La trilogía de las puertas del infierno de Fulci se compone por este film, "Miedo en la ciudad de los muertos vivientes" y la aclamada "El más allá". A la espera de refrescar las 2 anteriores, "Aquella casa al lado del cementerio" es la más flojita y cierra esta particular trilogía, que mantiene el gore del Fulci más sanguinario y a su vez, sus sin sentidos y guión de una hoja a dos caras pésimo e imposible creer hasta para tratarse de un film de horror.

Hasta la mitad de película no acontece prácticamente nada y el desarrollo está pésimamente narrado. Un guión simple se enrevesa de mala manera, se meten toques "giallescos" con asesinatos en primera persona, los actores son terribles y se da una historia que no recordarás más allá de sus créditos. La banda sonora es discreta en comparación a otras composiciones de las películas de Fulci y el director pone su sello para todo, primer plano a los ojos (excesivamente) que no falte.

La ambientación transmite el óxido y telarañas al espectador junto a Catriona MacColl que repite por tercera vez con el director y ya estuvo en las anteriores dos (que nada tienen que ver con el film salvo la temática). Donde destaca la cinta como ya acostumbraba el Fulci ochentero y de finales de los 70's, es en un gore a otro nivel y unos asesinatos que logran hacer torcer el gesto al espectador. Escenas curiosas aparte como la del murciélago, que no puedes casi ni creerla y se hará difícil de olvidar.

No es de las mejores del tito Lucio. Ensalza sus virtudes y a su vez sus defectos, quedándote por desgracia más con lo malo que con lo bueno. El guión lastra completamente un film que sólo con la ambientación y un mejor desarrollo podría ser algo mas remarcable dentro del género.

Recomendada para fans del director y para completar la trilogía. Puede verse un par de veces quedándote la misma sensación agridulce y rememorando las brutales escenas sangrientas que es lo único que vale la pena.

Juan Piquer Simón fue y es el director más curioso, olvidado y "ninguneado" del panorama patrio. En el fantaterror tuvo su inolvidable "Mil Gritos tiene la noche" y posteriormente también vi "Slugs, muerte viscosa" que quizá la recuerde mejor de lo que era. En esta inmersión en "La grieta" con el eterno sargento Hartman en "La chaqueta metálica" R. Lee Ermey a la cabeza, esperaba al menos un film similar a los 2 anteriores, que no son grandes ni siquiera en su género, pero al menos tienen su aquél.

La fase en el submarino que comprende la mitad del film, uno puede echarse una siesta o directamente, avanzarla. No soy muy fan de cintas en el interior de un submarino, pero además aquí, se hace aburrido de narices. Unos efectos de serie B que son cantosos hasta para la época, con un interior igual de divertido que un día nublado. La cosa mejora algo en la grieta a partir de la segunda mitad, haciendo que uno levante un ojo ya dormido pero distando infinitamente de entretener o remontar un film prácticamente muerto. No puede ser que esto dure 76 minutos y parezcan 2 horas. Y ojo porque los monstruos tienen su encanto y hay algún momento bueno junto con una casquería mas que decente, pero creo que este factor entra en juego demasiado tarde, así como algunos giros de guión que le dan algo de chispa y reaniman el comatoso film.

Quizá con mejores actores, exceptuando a Ermey con un papel que literalmente hace de sí mismo y no siendo una copia descarada a "The abyss", estaríamos hablando de un resultado distinto. Y esa primera mitad de film no sé a quién le pareció siquiera potable. "La grieta" se convierte en una abertura que parte a la mitad la película entre una fase soporífera y otra regulera.

Para los muy curiosos de un director único.

"La primera regla del Giallo es que no se puede saber quién es el asesino". Sergio Martino, otro de los "capos" del género amarillo junto a Bava, Argento y Fulci, trajo su último film del subgénero en la época dorada del mismo "Torso: Violencia carnal". La universidad de Perugia, se ve involucrada con un asesino vestido de negro que da rienda suelta a su ira debido a su trauma infantil contra alumnas que osan cruzarse en su camino, siendo estranguladas con un fular "rojinegro" para su posterior descuartizamiento con una sierra de arco.

Este film fue mirado con lupa por Hollywood para sus posteriores incontables Slashers e introdujo "reglas" nuevas que quedaron ya para siempre, respetando algunas de las ya establecidas en el Giallo. En el spoiler hablaremos de como quebranta la primera, de todas formas.
La película cuenta con un alto contenido erótico y lo que más puede fascinar y desmarcarse hasta la fecha del film, es como el asesino, se recrea con sus víctimas y porta una máscara a veces, que si bien no es extraña o extravagante, cumple con su cometido aunque da demasiadas pistas de la identidad del malhechor/a. El juego queda muy reducido y Martino se centra más en las muertes, con todo lujo de detalles en algunas y otras que no son mostradas a cámara, aunque no escatima en hemoglobina.

En el reparto tenemos a Suzy Kendall bastante crecidita para hacerla pasar por universitaria, Tina Aumont y un habitual del director, el francés Luc Merenda. El film se divide en dos partes, una transcurre en Perugia y en la segunda mitad nos iremos al mundo rural como si de "Angustia de silencio" se tratase. Los planos son bastante por encima de la media, gran fotografía y muy buen aprovechamiento de los espacios donde se nota la experiencia de Sergio Martino en el género (luego tocaría prácticamente todos, asi como los directores italianos de la época).

Un film destacable del subgénero pero con algunos lastres como; banda sonora indiferente, móvil del asesino agarrado con pinzas y quizá la que mas duela, es el prácticamente inexistente juego de descubrir la identidad del mismo. Apenas hay intervención policial y pese a haber muchas pistas falsas, no consiguen desviar la atención del espectador por ser tan obvias.

Para iniciarse en el género o para rememorar de cuando en cuando por qué nos gusta tanto el Giallo empañado de "rosso".

Tras la discreta "Los cinco días" y el "boom" del Giallo, "Rojo Oscuro", Dario Argento se consagró internacionalmente con una obra para la posteridad con su film más famoso, "Suspiria". Jessica Harper se adentra en la escuela de danza bávara en la cinta más visual y saturada de color con unos planos fuera de toda lógica y una banda sonora que quedarás tarareando un buen rato.

Revisitando Suspiria después de varios años sin verla y tras su remake de 2018, he de decir que me sigue gustando, pero aún más. Dario Argento ya desfasó bastante en "Rojo Oscuro" y la trilogía animal de Giallos quedaba atrás. Nos adentrabamos en el terror sobrenatural y en la primera de la trilogía de "las tres madres", brujería sin el mayor propósito que perpetrar el mal, en una escuela de danza internacional. El guión de "Suspiria" no es el mejor del mundo. El film transcurre en un "suspiro" y pese a deleitarnos durante hora y media larga, ya sabemos que los desenlaces no son el punto fuerte de Argento. El transcurso no obstante es una hora y pico de auténtica magia negra. Ambiente colorido hasta la extenuación con unos planos de locura y visualmente uno de los films más poderosos que pueden verse.

La película ha envejecido realmente bien así como casi todos los clásicos. Con una poderosa fotografía, hay pocos asesinatos pero los que hay, cuentan con una creatividad para la época nunca vista y el factor sobrenatural hacen que el estilo giallesco de ver todo desde la perspectiva del asesino, sea un plus adicional (nos iremos al spoiler). La última media hora del film te hace apretar los dientes, uno de los pocos films de terror convencionales que puede generarme tensión.

Y la verdad poco más que hablar sin reventar la película a nadie que aún no se haya adentrado en la academia Tanz de Friburgo. Una experiencia que ha de ser vivida no sólo para los amantes del género de terror, si no del cine en general. Perdonando sus mínimos defectos como la sangre rosácea, música machacona quizá algo fuera de lugar algunas veces y algún que otro hilo que se ve, con ojos de la época es un viaje único a la locura y a no desear semejante situación.

Un film que significó un punto y aparte no sólo para su género. Irrepetible e inimitable.

Luciano Ercoli dirige esta producción hispano-italiana. Traducida literalmente del italiano, "La muerte acaricia a medianoche", ofrece un presunto Giallo con un asesinato inicial vistoso y sangriento, para ser poco a poco traicionado por la espalda y asestar una puñalada trapera que vamos vislumbrando progresivamente. Qué poco me gustan estas trampas, cosas de la época. El dueto español Nieves Navarro y Simón Andreu se verán envueltos en una trama que mezcla Eurocrimen, Comedia Policial y Thriller, pues denominar esto como un "Giallo" no tiene sentido al no contar con ninguna de las bases del subgénero y tomarse muchas licencias.

El guión escrito entre otros por Sergio Corbucci, nos ofrece una trama que se deshincha, se enrevesa y da al espectador un resultado final muy convulso. Por una parte, sí llega uno al final más o menos satisfecho, pero los vaivenes que se dan a cada rato, sumado a una histérica Susan Scott (Nieves Navarro) donde la policía parece una parodia y hacen que hasta los buenos planos o la sorprendente secuencia final, se empañen y rocen el ridículo en vez de ser una genialidad. La idea de que el asesino porte un puño de hierro con púas está desaprovechada, y lo que parecía ser el arma de los crímenes, se ve relegado a prácticamente 2 asesinatos pues la mayoría ni se muestran a cámara. Aparte de no haber juego sobre quien es, pues a mitad de metraje esto muta a otro género de película ya mencionado.

Como bien dijeron, los compases finales, ciertos planos y personajes histriónicos, parecen más de un Spaghetti Western que del género amarillo. La cinta es un experimento un tanto extraño que pese a no ser fallido, dista mucho de ser algo que se recuerde en el género además de tocar todos los palos y no afianzarse en ninguno.
Las calles de Milán, el guante con púas y personajes que daban para algo más, quedarán en el olvido fácilmente.

Inclasificable film destinado a amantes de los géneros italianos de los 60 y 70. Merece la pena verlo una vez como curiosidad.