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El último rey

Acción. Drama. Bélico Año 1206. Noruega ha sido arrasada por una guerra civil. El Rey está muriendo, y mientras su hijo no reconocido nace en secreto. La mitad del reino quiere acabar con el bebé, pero dos hombres, Torstein Skevla y Skjervald Skrukka, lo defenderán hasta la muerte en una huida que cambiará para siempre la historia del país. El niño se llamaba Håkon Håkonsen y sería rey de Noruega. (FILMAFFINITY)
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
21 de junio de 2016
32 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1202 muere Haakon Sverresson, rey de Noruega, según la leyenda, en la que se basa la película, envenenado por su segunda mujer, que quería coronar rey a su hijo de anterior matrimonio. Pero Haakon Sverresson dejó un hijo bastardo que se convertiría en Haakon IV, el primer gran rey de Noruega. Con él se pondría fin a las guerras civiles, a los señores feudales, se pondría control a las intromisiones de la iglesia en la política, construiría los primeros edificios en piedra que se han conservado y convertiría Noruega en un país respetado por sus vecinos.
La película arranca con este Haakon de bebé, al que un grupo de fieles protege hasta que crezca y se convierta en el gran rey que fue. Uno de esos fieles, te sonará por ser el actor que da vida a Tormund en "Juego de tronos"

Lo mejor son las actuaciones y la fotografía de paisajes nevados, lo peor para mi, está en que es una película que se deja ver ver, pero es sencillita, sin muchos extras ni grandes batallas. Para pasar un rato y aprender algo más de historia.
Rufus T Firefly
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5 de septiembre de 2016
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo historiador o aficionado estará de acuerdo conmigo en que, de vez en cuando, se agradece poder acercarse a un relato histórico a través del cine para complementar aquel que aparece en los libros, aunque con matices.

Con esta película nos adentramos en la recta final de los años de inestabilidad en Noruega, derivada de los enfrentamientos civiles. El heredero al trono Håkon Håkonsson tiene sólo dos años y, como ocurre hasta en la mejores casas, alguien va a intentar arrebatárselo. Es por eso que necesita ser protegido por alguien, y aquí es donde comienza el relato de este filme.

Cinematográficamente no tiene nada destacable. Rescato las buenas actuaciones y, sobre todo, la gran ambientación lograda, pero la densidad de un relato totalmente lineal puede provocar que por momentos desconectes.
La crítica ha alabado en especial la fantástica fotografía en exteriores, siendo Noruega un país de una incomparable belleza natural, así como el trabajo en la escenas de persecución, ya fuera a caballo o sobre unos esquís rudimentarios. La película se aprovecha de la espectacularidad que el esquí ofrece al cine y es quizá eso lo que más haya gustado en su país de origen, pues aún hoy se conmemora estos acontecimientos con multitudinarias marchas populares sobre esquís.

Sin embargo, el filme no está exento de polémica. Si bien escapa de la conocida mitología nórdica, ya ha sido acusada de "exagerado nacionalismo" por intentar perpetuar los mitos fundacionales de la nación noruega de una forma idealizada pero, y esto es apreciación mía, los mitos y su tratamiento también son historia.

Sigo con spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
César
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30 de enero de 2017
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La épica vikinga no es algo que sea lejano (o, por lo menos, ajeno) a Nils Gaup, pues el cineasta noruego, autor de otros títulos tan interesantes del cine nórdico de finales del siglo pasado como La cabeza sobre el agua —que más tarde obtendría un remake con Cameron Diaz y Harvey Keitel a la cabeza—, ya había descendido a ese descarnado y cruento universo con su ópera prima, una Pathfiner, el guía del desfiladero que además le llevaría a obtener su primera (y, hasta ahora, única) nominación a los Oscar como Mejor película de habla no inglesa. Quizá por ello El último rey se presentaba como una oportunidad inmejorable para reavivar una carrera que desde sus mejores momentos —precisamente encarnados por los films citados con anterioridad— no había dejado de dar bandazos: desde intentos fallidos (como Estrella del norte) hasta thrillers (la más reciente Glass Dolls), pasando por el cine familiar (con En busca de la estrella de Navidad). Un periplo que, en definitiva, le había apartado incluso de focos internacionales cada vez más centrados en otros autores más constantes y consecuentes como Erik Skjoldbjærg (el autor de Insomnia), Hans Petter Moland o Erik Poppe.

El último rey, sin embargo, adolece de todas las virtudes que podía poseer aquella seminal Pathfinder, e incluso cae en terrenos no sólo tristemente conocidos, también presos de una inanidad patente en prácticamente todos y cada uno de los elementos del film: de la estética —no hay, ni a través de sus escenarios, ni a través de su tratamiento, un ápice de lucidez que aporte propiedades fuera de lo común— a la escritura —su guión está concebido por y para ser manejado desde un terreno placentero; incluso ciertos personajes (los de Nikolaj Lie Kaas o Pål Sverre Hagen, ambos contrastados y actores de calidad) no van más allá de la simple caricatura—, pasando hasta por la narrativa —su empeño por querer detallar cada componente, desde el emotivo (por fallido que resulte) hasta el racional, sólo logra dotar de disparidad al relato—. No es que, en ese sentido, nos encontremos ante una obra mal concebida desde sus cimientos; El último rey podrá poseer muchos defectos, pero tras ella se advierte al menos el oficio de un cineasta con unas cuantas décadas a sus espaldas, y ello sirve para respaldar el que quizá se siente como uno de los principales atractivos del film, que no es otro que esas secuencias de acción que elevan ligeramente el listón e incluso difuminan una tosca crónica para poner su epicentro en aquello de lo que precisamente huía Pathfinder: el espectáculo más estéril. Un espectáculo que lleva aquel mundo abrupto, en el que se palpaba una angustia desprendida tanto de la propia construcción realizada por el cineasta como del modo de filmar e implementar el frío e inclemente paraje nórdico —aquí sólo empleado para trazar panorámicas decorativas y un tanto insustanciales—, a una zona de confort inesperada por su poco sentido del riesgo. Hecho que, de todos modos, ya advierte mediante su libreto en los primeros compases el film de Gaup, pues su arranque no es otra cosa que un popurrí de ideas mal llevadas a cabo con el motivo de que el espectador obtenga la información más elemental del modo más concluyente y cuanto antes. Un paso atrás, no se sabe si por la poca confianza depositada en el público o por la simplificación de un objetivo que termina siendo demasiado pobre como para sustentar un film por sí solo.


Crítica para www.cinemaldito.com
@CineMaldito
Grandine
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7 de diciembre de 2016
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
234/03(03/12/16) Entretenido film de aventuras medievales nórdico, el realizador de la estupenda “Pathfinder” (1987), nos vuelve a deleitar con un hermoso homenaje a las tierras vírgenes de Noruega, a su magnificencia, a sus montañas nevadas y bosques, y en esos lares unas vibrantes escenas de acción, mayormente en persecuciones de esquíes enérgicas y espectaculares, con bulliciosos y brutales combates a espada, con arco, ballesta, hachas, siendo un entretenido pasarratos, tan disfrutable como olvidable. Y es que cuando la cinta se para y se desplaza a escenas de relaciones personales, cojea, cuando quiere darnos una clase de historia para ofrecernos las motivaciones de unos y otros naufraga, cayendo en la confusión estando cerca de que desconectemos por la amalgama de personajes que entran y salen, que se disputan el trono y son meras caricaturas sin alma. Nos adentramos en una epopeya en la recta final de los años de inestabilidad en Noruega (principio del SXIII), derivada de los enfrentamientos civiles. El hijo ilegítimo del difunto rey (de dos años) es bien recibido por sus seguidores como el heredero de la corona, sus rivales, mal, papistas que controlan la mitad de la tierra desgarrada por la guerra, quieren la cabeza del niño. Vigilado del ataque por dos esquiadores lo transportan a un lugar seguro sobre las montañas de invierno, el niño y su supervivencia determinará el curso de la historia del reino. Es una historia icónica para los noruegos y la inspiración de la carrera anual de esquí Birkebeiner, esta palabra es como se conoce en noruego bokmål a la facción rebelde que reconocía a Håkon como rey, aunque fue así denominada por la facción en el poder, los baglers en un intento de ridiculizar a los rebeldes por su bajo status y su calzado de madera (bjørkenever).

Estamos en 1204, historia trata de Haakon, pequeño hijo ilegítimo (Jonathan Oskar Dahlgren) de un rey noruego recientemente asesinado, se convierte en objeto de persecución de los Baglers, compuesto en gran parte de la aristocracia y el clero con la intención de apoderarse del trono. Dos soldados Birkebeinar, Torstein (Hivju) y Skjervald (Jakob Oftebro), intentaran protegerlo huyen Dos soldados Birkebeinar do con él, Intentando espíritu del niño a la seguridad se Torstein (Hivju) y Skjervald (Jakob Oftebro), facción empobrecida de las personas cuyo nombre se deriva de la corteza de abedul que supuestamente utilizan para hacer sus zapatos y los esquís.

La cinta tiene su fuerte en la creíble ambientación medieval, en lo bien que aprovecha la cámara para captar la belleza de los desiertos helados montañosos, y en sus notables escenas de acción, bien sean persecuciones por la nieve, muy imaginativas, a esquíes, trineos, caballos, y en las peleas y batallas, creando sensación de intensidad en estas. Pero esto queda lastrado por el guión de Ravn Lanesskog que una densidad no bien resuelta en las escenas de la corte, que provoca cierta distancia con el espectador, hierra en trasladarnos el croquis de esta guerra civil, una intriga política que confunde y desvía la atención del foco de la acción, donde remanece la eterna lucha entre el bien y el mal, y esto nunca ha quedado más clara cuando alguien quiere matar a un bebe y otros quieren defenderlo, algo nítido con lo que es fácil identificarse, haciendo que la audiencia espere que acaben estos remansos palaciegos y volvamos en las blancas montañas y su espíritu aventurero. Es un producto agradable, con una preciosa factura visual, hablándonos de héroes incorruptibles y villanos cruentos (aunque ene ste aspecto adolece de un malo de carácter que eleve a los héroes), de la amistad, la traición, la ambición amoral, ello en un crescendo dramático trepidante en su recta final, desembocando en un clímax, y rodando con gran ritmo la acción.

La puesta en escena es su punto fuerte, con un diseño de producción fenomenal de Karl Júlíusson (“Bailar en la oscuridad” o “En tierra hostil”), recreando la época medieval nórdica con mimo, su cabañas, aldeas amuralladas, o los castillos fortaleza, aprovechando la fotografía de Peter Mokrosinski (“Millenium”, 2009) grácilmente la majestuosidad de los salvajes parajes noruegos, filmándose en los alrededores de Lillehammer , así como sabe alternarlo con la intimidad de los oscuros interiores iluminados con la luz natural de fuegos y de velas, preciosa en las tomas generales de los espacios naturales, como moviéndose ágil por la nieve al trepidante ritmo de los esquíes. Asimismo es destacable la música de Gaute Storass, de resonancias épicas, con coros que elevan la intensidad del drama de acción.

Kristofer Hivju (actor “juegotronista”) aporta su carisma y buen hacer, su poderío físico, sabiendo dejar momentos de humor. Jakob Oftebro es el otro héroe del film, dota de dramatismo a su personaje con el componente vengativo, espectacular en las escenas de acción, sobre todo esquiando.

Durante los créditos finales hay una cita del escritor islandés Halldór Laxness: "La diferencia entre un novelista y un historiador es la siguiente: el primero le dice mentiras deliberadamente y por el gusto de hacerlo; el historiador dice mentiras y se imagina que él está diciendo la verdad". Supongo que para los que la critiquen por su falta de rigor histórico.

En conjunto queda una cinta amena, bonita mientras la estas viendo, pero de nulo calado tanto emocional, como de perduración en la mente. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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28 de enero de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre tanto estreno glamuroso y en plena carrera por los premios nos llega esta película que no verá casi nadie pero que es muy interesante, sobre todo porque está basada en una historia real y fue un acontecimiento muy importante en la historia de Noruega.

La historia trata del año 1206 en plena guerra civil, la cinta empieza con el rey casi recién nacido custodiado por parte de unos fieles que lo defenderán hasta que pueda gobernar como rey. Uno de los aspectos fundamentales son las montañas nevadas que consiguen una magnífica fotografía y que son parte de la trama, destaca también su banda sonora.

Lo que más llama la atención es como la mayoría de los guerreros van con esquíes casi toda la película.

Presenta a un elenco de actores que se puede decir que están bien, tampoco destaca ninguno por encima del otro.

La película está dirigida por el veterano Nils Gaup que demuestra su experiencia a la hora de dirigir bien a los actores.

Quizás la batallas deberían haber sido más sangrientas porque tal y como lo refleja quedan un poco descafeinadas.

Lo mejor: Los guerreros esquiando por la montañas noruegas

Lo peor: Al principio cuesta un poco entrar en la historia.
LASO83
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