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Arsénico por compasión

Comedia Un crítico teatral que acaba de casarse decide visitar a sus ancianas tías antes de marcharse de luna de miel. Durante la visita descubrirá que las encantadoras viejecitas tienen una manera muy peculiar de practicar la caridad. (FILMAFFINITY)
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Críticas 100
Críticas ordenadas por utilidad
16 de febrero de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es sin duda la mejor del género screwball comedy o comedia de enredos del director estadounidense de origen siciliano Frank Capra. Este tipo de comedia screwball surge a principios de los años treinta, tiene sus equivalencias con el cine negro y suele implicar, al modo de este film, un personaje femenino fuerte, cuya relación con el protagonista centra la historia con diálogos audaces, situaciones alocadas, amor, evasión, etc.

Capra es capaz de dar a luz una cinta dinámica y muy divertida, con diálogos brillantesy unos actores de primera que te mantienen la atención todo el tiempo con una elegancia y una brillantez insólitas, lo que raramente se puede ver hoy.

El guión lo escribieron Julius J. Epstein y Philip G. Epstein, adaptación de la obra teatral de Joseph Kesselring, Arsenic and Old Lace, escrita en 1939. En la trama unas bondadosas viejecitas piadosas alivian el sufrimiento de las personas mayores que acogen en su casa de manera muy particular, en el marco de una historia surrealista, con el sobrino recién casado descubriendo que sus tías son muy peligrosas. Un homenaje a la locura que encierra toda la gama de patologías posible: psicopatía, demencia senil o doble personalidad, y donde el más cuerdo es individuo muy extravagante. Extraordinaria puesta en escena y deslumbrante fotografía en blanco y negro a cargo del célebre Sol Polito, amén de una banda sonora muy incitante a cargo de otro destacado en estas lizas, Max Steiner.

En el reparto Cary Grant se sale, está magnífico, genial. Priscilla Lane está guapa, de lujo y versátil en el papel de recién casada y vecina del protagonista. El cirujano borracho y loco no puede estar mejor encarnado en ese enorme actor que fue Peter Lorre. Raymond Massey es un lujo como hermano psicópata. Josephine Hull y Jean Adair hacen un trabajo auténticamente bueno como las tías asesinas.

Una de las curiosidades y de los méritos de la película es que se desarrolla en apenas una habitación, con una mezcla de variopintos personajes en las situaciones más chocarreras y sorprendentes que imaginar se pueda. Si tratamos de soslayar toda la comedia mugrienta de los ochenta y de los noventa que ya sin remisión nos hemos tragado, esta película se revela como una enorme hazaña del género.
Kikivall
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4 de enero de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La extraordinaria versatilidad de Frank Capra le permite crear una obra maestra con elementos narrativos y temáticos poco habituales en su obra, pero que el director italiano demuestra manejar con mano maestra gracias a un guion sublime, un desarrollo narrativo milimétrico y unas interpretaciones de matrícula de honor, entre las que la destaca un histriónico y gesticulante Cary Grant. Consagrado ya como el maestro indiscutible de la fábula utópica, Capra sorprende y maravilla con este inesperado cambio de registro, entregando una de las comedias negras por antonomasia, casi a la altura de la inmortal «Ser o no ser» de Lubitsch.

Antes de encarar un análisis más profundo conviene preguntarnos qué es exactamente el humor negro y qué lugar ha ocupado en la cultura a lo largo de los siglos. Dícese de él que supone la práctica de algún tipo de técnica cómica (generalmente la sátira) centrada en temas que en otro contexto provocarían piedad, pena, aflicción o incluso terror. En líneas generales versa sobre el concepto de la muerte y todo lo que de ella se deriva. Capra centra su película en un núcleo narrativo concreto: dos viejecillas de aspecto entrañable que se dedican a envenenar a aquellos visitantes que llevan una vida desgraciada para después, valiéndose de la demencia de un sobrino esquizoide, enterrar los cadáveres en el sótano de la casa. El contexto de por sí no puede ser más macabro, pero el gran acierto del guion consiste en aderezar la trama con otras vertientes narrativas que, finalmente, se revelan tan importantes como la principal: la historia de amor entre Mortimer Brewster (genial Cary Grant) y Elaine Harper, una vecina de las viejecillas, por un lado, y el regreso al hogar de las tías de Jonathan Brewster (un Raymond Massey terroríficamente bufo), hermano de Mortimer, un asesino perseguido por la justicia. El cóctel resulta lo suficientemente disparatado y heterogéneo como para articular en torno a él la comedia de enredos que Capra tan bien maneja, haciendo que todos estos ejes narrativos orbiten alrededor de los temas principales: la muerte, la locura y la inhumación de cadáveres.

Capra se muestra inusualmente expresivo con la cámara, consiguiendo planos de enorme complejidad, mostrando los techos bajos y agobiantes de la casa, regalando una larguísima escena cubierta de una negrura casi impenetrable y contagiando a toda la estética de un aire marcadamente expresionista, con escaleras, sótanos en penumbras y la recreación de un antiquísimo cementerio allí mismo, a cuatro pasos de la casa de los horrores. Se muestra una vez más como un grandísimo director de actores, consiguiendo unas interpretaciones soberbias de todo el reparto, pero especialmente de Grant, Massey y Lorre, y logrando una vez más que el ritmo narrativo no decaiga en ningún momento. Nuevamente sorprende la regularidad que mantiene la película durante toda la proyección, combinando con enorme equilibrio gags visuales y discursivos con momentos que rozan la tragedia más absoluta. Un puñado de personajes secundarios deliciosos (el señor Witherspoon, el agente O’Hara y otros) completan un cuadro bufo y extravagante que roza por momentos lo grotesco gracias a la gélida ternura de las viejecillas y a la demencia galopante de Teddy, un personaje realmente impagable.

Capra muestra una habilidad asombrosa para activar los resortes de lo macabro y articularlos con extraordinaria pericia en los engranajes de la comedia de enredos, y logra que ambos subgéneros coexistan en prodigiosa armonía. Lo más curioso de todo es que, pese a la temática luctuosa y a lo rocambolesco del desarrollo, el film no pierde un ápice de la elegancia que caracteriza al director. Reviste a la comedia clásica con una compleja máscara de Halloween y consigue una obra maestra infravalorada e incomprendida a lo largo de la historia, pero que resulta una auténtica delicia cinematográfica.

Arsénico, estramonio y una pizca de cianuro. Un taxista esperando hasta convertirse en cafetera, un presidente chiflado que abre sepulturas en un sótano, un asesino serial con el rostro de Boris Karloff, dos ancianitas entrañables y un puñado de policías incompetentes. Y Capra dirigiendo esta orquesta, a la que oímos interpretar una incomparable sinfonía de la risa y el horror.

Muy buena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Arsenevich
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17 de agosto de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la reconocida obra de teatro escrita por Joseph Kesselring, esta desternillante adaptación realizada por el gran Frank Capra sin duda, continúa a día de hoy siendo un torrente de diversión, locura (literalmente) y de paso tiene una "inquietante" doble lectura en medio de toda la comedia.

"Mortimer" es un famoso crítico de obras teatrales que está a punto de casarse con su prometida "Elaine". Vive junto a sus dos "adorables" tías, quienes son reconocidas en todo Brooklyn por su amabilidad y sobre todo buena voluntad con todo el vecindario, sobre todo los más necesitados, especialmente tratándose de hombres ancianos y solitarios.

Hasta ahí podríamos estar hablando de una historia bastante familiar en donde no hay lugar para nada fuera de lo común, pero es que precisamente el creador de la obra parte de una lugar y personajes comunes y toca un tema bastante oscuro y retorcido, pero desde un punto de vista paródico, irreverente y "casi" inocente.

Digo "casi" porque lo es en apariencia nada más, puesto que el guión escrito por los hermanos gemelos Julius J. Epstein y Philip G. Epstein dentro de su tono de "comedia screwball" pura y dura, en realidad camufla diálogos de humor negrísimo que además de divertir reflejan de modo directo aquel dicho de que "las apariencias engañan".

Y esto ya que si nos ponemos a analizar con un poquito más de detenimiento, estamos frente a una comedia, claro que si, pero que trata sobre asesinos en serie, criminales, ""mad doctors", enfermedades mentales y hasta la incompetencia del servicio policial, lo cual podría haber dado para convertirse tranquilamente en un relato de terror.

Pero como dije, la película es un ejemplo de equilibrio en cuanto al manejo del humor, historia y enredos típicos que se manejan en dicho sub-género y que además cuenta con interpretaciones de un reparto soberbio y que curiosamente se prestan para dejar el lado más surrealista y hasta "desvergonzado" de cada personaje.

Desde un Cary Grant, que como nunca, saca su "vis" más hilarante (sus expresiones faciales son impagables) se "pone el overol" de disparatado sobrino que pierde el control de la "tremenda" situación que se le acaba de poner en frente y lo que siempre me llamará la atención es que cada vez que podía denostaba su participación aquí, tachando incluso su actuación como "lo peor que había hecho" en toda su carrera.

A su lado un sólido reparto que incluye a John Alexander, Josephine Hull, Jean Adair, Priscilla Lane, Raymond Massey (como "pierde los estribos" cuando lo confunden con "Boris Karloff") y el legendario Peter Lorre entre los más destacados.

Una película muy divertida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
darkman
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19 de agosto de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desternillante adaptación de la homónima obra teatral de Joseph Kesselring protagonizada por un pletórico Cary Grant en uno de los papeles más recordados de su excelsa trayectoria. El propio Grant afirmó en alguna ocasión que "Arsénico Por Compasión" fue el rodaje con el que más disfrutó durante su dilatada carrera como actor.

Estamos ante una extraordinaria comedia negra, una de las mejores de la historia del cine, una farsa enloquecida dirigida por Frank Capra con un frenético y agilísimo ritmo narrativo, unos diálogos delirantes y unos pintorescos personajes que aparecen en el reducido escenario con incesantes entradas y salidas ante la perplejidad de un confundido y gesticulante Cary Grant, cuya brillante interacción con el resto del reparto lo convierten en el eje absoluto de la historia.

Algunos de esos singulares e inolvidables caracteres son las adorables y encantadoras tías de Grant interpretadas por Josephine Hull y Jean Adair, el peculiar dúo tétrico-cómico integrado por Raymond Massey y Peter Lorre, el hermano majareta Teddy (John Alexander) que se cree que es el mismísimo Theodore Roosevelt, o el joven policía con ínfulas literarias incorporado por Jack Carson.

La pobre Elaine (Priscilla Lane) no entiende nada y está a punto de solicitar el divorcio antes de irse de luna de miel a las cataratas del Niágara, mientras que el genial personaje del taxista encarnado por un graciosísimo Garry Owen acaba totalmente contagiado por la locura reinante a su alrededor.

No hay lugar para el más mínimo respiro en esta desenfrenada comedia clásica, una obra maestra sensacional del humor macabro que desborda ingenio por los cuatro costados.
BartonKeyes
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3 de diciembre de 2011
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas cosas puedo reprocharle a este auténtico peliculón con tintes teatrales de Capra. La película goza de un sentido del humor y una vitalidad inusual durante todo el metraje. Nunca se te hace pesada y, cuando acaba, no consigues entender como ha podido pasar siquiera más de una hora.

Todo ello, gracias a un elenco de espectaculares actores (genial Cary Grant y Peter Lorre) y una dirección soberbia. En apenas una habitación, la película consigue sumergirte en un mar de risas y ver algo tan turbio como la muerte con humor. Precisamente este humor inteligente, tantas veces imitado a posteriori del film (con menos elegancia en la gran mayoría de ocasiones) es el mejor ingrediente de una película que no olvida, no obstante, dotar de cierta tensión en algunos momentos, en base a una historia muy bien equilibrada y un montaje no menos eficiente.

Imperdible para las amantes del género cómico, una delicia digna de ver incluso para los no amantes. Una joya.
Alfaro
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