La sensación que uno siente al terminar la película, es una especie de deja-vú molesto que indica que lo que hemos presenciado ya ha sido filmado y masticado una treintena de veces en los últimos años. "La lista" es un thriller con tufillo a suspense barato y altas dosis de sensualidad. El problema es que hasta dicha sensualidad parece fuera de contexto. Mediante una atmósfera fría, sin alma, se desarrollan sentimientos humanos muy fuertes, y uno no puede evitar sentirse ausente, como las reacciones destempladas de sus personajes.

La construcción del protagonista es eficiente, si bien el personaje que interpreta McGregor está más visto que los tebeos de Mortadelo. El resto es un desfilar de personajes huecos, básicamente una decena de caras bonitas. El guión se huele desde el principio, puedes preveer absolutamente todo y curiosamente eso no te hace sentir inteligente. Las situaciones son en ocasiones inverosímiles (en el spoiler detallo) y hasta ridículas. La cinta peca de exceso de metraje, muchas escenas sobran y tiene un final bastante ambiguo y tonto. La banda sonora cumple y la fotografía es interesante, aunque también copia de cien cintas anteriores. Cero originalidad.

No es una película recomendable. Sí digerible, entretenidilla, pero no recomendable.
Paso página.

Jonathan McQuarry es un contador de cuentas independiente, que pese a que parece que es un tipo importante que lleva una gran vida, en realidad es un tipo solitario, sin amigos, y que vive aislado de los demás.
Eso es así hasta que conoce a Wyatt Bose, del que se hace muy amigo. Un día, Wyatt decide introducirlo en "La Lista", un grupo de sexo anónimo. Jonathan se sumergirá en un mundo de lujuría, lleno de bellas mujeres, hasta conocer a una que será diferente a las demás.

Peliculón.

Es inteligente, y cautivadora. Sus personajes, seductores y atractivos. Vemos a Hugh Jackman en un papel de hombre peligroso. Bueno vale, Lobezno también lo es, pero aquí lo es de un modo diferente. Ewan McGregor encarna un aspecto de personalidad que todos hemos reflejado alguna vez. La chica lo hace bien, pero queda claramente eclipsada por McGregor y Jackman.
Un thriller erótico muy bien elaborado. No apta para niños.

Insípida, decepcionante, efectista, aburrida, absurda... No me cansaría de repetir epítetos negativos sobre este film. A pesar de prometer mucho, más aún por el excelente elenco de actores, todo queda en agua de borrajas. La historia es estúpida, las reacciones de los personajes no tienen ningún sentido, el final es lamentable y previsible... En fin, para olvidar.

Me gustan este tipo de películas, te presentan a un personaje principal, el cual conoce a otro u otra o ambos el cual/es se muestran supersimpáticos con el protagonista. A veces es una relación de amistad, a veces una relación de amor, o a veces ambas, como ocurre en esta película. En resumen, que al final resulta que donde dije digo, digo Diego, a ninguno de los personajes resulta ser quien era. El prota ha sufrido un engaño de sus supuestos "amigos" para un fin concreto, y al final todo se acaba resolviendo medianamente bien sin que el prota sufra ningún mal mayor.

Buena película esta, con una historia curiosa y entretenida, con un final atractivo, unos personajes de los que sólo me decepcionó la chica, algo sosa, y me gustó bastante Hugh Jackman en un papel diferente a los que nos tiene acostumbados.

El realizador Marcel Langenegger nos ofrece un "thriller" que, de alguna forma parece trasladarnos a una modalidad de intriga con cierto componente erótico. Pero si observamos con atención comprobaremos que es mera apariencia. El director, a través de su guionista, Mark Bomback, construye una extraña historia centrada en un anodino auditor, Jonathan (Ewan McGregor), una especie de funcionario gris, entregado únicamente a su trabajo, cuya vida cambia radicalmente en el momento en que conoce a un carismático abogado (interpretado por Hugh Jackman), el cual le introduce en un selecto y misterioso club de sexo, con lo que la vida de Jonathan dará un giro radical. Sin embargo, como casi todo en esta vida, deberá pagar un precio.
Puede parecer, por un momento, que vamos a asistir a un "thriller" de corte erótico, sin embargo, nada más lejos de la realidad. El realizador intentar emular la atmósfera gélida, desasosegante en ocasiones y un contexto similar (salvando las distancias, claro está y con resultados bastante discutibles la mayor parte del tiempo), a la última obra de Kubrick, cuya referencia flota en muchos momentos del film. La puesta en escena, su banda sonora, la forma de introducir el personaje en el club del sexo, y sobretodo el dibujo del personaje interpretado por Ewan McGregor, muy cercano al que compusiera Cruise, ya que ambos tienen un papel más bien pasivo, de dejarse llevar por los acontecimientos, aunque se horroricen de los mismos, pese a no haber realizado nada para evitarlo en su momento.
Pero no es este un film, como el de Kubrick, que busque analizar en profundidad el comportamiento de una parte de la sociedad, sino más bien, lo que pretende su realizador es servirse de esa idea, para componer una intriga, de la que como todas, vamos descubriendo su mecanismo a medida que se desarrollan los acontecimientos, ocultando información al espectador como medida para crear tensión. Pero como suele suceder en estos casos, no por dosificar la información al espectador impide que el film entre en cierto terreno previsible. De esta forma, pese a que en el reparto encontramos un buen número de actrices, como Michelle Williams, Natasha Henstridge o Lynn Cohen, éstas apenas cumplen el papel de insinuar, más que el de mostrar, evitando que el film caiga en un terreno erótico excesivamente trillado entre los 80 y los 90, aunque más por una pretensión conservadora/comercial, que no por otro motivo.
Ambos protagonistas se limitan a cumplir con lo que el guión exige de ellos, sin excesivas estridencias y sin robarse demasiados planos entre ellos (aunque Hugh Jackman, si que roba unos cuantos, favorecido por tocarle en gracia un personaje más "vistoso"). En definitiva, no se trata más que de otro "thriller" que trata de jugar con el espectador al despiste, para sorprenderlo con alguna que otra vuelta de tuerca al argumento, sirviéndose de situaciones que nos son familiares y claramente reconocibles.