Haz click aquí para copiar la URL

La conversación

Intriga. Thriller Harry Caul, un detective de reconocido prestigio como especialista en vigilancia y sistemas de seguridad, es contratado por un magnate para investigar a su joven esposa, que mantiene una relación con uno de sus empleados. La misión, para un experto de su categoría, resulta a primera vista inexplicable, ya que la pareja no ofrece ningún interés. Sin embargo, cuando Harry da por finalizado su trabajo, advierte que algo extraño se oculta ... [+]
<< 1 10 15 16 17 22 >>
Críticas 109
Críticas ordenadas por utilidad
30 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Conversation es el film que realizó Francis Ford Coppola entre El Padrino I y El Padrino II. Proyecto que Coppola perseguía desde hacía tiempo, solo fue posible producirla tras el éxito de El Padrino, según confesó el director.

Y es que estamos ante un film de autor. Un proyecto muy personal que reflexiona sobre los mecanismos de captación de la realidad y que hace un cuidado estudio al personaje que interpreta (magistralmente) Gene Hackman. Personaje atormentado, solitario, que finalmente es el "cazador cazado" (Brutal la escena final de búsqueda desesperada del micrófono oculto).

La puesta en escena es elegante, sobria. Con una larga escena inicial que sienta las bases del tono que tendrá el film. Imágenes con grano, colores insaturados y un cuidadísimo diseño de sonido, rubricado con una elegante banda sonora de David Shire que aparece en los momentos justos.

Estamos ante la Palma de Oro en Cannes de 1974, en un film con claras referencias a Blow-up (1966) de Antonioni (y que recuerda a La Vida de los Otros (2006). Un film que no es fácil, pero que solo por apreciar el trabajo de Gene Hackman ya merece la pena.
Mauri
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
24 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Francis Ford Coppola dio un golpe en la mesa a comienzos de los 70 y se convierte en el realizador de referencia dentro del nuevo cine americano. No contento con ganar un Oscar como guionista por "Patton", y de haber sido artífice de una verdadera obra maestra como es "El Padrino", dos años después se anima con una secuela y consigue, como mínimo, igualar el nivel de su antecesora. El Padrino 2 se convierte en otro éxito de crítica y público, con lo que Coppola mantiene su idilio con el séptimo arte. Sin embargo, entre ambas entregas sobre la saga mafiosa creada por el escritor Mario Puzo, muchos olvidan que en ese mismo 1974, Francis Ford Coppola produce, escribe y dirige otra película: La conversación.

La conversación nos cuenta las vivencias del detective privado Harry Caul, interpretado por Gene Hackman, que con sus conocimientos en tecnología para la escucha de conversaciones ajenas, se dedica a espiar a una pareja por orden de un cliente desconocido. Lo que aparentemente parece un trabajo muy del montón, una de tantas infidelidades deseosas de ser descubiertas por un marido celoso, empieza a obsesionar a nuestro protagonista una vez empieza a indagar sobre el contenido de la conversación obtenida. Harry, con ciertos fantasmas del pasado, es un tipo con no demasiadas habilidades sociales e incapaz de abrirse ante los demás, llegando a resultar desagradable con aquellos que simplemente quieren conocerle un poco o le preguntan cualquier cosa, por simple que sea.

La interpretación de Gene Hackman como el detective me parece muy buena. Hackman es un gran actor y desgraciadamente decidió retirarse hace algunos años, pero casi siempre lo recuerdo en papeles de carácter y la primera vez que vi esta película me sorprendió por el tipo de personaje que interpretaba. Junto a él vemos algunos rostros conocidos, entre ellos a un joven Harrison Ford, a Robert Duvall y a John Cazale.

El ritmo de la película es pausado y se centra mucho en explorar las posibilidades que ofrece la tecnología para tratar de reconstruir la conversación que da título al filme. Quizás puede decirse que la parte central, situada en la feria tecnológica y la posterior fiesta en el recinto donde Harry trabaja, se alargan demasiado y te hacen perder un poco el hilo, pero creo que incluso esos momentos nos sirven para conocer mejor las manías del protagonista y para desvelar esa parte oscura de su pasado y que justifica su comportamiento antisocial. Dado este ritmo, lo que nos cuenta la película y el carácter del protagonista, tiene sentido encontrarnos con una puesta en escena gris y apagada, tanto en el centro de trabajo de Harry, en las calles, así como en las oficinas y otras localizaciones que vamos descubriendo con el paso de los minutos. Mención especial a la acreditación de Walter Murch en el apartado sonoro. Murch es uno de los principales referentes en este campo y en esta película el sonido es fundamental para entender el avance de la trama. La banda sonora contiene un curioso tema que acompaña a Harry en diversos momentos y, además, se incluyen algunas canciones de jazz de artistas tan relevantes como Duke Ellington.

El contenido de la película, así como el año de su estreno, 1974, dan a entender que está claramente influenciada por la realidad política de Estados Unidos. La cinta se estrenó en abril de ese año y sólo unos meses después, Richard Nixon dimitía como presidente por el escándalo Watergate, relacionado con escuchas ilegales al partido demócrata. Sin embargo, la película está influenciada por "Blow-Up", de Michelangelo Antonioni. Coppola llevaba desde la década anterior tratando de encontrar financiación. Sólo lo consiguió una vez alcanzó el éxito con El Padrino. Paramount dejó libertad al director, con tres millones de dólares de presupuesto.

El filme tiene la losa de situarse entre dos obras maestras como son "El Padrino" parte 1 y parte 2, y de la posterior "Apocalypse Now", lo que ha llevado a que mucha gente no le dé la importancia que merece. Es una muy buena película y mantiene el alto nivel que ofreció Coppola durante esa década, nivel que fue decayendo posteriormente, con algunas excepciones como la tercera entrega de los Corleone o su adaptación de Drácula, ambas de comienzos de los noventa. Pero es una obra que, directa o indirectamente, ha influenciado a proyectos posteriores. Películas como "Impacto" también usan el sonido para investigar un crimen, aunque en un tono mucho más cercano al de Hitchcock, como es costumbre en Brian de Palma. Más evidente sería la influencia en la alemana "La vida de los otros", una película magnífica también, a mi juicio incluso mejor que la de Coppola. Como curiosidad, circula la teoría de que la cinta "Enemigo Público", de Tony Scott, es una especie de falsa secuela de "La conversación", con un personaje también interpretado por Gene Hackman que comparte muchas características que definen a Harry Caul.

En resumen, "La conversación" es una de las muchas grandes películas que ofreció el cine americano en aquellos años setenta. Un cine capaz de tocar toda clase de temas y en diversos tonos, donde, además, el director ya no era un simple artesano, sino un artista en toda regla. Muchos clásicos incuestionables todavía hoy surgen de aquellos cineastas que pusieron a Hollywood patas arriba. Un periodo de libertad que desgraciadamente se derrumbó poco después, con la ruina que supuso para la United Artist un proyecto como "La puerta del cielo", de Michael Cimino. Desde entonces, la libertad del director se vio muy reducida, los productores volvieron a tomar el control absoluto y los blockbusters que ya empezaron a generar impacto cultural y económico entre el gran público dieron paso a unos años ochenta donde la vertiente más comercial volvió a imponerse. Y así hasta nuestros días…
Pedro_MG
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
22 de mayo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que son eternas: Cuentan historias universales o su forma de contar trasciende a su momento y sigue siendo efectiva en todo momento. Es lo que ocurre con El Padrino (I, II e incluso III).

En este caso no. Si naciste después de 1978 no pierdas el tiempo. Ni la historia, ni las actuaciones, ni las formas me llegan como espectador actual. Mi nota era un 4 pero algún giro de guion salva el 5. Y la banda sonora.

Para mi es una buena película, pero sólo en 1974.
elpadrejose
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
13 de mayo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película de un director acostumbrado a dar saltos en el vacío... y a caer a veces de pie, otras no tanto.
Me ha gustado mucho. Con un ritmo pausado, a veces poco edificante y otras con grandes dosis de carga onírica.
Impresionante Gene Hackman, que me parece que hace su mejor interpretación. Contenido, misterioso, algo oscuro, retraído pero responsable. Obsesivo y circular. La vida de un hombre cualquiera de mediana edad. Lleva todo el peso de la cinta, interviniendo prácticamente en todo el metraje, y manteniendo al espectador en una situación de espera permanente.
Hay algo que no cuenta el director y que sirve para que cada uno componga la parte de historia que falta. El pasado y sus remordimientos no sólo son por lo que ocurrió en un caso de hace años, hay algo más, algo personal que rompió al técnico de sonido y le convirtió en lo que es: excelente profesional pero hombre infeliz.
Lo sorprende de la cinta es que no sabes si se trata de una obsesión propia del protagonista y si hay algo de verdad en lo que piensa que ocurre. Su obsesión no se corresponde con el resto de acciones que acontecen. Los pasajes oníricos complican mucho más el desarrollo de la historia. Cuesta comprenden para que están.
Película menor de Coppola, que, sin embargo, tiene gran predicamento, con todas justicia, a mi juicio. Rodada entre los dos padrinos I y II, tenía que ser considerada menor que las otras dos, a la fuerza.
Me parece una gran película, rodada con talento sobre un guión elaborado y con una trama muy bien trazada.
ÁAD
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
21 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La realidad asemeja un tablero en el que las piezas parecen distribuidas de forma azarosa. Quizá sientas que puedes controlarla, quizás pienses que puedes descifrarla, como esa conversación que se está grabando en la primera secuencia de La conversación (The conversation, 1974), de Francis Coppola, y con la que se obsesionará Harry Caul (Gene Hackman), un técnico de sonido en tareas de vigilancia, en San Francisco, alguien que trama y configura su vida sobre otra vigilancia, la de la intrusión de los otros en su vida, la reserva. Harry establece distancias, suspicaz ante cualquier interrogante o intromisión en su vida. Le molesta que una vecina le haya dejado dentro de su casa un regalo por su cumpleaños, porque le preocupa que alguien tenga acceso a su casa, que tenga otra llave, que pueda controlar su correspondencia, su espacio íntimo. Le molesta que Amy (Terry Garr), la chica con la que mantiene una relación, le haga tantas preguntas, le incómoda, y se revuelve receloso. A ella le molesta estar siempre tan pendiente de él, de cuándo aparece o no. Su relación se quiebra, porque los dos estiran la cuerda hacia su lado. Harry es como un monje, parece que vistiera un hábito, ese vestuario de traje y corbata con una gabardina, que parece traslucida; transpira severidad, rigidez, alguien que se ha retirado en su interior, en su soledad acorazada. Sus sentimientos a buen recaudo, sin querer implicarse en su trabajo, como si los sentimientos sólo interfirieran, sin hacerse preguntas, cual mero técnico que realiza trámites con la vida y el trabajo. Pero no se puede controlar la vida, ni eres el centro de la misma, no eres el único que tiene las llaves, eres una pieza más, y la realidad hará burla de tus presunciones.

En la primera secuencia, ese plano de la plaza, que realiza con teleobjetivo con acercamiento de zoom a los que transitan por la misma, resalta la figura de un mimo que imita a los transeúntes, hasta que el encuadre se centra en uno al que sigue remedando su gestos, Harry. Ya un anuncio de lo que será el curso o deriva de la narración, de lo que hará la realidad con el controlador vigilante. Quienes componían el encuadre de su vida, las piezas que lo mantenían estable, empiezan a disgregarse, a contrariarle. No sólo Amy, sino su asistente, Stan (John Cazale), quien tras discutir con él se une a un rival profesional de Harry, Bernie (Allen Garfield). La realidad comienza a ser territorio movedizo, incierto, amenazante. Harry empieza a mirar su rostro, a preguntarse sobre sí mismo, pero opta por mirar hacia afuera, como si las respuestas, o las soluciones que busca pudieran estar allá afuera. Harry llama (Caul fonéticamente se asemeja a call, ‘llamar’) pero la realidad no contesta, o hay interferencias, comienza a ser inteligible, y además surgen los fantasmas del pasado, aquellos que motivaron que se convirtiera en una especie de monje de clausura, clausurado para el mundo, sin implicarse con nada ni con nadie, cuando un trabajo de escucha con éxito propició, como consecuencia, la brutal muerte de un implicado y su familia. Es como si se hubiera roto la escotilla que había puesto en su vida. ¿Y si sucede de nuevo? ¿Y si esa pareja que escucha pueden ser asesinados por facilitar la conversación que ha grabado?

Aunque, al estrenarse pocos meses antes de la dimisión de Nixon, se asociara el argumento, por el uso de las escuchas, con el caso Watergate, el rodaje ya había concluido, en concreto en febrero de 1973, antes de que adquiriera resonancia en los medios ese caso. El mismo Coppola se quedó sorprendido con el hecho de que los equipos de escucha que usa en la película fueran los mismos que usaba la Administración Nixon para espiar integrantes del partido Demócrata. De hecho, el guion había sido escrito incluso antes de que Nixon fuera elegido presidente en 1969. Sí fue influencia determinante Blow up (1966), de Michelangelo Antonioni, una fascinante obra en términos semióticos, aunque cuestionable en términos cinematográficos, lejos, a mi parecer, de la excelencia de las obras que había rodado previamente Antonioni esa década. Es una obra mucha más sugerente por su planteamiento que por su materialización cinematográfica. Carece de la extrañación, de la turbadora atmósfera, que sí se logra en La conversación con el admirable uso de la luz y el color, obra de Bill Butler, tras reemplazar a Haxkel Wexler ya iniciado el rodaje, por diferencias creativas con Coppola (aunque algunas escenas se rodarían de nuevo, se mantuvo la secuencia inicial en la plaza). David Shire compuso antes de que se iniciara el rodaje la banda sonora, en la que destaca, sobremanera, su memorable tema principal con el piano como único instrumento. El brillante uso del diseño de sonido fue obra de Walter Murch, también coeditor, al que Coppola dejó mano libre durante la elaboración del montaje ya que estaba imbuido en la preparación de El padrino II (1974). Robert Duvall, que no aparece acreditado, interviene en escasas secuencias, en el tramo final, aunque su papel es importante en la trama, una figura de poder, como la que también encarnará en Apocalipse now.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 10 15 16 17 22 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow