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Sin piedad (TV)

Western Myrl Redding es un honrado tratante de caballos de Wyoming que tiene problemas con el cacique local. Éste, abusando de su poder, le obliga a entregarle dos valiosos sementales como peaje para pasar por sus tierras. Cuando Redding, después de recurrir a los cauces legales, no obtiene justicia, intentará tomársela por su propia mano. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
9 de marzo de 2013
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Genial western que no entiendo porque no pasó primero por los cines antes de llegar a la televisión y los videoclubs. Como ya pone en el título de esta crítica, esta película es un western drámatico, bastante drámatico diría yo, pero aparte de ese detalle la peli es estupenda, ya que las interpretaciones son sobresalientes, por lo que llegará a gustar con toda seguridad a los amantes del género.
Además esta peli es de esas que ya he visto muchas veces, así que me la sé de memoria, pues de lo contrario no me habría atrevido a hacer esta crítica.

Lo que si es cierto es que el director John Badham hizo un trabajo esplendido con este peliculón, pues aunque no haya llegado a pasar por los cines eso no quiere decir que sea una mala película, porque desde luego no lo es, ni mucho menos, así que si alguien está buscando una buena peli de esas del oeste y no ha visto aún Sin Piedad, pues que no se la pierdad porque le gustará seguro, como ya he dicho antes.
Gryzor
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30 de abril de 2011
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contrariamente a otras opiniones, considero que este western merece verse por su dignidad en todos los aspectos. El fondo moral del argumento es merecedor de tenerse en cuenta como valor positivo del film, y unido a una buena ambientación e interpretación, especialmente por parte de John Cusack y John Goodman, resulta un western entretenido y con esencia de los buenas producciones de este género, pues incluso los excelentes paisajes contribuyen a dar realce a todo lo que ha dado vida a las películas del Oeste.
Esta producción fué filmada principalmente para la televisión, y creo que, por el tipo de calidad de la imagen, debe haber sido rodada en Video digital.


José Antonio ZG
Jose Antonio ZG
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26 de septiembre de 2013
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película para abogados y jueces. Película para repensar nuestras constituciones y sus vacíos.
En el viejo oeste un hombre pierde dos caballos que iba a mercadear. Los motivos no son accidentales: un vecino, con más poder y más hombre, ha decidido que los caballos sean la forma de pago por un peaje que le dio la gana de poner en sus predios para cruzar a otros pueblos. Y así las cosas, querían que todo fuera así, como si nada, como si solo importase la ley del más fuerte y san se acabó.
Para destacar: el papel de John Goodman.
Valetamayo
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13 de octubre de 2011
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toda la película esperando verle salir a escena con una gabardina negra y deportivas con el Ipod en la mano... Que conste que, como he escrito anteriormente, me encanta Cusack y le perdono todo, pero es difícil verle cabalgando por el salvaje Oeste en busca de redención y justicia. El género rebosa de obras maestras -obviaremos ejemplos que todos tenemos en mente-, y éste telefilm no será uno de ellos, pero tiene alicientes: el prota, que además produce; el juez de paz Goodman, que como alguien dijo es casi el mejor secundario de su generación -baste como ejemplo The big Lebowsky-, escenas con muchos caballos bien rodadas, y una historieta que nos entretiene, que ya es mucho.
Si entráis en ella por quién la protagoniza, no os defraudará. Si buscáis Sin perdones o Centauros del desierto, craso error.
Nota : 5,75.
Feldon
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26 de octubre de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un suceso tan significativo que surgió a raíz de un asunto de lo más sencillo: un criador y vendedor de caballos quería vender dos ejemplares y que se encontró con la desgracia en su camino encarnada en un avaro ganadero.
La ley le dio la espalda, pero juró vengarse, por sus caballos, por un amigo al que habían atacado y por su esposa, que había fallecido. Un hombre que ya no tenía nada que perder, dispuesto a hacer justicia.

¿Hubo en los años '90 alguna aportación digna al olvidado "western", género enterrado que prácticamente no suscitaba el interés de nadie? Por fortuna sí. Clint Eastwood, con toda la sabiduría y conocimiento del mismo, extrajo lo mejor de él en "Sin Perdón", una de sus obras maestras; tras ella, aparte de las dos aportaciones que George P. Cosmatos y Lawrence Kasdan hicieron sobre la leyenda del O.K. Corral, poco se puede mencionar. El Oeste había sido relegado a la pequeña pantalla en producciones la mayoría mediocres o convertido en una parodia de sí mismo gracias a "Héroes por Casualidad" o "Wild Wild West".
Sin embargo John Badham, responsable de éxitos en los '80 como "Cortocircuito" o "Juegos de Guerra", se pondría al frente de un digno "western" producido por la HBO y con John Cusack de protagonista, quien hacía las veces de productor ejecutivo. El guión, escrito por Dick Cusack (padre de John), se basa en un hecho real, pero su origen no se encuentra, ni mucho menos, en el lejano y salvaje Oeste, sino en una de las mejores obras del gran poeta y escritor alemán Heinrich W. Von Kleist, "Michael Kohlhaas", que creó tomando de inspiración la historia del mercante Hans Kolhase sucedida allá por el siglo XVI, y que había visto su adaptación al cine en 1.969 de la mano de Volker Schlöndorff.

La salvaje cruzada emprendida por Kolhase, como venganza al injusto tributo que tuvo que pagar por atravesar los terrenos de Saxony, fue convertida en toda una hazaña en busca de la justicia por Kleist, quien ante todo se centró en lo romántico del suceso y el personaje. La Alemania de la Edad Media, en manos de Cusack y John Pogue, se cambia por el Oeste de finales del XIX, cuando Wyoming está a punto de ser declarado estado oficial, cosa que interferiría en las propiedades de Henry Ballard, un cruel ganadero que tiene el control sobre el territorio. Myrl tiene que pagar un peaje excesivo a Ballard por cruzar por sus tierras; la gente también está descontenta, pero no se atreve a enfrentarse a él.
Los caballos que Myrl deja como garantía acaban maltratados, al igual que su amigo y trabajador indio Billy, y la situación empeora cuando su esposa decide ayudarle en el asunto; tras perderlo todo y ver que nadie le apoya, el humilde y pacífico vendedor se torna vengador, plantándole cara directamente a Ballard y a los suyos hasta que consiga su propósito, que no es otro que hacer que se cumpla la ley. El aspecto romántico y noble de Kleist atraviesa una historia convencional, cuya intención no es otra salvo recalcar la encarnizada lucha que el hombre bueno y justo ha de emprender en un mundo donde los cínicos y corruptos siempre ganan, aun sacrificando su propia vida, en pos de conseguir que su voz sea por fin escuchada.

De esta forma, "Sin Piedad" recupera la esencia de los "westerns" clásicos donde veíamos al hombre indefenso enfrentándose contra los abyectos y viles, que gobiernan con su propia ley. El film se construye bajo una premisa de lo más sencilla haciendo Badham mella en el fondo moral de la historia, al igual que practicaban los revisionistas Arthur Penn, Monte Hellman o Sydney Pollack años atrás, y desarrollando su discurso en una línea cercana a la de "Cometieron dos Errores", que dirigió Ted Post con Clint Eastwood de protagonista, donde se trataba en un sentido muy liberal de la imposibilidad de la venganza, del callejón sin salida existencial de toda justicia personal, además del frío horror del castigo del Estado (el ahorcamiento, la pena capital). La escena en la que los hombres se reúnen en el establo para iniciar la lucha es el mejor ejemplo de la filosofía de la película.
Cómo a fuerza de palabras e intercambio de reflexión, surge en hombres desesperados la idea de resistir a la tiranía, en suma, cómo nacen el instinto político y el espíritu de la democracia. Redding adopta el papel de fermento de una comunidad, reuniendo a dichos hombres, y se alza como un contestatario contra las leyes de un mundo civilizado y no así violento donde el débil sólo tiene las de perder, pues la violencia y la injusticia parecen ir siempre de la mano del progreso: las banderas americanas ondearán finalmente tras todo el horror (la paliza al indio, la quema de hogares o la condena de Myrl, por algo tan básico y universal como haber defendido sus derechos, aunque hecho a sangre y fuego). Se liga simbólica pero indisolublemente la violencia demente, la rabia asesina y la insatisfacción a la partida de nacimiento de una nación.

Las amargas palabras pronunciadas por el juez Tolliver son decisivas para entender esto ("...si este país se va a pique será por las personas como usted y como yo"). Juez interpretado por un inmenso John Goodman que acapara toda la atención desde que aparece en pantalla, pero no se puede negar el gran trabajo de John Cusack en un género en el que resulta extraño verle actuar. Aparte de ellos, se cuenta con un sólido reparto donde tenemos a L.Q. Jones, imponente como villano, y a secundarios tan solventes como John C. McGinley, Scott Wilson, Kurt Fuller y Rodney Grant.
Trágico y romántico, "Sin Piedad" puede figurar, pese a sus convencionalismos, como un "western" muy digno, y para haber sido el único de su carrera, John Badham demuestra que sabe desenvolverse con astucia y eficacia en el género.
Chris Jiménez
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