Los lioneses

No solo es la mejor obra de Olivier Marchal hasta el momento sino que "Les Lyonnais" constituye un compendio de todas las virtudes que atesoró en los años setenta el polar francés. Construido mediante flash inducidos (los lugares o las personas reviven las situaciones del pasado mediante una recreación coetánea del mismo momento pretérito), y con una construcción de los personajes a medio camino entre Melville ó Corneau (gansters frios, metódicos, lacónicos, esquemáticos...) y la de José Giovanni ( visceralidad e incontenidosy brutales brotes de ferocidad) el valor del film trasciende al propio relato negro configurando un mural dialéctico sobre familia/grupo social, amistad/traición, códigos/caos y en último término mi mundo/el de los demás, el equilibrio de la existencia.
A diferencia de otras cintas de Marchal el final es acorde con el film y esta vez la propuesta es redonda, circular, perfecta. Obra maestra.

Apuntándose a la nueva ola del cine francés por llevar a la gran pantalla a criminales más emblemáticos de Le Patrié, como ocurrió con Jean-François Richet en “Mesrine: L’instinct de mort” y “Mesrine: L’Ennemi public n°1” en 2008 o en la adaptación del terrorista Ilich Ramírez Sánchez en “Carlos” de Olivier Assayas, ahora le toca el turno a Olivier Marchal director que se mueve como pez en el agua en films de corte policial, pues antes que cura fue fraile (quiero decir que Marchal fue policía antes que ser director) “Mr 73” en 2008 o “ Asuntos Pendientes” en 2004, pero esta vez da un giro de 180º a su estilo y se pone del lado contrario, ya que todas sus películas anteriores siempre han sido del lado de los “buenos” , y cuenta la historia de la banda de atracadores llamada “ Los Lioneses”. Película basada en la novela “Por un puñado de cerezas” del propio Edmond Vidal , alias Momon, en la que cuenta su vida criminal y la de su banda en aquellos años tal convulsos para Francia.

Marchal que después de leer la novela descubrió que el mitificado criminal, Momon, no tenía el perfil delictivo de un violento criminal; sin dejar de recordar que llevaron a cabo unos de los robos más importantes en Francia más concretamente en Estrasburgo; sino que se trataban de unos delincuentes con unos estrictos códigos de valores, respetuosos con la costumbres (son de etnia gitana) y desaprobando la violencia y las armas. El director dota al personaje de humanismo y lealtad, realzando los valores entre ladrones en una vida criminal de sufrimiento en el que el pasado no se olvida. Un trabajo impecable de Gérard Lanvin que recuerda a Don Vito mezclado con un Carlitos Brigante a la francesa… claro está.

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Desconozco la carrera cinematografica de Marchal, cimentada en el genero policíaco, parece ser que con notable éxito. No en vano fue policía antes que cineasta.

Esta claro con esta propuesta de madurez que domina el genero y nos ofrece una obra contundente con buen ritmo narrativo y apoyada en unos actores de gran presencia física cuyos rostros ajados y curtidos encajan en la personalidad de un "grupo salvaje" que al igual que el de Peckhimpack son capaces de apostarlo todo lo ganado, por la amistad y el honor, sabedores de que a pesar de haber sobrevivido a una intensa vida en el filo de la navaja no acaban de ver su fin en una cama rodeados de la familia.

Construida sobre una base doble mediante, quizás sobreabundancia de flashbacks, asistimos a la adaptación de la biografía de Edmond Vidal, alias "Momon": "Por un puñado de cerezas". Criado por la etnia gitana de la que nunca olvida los códigos de jerarquías y honor, acaba convirtiéndose en delincuente con una banda que perpetró múltiples robos en los años 70 en Francia, sin delitos de sangre que le granjearon el respeto de amigos y enemigos.

Sus alter egos juveniles estan a la altura de sus mayores. Fotografía y banda sonora muy acertadas. Marchal aún le sobran minutos para homenajear a "El Padrino" en la escena de la fiesta, marcar bien los tiempos en las explosiones de violencia inherentes al mundo de los protagonistas y realizar algunos apuntes sobre las relaciones familiares donde el amor es tan fuerte como las rígidas reglas que lo enmarcan.

El cine francés única alternativa europea al cine USA, goza de buena salud en cualquier tipo de géneros. Valga "Les Lyonais" como muestra.

Entretenida y a ratos emocionante película de cine noir francés. Su director parece inspirarse en clásicos del cine gangsteril, a parte del siempre presente Cine Polar de Melville y sus crepusculares personajes, vemos trazos de obras como El Padrino, con esa introducción a la "familia" celebrando el bautizo de su nieto. También tiene semejanzas a clásicos modernos del cine negro de acción como Heat, con esas escenas de acción trepidante y violenta o el duelo de egos entre policía y ladrón, donde la rivalidad y el respeto crean una singular química. Por último tendría que mencionar las similitudes con Romanzo Criminale, la sofisticada serie italiana con la cual comparte semejanzas en la manera de recrearnos los años 70 y el como se relacionaban los diferentes miembros de la banda. Es quizás en este último detalle donde mas cojea la película de Olivier Marchal, a diferencia de la genial serie italiana, la presentación de los diferentes personajes de la banda así como la descripción de sus relaciones de amistad esta contada en forma de algunos torpes flashbacks, no todos, que no ayudan en nada a entender la especial relación de amistad que une a la banda y que les lleva a la espiral de violencia, eje de la trama. Unas escenas en las que salen emborrachándose en una discoteca no ayudan a comprender los fuertes lazos de lealtad que los unen.
En el spoiler también explico algunas cosas que me chirriaron más o menos y por las que no le doy a esta película un nueve, ya que también es una obra llena de aciertos.
Aciertos como la elección de actores soberbia, sobre todo un descomunal Gérard Lanvin en el papel del patriarca Momon. Las escenas de acción son sublimes, cargadas de una violencia que haría regocijarse al mismísimo Scorsesse. Y la historia, a pesar de no profundizar mucho en las relaciones de los diferentes miembros de la banda, narra la disyuntiva decisión que su protagonista Momon ha de tomar entre proteger a sus seres más queridos o mantenerse fiel a su código de vida donde el honor y amistad son los pilares sobre los que se sustenta.
El final en mi opinión es de los que te dejan un gran sabor a cine negro con mayúsculas, una pena que otros detalles no rayen a tal altura, de ahí mi 7 de nota.

El cine de Marchal puede pecar de reiterativo, es un cine en el que los buenos y los malos a pesar de estar muy bien definidos acaban confundiéndose. Eso no pasa en Les Lyonnais, su última y mejor película, circular y redonda, donde el carácter que imprime el director a sus personajes, inconmensurable el de Gérard Lanvin, guapo a rabiar, es sólo uno de las brillantes virtudes del film. Un guión sólido, basado en una autobiografía, pero que acaba siendo un mero pretexto para narrar un momento, un instante y un personaje. Fantástica plasticidad propia del mejor cine negro francés al que deberíamos irnos ya acostumbrando y con una banda sonora simplemente perfecta, la película rebosa de buenas intenciones, estupendos resultados y una profundidad que sinceramente, se agradece.
En mi opinión, una obra maestra deudora de grandísimos genios como Scorsese y Coppola que vuelve a poner al francés en el lugar que merece como mejor cine europeo del momento.
Un lujazo.
Lo mejor: Lanvin en su mejor interpretación.
Lo peor: A pesar de no ser larga en absoluto, hay un momento en que se hace un pelín espesa, y eso que a través del uso del Flashback no deja un segundo de reenganchar al espectador.