de maternidad, el blanco lo inunda todo (paredes, batas de médicos y enfermeras, sábanas de camas,…), la antesala de nuevas vidas; Hay simbología incisiva como la metáfora que precede a un aborto cuando vemos una muñeca caída en el suelo; Tiene el realizador enorme valentía mostrando un parto, lo hace de modo crudo y muy realista, escena por la que tuvo problemas de censura en algunos países.

Cuando se estrenó por primera vez en Italia en 1960, el Comité para la Revisión Teatral del Ministerio de Patrimonio y Actividades Culturales de Italia lo calificó como VM16: no es adecuado para niños menores de 16 años. Impuso la eliminación de la escena en la que Stina está sufriendo debido al parto. La razón de la restricción de edad y la eliminación de la escena citada en los documentos oficiales es que la película no era adecuada para la moral sexual de un menor en la sociedad italiana, y se consideró que la escena era impactante.

Sin ser redonda, pues tiene pese a su corta duración algunos altibajos, le falta solidez, pero deja buen poso, sin ser sensiblera, con momentos emocionantes, que llegan en sus mejores picos a conmover, sobre todo por unas actuaciones femeninas entrañables en su autenticidad, transmitiendo ese mundo convulso intrínseco a la mujer. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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5 de septiembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tenía mayores referencias ni había escuchado comentarios sobre esta película de Bergman, y aún así me sorprendió encontrar en ella gran parte de su universo, y la participación de tres de sus actores fetiches ( Thullin, Von Sydow y Bibi Andersson ). Se desarrolla en un espacio muy circunscrito que acoge a mujeres en momentos cruciales de su vida, referidos a la maternidad. Se establecen así reflexiones profundas e interacciones muy sensibles e íntimas entre los personajes.

Una de las mujeres protagonistas acaba de sufrir un aborto espontáneo, y el hecho desencadena en ella una intensa introspección sobre la imposibilidad del vínculo y su deseo sentido de soledad, así como su decisión drástica respecto a su vida en pareja. El rostro demacrado y la expresión muy adusta del personaje de Ingrid Thullin, remarcado por sábanas y paredes blanquecinas, confieren gran dramatismo al relato melancólico, acentuado todo ello por close ups con mucha fuerza.

También la mirada social y política de Bergman se muestra en el personaje de Bibi Anderson, una joven bastante marginal ( para la realidad sueca ) y carente de apoyos significativos durante su embarazo, provocándole dudas y una angustia muy acentuada.

Impresiona que junto a la angustia y a la melancoliía de los otros personajes, la tercera mujer exulta deseos de vivir y alegría, imagen reforzada por la empatía de su marido, muy bien interperetado por Max von Sydow. Es una pareja vital y optimista, que recuerda a la de Un verano con Mónica, y también la evolución de su historia guarda similitudes con esa cinta anterior de Bergman.

Es curioso que la película entregue una visión feminista bastante moderna, con los lazos de afinidad y comprensión que establecen las pacientes entre ellas, así como por la solidaridad y estímulo que le brindan las enfermeras del sector. En contrapartida, los médicos son vistos como figuras de autoridad frías ,y por momentos incluso crueles, y los otros personajes masculinos se muestran débiles e inseguros, a excepción de uno de ellos, el más vital y cercano, pero también una figura de paso.

Creo que es una cinta notable, y que nos permite conocer y anticiparnos a temas, preocupaciones, formas de narrar, y despliegue actoral de las cintas más conocidas del fascinante director sueco.
Daniel Elgueta Muñoz
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