Cuidado con los thrillers españoles. Sabemos hacerlos, les tenemos cogido el puntillo, pero siempre tendemos a ponerlos por las nubes (supongo que no nos queda otro remedio si queremos que la gente vaya a verlos). El caso es que muchas veces el espectador llega a la sala con expectativas muy altas, y aunque se encuentre con una buena película, él posiblemente creyera que iba a ver una de David Fincher o Christopher Nolan. A ese nivel aún no hemos llegado, siento decirlo.
El caso es que El cuerpo venía avalada por un reparto solvente y una mercadotecnia brutal. Sobre lo segundo ya me he referido. Lo primero es lo que me llamó la atención. Esperaba a un José Coronado brillante: solo está correcto. Esperaba a una Belén Rueda brillante: tal vez sea el peor papel de su carrera, con un personaje basado en tópicos e interpretado muy superficialmente. Esperaba a un Hugo Silva ídolo de las nenas y mascullando el guion: tal vez tenga aquí el mejor papel de su carrera. Cosas del cine.
¿Qué cosas me gustan de El Cuerpo? Principalmente dos: su condensación temporal (todo ocurre en una noche) y su jugueteo con distintos géneros, como el terror, el suspense, el policiaco, etc. Oriol Paulo maneja bien la cámara y la narración, pero hay que reconocer que la película arranca bien, pero se empantana durante algún tiempo en su tramo central, y luego quiere resurgir en su resolución final, que es un salto sin red. La resolución roza la inverosimilitud, resulta muy difícil de creer. Creo que es un giro que puede ser lógico, pero tal vez no esté bien explicado, a pesar de lo mucho que se detiene la película en dar explicaciones; puede que simplemente sea cosa de que la historia cojea y por mucho que se desmenuce, algo chirría.
Por todo esto, que nadie piense que El cuerpo es la última esperanza blanca. Es un thriller con buen pulso y bien narrado, pero con muchas esquinas que limar. Para ser un debut, no está mal, pero no es el peliculón que nos han vendido.

Una película sobre los orígenes del rock and roll, a mi juicio, siempre merece un visionado, aunque sea nada más por el tema y la buena música. Cadillac Records tiene todo esto y además, ofrece una historia ágil, sencilla, con unos personajes muy atractivos y una factura visual muy trabajada. Aunque en apariencia parece una película simplemente correcta, Cadillac Records tiene algo que hace que no te puedas despegar de la pantalla; puede que sean las distintas personalidades de los protagonistas, la magnífica banda sonora o el ambiente recreado, pero yo disfruté como un enano.
Además, es un film al que todo el mundo puede acercarse, pues no está enfocado a expertos en música ni nada por el estilo; Cadillac Records es sencilla dentro del complejo mundo que tiene que poner en imágenes, y sabe captar la atención de la audiencia sin necesidad de aspavientos, sino a base de buenas interpretaciones y un guion donde se capta la verdadera esencia de la época.
Sin duda, recomiendo esta película. Es una película para dejarse llevar, para conocer otro mundo y para regalarse los oídos con algunas de las mejores canciones de la historia. La cultura popular es sin duda parte de nuestra vida, y Cadillac Records sabe narrar con fuerza y sencillez los primeros pasos del rock and roll. Una magnífica oportunidad para conocer un pedacito muy importante de nuestra cultura musical.

Todos los años, una pequeña película independiente se cuela en la quiniela de los Oscar. Este último año sorprendió la última película de David O. Russell, El lado bueno de las cosas, que se hizo nada más y nada menos con una nominación para todos los actores, tanto principales (Bradley Cooper y Jennifer Lawrence) como secundarios (Robert De Niro y Jacki Weaver). Finalmente el Oscar fue para el más joven de ellos, Jennifer Lawrence, pero justo es reconocer que el reparto es lo mejor, sin duda, de esta película.
Los tres actos del film son dispares. No puedo afirmar rotundamente que El lado bueno de las cosas sea una película, aunque tal vez en su asimetría, en sus vaivenes resida su atractivo, al igual que ocurre con los personajes. El caso es que el primer acto es un poco titubeante, te descolocan los diálogos casi atropellados, tan realistas que a veces cuesta seguirlos, y los personajes aún no despliegan sus encantos. El segundo acto, tras la entrada de Lawrence, es lo mejor, con unos personajes realmente cautivadores, interpretados en estado de gracia por un Bradley Cooper llamado a ser muy grande, una Jennifer Lawrence con una cantidad de registros espectacular, una Jacki Weaver sólida y un Robert De Niro que por fin deja atrás el piloto automático de la última década e interpreta a un personaje muy curioso y lleno de matices. El que no pueda puntuar más alto a esta película es por culpa del tercer acto, que, aunque bien ejecutado y entretenido, no evita tópicos y resuelve de manera simplona y predecible.
A pesar de ello, me reafirmo en que esa asimetría, esa narración con múltiples aristas es uno de los encantos de El lado bueno de las cosas. Es una película donde de verdad lo importante son los personajes, sus motivaciones, sus metas y sus problemas. Para ello, David O. Russell no podría haber encontrado un cast mejor. Eso sí es de diez.
El lado bueno de las cosas es una gran película. Tal vez no sea perfecta, pero sabe cómo gustar al gran público ofreciendo personajes y situaciones diferentes. Encuadrarla en el género de comedia romántica es hacerle un flaco favor a este nuevo triunfo del ingenioso David O. Russell.

Para su octava colaboración con Johnny Depp, Tim Burton ha optado por adaptar un serial de los 70 en el que un vampiro llamado Barnabas resucita dos siglos después de su muerte y se encuentra con dos problemas: adaptarse al mundo moderno y enfrentarse a los problemas que tenía en vida, que no han desaparecido del todo. Además, conocerá a los últimos familiares de su linaje y descubrirá que él no es el único raro de la familia.
Sombras tenebrosas es una película divertida, sobre todo en su arranque, en la presentación de los personajes. Como todas las películas de Burton, lo excéntrico y lo estrambótico dominan la pantalla, pero en esta ocasión la sensación es también de intrascendencia, de que lo que estoy viendo es divertido pero inane. Burton suele crear personajes "raros", muy fuera de lo común, pero no les suele faltar su corazoncito, nos suelen cautivar de distintas formas. Aquí no. Me reí con estos personajes, pero no los quise, no me sedujeron, no me preocupaba lo que les pasara. Ese es uno de los principales handicaps de Sombras tenebrosas.
Eso sí, los fans de Burton volverán a relamerse con la ambientación y la factura visual del film. Los actores, por su parte, cumplen bien con su papel y se divierten; Johnny Depp tiene más que interiorizados este tipo de papeles, Chloe Moretz vuelve a reivindicarse como joven estrella a tener en cuenta, Helena Bonham Carter tiene un papel intrascendente, Michelle Pfeiffer y Jonny Lee Miller correctos, Jackie Earle Haley tiene sus momentos y Eva Green está pasadísima de rosca (hay que reconocer que su personaje invita a ello).
No es la mejor obra de Burton, pero Sombras tenebrosas es divertida y desenfadada. Tiene algunos gags chocantes, la historia está contada con buen ritmo, aunque en algún momento desbarre. No es el mejor Burton, pero tampoco lo pretende. Es un divertimento hecho con buen gusto y muy atractivo visualmente.

De nuevo, Gus Van Sant vuelve a explorar el mundo adolescente, esta vez con una historia de amor entre dos jóvenes atraídos por todo lo relacionado con la muerte. Entre funerales y paseos por cementerios, esta atípica pareja desarrollará un profundo vínculo que, sin embargo, está condenado a ser breve.
En el primer tramo, Van Sant despliega todo un arsenal de originalidad y esboza un retrato bastante interesante de los dos protagonistas. Ante todo, quiere que tengamos claro que son dos personas muy especiales, y que sus destinos se cruzan en un momento especial de sus vidas. Como digo, esta primera mitad enamora. Pero la segunda mitad repele. Parece que a Van Sant, de repente, se le agotan las ideas, se cansa de golpe, y tiene que recurrir a topicazos y clichés del más puro cine comercial. Llega a ser sonrojante en algún momento el batacazo narrativo de nuestro director. Cierto es que al final la historia puede emocionarte, pero percibo que Van Sant no ha sido honesto y que me ha forzado mucho para arrancarme esa emoción. La prueba está en que no dura, no te conmueve durante un buen rato y no te invita a la reflexión.
Respeto mucho a Van Sant como director, pero si por algo se caracteriza su filmografía es por su irregularidad. En Restless, Van Sant demuestra su talento solo al principio, para luego deslizar su historia por toboganes muy trillados. No estamos ante una obra maestra, aunque no podemos despreciar sus virtudes, como su originalidad para retratar la personalidad de los personajes o la magnífica interpretación de Mia Wasikowska.