Objetivo: La Casa Blanca

Hacía unas semanas que no le daba una oportunidad a una película, pero comenzaba esta y recordaba algo que había visto por tv y le di una oportunidad.

Se hace difícil aguantar tantos guiños al más que demostrado patriotismo estadounidense, que tanto se encargan de airear en cualquier guión que de pie a la ello. A mi ya me chirría que la autoalabanza siempre esté tan exageradamente patente en este tipo de producciones, pero bueno para eso las hacen allí, que me parece muy bien por ellos oiga, pero para nosotros son solamente películas entretenidas con buenas dosis de acción en las que a cambio tenemos que soportar que sirvan para subir el ego a los yanquis. Ah, y también tienen a Gerard Butler que por cierto, lo borda.

No soy muy fan de las películas puramente de acción pero, a veces, necesito algo de adrenalina y evasión y esta vez ha sido una de ellas.
No había visto aún nada del director Antoine Fuqua que yo recuerde, así que me dispuse a empezar esta saga de películas sobre el personaje de Mike Banning, genialmente interpretado por el guapo Gerard Butler y ésta es su primera parte.

Antes que nada, decir que me ha parecido muy entretenida y que, seguramente, creeréis que estoy exagerando al puntuarla con un 7 pero es que me ha dejado pegada al sofá desde el minuto uno. Y es que, en los tiempos que corren y con ésto que nos está pasando a medio mundo ahora mismo con el virus asquerosos que nos está complicando la vida, lo que pasa en esta película ya no me resulta tan fantástico como antes podía parecerme.

Antoine Fuqua aprovechó aquí el mal momento político que USA vivía con Corea del Norte y nos describe con pelos y señales un ataque por parte de un grupo norcoreano armado hasta las trancas y perfectamente entrenado al edifico más protegido del mundo, la Casa Blanca y el secuestro del presidente americano. Comprobando ahora lo poco que valemos y lo insiginificante que somos para estas grandes potencias con armans nucleares y tóxicas a reventar, cada vez me doy más cuenta de lo fácil que sería acabar con la humanidad en un abrir y cerrar de ojos por parte de esta gente y cada vez se me ha ehcho mád claro que estamos a merced de lo que quieran hacer con nosotros.

Por todo ello, me ha dado escalofríos lo que he visto en esta película y me ha hecho pensar en el mundo el que vivimos. No escatima en momentos duros, en sangre, en muertes, en violencia, a pesar de tener una fotografía todo el tiempo demasiado oscura y pasar todo en los interiores del emblemático edificio americano.

Los actores están cumplidores con sus papeles. A Gerard Butler da gusto verle en cualquier papel pero se ve que el chico disfruta con este tipo de personajes y lo hace francamente bien. Está atractivo y creíble.

Un actor que siempre me ha gustado, el atractivo Aaron Eckhart, como presidente de USA está correcto.

Morgan Freeman afirmaría haber hecho esta película y sus secuelas simplemente por dinero y su papel de portavoz de la Casa Blanca lo hace con los ojos cerrados.

La genial Angela Bassett reconoció haber participado aquí sólo por el hecho de poder trabajar junto a Freeman y también está correcta.

Actrices tan buenas como Radha Mitchell y Ashley Judd tienen poco tiempo en pantalla pero se agradece verlas aunque sea poco.

Melissa Leo está estupenda como Ministra de Defensa, casi irreconocible por la peluca que lleva aquí pero inmensa en su papel.

Rick June es el villano de turno y no lo hace nada mal, al igual que Dylan McDermott, al cual también se agradece ver aunque sea en un papel tan secundario.
Un saludo,
Tess
"¡Los Estados Unidos de América no negocian con terroristas! - ¿Quién dijo nada sobre negociar?".

Me gustan las películas de acción, pero no soy un fan incondicional, sobre todo porque tanto el guion como el final son muy predecibles. Por eso no soy muy exigente respecto a esos dos aspectos, pero sí respecto al entretenimiento que ofrece, la acción, las interpretaciones y los efectos, y me parece que la película cumple con todo ello.

Nos encontramos con un ataque terrorista a la Casa Blanca al que Gerard Butler tiene que hacer frente. Cuando consigue adentrarse en la Casa Blanca da la sensación de encontrarse en cualquier videojuego de supervivencia y asalto a los enemigos.

Más allá del patriotismo, las americanadas y los fallos e incongruencias que tiene el guion como ya han explicado otros usuarios, creo que cumple con su cometido y deja al espectador satisfecho.

Pocas películas en la Historia del Cine han rozado, o incluso logrado, la perfección. "Objetivo: la casa blanca" es una de estas últimas. El siempre espitoso Antoine Fuqua fue capaz de plasmar en pantalla la Americanada Suprema. Todos y cada uno de los estereotipos más salvajes e hiperbólicos de los sagrados valores de los Estados Unidos que lo elevan a la categoría de pueblo elegido (por una entidad superior o por ellos mismos) aparecen en un guión que difícilmente podrá ser superado en el futuro por cualquier otra película de este subgénero, el de la americanada, del que no hemos dejado de disfrutar desde que se inventó el cinematógrafo.

Y es por eso mismo, por la increible competencia a la que se ha tenido que enfrentar "Objetivo: la casa blanca" de centenares de títulos que nos glosaron con anterioridad la superioridad moral, religiosa, intelectual y militar de los Estados Unidos de America, que lograr destacar por encima de todas ellas la convierten automáticamente, no sólamente en un clásico, sino en una obra maestra de estudio obligado por futuros directores de cine de acción.

"Objetivo: la Casa Blanca" tiene absolutamente todo lo que se le puede pedir a un film de estas características. Un héroe humano (Mike Banning, interpretado por Gerard Butler) con flaquezas en su vida privada pero totalmente inagotable, tenaz e imbatible a la hora de enfrentarse a cualquier amenaza extranjera. Un presidente norteamericano y su equipo de confianza dispuestos a dar hasta la última gota de su sangre por su país. Unos villanos amorales y crueles, casi siempre morenitos y con barba o de rasgos orientales, a los que Banning responderá con una crueldad y violencia aún mayor, eso sí, siempre justificada como último e inevitable recurso en la defensa de los Estados Unidos y del mundo libre.

En definitiva, una obra maestra con mayúsculas del cine panfletario e imperialista. Si se eleva a los altares la obra de Leni Riefenstahl, no habrá mayor injusticia que no situar a Fuqua en ese mismo Olimpo fílmico.