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Críticas de Pedro Triguero_Lizana
Críticas 1,472
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
23 de abril de 2024
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Creo que la mayor alegría que proporciona este largometraje al cinéfilo es la reunión que propone (y supone) de grandes estrellas del género de acción USA; si se añade a eso un poco de nostalgia y de autocomplacencia, así como un juego autorreferencial de homenaje al género de acción, tenemos lo más destacado de este título, que, a veces, parece un "remake" de "Los siete magníficos" (The Magnificent Seven, 1960), de John Sturges.

El problema es que, como "película de misión suicida", casi todo en la trama, a pesar de los giros que ésta da, suena a algo ya visto, y por eso el guión es una sucesión de tópicos y convenciones, sin dejar mucho espacio para la novedad o la sorpresa, o bien haciendo piruetas argumentales poco creíbles. Lo más flojo es posiblemente todo lo relativo al dictador hispanoamericano de turno y su hija, aplastado por años y años de tópicos del cine de Hollywood sobre Hispanoamérica. Al menos, las escenas de acción están bien hechas, y sale la televisiva Charisma Carpenter en un pequeño papel.
Pedro Triguero_Lizana
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4
20 de abril de 2024
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Se trata de una coproducción entre Estados Unidos e Italia, rodada entre los estudios de Cinecittà y diversas localizaciones de Libia, y producida (por el lado norteamericano) y protagonizada por John Wayne. "Arenas de muerte" es del tipo de películas que unen a estrellas dispares por su nacionalidad, pero igualmente taquilleras, con el principal objetivo de doblar la recaudación en taquilla en los dos países coproductores. Si todo esto tiene su sentido, la historia que se narra no lo tiene tanto, porque nos presenta a un europeo, Paul Bonnard (Rossano Brazzi), que llega a Tombuctú (hoy en la República de Malí), ciudad que todavía pertenecía al África Occidental Francesa, para organizar una expedición al desierto del Sahara. Tiene una agenda oculta, tan oculta que el espectador se va enterando poco a poco de sus motivaciones. A este hombre se le unen un guía occidental, llamado Joe January (Wayne), que se apunta a este extraño viaje sin saber siquiera a dónde van, y una prostituta local llamada Dita (Sophia Loren), también blanca, a la que Bonnard se ha ligado sólo con el poder brutal de su personalidad.

Se desarrolla así un típico y aventurero triángulo amoroso en el que la prostituta, pese a ser tal, rechaza a los dos hombres, los cuales, por esto y por lo otro, se pelean. Encuentran una ciudad romana ¡en el centro del Sahara! en la que descubren un esqueleto con botas y otros dos esqueletos que corresponden a personajes muertos que (¡menuda casualidad!) cumplen los mismos roles que los de los tres protagonistas. Brazzi, además, descubre un tesorillo (su verdadero objetivo, seguramente) y Wayne puede leer y traducir inscripciones romanas en latín sin ningún problema.

Con todo este resumen, creo que se ve la cantidad de incongruencias, tópicos y bizarradas que va acumulando la trama. Los responsables de este largometraje debían pensar que sólo uniendo a dos estrellas como Loren y Wayne, y añadiendo alguna pelea, algún arrumaco, y escenarios exóticos del Norte de África, conseguirían una historia muy emocionante y muy romántica. Pues me parece que se equivocaron...
Pedro Triguero_Lizana
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6
19 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para sacar de una mala situación económica al (entonces) productor Benito Perojo, un gran y variado elenco de actores colaboraron desinteresadamente (salvo Juanjo Menéndez, según IMDb) en una comedia de enredo dirigida por, según los créditos iniciales, José Luis Sáenz de Heredia -que hace un breve cameo- y Antonio Ozores. Se supone que los créditos se equivocaron, y que el verdadero co-director fue Mariano Ozores. Que salgan tantísimos actores conocidos -algunos haciendo de sí mismos, como Carmen Sevilla o Marisol- es una ventaja por un lado, para levantar la taquilla; pero, por otro lado, es complicado argumentalmente justificar bien ese cambio incesante de caras y personajes. Se crea así un film que en cierto modo son muchos films distintos, pues el único hilo argumental que une toda la trama -el taxista interpretado por Menéndez y sus desventuras por Madrid- es bastante endeble, y el guión no es más que una excusa para llevar al espectador de una situación a otra.

Todo esto hace que el conjunto resulte irregular, que la acción sea a veces un tanto confusa, y que unos episodios -porque esto es un film de episodios- valgan más que otros. Por ejemplo, el episodio con Marisol y Jaime de Mora es impagable por el escenario (una gasolinera), por la sátira que se hace del mundo del cine, y por el erótico y original modelito de las bailarinas (casco, botas y minifalda). Y el sandunguero y simpático episodio que contiene a Lola Flores y su familia interpretando el tema "Que me coma el tigre" es genial, y digno de figurar en cualquier antología del cine español, aunque abunde en todos los tópicos posibles sobre los gitanos.

A destacar también el policía interpretado por Antonio Ozores -capaz de dibujar un retrato-robot de cualquiera en pocos segundos-, la criada encarnada por Gracita Morales, por cómo piropea a Menéndez, y un Alfredo Mayo que, en cierto modo, se parodia a sí mismo.
Pedro Triguero_Lizana
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6
18 de abril de 2024
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Hay un momento en los años 60 en el que el cine europeo cae en la cuenta de la importancia cultural y comercial del cómic, y se lanza a adaptar algunos cómics famosos de la época. Es así como Dino De Laurentiis produce y Mario Bava dirige "Diabolik", pionera adaptación del homónimo cómic italiano, tan famoso en este país, que se empezó a publicar en 1962 y es obra de las Hermanas Giussani, Angela y Luciana, sobre un ladrón enmascarado que es un maestro en lo suyo.

El resultado es una película de acción muy peculiar, con bastantes dosis de humor, un ritmo incesante, un erotismo vinculado a un curioso sentido del fetichismo (el ajustadísimo mono negro de Diabolik, o las botas negras de su novia, Eva Kant) y una atmósfera ligeramente estrafalaria que integra el Pop, la psicodelia y escenarios fantásticos, como de ciencia-ficción, como el gigantesco refugio subterráneo de Diabolik. Parece mucho más elaborada la forma que el fondo, y hay un estupendo empleo de la fotografía en color y de los sofisticados decorados (como la cama circular llena de billetes), pero algunos trucos (transparencias, maquetas) cantan un poco.

Bava pudo rodar con un gran presupuesto económico, para variar, sin que ello signifique que sea una obra maestra, en lo cual tuvo que ver la intención de De Laurentiis de dulcificar al Diabolik del cómic para crear un film para todos los públicos. Pese a esta traición al original, la película se convirtió con los años en una obra de culto, haciendo de John Phillip Law un mito para muchos cinéfilos.
Pedro Triguero_Lizana
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4
31 de marzo de 2024
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Esta película de ciencia-ficción de bajo presupuesto, producida por los Hermanos Milner (Dan y Jack), parece una explotación o una versión del pobre de "La mujer y el monstruo" (Creature from the Black Lagoon, 1954), de Jack Arnold, sólo que el monstruo submarino, esta vez de agua salada, tiene menos gracia. Los personajes van y vienen, todos desconfían de todos, y a la trama científica -un oceanógrafo (Michael Whalen) crea seres marinos mutantes mediante el uso de materiales radiactivos- se le superponen una subtrama amorosa y una subtrama de espionaje.

El resultado es una historia lenta y algo aburrida, y no se entiende muy bien que algunos consideren a este largometraje como una obra de culto. Eso sí, destaca la extrema ambigüedad moral que se da al personaje del científico loco, y también destaca la dualidad entre la chica buena (Cathy Downs) y la mala (Helene Stanton). El título es tan extraño como toda la trama: queda claro desde el principio que el monstruo marino no es un fantasma ni mide diez mil leguas. Pero, claro, había que compensar la notoria pobreza de medios con un título sensacionalista que llamara la atención del respetable.
Pedro Triguero_Lizana
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