La ley del talión

Estupenda e intensa película del oeste, con un Richard Widmarck en el mejor momento de su carrera, en el papel de un presidiario que ha de salvar a un grupo de colonos de los feroces apaches, personificando con gran pericia, la figura del héroe solitario, figura a la que muchas de estas producciones nos tiene acostumbrados.
Con una brillante dirección del realizador Delmer Daves, (Flecha rota, El tren de las tres y diez), se nos presenta toda una historia de intriga y aventuras, repleta de acción y mucho suspense.
Completan el reparto la guapa Felicia Farr, (quien fuera mujer de Jack Lemmon), y el televisivo James Drury, (El virginiano), en este buenísimo western injustamente olvidado en su momento.

"The last wagon" no es uno de los westerns mas famosos de la historia, ni alardea de un reparto lleno de rutilantes estrellas, pero sí cuenta con una serie de características que la convierten en un clásico a descubrir.
Contiene un intenso estudio de cada personaje (y su correspondiente evolución a medida que avanza la trama), explora temas sociales muy candentes hoy día (sin ir más lejos, el racismo), y por supuesto, como todo buen western, una gran fotografía de exteriores naturales que nos sumerge tanto en el asfixiante calor a pleno día del desierto, como en inexplorados, hostiles y nocturnos territorios indios. La banda sonora merece mención aparte; una de las mejores partituras que he podido escuchar en una película del oeste.
En resumen, el artesano Delmer Daves nos regala otra de sus grandes obras (revisen su filmografía, hay un puñado de westerns muy notables) y un enorme Richard Widmark realiza un magistral trabajo; el gran Comanche Todd fue uno de los héroes de mi infancia.

Como muchos usuarios habrán advertido, el título de este comentario remite a la película homónima de Martin Ritt, que realizada once años después de ésta, presenta claras similitudes argumentales. Así, el tema central en ambas es la actitud salvadora que adopta un proscrito -blanco criado entre indios en los dos filmes- respecto de aquéllos que le persiguen o desconfían de él.

Comanche Todd resulta por tanto un personaje característico del cine de Daves, que altera críticamente la tradicional figura del héroe individualista en favor de un héroe bien distinto, necesitado siempre de los demás y por los demás. Eso mismo ocurre en esta película, en la que el perseguido, el que es tenido por asesino, se convierte en protector, guía y consejero, dando de sí lo que tiene (sabiduría, astucia, experiencia y valor) y recibiendo de los demás aquello de lo que carece (afecto, respeto y amor). En otras palabras, Comanche Todd actúa como un padre con los jóvenes supervivientes, y éstos aceptan -con algunas reticencias- ser su familia adoptiva, adecuada metáfora si tenemos en cuenta la dramática historia del protagonista. Leo que a algún usuario le resulta difícil ver a Widmark en el papel de comanche, pero lo cierto es que la adopción de niños blancos secuestrados por parte de los indios no era tan infrecuente (hasta el punto de que el último jefe de los comanches, Quanah Parker, era mestizo, hijo de una blanca).

La película es también una aventura de superación, madurez y supervivencia, y como tal, opera transformaciones en los personajes, que aprenden unos de otros, mejorándose entre sí y haciendo posible el bien común, otro de los rasgos característicos de muchas películas de Daves. Ciertamente, la conclusión, excesivamente bienintencionada -aunque esperable, por otro lado- deja un regusto de insatisfacción, pero no por ello echa a perder el conjunto, francamente bueno.

Formalmente, Daves demuestra una vez más su extraordinario talento para el rodaje en exteriores, consiguiendo captar la belleza natural de las localizaciones -en la propia Arizona- por medio de hermosos movimientos de grúa y planos generales. En este sentido, destacan los diez minutos iniciales, absolutamente magistrales por la integración que se logra en ellos entre la acción y la naturaleza. Muy brillante resulta también la secuencia en la que los Apaches se preparan para su ataque; los vemos aparecer poco a poco, silenciosos, entre los árboles, sobre los riscos, con movimientos acompasados y en formación, sugiriendo la inminencia de su acometida y el cerco sobre sus "presas".

En conclusión, un estupendo entretenimiento, pero que esconde más mensaje y propicia más reflexión, de lo que en un principio aparenta.

Magnífico western, una película de la cual me esperaba que fuese buena pero no me esperaba que fuese así: una pelicula, un western injustamente olvidado.
Salientar el buen pulso de Delmer Daves en la dirección y es que hizo westerns magníficos (Jubal, El árbol del ahorcado y El tren de las 3, 10) y ésta que me ocupa ahora es un buen ejemplo de ello.
Comanche Tod (un fantástico Richard Widmark) es un hombre que vivió con los comanches acusado de 3 asesinatos perseguido por el ejército de los EEUU que tiene una díficil misión en territorio indio si quiere salir de allí con vida.
Es un western fantástico, la fotografía es magnífica, la música muy bien adaptada al film, unos paisajes fabulosos, un guión sólido que está a la altura siempre acorde con lo que se vé, unos combates cuerpo a cuerpo llevados con gran realismo a la pantalla y un final muy bueno.
Todo esto que he dicho forma un western desconocido que merece la pena visionar.
Un saludo.

Estupendo western de Delmer Daves, realizado en unos años especialmente fecundos en la carrera de este cineasta, y en el western, y más concretamente aún en el cine del Oeste de Daves. Aquí el protagonista es Comanche Todd (Richard Widmark) es un hombre blanco que ha vivido 20 años con los comanches, y que es por tanto un personaje bisagra, un blanco que ha vivido con los indios y como los indios, como Paul Newman en "Un hombre" (Hombre, 1967), de Martin Ritt.

Susan Kohner hace aquí de mestiza, mitad india navajo, mitad blanca; lo que me recuerda que en "Imitación a la vida" (1959), de Douglas Sirk, hacía de chica mitad blanca, mitad negra...y eso siendo una actriz blanca. Pero el cine de Hollywood de los 50 tenía unos matices racistas tan finos como absurdos.