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Señales

Ciencia ficción. Fantástico. Intriga. Terror Graham Hess (Mel Gibson) es un pastor protestante viudo que vive con sus dos hijos (Rory Culkin y Abigail Breslin) y con su hermano Merrill (Joaquin Phoenix), una antigua estrella del béisbol que trabaja en una gasolinera. Tras la muerte de su esposa en un accidente de tráfico, Graham pierde la fe y, en consecuencia, abandona a sus feligreses. Una mañana, al despertarse, se encuentra con que sus hijos han hecho un descubrimiento ... [+]
Críticas 167
Críticas ordenadas por utilidad
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7
2 de enero de 2019 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante toda la película se crea una tensión, un suspense y una paranoia excelentes. Todo con sutilidad sin necesidad de efectismos y con las acciones muy medidas. Tenemos un protagonista cura que ha perdido la fe tras la muerte de su esposa en un accidente, hecho que no se nos muestra con especial sentimentalismo hasta el final de la película donde se empieza a preparar el final ñoño. Todos los dilemas que se van presentando son muy profundos.
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El exordio de la escena de la cena el protagonista ofrece a cada uno preparar su cena favorita, es evidente que cree que esa será la última cena. Este es el nivel de sutilidad. Cuando tiene miedo habla con un perro, no necesita hablar para sí mismo diciendo sus pensamientos. Se lo dice a un perro y nosotros ya entendemos todo lo que hay que entender.

Toda esta elegante construcción se rompe al final de la película cuando recupera las últimas palabras de quien fuera su exmujer para terminar con una escena de acción muy surrealista. Un mensaje en favor de la fe y la confianza, que si hay milagros… De esta forma el protagonista puede volver a ser cura y todo vuelve a su cauce. De los cielos bajaron unos seres superiores que devolvieron la fe a la humanidad ¿nos suena?

Puede parecer que no me ha gustado pero lo cierto es que, salvo el final, el resto de la película es impecable. La poderosa escena del cumpleaños que con tan solo una fracción de segundo de aparición del extraterrestre es suficiente para una atmósfera inquietante. Por otro lado, la escena de la despensa tan solo con unos ruidos se genera un clima que cierra con tan solo tres dedos y uno de los pocos sustos de la película.
8
3 de enero de 2022 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Señales es una película de la que se pueden realizar muchas lecturas. Aparentemente se trata de una película de cine fantástico, de ciencia ficción o incluso de terror. Pero el mundo de los monstruos o los extraterrestres es solo el envoltorio en el que Michael Night Shyamalan nos ofrece un producto mucho más profundo. Los protagonistas -como casi todos los de el genial director- son lacónicos y tristes. Viven en ambientes cerrados y pequeños. La melancolía, la nostalgia y la mentalidad depresiva son los rasgos en los que se desenvuelven habitualmente. La verdadera temática la vamos descubriendo lentamente en el drama humano de los protagonistas y -me atrevería a decir- en sus facetas espirituales. En última instancia creo que Shyamalan nos quiere hablar de tres cuestiones esenciales en la vida de todo ser humano: la fe, el amor y la familia.

Al frente del reparto contó con dos grandes de la pantalla, Mel Gibson y Joaquin Phoenix, interpretando a los hermanos Graham y Merrill Hess. El primero es un ex-pastor protestante que aparentemente ha perdido su fe y ha renunciado a su ministerio debido a la reciente muerte de su esposa en un accidente. En las primeras escenas vemos que ha adoptado una actitud agresiva frente a todo lo sagrado. El resentimiento le ha llevado a ocultar sus fotos de pastor o a prohibir las oraciones de bendición. Su hermano menor Merrill ha acudido a llenar ese vacío en el núcleo familiar y para ayudarlo a sacar adelante a sus hijos. Al mismo tiempo intenta sacarlo del pozo en el que se encuentra hundido.

Vamos a analizar el apartado espiritual desde el principio. Al aparecer unas extrañas señales en el jardín de su casa...
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...se produce la primera confesión de fe -inocente, en este caso- de su hijo Morgan:

- "Lo ha hecho Dios".

Lejos de convencer esta frase a su padre, Graham cada vez muestra mayor desprecio por Dios. Ello provoca un tenso enfrentamiento entre los hermanos que termina con estas emotivas palabras de Merrill:

- Hay cosas que puedo soportar, y cosas que no. Una de las que no, es que mi hermano mayor, que es cuanto yo deseo ser, empiece a perder la fe en todo. Te he visto los ojos esta noche. No quiero volver a verlos así.

Pero especialmente hay un diálogo que encierra el significado de toda la película. En un film con conversaciones casi monosilábicas contrasta un speech tan largo por parte de Graham. Es como si en él dijera todo lo que tiene que decir:

- Muchos seguramente creerán que es fin del mundo
- Tienen razón.
- ¿Crees que podría serlo?
- Sí
- ¿Como puedes decir eso?
- ¿No es la respuesta que esperabas?
- ¿No podrías fingir ser como eras y animarme un poco?
- El mundo tiene dos tipos de personas, y cuando ocurre algo afortunado, los del primer grupo lo consideran mas que suerte, más que casualidad, lo consideran una señal. Una prueba de que hay alguien ahí arriba cuidando del ser humano. La otra gente lo considera pura suerte, un feliz giro del azar. Seguro que la gente del segundo grupo está observando esas catorce luces con recelo. Para ellos, la situación esta mitad y mitad. Podría ir mal… o bien. Pero en el fondo sienten que, pase lo que pase, están solos, y eso, les llena de temores. Si, es lo que piensan. Pero luego hay cantidad de gente del primer grupo que cuando observan esas luces, están viendo un milagro. Y en el fondo sienten que, pase lo que pase, habrá alguien ahí arriba para ayudarles. Y eso les llena de esperanza. Lo que debes preguntarte es en qué grupo estás tú ¿Eres de los que ven señales, de los que ven milagros, o crees que la suerte de la gente es aleatoria? o, plantéatelo así ¿Es posible que no existan las coincidencias?

Otra escena con un alto contenido espiritual es un momento en el que uno de sus hijos está a punto de morir atragantado. Es entonces cuando Graham se descubre creyente, pero rebelde contra Dios. Lo hace con la expresión encolerizada:

- ¡Cuánto te odio!

Evidentemente nadie que odia a Dios puede considerarse un ateo, quien por definición niega su existencia. Graham desvela así que su problema de no es la falta de fe, sino que ahora piensa que Dios no es bueno o no actúa en su favor. Es un ser superior que se ha llevado a su mujer y ahora está a punto de llevarse a uno de sus hijos. El ex-pastor protestante, por tanto, es alguien que ha perdido su confianza en Dios, no que dude de su existencia. Es alguien que necesita desesperadamente una señal para volver creer en Él.

En contraposición a esta actitud, y al arreglarse la situación, tenemos la segunda confesión de fe, en este caso del otro hermano:

- ¡Es un milagro!

La tercera -y definitiva- confesión de fe la realizará Graham al final del film. Al recibir la señal que llevaba tanto tiempo esperando (Comprender el significado de las últimas palabras de su mujer antes de morir, Merril, batea fuerte) su actitud frente a la vida cambia. No verbaliza esa confesión de fe, pero la vuelta de los cuadros en los que aparece vestido de pastor y de las propias vestimentas sagradas nos lo hacen comprender: Graham ha vuelto a creer en la bondad de Dios y es -ahora sí- capaz de volver a ser la piedra angular de su familia.

Es cierto que el final de la película es visualmente menos atractivo que la primera hora, pero no es menos cierto que es imprescindible para que todas las piezas encajen en la trama. Una obra maestra, sin duda. Quienes la critican es porque no la comprenden, o lo que es peor, porque el mensaje que transmite no está en sintonía con su sistema de "in"-creencias.

Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/
7
9 de junio de 2024 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me ha parecido que en la película hay algo ridículo a nivel de trama. Un andamiaje demasiado débil e interesado. No obstante, intentando abrir la mirada hacia los mecanismos que ejecuta, se puede apreciar el film como un engranaje de ficción en el que se desarrollan unos temas y se cierran unos arcos de manera eficaz, apoyados en el punto de vista de la cámara. Se trata de valorarla como película que es y no como un mero relato con moralina barata.

Señales es un "home invasion" adelantado a su tiempo que reflexiona acerca del hogar como último bastión de seguridad ante la amenaza exterior (con el 11S en la retina) y acerca de qué hacemos con esa amenaza, cómo se refleja (maravilloso plano) en los medios de comunicación e influye en la sociedad, el drama familiar que supone y la posibilidad de reconstruir valores cuando parece que todo está perdido, cuando nada tiene sentido. Tomar decisiones y seguir adelante pese a todo.

Es también una película humanista, una reflexión existencial acerca del acto y la voluntad de creer, de la crisis de fe. Y aun siendo un film religioso en un sentido amplio me interesan más los mecanismos por los cuales se traza el arco espiritual y la catarsis en los personajes, cómo deviene su voluntad de creer y los actos que se derivan de ella, que los subtextos extrapolables a nuestra realidad por los cuales podamos atribuir una cualidad ontológica a la cuestión divina. Sin cambios en nosotros mismos nadie va a venir a salvarnos.

A nivel de ritmo, montaje y duración de plano funciona (también como film de suspense). De su puesta en escena destaca la planificación y el encuadre, los primeros planos, los subjetivos, cuándo son o no son los personajes la centralidad del plano y la existencia, los movimientos de cámara, los juegos de mostración y ocultación mediante luz y oscuridad, el fuera de campo visual y sonoro para excitar la imaginación, o cómo de amenazante se muestra la naturaleza con un simple plano fijo sostenido en el tiempo.

Una película que arriesgó dirigiendo una mirada muy particular sobre el fantástico, plantando la semilla del declive crítico y popular de Shyamalan.

@laquimeracultural
4
20 de agosto de 2008
20 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a partir de dos premisas: 1) Shyamalan hace un cine diferente del resto de directores; 2) Shyamalan es intelectualmente lo más pueril que uno se puede imaginar. El resultado es: talento puerilmente malgastado en historias pretendidamente importantes y renovadoras. No lo son.

Y no siempre fue así. Hubo una vez 'El sexto sentido' y con esa película obtuvo un aplauso unánime de espectadores de muchos tipos. Posteriormente, muchos de los los que lo felicitamos empezamos a renegar de él, porque representa cosas que detestamos: esa enorme puerilidad, ese pensamiento 0, esa bobaliconería, ese jugar con el espectador con un discurso pretendidamente inteligente pero absolutamente tramposo y vacuo. Quién podía imaginar que este director acabaría así de mal, tan lejos de ser un autor rompedor y aplaudido por el conservadurismo social y ciertas corrientes 'freakies', entre los que no faltan los amantes del mal cine fantástico.

Y bueno, ya sé, esta crítica va de "Señales", pero es que no es casual, porque es uno de sus trabajos que mejor representan esos defectos. Como tampoco es casual que en esta película de religiosidad creacionista "Pasion Gibson" ande por ahí, en una interpretación asbolutamente lamentable, junto a unos niños insufribles (compárense al talentoso Haley Joel Osment -Sexto Sentio, Inteligencia Artificial...- y pónganse a llorar) y al otro maromo. En todo caso es innegable que sitúa con claridad la evolución del cine de Shyamalan. Si tras sorprender con El Sexto Sentido, El Protegido -buena película si la tomamos como serie B de superheroes- demostró que no iba mucho más allá, con ésta se instala en un modelo de cine bochornoso, cuyos defectos se seguirán agrandado con sus dos grandes 'secuelas': "El bosque" y "La joven del agua", que son más o menos la misma película que ésta, pero con otros escenarios y personajes. Y bueno, como que son remakes, la cosa ya canta demasiado.

Acabo: ¿que por qué lo pongo un 4? Porque su talento se hace visible y porque las peliculas que pueblan nuestros cines son a menudo peores que ésta, pero bueno, eso no es precisamente un elogio.
1
15 de marzo de 2010
19 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mel Gibson encarna a un pastor protestante que pierde la fe a partir del momento en que su mujer fallece en un accidente de tráfico (lo típico, mucha gente deja creer cuando de pronto e inadvertidamente recibe un colosal bofetón por parte de la vida), y la recupera cuando se enfrenta a la más que posible muerte por una invasión alienígena (de nuevo el ser humano tan predecible como siempre, los borregos interpretan la invasión como el fin del mundo y abarrotan las iglesias buscando la salvación y el perdón de una vida repleta de "pecados"; tienen miedo de ir al infierno -una invención de la iglesia con el objeto de controlar a las masas mediante el terror-, y buscan desesperadamente congraciarse con su supuesto dios, cuando el concepto de infierno carece absolutamente de sentido, ya que si dios nos ama realmente resulta totalmente contradictorio que castigue a las personas de una forma tan desproporcionada como son las torturas y padecimientos eternos; además si la única razón por la que la gente no comete crímenes o asesinatos es por miedo a arder en el infierno es patético y dice muy poco de las personas que se declaran "creyentes" -desde luego no son motivo de orgullo para ninguna divinidad creadora responsable de su existencia, ser adorado por semejantes individuos debe ser bastante deprimente para dicha divinidad).

La invasión alienígena (de patética factura) no es más que una cortina de humo, una excusa para colar el mensaje de fondo, que es el de lo virtuosos y buenos que son aquellos que tienen fe religiosa (por supuesto en el cristianismo, subsección protestantismo), y lo inmorales, malvados y abyectos que son los ateos (incitando de paso al odio, violencia, recelo y desconfianza hacia ese colectivo, lo que demuestra una vez más lo dañina y peligrosa que es la religión). Nada nuevo, el sistema que subyuga, aterroriza, explota y aliena a las personas está basado en varios pilares: el sistema monetario (crédito, deuda, etc.), las grandes empresas y corporaciones que forman grupos de presión tremendamente influyentes en cuanto a decisiones que afectan a la vida millones de ciudadanos, el sistema financiero, la clase política y por supuesto la religión como herramienta esencial de control social. Todos estos factores se encuentran interconectados y profundamente interrelacionados y de todos ellos se vale la reducidísima élite privilegiada que dirige el mundo y así necesitan mantener viva la llama de la fe, el patriotismo, el individualismo, la segregación, el odio, etc., en el populacho para de esta forma poder manipularlo a su antojo con el objetivo de seguir ampliando sus esferas de poder.
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