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Al final del túnel

Thriller. Intriga Joaquín está en silla de ruedas. Su casa, que conoció tiempos mejores, ahora es lúgubre y oscura. Berta, bailarina de striptease, y su hija Betty, llaman a su puerta respondiendo a un anuncio que puso Joaquín para alquilar una habitación. Su presencia alegra la casa y anima la vida de Joaquín. Una noche, mientras trabaja en su sótano, Joaquín escucha un ruido casi imperceptible. Se da cuenta entonces que una banda de delincuentes está ... [+]
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Críticas 59
Críticas ordenadas por utilidad
29 de septiembre de 2016
62 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodrigo Grande dirige esta película de suspense al más puro estilo Hitchcock (hombre tranquilo e inválido se enfrenta a delincuentes profesionales armado sólo con su inteligencia). Y no sólo se trata de la trama, también el estilo narrativo, los elementos en que se apoya (la música y los efectos visuales), los sorprendentes giros de guión, la sensación de claustrofobia que desprende el protagonista que no puede moverse (incluso su perro, tampoco puede caminar), etc. hace que uno se acuerde del cine del Hitchcock irremediablemente.

La película mantiene la tensión durante las dos horas que dura. Y, a pesar de que hay pocas escenas de violencia, éstas son impactantes y uno se teme que se repitan en cualquier momento porque se respira constantemente que cualquier cosa puede pasar.

Hasta aquí, todo bien. El problema es que todo esto debería estar sostenido por un guión sólido y convincente, y no es el caso. Las situaciones, desde el principio, no atienden a ninguna lógica. El personaje de Berta está metido con calzador, y no digamos el de su hija Betty, que figura en la película con la única función de que el malo sea más malo todavía, y por extensión, Berta más tonta de lo que ya de por sí se podía esperar.

A pesar de que casi toda la película se desarrolla en el interior de la casa, se nota que la producción no ha reparado en gastos. La fotografía es excelente y la música está bien, a pesar de que creo que está mal utilizada. Y en el elenco de actores tampoco se han cortado. Leonardo Sbaraglia, Clara Lago, Federico Luppi, Pablo Echarri… no son precisamente actores baratos. Y creo que aciertan, porque la película será un éxito en taquilla, o debería serlo.

Hablando de actores, Sbaraglia y Echarri son lo más logrado de la película en el tema interpretativo. A pesar de que ambos están bien, tampoco va a ser la mejor actuación de su vida. Pero vamos, cumplen. Clara Lago en cambio no me convence. Y no es porque hable con acento argentino (que lo hace bastante bien, la verdad) sino porque no tiene talla como actriz, o yo no se la veo. Muy floja. Y Federico Luppi… su sola presencia ya vale la pena, pero sentí que su talento quedaba totalmente desaprovechado en un personaje demasiado simple para su calidad interpretativa, que la sigue teniendo aunque esté tan mayor.

Volviendo a la música, me parece el ejemplo claro de lo que es la música mal utilizada en el cine. Estoy seguro que esa música escuchada en casa gustaría a cualquiera. En cambio, dentro de la película se vuelve hasta molesta. No encaja. No aporta nada. Más bien resta. Utilizar bien la música parece fácil, pero en esta película se demuestra que no lo es.

¿La única función del perro inválido es desvelarnos el motivo por el que la niña no habla? ¿La única función de la niña es mostrarnos lo malísimo que es el malo? ¿Todo tiene que ser tan extremo? ¿Es normal que un tío que va en silla de ruedas trabaje en el sótano, teniendo una casa enorme y viviendo solo? ¿Tiene algún sentido que una mujer como Clara Lago esté enamorada de un delincuente macarra, que además pasa de ella? ¿Para qué sale la niña al pasillo cuando el malo está interrogando al paralítico y éste está diciendo que no hay nadie? ¿Por qué el español se tira media película diciendo que ha perdido el reloj? Se supone que los espectadores se deben creer las cosas que pasan en la pantalla, pero algunas veces no lo ponen fácil.

Lo mejor de la película es que, con todos sus defectos, mantiene el interés durante todo el metraje. Esto hay que ponerlo en el haber de Rodrigo Grande, que con un argumento plagado de lagunas es capaz de tenerte dos horas pendiente de saber cómo coño va a terminar aquello (aunque en el fondo, sabes de sobra cómo va a terminar).

Si eres capaz de abstraerte de las incongruencias del guión, disfrutarás mucho del film, pues los giros sorprendentes están muy bien dosificados en los momentos claves de la película y eso hace que la tensión no decaiga y hasta crezca. Pero para eso tienes que poner de tu parte y tragar con todo. Yo no pude. No logré meterme en esa historia tan rocambolesca, y me pareció que quedaban muchos cabos sueltos cuando terminó. A pesar de lo cual, no me lo pasé mal viéndola. El mínimo de entretenimiento lo tienes asegurado.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
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10 de mayo de 2016
26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinta argentina bajo el manto de un thriller policial. Un paralítico vive la precariedad de su existencia hasta que ésta es interrumpida por la llegada de nuevos inquilinos. Le aportan fuerza vital y un hecho fortuito lo hace interesarse en la vida exterior. Un túnel pasa por debajo de su casa y a través de él se perpetrará un robo. La historia no tiene nada extraordinario, pero el acertado montaje mantiene un suspenso que va creciendo conforme avanza el metraje. Genera una atmósfera distinta a la del cine estadounidense, situando al túnel como metáfora de búsquedas personales. La profundidad de los personajes está dosificada y las relaciones entre éstos plenamente justificadas. Hay algo de patetismo, muy latinoamericano, y el desenlace se aparta del clisé. Las dos horas se disfrutan plenamente.
Anibal Ricci
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7 de diciembre de 2016
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
235/04(04/12/16) Sugestivo film la tercera realización del rosarino Rodrigo Grande (también guioniza), un vibrante thriller que combina con equilibrio el drama, la acción, el suspense, e incluso el terror, obra con marcadas influencias hitchcockianas, de Edgar Allan Poe y hasta de Tarantino, se ven muchos elementos propios del orondo inglés, sobre todo de “La ventana indiscreta” (1954), en lo del tipo minusválido en una silla de ruedas que desde su corta perspectiva de su casa debe enfrentarse a unos malhechores. El director lo desarrolla esto con mimo, cuidándose en construir con solidez a su protagonista, dándonos tiempo en la primera parte a atisbar a un tipo atormentado por los fantasmas de su pasado, que por la llegada de una inquilina con su hija sufre una gradual catarsis emocional, en esto también bebe sin rubor de las obra literaria del bostoniano Edgar Alan Poe, un afligido antihéroe solitario que vive recluido entre “fantasmas” (su angustiado pasado en forma del jardín abandonado, el tobogán, el coche destrozado de sus desdichas, el dormitorio de su hija muerta...) en su decadente mansión, oprimido por la constante sensación de claustrofobia, esto maximizado en el inicio del film, con la visión de una escultura de un cuervo (referente Poeniano) y además vemos un ejemplar de las “Narraciones extraordinarias de Poe” sobre una mesita de noche para en su segundo tercio pasar a un electrizante thriller donde la tensión e intensidad narrativa nos sacuden, con electrizantes giros sorpresa, sabiendo explotar con fuerza narrativa elementos como la cámara espía y sobre todo el túnel, ello en un crescendo dramático incisivo y agudo para el espectador que está atrapado con el protagonista en esta red de túneles y mentiras. Todo esto apoyado en una fenomenal ambientación, opresiva, sabiendo exprimir prodigiosamente la escasez de escenarios y que prácticamente todo ocurra en interiores, y esto refrendado por unos intérpretes que desprenden frescura y naturalidad, destacando un excelente Leonardo Sbaraglia.

Joaquín (Leonardo Sbaraglia) es un parapléjico con problemas económicos y "sentimentales", ser áspero obligado a alquilar parte de su casa a una joven (Clara Lago) y su niña muda (Uma Salduende). Tendrán importancia en la historia una banda de ladrones: Galereto (Pablo Echarri), el “Canario” (Walter Donado), “Schwarzenegger” (Facundo Nahuel Giménez), y un misterioso policía en la figura de Guttman (Federico Luppi).

Cinta que con habilidad construye en su primer cuarto a los personajes, les da alma, para después adentrarnos en un juego de género “heist” (atracos), sabiendo salpicar la trama con momentos impactantes de tensión, de acción y de violencia impresionante, provocando que la tensión latente permanezca por todo el metraje, derivando en su rush final un ritmo trepidante que te arrolla en su “Tarantiniaco” clímax conclusivo. Grande moldea una atmósfera que se va cerrando poco a poco, la luz cada vez más mortecina y escasa. Obra que nos habla sobre el peso del pasado, sobre la frustración existencial, sobre la soledad, sobre el sentido de la vida, sobre las segundas oportunidades, sobre la codicia, sobre la patología sexual.

Relato que sabe dosificar la información, para sepamos lo mismo que el protagonista, los secretos de unos y otros caen despacio, para nos movamos por intuición, más que por certezas, evolucionado con diálogos que ayudan a dar sentido a los protagonistas y a su comportamiento, personajes que se mueven por el lado de los grises, por la ambigüedad moral, nadie es bueno absoluto, ni el protagonista que se mueve por intereses de supervivencia, y en su camino el buenismo ni está ni se le espera. Ello sustentado en un guión inteligente que sabe dar sentido a todos sus recursos: el perro Casemiro que empieza siendo un alter ego de personalidad de Joaquín, cansado, ajado, tristón, no se mueve de su alfombrita, pero que luego se revela como elemento vital para un sorprendente giro; Las galletas narcotizadas; el reloj del “Canario”; Como se aprovecha Joaquín de lo que oye en el sótano de al lado, ejemplo la inquina de “Schwarzenegger” con el “Canario”; piezas sueltas que van encajando de modo perfecto en el laberintico engranaje de la historia.

Se suman situaciones que alternan con esmero diferentes tonos, desde el penetrante drama, el sensible romanticismo (que no sensiblero), la acción con intriga, e incluso algún goteo de humor desengrasante. Destacable es el sutil manejo que se hace de la tara del protagonista, la minusvalía que le hace ir en silla de ruedas no abusando de ella, pero siendo elemento que acentúa la tensión en muchos momentos, como su bajada al sótano sin silla, saltando, o las incursiones en el túnel.

Leonardo Sbaraglia realiza una muy realista actuación, empezando por lo veraz que transpira su sufrimiento y abatimiento, con su mirada lánguida, su laconismo, su taciturnidad, por su seco hablar, modulando una evolución gradual en su mentalidad áspera, todo esto aderezado por lo bien que hace de minusválido, no te crees que no lo sea de verdad, muy bueno. Clara Lago es un soplo de aire fresco en la casona decadente, representa una sensual presencia que estimula y da aire a un asfixiado Joaquín, la actriz encarna a su Berta con extrovertido sentido, desplegando un muy veraz acento porteño, pero le faltan registros dramáticos. Pablo Echarri como Galereto, imprime un violento carácter a su rol, intimidante y cruento, un tanto plano. Federico Luppi en un corto personaje deja impronta de grande, con un carisma y personalidad regia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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13 de agosto de 2016
25 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acercarse al cine argentino siempre reserva sorpresas agradables. Los profesionales del sector audiovisual de ese querido país hermano tienen una categoría más que notable que se ha podido comprobar en cine y en un mercado publicitario internacional que dominan por su ingenio y saber hacer. Directores, guionistas, actores y técnicos que logran siempre unos acabados dignos del aplauso del público en general y de la crítica especializada.
Aquí Rodrigo Grande no sólo no defrauda si no que te atornilla a la butaca con una extraordinaria historia llena de giros inesperados realzados por unas brillantes interpretaciones. Cine de primer nivel al alcance de todos los públicos. No reventara las taquillas porque se ha estrenado con agostidad y alevosía pero el público que tenga el buen ojo de acudir al cine disfrutará de una película que recordará siempre con placer.
Sbaraglia, Echarri, Lago, Godino y el gran Luppi dan mayor solidez a este ya de por sí gran largometraje.
LuisOrtiz
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2 de febrero de 2017
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida y en algunas ocasiones original film, que parte del siempre sugerente espacio cerrado y claustrofóbico y la persona con limitaciones físicas, que se debe a su inteligencia y sangre fría para sobrevivir, un comienzo pausado pero no lento, nos presenta a los personajes, con especial énfasis al protagonista ( convincente Leonardo Sbaraglia) un hombre amargado y solitario que vive aislado en una gran casa reparando ordenadores, los personajes de los delincuentes y la chica están menos perfilados y son mas lineales, destacaría a Pablo Echarri como el malvado y psicótico jefe de la banda y el siempre grande Federico Luppi como policía corrupto . La recta final de la película con el aumento de la tension y el suspense es de lo mejor de la película.
zuriman
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