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Las dos caras de la verdad

Intriga. Drama Martin Vail (Richard Gere), un ambicioso abogado de Chicago, es capaz de aceptar cualquier caso con tal de salir en la prensa. Un día decide ocuparse de uno que parece imposible de ganar: la defensa de Aaron (Edward Norton), un joven que es acusado del asesinato del arzobispo de Chicago, tras ser detenido mientras huía del escenario del crimen. (FILMAFFINITY)
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Críticas 100
Críticas ordenadas por utilidad
20 de mayo de 2011
117 de 118 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de muy buenos trabajos en televisión, Gregory Hoblit inició su carrera en la gran pantalla, adaptando una novela de William Dielh, de contenido morboso por la supuesta implicación de un miembro de la Iglesia Católica en una trama de abusos sexuales. Con una rapidez inusual se encuentra a un posible culpable: el monaguillo Aaron que asistía al Arzobispo, y aunque todos los hechos vienen a decir que puede ser el culpable, no falta el ambicioso, y oportunista abogado Martin Vail, bastante bien relacionado con las altas esferas, y con tales ansias de notoriedad que ofrece su defensa al presunto culpable sin escuchar a sus colaboradores. Evidentemente por el hecho tan relevante, las autoridades ponen una fiscal Janet Venable, de renombre bien conocido para poder contrarrestar la defensa de Martin Vail.

Lo cierto es que la película no destacaría de la media de no ser por la soberbia actuación de Edward Norton (en el papel de Aaron) sus registros interpretativos son excelentes, muy superiores a todos los demás actores del resto del casting, en particular a Richard Gere (como el chulo abogado Martin Vail), la fiscal Laura Linney, cumple en su papel. Edward Norton en su primera aparición en la pantalla demuestra las dotes interpretativas que posee, ya que la película decae cuando el no está en escena. Muy buena fotografía de Michael Chapman, y muy buen trabajo de la Jeannine Oppenwall en la Dirección Artística.

A destacar el sorprendente final, totalmente inesperado.

La lección es muy evidente: Cuando más rápido quieras conseguir el éxito, sin reparar en todos los términos, más evidente será el fracaso, aunque solo tú lo sepas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vfoul
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12 de junio de 2005
99 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
En principio, esta película no pasaría de ser un interesante thriller jurídico: el protagonista es un abogado más preocupado por su imagen pública que por sus clientes, se produce un asesinato que puede involucrar a la Iglesia en negocios oscuros, se culpa a un chico que sufre doble personalidad, ... Lo dicho, la historia no es que sea nada del otro mundo.
Pero aparece el debutante Edward Norton y consigue elevar la película muy por encima de la media. Excelente actuación del joven actor, que logra cambiar de registro con una sorprendente facilidad, y que se "come" a Richard Gere cada vez que ambos salen juntos en pantalla, demostrando mucha más fuerza interpretativa e incluso más carisma (Richard Gere no es que sea un gran actor, pero en esos momentos era una gran estrella de Hollywood, así que algo tendría). Además el resto de secundarios también están a buen nivel, como Laura Linney o Frances McDormand.
Todo ello, unido a un final sorprendente y a una buena música (destaca el tema "Cancao do mar" de Dulce Pontes), convierten a esta película en un ejemplo de buen thriller jurídico. Merece la pena verla, sobre todo por ver el debut de este gran actor que es Norton.
Toma Primera
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21 de enero de 2007
66 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película supuso una gran sorpresa para mí, en el sentido de que acudí al cine a verla sin demasiadas expectativas y sin tampoco conocerla mucho; pero cuando los créditos me anunciaron el fin de la misma, la sonrisa que aparecía en mis labios me demostró que había presenciado una obra maestra del cine.
Porque eso es lo que se puede decir de "Las dos caras de la verdad", se trata de una película magistral que tiene una trama muy interesante y en la cual, se produce un magnífico enfrentamiento entre los personajes encarnados por Richard Gere y Edward Norton.
Se trata de entretenimiento en estado puro y por encima de todo, el guión desborda originalidad, por lo que yo no esperaría mucho más tiempo para verla, ya que se trata de un valor seguro, se la mire por donde se la mire.
Por si todavía no están convencidos, les diré también que la sensación que deja la película es la de haber asistido a una representación, en la que lo que impera es la inteligencia, venga del bando que venga. Y sin más preámbulos, disfrútenla.
RAMON
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21 de agosto de 2007
48 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quién le iba a decir a Hoblit que 12 años después cuando la gente comenta esta gran película todos se centran en Norton y no en Gere.

Conseguir una nominación en tu primera película tiene mucho mérito pero es que el talento de Edward es indudable, un actor camaleónico como pocos, con multiples registros, muy expresivo y que en esta película consigue lucirse en una película que le va como anillo al dedo.

Tanto Richard como Laura están muy correctos en sus pepeles, el desenlace es sorprendente y el ritmo ágil y dinámico pero el bueno de Norton es mas de media película.
Diegoló
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6 de abril de 2008
39 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
La simplicidad se apodera de nosotros en un comienzo, cual ausencia de trazo sentimos que estamos ante otro producto mas de abogacía, y otro mas de Gere. Se presenta un nudo argumentativo, pero del que el espectador, que quiere convertirse en inquisidor del filme recién comenzada la problemática, se hace vacío.
Ahí es donde sale a relucir la figura del asustado Norton.
Le acusan de algo mas fuerte de lo que nunca imaginaría hacer.

Pero cuando se consigue hacer bueno el dicho "tienes dos caras y enseñas solo la mitad", la película se torna y es cuando el hilo narrativo aumenta, Norton se apodera de pantalla y deja a Gere en segundo plano, sabiendo éste cuando tiene que resaltar y cuando dejarle protagonismo a la señorita Linney, veterana en éste tipo de embrollos, y a un Norton que nos dejaba cuasipasmados brindandonos una interpretación que valía un Globo de Oro.

Hoblit mantiene en todo momento la intriga, y las situaciones van desembocando.
Sensaciones de tristeza y melancolía por el pobre Edward Norton se traducen en idas y venidas, tanto de su cabeza como de la nuestra.
El final se atisba en el horizonte y solo queda pedir la hora para que te brinden un final típico americano, fruto de un desarrollo excitante pero mal rematado.

Laura Linney se convierte en un agobio constante a cada intervención; lo que muchos no se imaginarían es que ella no distaba mucho de la verdad.

Guste o no, aunque en el segundo caso sea difícil, es una gran película, porque contrasta la facilidad con que se lleva a cabo con la complejidad de la historia, la cual hace que a cada momento formules tus propias hipótesis, y cada una que haces difiere de la anterior.
Y es una gran película porque su final es consecuente, porque es motivo de recapacitación, y porque cuaja un asombro en el espectador bastante inusual.

Quien haya seguido mínimamente la carrera de Hoblit y Norton, sepa que el comienzo de ambos apuntaba maneras......y muy, pero que muy, buenas.
Weis
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