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Voto de Pedro_MG:
7
Intriga. Thriller Harry Caul, un detective de reconocido prestigio como especialista en vigilancia y sistemas de seguridad, es contratado por un magnate para investigar a su joven esposa, que mantiene una relación con uno de sus empleados. La misión, para un experto de su categoría, resulta a primera vista inexplicable, ya que la pareja no ofrece ningún interés. Sin embargo, cuando Harry da por finalizado su trabajo, advierte que algo extraño se oculta ... [+]
24 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Francis Ford Coppola dio un golpe en la mesa a comienzos de los 70 y se convierte en el realizador de referencia dentro del nuevo cine americano. No contento con ganar un Oscar como guionista por "Patton", y de haber sido artífice de una verdadera obra maestra como es "El Padrino", dos años después se anima con una secuela y consigue, como mínimo, igualar el nivel de su antecesora. El Padrino 2 se convierte en otro éxito de crítica y público, con lo que Coppola mantiene su idilio con el séptimo arte. Sin embargo, entre ambas entregas sobre la saga mafiosa creada por el escritor Mario Puzo, muchos olvidan que en ese mismo 1974, Francis Ford Coppola produce, escribe y dirige otra película: La conversación.

La conversación nos cuenta las vivencias del detective privado Harry Caul, interpretado por Gene Hackman, que con sus conocimientos en tecnología para la escucha de conversaciones ajenas, se dedica a espiar a una pareja por orden de un cliente desconocido. Lo que aparentemente parece un trabajo muy del montón, una de tantas infidelidades deseosas de ser descubiertas por un marido celoso, empieza a obsesionar a nuestro protagonista una vez empieza a indagar sobre el contenido de la conversación obtenida. Harry, con ciertos fantasmas del pasado, es un tipo con no demasiadas habilidades sociales e incapaz de abrirse ante los demás, llegando a resultar desagradable con aquellos que simplemente quieren conocerle un poco o le preguntan cualquier cosa, por simple que sea.

La interpretación de Gene Hackman como el detective me parece muy buena. Hackman es un gran actor y desgraciadamente decidió retirarse hace algunos años, pero casi siempre lo recuerdo en papeles de carácter y la primera vez que vi esta película me sorprendió por el tipo de personaje que interpretaba. Junto a él vemos algunos rostros conocidos, entre ellos a un joven Harrison Ford, a Robert Duvall y a John Cazale.

El ritmo de la película es pausado y se centra mucho en explorar las posibilidades que ofrece la tecnología para tratar de reconstruir la conversación que da título al filme. Quizás puede decirse que la parte central, situada en la feria tecnológica y la posterior fiesta en el recinto donde Harry trabaja, se alargan demasiado y te hacen perder un poco el hilo, pero creo que incluso esos momentos nos sirven para conocer mejor las manías del protagonista y para desvelar esa parte oscura de su pasado y que justifica su comportamiento antisocial. Dado este ritmo, lo que nos cuenta la película y el carácter del protagonista, tiene sentido encontrarnos con una puesta en escena gris y apagada, tanto en el centro de trabajo de Harry, en las calles, así como en las oficinas y otras localizaciones que vamos descubriendo con el paso de los minutos. Mención especial a la acreditación de Walter Murch en el apartado sonoro. Murch es uno de los principales referentes en este campo y en esta película el sonido es fundamental para entender el avance de la trama. La banda sonora contiene un curioso tema que acompaña a Harry en diversos momentos y, además, se incluyen algunas canciones de jazz de artistas tan relevantes como Duke Ellington.

El contenido de la película, así como el año de su estreno, 1974, dan a entender que está claramente influenciada por la realidad política de Estados Unidos. La cinta se estrenó en abril de ese año y sólo unos meses después, Richard Nixon dimitía como presidente por el escándalo Watergate, relacionado con escuchas ilegales al partido demócrata. Sin embargo, la película está influenciada por "Blow-Up", de Michelangelo Antonioni. Coppola llevaba desde la década anterior tratando de encontrar financiación. Sólo lo consiguió una vez alcanzó el éxito con El Padrino. Paramount dejó libertad al director, con tres millones de dólares de presupuesto.

El filme tiene la losa de situarse entre dos obras maestras como son "El Padrino" parte 1 y parte 2, y de la posterior "Apocalypse Now", lo que ha llevado a que mucha gente no le dé la importancia que merece. Es una muy buena película y mantiene el alto nivel que ofreció Coppola durante esa década, nivel que fue decayendo posteriormente, con algunas excepciones como la tercera entrega de los Corleone o su adaptación de Drácula, ambas de comienzos de los noventa. Pero es una obra que, directa o indirectamente, ha influenciado a proyectos posteriores. Películas como "Impacto" también usan el sonido para investigar un crimen, aunque en un tono mucho más cercano al de Hitchcock, como es costumbre en Brian de Palma. Más evidente sería la influencia en la alemana "La vida de los otros", una película magnífica también, a mi juicio incluso mejor que la de Coppola. Como curiosidad, circula la teoría de que la cinta "Enemigo Público", de Tony Scott, es una especie de falsa secuela de "La conversación", con un personaje también interpretado por Gene Hackman que comparte muchas características que definen a Harry Caul.

En resumen, "La conversación" es una de las muchas grandes películas que ofreció el cine americano en aquellos años setenta. Un cine capaz de tocar toda clase de temas y en diversos tonos, donde, además, el director ya no era un simple artesano, sino un artista en toda regla. Muchos clásicos incuestionables todavía hoy surgen de aquellos cineastas que pusieron a Hollywood patas arriba. Un periodo de libertad que desgraciadamente se derrumbó poco después, con la ruina que supuso para la United Artist un proyecto como "La puerta del cielo", de Michael Cimino. Desde entonces, la libertad del director se vio muy reducida, los productores volvieron a tomar el control absoluto y los blockbusters que ya empezaron a generar impacto cultural y económico entre el gran público dieron paso a unos años ochenta donde la vertiente más comercial volvió a imponerse. Y así hasta nuestros días…
Pedro_MG
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