El lobo de Wall Street

Guión clasico de Scorsese extrapolado a un argumento que recoge de manera satírica las aventuras del vendehumos Jordan Belfort.

No necesita presentación propia, "El lobo de Wall Street" llegó para quedarse en 2013 en un gran año para Leonardo DiCaprio y poniendo en el radar a Margot Robbie cual Sharon Stone en "Casino" en cuanto a similitud de papel. El film es el esquema Scorsese olvidándonos de mafias italoamericanas y trasladándolo a esta historia de estafadores, que mas que centrarse en lo que el señor Belfort hacía (manipular acciones no reguladas), tiramos hacia una satira rozando el histrionismo, excesos, excentricidades y demás parafernalia de este mundillo.

La fórmula funciona, es un peliculón con todas las letras. Un esquema que hemos visto infinidad de veces en otras películas de Scorsese, pero que aplique donde lo aplique, va a funcionar. DiCaprio está en su salsa y en otro papelón en su haber.
Lo único que lastra el film es el tono jocoso que adquiere en la última hora restante, y en dejar un sinvergüenza como un modelo a seguir de "buen vendedor". Eso o alguno entendió mal la película.

Otra gran cinta en la filmografía de Scorsese, con escenas icónicas y sobreactuación premeditada.
Se sea fan o no de la bolsa de valores, hoy día con criptomonedas y toda esa parafernalia que perfectamente es la nueva bolsa del siglo XXI, este film logra llegar a todos los espectadores con el deja vu constante de haber visto estas pautas en otros films del cineasta.

Si has llegado hasta aquí, crítica vendida.

Pese a que siento admiración por buena parte del trabajo de Scorsese, fui relegando el enfrentarme a las tres horas de duración de ésta. Finalmente, y en casa, donde puedes verla, al menos en dos sesiones separadas, me he atrevido, y por ser Scorsese, aunque tenga el defecto de emplear en bastantes de sus films bastante mayor duración de la necesaria, y sentó escuela, porque hace tiempo que le tratan de imitar en la duración gente de luces cinematográficas mucho más cortas.

Buena sátira esperpéntica de algo que realmente existe, la cultura de lo que se llamó "el pelotazo" y el culto al hedonismo en casi todas sus formas, incluso las que van recortando la salud, como la mayoría de las drogas. Sobre la credibilidad, pues, como queda dicho, la película está en tono de esperpento y también se hace un retrato subyacente pero claro, de los tontos timados que son los que hacen posible todo esto con su ingenuidad ignorante, pues, si se mira bien, se podría decir que, a menudo, tienen lo que se merecen por su indocumentada forma de actuar confiando en la palabrería de un vendedor de humo al que ni siquiera conocen, siendo a veces el asunto no muy diferente del conocido timo de "La estampita" y otros parecidos, donde los timadores, "el listo" y "el tonto", le sacan partido a la maliciosa codicia de la víctima para volverla contra él y a favor de ellos.

Pero me ratifico en que con una duración normal hubiera sido mejor película porque se reitera mucho y cansa un poco a base de un progreso tan lento de los hechos.

La película realmente no está mal. Es extremadamente hortera, extremadamente machista y extremadamente agresiva. No podría ser de otra manera si vas a contar la historia de estos parásitos de altas finanzas con el lenguaje cinematográfico del Hollywood más comercial.

El problema es que se supone que lo que estás viendo debería causarnos rechazo, pero esto es como la comida basura. Con los aditivos adecuados a mucha gente le acaba gustando comer bazofia. Pues esto igual. Tiene los reclamos necesarios para que la gente acabe simpatizando con la historia de esta gentuza.

Quien no ha soñado nunca con vivir como un rico?
Quien no ha soñado nunca con follar como un poseso?
Quien no ha soñado nunca con desmadrarse al máximo y sin temer las consecuencias?
Debo de reconocer que DiCaprio nunca fue de mi agrado, algún papel bueno a causa de un guión y director que garantizan el éxito (como en infiltrados o Titánic) pero en esta actuación me deja sin adjetivos , he querido evaluarlo y el evaluado he sido yo!!! Simplemente sublime!!! Demuestra que los sueños solo son para aquellos que no creen que se puedan cumplir.

Se abre el telón: aparece un señor disfrazado de domador de leones. Lleva un gran bigote, sombrero de copa, levita roja y botas de caña alta. En la mano agita un gran látigo de cuero que estalla contra el suelo con un fuerte chasquido. Los niños en las gradas gritan y aplauden eufóricos. La película se llama "El lobo de Wall Street" y el señor del disfraz es Martin Scorsese. Efectivamente, el mismo Scorsese de obras maestras como "Taxi Driver" o "Toro Salvaje".

En "El lobo de Wall Street" no hay espacio para sutilezas. Un carnaval frenético cuya naturaleza brutal anula cualquier intento de reflexión. Puro instinto primitivo al servicio de los apetitos del público. Imposible retener una escena memorable en mitad de ese barroco "horror vacui". No hay posibilidad de fascinación porque la vulgaridad es tan básica que roza lo infantil.

Todo en la película recuerda a Scorsese pero sin Scorsese. Hay sarcasmo, mala leche y un montaje de ritmo trepidante, con el sello inconfundible del director. Pero la película es incapaz de llamar a las puertas de la inteligencia, atrapada en una obscenidad agotadora.

La vigorexia de "El lobo de Wall Street" se hunde en la reiteración. Un leve destello salva a la película del naufragio: la desternillante escena del subidón inesperado de barbitúricos Quaalude (Metacualona) que sirve de excusa a un flashback magistral sobre la subjetividad.

De cara al futuro le rogamos a Martin Scorsese que sus próximas películas no sean tan evidentes, que dirija sobrio y sobre todo que no se obsesione en querer gustar a todo el mundo.