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Moby Dick

Aventuras. Drama Nueva adaptación de la novela homónima de Herman Melville. Ahab (Gregory Peck), el capitán del Pequod, un barco ballenero, vive obsesionado por dar caza a Moby Dick, la gran ballena blanca que le arrancó una pierna y lo llenó de odio y sed de venganza. Por esta razón, consagra su vida a navegar incansablemente por los siete mares con el fin de capturar a su presa. (FILMAFFINITY)
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
17 de junio de 2019
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación más recordada de la obra de Herman Melville sobre Moby Dick, la gran ballena blanca, y la persecución que de la misma hizo el capitán Ahab a bordo del ballenero "Pequod" , con su pierna de mandíbula de ballena resonando sobre la cubierta en las noches marinas.

Impresionante la interpretación de Gregory Peck en su malsana obsesión por vengarse de la ballena que le arrancó la pierna, así como la escenas de las pequeñas lanchas que botaban para arponear a los animales hasta que exhaustos salían a la superficie para rematarlos y hacerse con el preciado aceite de ballenas con el que se iluminaban casas y ciudades, y el ámbar, con el que se hacían perfumes de alta calidad.

Novela de aventuras de gran éxito en todo el mundo, todavía se hacen nuevas adaptaciones con pequeñas variaciones sobre el original, y éste siempre será la notable interpretación de Peck que a nadie deja indiferente.

Sobresaliente, 9.
andeltor
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4 de agosto de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una buena adaptación de John Huston de la célebre novela de Melville. La película mantiene intacto el sabor del cine de aventuras de los años 50, con ese aire de sábado por la tarde que algunos recordaremos siempre. Sin embargo, el film expone también, de manera convincente y lúcida, la reflexión psicológica y filosófica que plantea esta obra. Es más, a día de hoy la historia permite también una lectura en clave marcadamente ecologista. Si la novela es intemporal, la película también lo es. El personaje de Orson Welles puede ser testimonial, casi un cameo, pero la aparición del capellán, con su sermón sobre Jonás, sirve de preludio perfecto a lo que se nos avecina. No es de extrañar que la producción se inclinara por una figura contrastada y de personalidad arrolladora para ese papel, a diferencia de otros miembros del elenco, menos consagrados, con un aparente mayor peso en la trama (Ismael). Al final, uno no sabe si el personaje principal es Ismael, o Ahab, o la gran ballena blanca. Todo depende del punto de vista. Sobresale la presencia de Gregory Peck, con una interpretación contenida y hierática, sin más sentimientos que los que provoca su obsesión febril. No obstante, quizá el mayor pero de la película está, precisamente, en un nivel interpretativo general que no parece propio de una gran producción. Sí destaco la el equilibrio del guión, la monumentalidad de la música, la fascinación de la fotografía... Sobre todo, destaco las escenas de pesca, que a medida que avanza el metraje se convierten en el verdadero eje de la trama. Y, por supuesto, me quedo con el emocionante desenlace, que permite multitud de lecturas y calificativos: agónico, cruel, épico, absurdo… La historia de Ahab es la pequeña anécdota de un ser humano que lucha contra un ser poderoso que domina los mares, lo que de entrada podría tener un componente heroico. Sin embargo, vista de cerca, su personalidad está dominada por un afán de venganza ciega y delirante, que le llevará a una empresa absolutamente destructiva. En el fondo, el capitán Ahab es la encarnación del hombre intentando dominar el mundo, una empresa tan disparatada como aniquiladora. Tomemos nota. Que Leviathan te lleve, Ahab.
rober
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3 de diciembre de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llenarse de ira contra un animal estúpido que actuó por instinto ciego es blasfemo

John Huston se puede calificar como uno de los más grandes directores de la historia. En su variada filmografía abundan estupendas películas como El hombre que pudo reinar, Cayo Largo, El Halcón Maltés y La Reina de Africa junto con otras notables películas como El juez de la horca, Sólo Dios los sabe y La Jungla de Asfalto. En 1956, llevó a la gran pantalla un proyecto que tenía en mente durante muchos años, luchando contra los grandes estudios para poder hacerla y con un coste cercano a los 5 millones de dólares. Moby Dick era una adaptación bastante fiel del libro de Herman Melville, pero resultó ser un fracaso en taquilla. La razón fue, aunque parezca extraño dada su estupenda actuación, a la intervención de Gregory Peck en el papel del capitán Ahab, ya que hasta entonces el publico americano estaba acostumbrado a verle en papeles heróicos, de buen tipo afable, que reunía esos valores que los americanos tanto valoran. Pero Huston insistió en Peck. Fue sorpresivo verle como un capitán demente y obsesionado en caza de una gigantesca ballena que le arrancó una pierna.

A pesar de esos problemas en taquilla y la dificultad en atraer al público de la época, actualmente puede considerarse a Moby Dick como una de las películas más interesantes en la filmografía de John Huston. Fue un director muy detallista y retrata con mucha precisión la vida cotidiana de un ballenero y retrata ambientes de esa época, como la recreación de esa iglesia con ese púlpito en forma de proa de barco, las facciones de la gente del lugar y sobretodo, como se cazaba una ballena, la despedazan y hacen aceite con su carne. Las secuencias de caza están filmadas desde la perspectiva de los marineros, sin renunciar en ningún momento a realizar acciones valientes y peligrosas. La inclusión de esas escenas en una película de estas características no es nada sorprendente, dándole un sello de autenticidad. En cambio, Huston tiene el descaro de incluir una secuencia que se balancea entre la mitología de la mitología y la fantasía: El Fuego de San Telmo. Sin embargo, lejos de caer en el ridículo, le da al capitán Ahab como una especie de aura mística entre su tripulación. Parece ya más un ángel redentor que va a luchar contra el Diablo y la tripulación le sigue con fe ciega.

Huston se permite el lujo de dejar pasar media hora hasta que aparece Peck/Ahab, siendo una aparición esperada con cierta expectativa y desarrollando en Ahab uno de los temas más recurrentes en su filmografía: el estudio de las debilidades humanas. La novela de Melville es un tratado casi espiritual de la relación del hombre con su mundo y su Dios, aunque Huston prefiere centrarse más en los conflictos más visualmente llamativos y enfoca más la película a la obsesiva firmeza de Ahab y ese pacto faustiano que establece con su tripulación. El guión contiene algunos largos monólogos que permiten al espectador conocer al capitán de un poco mejor, pero rompen el ritmo de la acción. Peck consigue realizar uno de sus mejores papeles ya que su Ahab transmite totalmente su locura y obsesión de manera notable. Es un personaje que puede caer en momentos de cierta exageración, pero Peck da muestras de lo gran actor que es, con una escena final inolvidable que forma parte de la historia del cine. Richars Basehart da vida a Ismael, quien simplemente es el narrador de todo lo que está pasando, un observador de esa espiral obsesiva. Friedrich von Ledebur impacto con su maquillaje siendo el arponero maorí Queequeg. Y Orson Welles realiza en la película lo que más le gustaba: hacer un monólogo. Y ciertamente es muy bueno, más aún enmarcado en ese pulpito en forma de proa de barco dentro de la iglesia.

Las escenas de acción son impecables. Y es que para aquellos que creen que solo un ordenador es capaz de crear monstruos creibles, la recreación de la gigantesca ballena Moby Dick les hará entender que no todos los buenos efectos especiales se hacen con ordenador. La artesanía de como está hecho Moby Dick resulta impresionante y realista. Huston también se apoya en un magnifico ejercicio de manejo de cámara, rodando esas escenas con una fuerza inusitada y ayudado por la música de Philip Sainton. La fotografía posee un color irreal y terrorífico que además nos sumerge en un ambiente realmente interesante.

En definitiva, una película tensa y bien hecha, Moby Dick es uno de los mejores ejemplos del género "hombre-contra-bestia-de-la naturaleza", al lado de King Kong (1933), Los Pájaros y, por supuesto, Tiburón.
Javi
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24 de diciembre de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a intentar aportar algo diferente en mi crítica a esta obra de Huston.

Las grandes películas siempre han intentado a tener han intentado tener siempre a grandes profesionales en todos sus apartados o gente que después se ha hecho un gran nombre por su trabajo. Y sin faltar el respeto a Philip Saiton, músico británico de extenida carrera musical (fuera del cine), no creo que fuera la opción más acertada. Es una película en la que siempre he visto a Bernard Herrmann. Su Cantata Moby Dick, su música para el cine de Harryhausen o su música más psicológica le habrían convertido en la mejor opción. Y ojo, que Saiton hace un buen trabajo, pero no considero que trasciendo su trabajo y eso empobrece la partitura y por defecto la película, por no elevarla un escalón, por no darle un identidad más fuerte.

En cualquier caso, sobreactuado o no, siendo o no idóneo para el papel, resulta un placer ver a Peck en el papel. Y el papel de Welles es breve pero me encantó.
¿Qué se puede esperar de una obra como ésta? ¡¡Basado en la famoso obra de Melville y con un guión del propio Huston y Bradbury!! Mejores referencias imposibles.

Sólo toca ver la película, disfrutar del mito y leer el libro para admirar una gran obra que es mucho más amplia y generosa que la película.
el hombre del coco
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5 de febrero de 2023
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aventuras sí o aventuras no.
No es fácil etiquetar esta historia cuya odisea transcurre en el mar pero que, sin embargo, discurre más por los cauces del relato introspectivo para reflexionar acerca de la condición humana en un relato físico, sí, pero profundamente alegórico al mismo tiempo.
Esa ballena blanca que el capitán Ahab lucha por atrapar representa el desafío del hombre a la naturaleza, a nuestra propia naturaleza ( o a Dios, si queréis) que busca, inútilmente, superar sus propias limitaciones para vencer sus angustias, aun a costa de autodestruirse o destruir a los demás.
El espíritu del atormentado Ahab busca venganza contra un fantasma interior e incapaz de aceptar con humildad la derrota, se rebela contra ella en titánica y desigual lucha. ¿Está loco?. Quien no tenga su propio Moby Dick resoplando en su interior que tire la primera piedra.
Creo que Huston consigue plasmar con bastante acierto gran parte del espíritu de la novela aunque ello signifique sacrificar la dinámica y el ritmo de la acción que, indefectiblemente, se presenta con altibajos.
Pero, a cambio, no creo que se deje absolutamente nada en el tintero.
Ese magnífico comienzo que nos va a instalar con auténtica precisión en la forma de vida y las costumbres de los balleneros del XIX. Las magníficas escenas de la caza de ballenas ( espero que no habrá usuarios que se sientan ofendidos con estos fotogramas), que nos van a dejar estupefactos contemplando cómo se ganaban la vida estos intrépidos hombres que desafiaban a la mar, las tormentas y a esos gigantescos monstruos marinos, armados tan sólo con un arpón, a bordo de una cáscara de nuez.
Y por supuesto, los diferentes significados y reflexiones a que nos conduce el efectivo guion a cargo de Ray Bradbury y el propio Huston, con unos diálogos atinados, en unas situaciones y conflictos, que conformarán un mapa muy completo del relato.
Otro punto más hay que añadir por la preciosa fotografía y por las buenas actuaciones que, a mí, todos me parece que están muy bien.
Se le ha dado candela de la buena a Peck, por su actuación en esta película, pero yo creo que no es el actor el que trabaja mal. Nuestra encarnación habitual del guapo e idealista caballero ha de transformarse aquí en un amargado y vengativo hombre de edad avanzada. Nos cuesta verle así, cierto, su mirada es muy limpia y joven pero, creo que, él no tiene la culpa y hace un buen trabajo.
Lo que le resta a esta película de ser de las muy buenas es, quizá, su excesiva fidelidad al libro que supone un lastre para la agilidad de una narrativa visual como es el cine. Por eso, creo, las escenas de acción o las costumbristas son lo que más nos atrapa. Pero es una película de ver, eso sin duda. Que ustedes se lo pasen bien.
Izeta
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