Coach Carter

Yo quería darle el 5 a esta peli. De verdad que quería, pero no puedo hacerlo. Me estaría engañando.
¿Cuál es el problema? De entrada, primer golpe en la mandíbula: producción de la MTV. Eso quiere decir que voy a tener que aguantar hip-hop durante ¡2 horas y cuarto! y un guión que intentará estupidizarme todo lo que pueda. Y tiene dos horas y cuarto para hacerlo, no está mal. Pero aguanto, y me digo: está Samuel L. Jackson. La película avanza, y no se salta ni un tópico, ni uno: entrenador duro, chicos indisciplinados, el respeto por encima de todo, conquista progresiva de sus corazoncitos y triunfo final logrado con esfuerzo y perseverancia. Lo de siempre. Pero como la historia no da para tanto, se intercala una historia de un chaval con su novia embarazada, tan aburrida y pesada, que estás deseando que llegue el baloncesto otra vez, donde al menos está Jackson metiendo caña. Pero sólo me quedo con eso, con Jackson, que aunque aquí no hace nada del otro mundo, siempre es mejor que cualquier otra cosa que pueda ofrecer esta película de, repito, ¡2 horas y cuarto! 135 minutos de topicazos, con un Jackson que lo hace bien pero que repite su papel de educador comprometido que ya interpretara en "187", y con un constante ritmo hip-hopero para que los niños MTV no sientan que están viendo cine, y de paso se apliquen la enseñanza moral. La sombra de Mentes peligrosas es alargada, y sus hijastros ya no convencen.

Con reservas, película entretenida. Te tiene que gustar el baloncesto. Por debajo de "Hoosiers" por supuesto. Samuel correcto en un papel que puede rodar dormido. Los chicos cumplen como sanos malotes de barrio. Se sigue con interés, a pesar de su exagerada duración. Es cierto que visita lugares comunes. A destacar las escenas de juego, realistas por una vez. Actitudes de superación tan del gusto usamericano. Para una tarde de domingo con modorra.
Nota: 5,75.

Si estás harto de las comedias malas de deportes, llega una historia de los bajos barrios que conmueve. Con una duración bastante larga que no te esperas, y mucho contenido baloncestístico, hace de esta cinta una película de culto para los amantes del basket.
Samuel L. Jackson eleva esta película a un nivel comercial que se merece con creces, y que no sería muy posible si no participara en ella con una interpretación más que notable. Muy del estilo de Titantes, hicieron historia, pero ahora con baloncesto en lugar a fútbol, y con la pobreza y drogas, en lugar de con temas raciales por medio.

Gran película si te gusta el baloncesto, buenas interpretaciones con un gran Samuel L. Jackson, gran banda sonora, guiones aceptables...

Leyendo críticas negativas veo que dicen la mayoría que se cumplen todos los topicazos de este mundo marginal compuesto por afroamericanos que se da en muchos barrios de USA.
Señores, es una historia real.
El entrenador Carter existió y esos chicos existieron, lo que se ve en la cinta es lo aproximado a lo que ocurrió, que deben hacer quitar algún tópico de una historia real???

En su mayoría, encantara a los amantes del baloncesto y gustara sin más a los que no lo son.

La película como se ha comentado anteriormente y muy acertadamente no deja de ser un bioptic simplón que cumple absolutamente todos los tópicos de los dramas de instituto Norteamericanos, con sus historias del Ghetto, las circunstancias personales muy poco favorecedoras y un sinfín de familiares en prisión. Ahora bien, si es cierto que principalmente Samuel L. Jackson sujeta todo el peso de la película el solo, pero precisamente ese es el mensaje que quiere hacer llegar, como la voluntad de un solo hombre con la firme intención de cambiar algo que en su opinión es alterable puede llevarle hasta los extremos que sean necesarios. Todo ello simplemente como una deuda moral, una promesa que se hizo a si mismo y que decide no abandonar, con la ayuda de sus jugadores, los cuales aceptan transformarse en hombres para poder comprender, y analizar con frialdad lo que el entrenador Carter quiere decirles. El mayor miedo de todos, es el que nos tenemos a nosotros mismos, y a nuestro inmenso potencial.