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Zazie en el metro

Comedia Para poder estar con su amante, la madre de Zazie la manda a París, a casa de unos familiares. Pero la niña, que tiene doce años, se escapa para recorrer París y conocer lugares y gentes nuevas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
17 de diciembre de 2005
33 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer largometraje de Malle, en el que asume funciones de productor y coguionista. Rodada en París, se inspira en la estética pop del momento. Adaptación al cine de la novela homónima de Raymond Quereau (1959).

La acción tiene lugar en París, durante 2/3 días, en 1959. Narra la historia de una niña de 12 años, Zazie (Catherine Demongeot), que llega a París en compañía de la madre con la obsesión de ir en metro, pero una huelga de empleados y otros imprevistos se lo harán imposible. La madre la deja al cuidado de su hermano Gabriel (Philippe Noiret), mientras ella pasa dos días con su amante. La película muestra, a través de los ojos de la niña, el mundo corrompido y caótico de los adultos. Se deshace de la tutela del tío y emprende una correría de aventuras que la llevan a descubrir que éste trabaja como trasvestido de bailadora española, en un club nocturno. Es abordada en la calle por un pedófilo, violador y gigoló, que es policía. Se encuentra con una viuda ninfómana, que se enamora de todos los hombres que ve. Observa a un grupo de muchachas nórdicas muy liberadas. La visión de la gran ciudad y de los personajes que la pueblan, está hecha con los ojos pícaros e inteligentes de una niña, que corre por la calle, pregunta, observa y entiende, a su manera, un mundo difícil, complejo, abigarrado y transgresor, que mira con ironía, afecto y simpatía. Son escenas memorables del film el asalto al taxi de Charles por un grupo de ciudadanos muy excitados por la huelga del metro, la batalla con platos de comida, la visita a la torre Eiffel, etc. La película incorpora elementos surrealistas y absurdos como la música de violín que interpreta un violinista con arco, pero sin violín, los planos y contraplanos de una escena con imágenes de fondo indénticas, la referencia a los nazis que cobran vida, Transcaillon que negocia la compra de unos tejanos con un vendedor que es él mismo, etc. El autor rinde homenaje a los Hermanos March, Jacques Tati, "La dolce vita", "El tercer hombre", "Ciudadana Kane", la nouvelle vague, los musicales americanos, los slapsticks de los años 20, etc.

La música incorpora jazz, canciones pop, melodías francesas del momento y otras. La fotografía se desarrolla a un ritmo alocado, con aceleraciones frecuentes y ralentis intercalados, travellings sorprendentes, encuadres de detalle, cortes con imágenes de comic, escenas de vértigo, etc. El guión pretende trasladar los juegos del lenguaje de la novela a las imágenes, que incorporan juegos, sorpresas y giros visuales. La interpetación de Noiret es excelente y la de Zazie destaca por la naturalidad, expresividad y simpatía. La dirección no deja nada al azar y no hace concesiones al capricho. La obra contiene un significado profundo, que trasciende la apariencia de relato superficial y cómico.

Película en la que el autor prueba su versatilidad estilística. La obra se convirtió en el principal referente del cine pop de los 60.
Miquel
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14 de febrero de 2007
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
O más bien se podría decir que la Amelie de Jeunet toma algunos préstamos de la Zazie de Malle, pues es igual de canalla, desvergonzada e impetuosa. Es capaz de mentir para que le dejen tranquila, metiendo en marrones a los demás, de hablar sin parar dando rienda suelta a sus sueños y travesuras, o de no parar de moverse haciendo que todos los que están alrededor no dejen de sufrir más de un dolor de cabeza.
La niña, además, está interpretada con el suficiente descaro por Catherine Demongeot, que le otorga buen carácter y resuelve con una interpretación veraz, logrando momentos de lo más divertidos y desmedidos, para hacer pasar al respetable una agradable hora y media.

Louis Malle experimenta en el film, trabajando con gran virtud la iluminación, un atípico y desinhibido montaje, usando notables recursos y una curiosísima BSO que cautivará a más de uno.
Pero no sólo en ese aspecto acierta Malle, ya que concede entradas y salidas de cada personaje en el momento más adecuado, convirtiendo el ritmo de la obra en algo frenético y que pocos momentos deja para el descanso.

La verdad, servidor hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una comedia sin complejos y con la capacidad de reinventarse constantemente sin caer en el aburrimiento o la irritación que podrían llegar a causar una cinta de estas características si hubiese caido en manos erroneas.
Original y desacomplejada. Para no perdérsela.
Grandine
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22 de octubre de 2007
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta película, la tercera en su filmografía, Louis Malle buscó en primer lugar proseguir con su cine de autor, huidizo de encasillamientos, pues ni siquiera lo adscribiría yo a la "nouvelle vague", y en segundo lugar, intentar lograr una película que rompiendo con todas las reglas y cánones tuviera suficiente coherencia y entidad en imágenes.
Tal es así, que "Zazie en el metro" es un giro absoluto en su carrera y una adaptación dificilísima de la novela de Queneau, dónde el uso del montaje y la ruptura de los conceptos espacio/tiempo construyen una comedia mágica que homenajea al cine de Tati, al slapstick, al cine mudo cómico, a la cultura pop de aquel entonces, con el seguimiento vivaz, travieso y nervioso de una niña insolente, espabiladísima y pilla que desnuda la mala/falta de educación de los adultos (más niños que ella) que la rodean.
Malle hace un film fragmentado, acelerado a propósito, basado en el montaje y en la imagen, colorista, del que sale suficientemente airoso por demostrar que son derribables los muros clásicos, no tan bien hormigonados como creemos. Y eso no es poco.
kafka
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15 de febrero de 2007
24 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1959, el mismo año que Queneau publicaba su novela "Zazie en el metro", Louis Malle la llevaba al cine y de qué manera (o mejor: con qué maneras). Se ve que Malle lo pasó muy bien con el libro (lógico, es muy bueno) y se dijo: voy a hacer la comedia más divertida y original del mundo, y se puso a ello; el resultado: tristísimo, abochornante, ridículo. Los actores se esfuerzan en ser graciosos de una manera desaforada, tanto que recuerdan a los pujos de un estreñido crónico. La película es un puro disparate sin gracia, una especie de episodio de dibujos animados con sus aspavientos, explosiones, travesuras, persecuciones y chistes, pero todo carente de sentido y casi siempre de gracia. Cuando uno piensa la que tuvieron que armar para rodar esto (abundantes exteriores, escenas en la torre Eiffel, avenidas de París colapsadas de coches, etc) y ve los resultados no deja de sentir lástima por todo el esfuerzo malgastado. Como decía mi novio mientras veía la película, "Zazie" parece un cruce (en malo, añado yo) entre "Mortadelo y Filemón" y "Makinavaja". Así es. Los franceses tienen derecho a tener sus clásicos absurdos, como nosotros tenemos "Locura de amor", pero no deberían exportarlos salvo con la indicación de que ciertas películas pierden todo el gas en cuanto atraviesan los Pirineos (yo creo que ni siquiera al otro lado del Sena se deja ver, "Zazie" es sólo para parisinos de la orilla derecha). La Cinemateca francesa parece que ha restaurado la cinta en vez de quemarla, que es lo que deberían haber hecho (lo único salvable es la niña protagonista, que lo hace muy bien, da el físico del personaje literario y tiene su carácter, pero su intervención se hunde en el espeso y colorido bodrio maquinado por Malle).

En resumen, mejor quedarse en casa leyendo un libro ("Zazie en el metro", sin ir más lejos, que es maravilloso).
Macarrones
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12 de marzo de 2007
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde luego Louis Malle hacía cada cosa a veces… pensé que con la delirante “Viva María” (western con la Bardot y la Moreau) había tocado fondo, pero “Zazie en el metro” no se queda atrás.

Por un lado me ha parecido malísima, pero por otro lado me he reído con ganas en algunas ocasiones con su humor picantón y surreal, y con sus alocadas persecuciones a cámara rápida, deudoras del cine mudo.
También me ha parecido interesante porque he creído ver en la repelente Zazie el precedente de la no menos repelente Amelie (que me perdonen sus admiradores, pero no puedo con ella)
Y una cosa me ha parecido imperdonable: puestos a hacer una comedia loca y desmadrada, hay que ser consecuentes. No se puede decir que el tío responsable de la niña (Philippe Noiret) se traviste de bailaora española en un cabaret, y hurtarnos su actuación de forma tan cobarde y tramposa, porque a esas alturas de la película era lo único que me mantenía despierto. Soy consciente de que la peli es del 59 y que quizá no se podía llegar tan lejos, pero entonces no plantees el tema si vas a privar al espectador del impagable espectáculo de ver a Noiret en plan folclórica.
Eso sí, en apuntes pederásticos no se corta mucho (apuntes que también pudimos vislumbrar en películas serias de Malle)
Sahar
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