Galveston

Parece que la actriz francesa de momento acude puntual cada tres años a su cita como directora de ficción, intercalando una incursión en la codirección del documental "Mañana" . Me gustó "Respira" (2014) y me ha vuelto a enamorar su mirada tras la cámara en esta desoladora tragedia tan norteamericana que resulta curioso que sea una francesa quien nos la cuente al igual que hizo de forma  magistral, la china Chloé Zhao con "The Rider en el mismo año 2018.

En el debe, dicen los que han leído la novela original de Nic Pizzolato, que esta adaptación no le hace justicia. En cualquier caso casi toda la culpa la tendría el propio Pizzolato que firma el guión con el seudónimo Jim Hammet, quizá con cierto sentimiento de culpa. Pues dicho esto, con esta "mala adaptación" Laurent nos agarra por donde más duele (la soledad, la falta de amor y esperanza en el futuro) y no nos suelta, dándonos apenas unas bocanadas de aire para que podamos empatizar con estos perdedores que aceptan su inmolación como único medio de luchar por un futuro mejor para sus descendientes. Los contrastes entre la luz y la oscuridad son tan bellos como sórdidos con la colaboración inestimable de la fotografía de Arnaud Potter. Laurent tiene claro cómo sacar partido al entorno y crear las atmósferas necesarias, cuida el casting de secundarios y acierta de pleno con el excelente Ben Foster y una joven Elle Fanning que viene demostrando que no le tiene miedo a nada y se come la pantalla. La química entre ellos funciona sin fisuras y la directora los mima, aunque bien es cierto que el personaje de Foster no acaba de estar bien definido psicologicamente. El final tampoco está a la altura de lo que nos ha ofrecido Laurente en un ajustado metraje. Una gran película imperfecta.

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Poca gente lo sabe, pero Mélanie Laurent, la actriz francesa revelada al mundo por Tarantino en Malditos bastardos, también es cineasta y tiene ya unas cuantas películas a sus espaldas como directora.
Galveston, la primera que rodó bajo bandera americana, es una muy grata sorpresa. Se trata de una muestra notable de cine negro, thriller puro, con un aire noir bastante clásico que transpira desde la fotografía (siempre oscura, llena de colores fríos) hasta el decorado (ambientes "sucios", peligrosos, solitarios), pasando por los personajes, que resultan creíbles y cercanos, y el tono de violencia y peligro que se mantiene durante sus ajustadísimos y acertadísimos 90 minutos de duración. No por casualidad, la película adapta una novela de Nic Pizzolatto, recordado ya por siempre como el creador de la fabulosa True Detective. Laurent maneja la cámara con brío, controlando todas las aristas del relato y triunfando tanto en las escenas de más acción como en las más intimistas, que describen el romance lleno de emotividad entre Roy y Rocky. Por suerte, además, Laurent ha tenido el buen ojo de escoger como protagonistas a Ben Foster y Elle Fanning, dos intérpretes superlativos que realizan dos trabajos estupendos en la piel de estos dos amantes a la fuga y en constante peligro. Foster es simplemente perfecto para este personaje tan complejo que es Roy, y a Fanning sencillamente no hay género ni personaje que se le resista. Una superdotada, a sus jóvenes años.
En definitiva, una película a descubrir, recomendar y disfrutar.

Lo mejor: Su aire noir, puro cine negro, y el carisma y talento de su pareja protagonista.
Lo peor: En realidad nada, salvo que no es una obra maestra tampoco.

Desde Super 8 me fascina el trabajo de Elle Fanning, y aquí se enfrenta a uno de los trabajos más crudos en la que la haya visto.

Aunque pueda parecer que Galveston está en la línea de Hell or High Water (no en vano cuenta con Ben Foster, que también participaba en ella), nos encontramos más bien ante un drama romántico entre perdedores, que sobretodo en la parte final deviene especialmente despiadado.

Sin negar que hay elementos de thriller y algo de acción, el grueso de la película no va por ahí.

Desigual, irregular, tiene sus grandes momentos y otros simplemente ridículos, o baches, no se sabe muy bien qué quiere ser, un thriller no es, un noir muy libre, aunque más que todo un drama sobre un criminal y una prostituta.
La historia tiene sus momentos, sobre todo alguna que otra sorpresa que da, es conmovedora en parte, aburrida y sórdida en otras, y mal estructuradas algunas.
Lo mejor las interpretaciones, sobre todo de Ben Foster, el tipo está genial, digno de un Oscar si es que se puede considerar a ese premio algo de valor más allá de lo mediático.

El protagonista no es precisamente un angelito. Un sicario a sueldo no tiene ninguna clase de compasión por sus víctimas. Pero en el fondo, le queda algo de humanidad que queda al descubierto al diagnosticársele una grave enfermedad. Entonces, él mismo es objeto de la propia violencia que ha ejercido sobre los demás, sólo mitigada al cruzarse con una joven prostituta vulnerable y desamparada, con su pequeña hija, lo cual no puede evitar las consecuencias de la deuda con su pasado. La película no es para nada moralizante. Simplemente es una exposición de cómo son unas vidas desangeladas y con dudoso futuro, en escenarios degradados y sórdidos. El trabajo de la directora es brillante, sin ninguna concesión a lo comercial. Igualmente, los actores están a su nivel.