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Vera Cruz

Western. Aventuras En 1864, con el apoyo de los conservadores mexicanos, Napoleón III de Francia (1852-1871) impone como emperador de México a Maximiliano de Austria, lo que provoca la rebelión de los juaristas. En plena guerra civil, dos mercenarios americanos (Gary Cooper y Burt Lancaster), tratando de sacar partido de la situación, ofrecen sus servicios al mejor postor. Así es como conocen a una hermosa juarista (Sara Montiel) y a una condesa francesa ... [+]
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
16 de enero de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Aldrich dirigió aquí una película muy especial; tanto, que proporciona momentos tan curiosos como la entrada del grupo de mercenarios estadounidenses en el palacio del emperador Maximiliano, en la Ciudad de México, como si el cine del Oeste entrara de pronto en una película de Sissí, o el paso de la expedición protegida por Burt Lancaster y Gary Cooper junto a las majestuosas pirámides de Teotihuacán, un momento en el que el "western" se convierte en aventura...

Trasvases genéricos aparte, en este film está ya anunciado el cine de Sergio Leone en la importancia que adquieren la amistad masculina, así como la lealtad, la traición y sus altibajos; y también en la visión, muy dura y cínica, con la que se encaran la aventura y la guerra, una visión cínica no exenta de humanidad: a la avaricia total y a la total falta de conciencia de Joe Erin (Burt Lancaster) se opone la mayor cordura y la conciencia de lo que está bien y mal de su amigo Ben Trane (Gary Cooper). Leone admiraba el cine de Aldrich, e incluso trabajó para él en "Sodoma y Gomorra" (Sodom and Gomorrah, 1962), como director de segunda unidad, y seguramente tomó nota de "Veracruz" -esa ciudad a la que nunca se llega, porque sería como llegar al mar, ese escenario tan extraño al "western"- para su posterior cine como director.

Por lo demás, el reparto estuvo a la altura de las circunstancias, incluida Sara Montiel en su primera película estadounidense; las localizaciones mexicanas eran espectaculares; la dirección de Aldrich era muy competente; y el guión también merece ser destacado. Mención aparte merece la banda sonora de Hugo Friedhofer, realmente inspirada, e inolvidable.

Por cierto, el papel de Charles Bronson, un tipo que toca la armónica, es totalmente premonitorio en relación con la película de Sergio Leone "Hasta que llegó su hora" (C´era una volta il West/ Once Upon a Time in the West, 1968).
Pedro Triguero_Lizana
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26 de julio de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coincido con alguna de las críticas que he leído en Filmaffinity en las que se menciona la posible relación de está película con los westerns italianos. Al ver la película tuve esa sensación, por la estética, por el papel de los dos personajes principales (todo por el dinero, máxima avaricia), la violencia extrema (p.e los niños y la iglesia o los asesinatos a sangre fría), el oeste decadente sin falsos filtros y especialmente algunos diálogos "chulescos"...cómo p.e cuando el marques Labordere pregunta: "¿Con cuántos hombres cuenta?", y contesta Joe Erin tras contar, con el dedo, a sus hombres y a los del otro pistolero con los que se acaban de encontrar: "Con 17". Corrige el otro pistolero "Sumas muy deprisa Joe......" y replica Joe avanzando un paso hacia él: "Hay algún error en la cuenta....", ese tipo de diálogo ya se sabe como acaba. Y esto lo uso luego mucho (que no excesivamente¡) Sergio Leone en sus películas.
Grande, me ha gustado mucho. Completamente de acuerdo con la opinión de que es una buena manera de empezar el acercamiento al western.
Ricky
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22 de junio de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El destino los unió cabalgando hacia el sur, la fortuna les brindó una recompensa. En Méjico las tropas de Juárez se han alzado contra Maximiliano, la Condesa Duvarre y un botín de tres millones de dólares necesitan protección durante el largo y peligroso camino que los separa de un lugar llamado Veracruz.

Gary Cooper, Burt Lancaster, Sara Montiel, “Veracruz”, un western sucio, en el que el polvo y el barro casi pueden palparse, con un ritmo trepidante, magníficas escenas de acción, inusitada frescura y grandes dosis de humor en los diálogos de Borden Chase. Todo aquí es llevado con una ligereza reconfortante y una violencia y brutalidad muy bien medida, el peligro es puesto en escena como elemento dinámico y proyecta hacia delante al relato, de confrontación en confrontación hasta el final. Interpretaciones portentosas, sobre todo la de Burt Lancaster, que no eclipsa a Cooper pero casi, brabucón, cínico y divertido como en pocas ocasiones.
Juan Marey
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13 de noviembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sensación de que Sergio Leone tuvo que ver necesariamente Vera Cruz (Vera Cruz, 1954) antes de empezar su propia y singular andadura en el género del Western, es inevitable a medida que transcurre el metraje de la película. El filme de Robert Aldrich anticipa sin duda alguna el subgénero del Spaghetti Western, que nació en Italia en manos del citado Leone y que posteriormente se expandiría por todo el mundo occidental. La violencia dura y salvaje, los antihéroes y esa visualidad tan cercana al cómic aparecen ya con mucha fuerza en el filme de Aldrich.

De hecho el argumento también recuerda poderosamente a las películas de Leone, como por ejemplo Il buono, il brutto, il cattivo (El Bueno, el feo y el malo, 1966). En la película de Leone el director mezclaba inteligentemente episodios históricos norteamericanos de gran interés, como la guerra civil norteamericana (1861-1865) de tal manera que metiéndolos en la batidora pasaban de convertirse de historia épica y mítica (de aquella que de tanto en tanto les gusta recordar a los productores norteamericanos) a una historia pop, totalmente desmitificada y sacada fuera de contexto. En el caso que nos ocupa, la película nos ambienta en un episodio muy desconocido dentro del cine Western, como es la guerra entre los Juaristas y el emperador Maximiliano I, que contó con el apoyo del gobierno francés de Napoléon III. Por tanto la película se centra en territorio Mexicano, donde supuestamente sucede toda la acción. El excepcional intérprete Gary Cooper hace el papel de un antiguo combatiente sudista que emigra después de perder sus posesiones en la guerra civil norteamericana. Ahí se encontrará con el personaje que interpeta Burt Lancaster, un autentico granuja. Rápidamente ambos se harán amigos y decidirán emplearse como soldados de fortuna ante el gobierno de Maximiliano, mostrando sus grandes dotes bélicas en una secuencia ciertamente original.

Como podemos comprobar, el filme vuelve a anticipar poderosamente muchas temáticas que se estaban cociendo en esos momentos y que volverían a aparecer con posterioridad, no sólo ya en los filmes de Sergio Leone, sino también en los Westerns de Sam Peckinpah como The Wild Bunch (El Grupo Salvaje, 1969). Nuestros dos protagonistas son literalmente dos mercenarios, que ofrecen sus servicios a los que el filme clasifica como el bando “Malo” (Los seguidores de Maximiliano, que representan la aristocracia más rancia y que se oponen a la popularidad de los Juaristas, que representan la voluntad popular) a pesar de que hacia el final del filme se intenta limpiar el expediente del personaje de Gary Cooper, la película se aleja de la figura heroica que venía siendo la tradicional en los filmes Westerns. El clímax de todo lo anteriormente citado lo encontramos en la resolución final, que no sólo es un duelo Western más (por cierto, otra vez recordándonos a las películas de Leone, pese a que es cierto que la música en esta ocasión no acompaña pues no está el genial Morricone detrás), sino que supone el conflicto entre dos generaciones antagónicas. Mención aparte merece el personaje que interpreta Burt Lancaster. Sí Cooper interpreta a un personaje descreído, pero que aún muestra algunos signos de amor, directamente Lancaster interpreta a un bandido, que no tiene ningún tipo de remordimiento y que sólo busca el beneficio personal.

Técnicamente hay que destacar la plástica fotografía que firma el genial Ernest Laszlo. Este director de fotografía fue un acérrimo colaborador de Robert Aldrich. Con una amplia trayectoria (incluyendo realización en el cine mudo) Laszlo es capaz de plasmar una estética muy acorde con el guión del filme. Colorista y llena de emociones, la película tiene poco que ver con el pasado (algo más que significativo si tenemos en cuenta la experiencia de Laszlo) y más con el futuro del género.

Quizá a la película le falta el sello Leone y el empuje que tan bien empleaba el romano en sus películas. A pesar de que Vera Cruz muestra bastante carisma, también es cierto que la trama resulta bastante simple en algunos aspectos y sobre todo simplificadora en el aspecto histórico. Por ejemplo, el personaje que interpreta Sara Montiel (quien desembarcó oficialmente en Hollywood con esta película, la que por otra parte sería la más exitosa de sus películas fuera de España) resulta un tanto arquetípico. Montiel interpreta a una avispada campesina mejicana, y al igual que su pueblo, el filme no es capaz de demostrar demasiada habilidad al describir sus motivaciones (como tampoco lo logra con el bando contrario, pues simplemente se recogen estereotipos). A la vez, el filme combina imágenes de gran impacto con otras un tanto ridículas. Por ejemplo, el movimiento de cámara que nos enseña todo el ejército de Juaristas que se encontraba escondido es realmente impresionante (de aquellas secuencias que inflaman el corazón) pero por ejemplo, la secuencia de la batalla donde nuestros protagonistas consiguen escapar por culpa del atasco de una carreta resulta un tanto estúpida, tanto por el motivo temático como por la encorsetada manera en como la filma Aldrich.

https://neokunst.wordpress.com/2015/11/13/vera-cruz-1954/
Kyrios
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26 de junio de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá de lo que muchos imaginan, el llamado género Spaguetti Western empezó con este film, y del cual se pueden encontrar un montón de guiños posteriores, pero lo que más resuena es sin duda el épico encuentro protagónico entre dos titanes del cine: Burt Lancaster y Gary Cooper.

La historia en general es muy disfrutable, divertida, sólida sobre todo (que difícil es encontrar eso hoy en día) y mantiene un grán interés en el espectador por la tensión sútil que maneja el gran director Robert Aldrich enfocándose en la relación entre dos vaqueros encargados de una misión en la que la amistad y sobre todo el beneficio económico estará de por medio.

Especial mención merece un reparto de soporte de primera, empezando por la siempre preciosa Sarita Montiel, Ernest Borgnine, Jack Elam, Charles Bronson y César Romero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
darkman
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