Yo, Daniel Blake
7.2
12,940
Drama
Por primera vez en su vida, víctima de problemas cardiacos, Daniel Blake, carpintero inglés de 59 años, se ve obligado a acudir a la asistencia social. Sin embargo, a pesar de que el médico le ha prohibido trabajar, la administración le obliga a buscar un empleo si no desea recibir una sanción. En la oficina de empleo, Daniel se cruza con Katie, una madre soltera con dos niños. Prisioneros de la maraña administrativa actual de Gran ... [+]
5 de diciembre de 2016
5 de diciembre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La reflexión que voy a hacer ahora seguro que ya se la ha hecho Ken Loach más de una vez porque su empeño en restregarnos por los morros la sociedad tan injusta e inhumana que estamos construyendo combinado con los premios recibidos y el respeto que su filmografía despierta, a mí incluido, da para ello.
¿Para qué sirve denunciar las injusticias vía cultural, vía periodística, vía activismo, si la sociedad de consumo monstruosa que hemos montado coloca la denuncia en un festival de cine, en una canal de máxima audiencia o en una ONG reivindicativa y a continuación le da un premio por ello…pero todo sigue como antes?
¿Ha terminado Ken Loach por decirse: Yo hago lo que tengo qué hacer y los demás que actúen de la misma manera? ¿Vamos al cine los espectadores a enterarnos pero no a implicarnos y a seguir igual de ajenos que cuando entramos?
¿Para qué me ha servido ver esta película? ¿Ha despertado alguna conciencia? ¿Vale, como se dice muchas veces, con que sólo un espectador se conciencie?
Soy bastante pesimista al respecto, así que debo quedarme con los aspectos meramente cinematográficos, obviando la parte reivindicativa que es, paradoja, el motivo de que este film se haya realizado.
La historia, ambientada en Inglaterra, se centra muy equilibradamente en dos de los grupos sociales más indefensos y desvalidos de la actual sociedad occidental, a no perder de vista que estamos sumergidos en el cogollo de lo que se ha llamado la sociedad del bienestar, que son las madres con hijos a su cargo y padre desaparecido, ¿Para cuándo una ley que persiga de verdad a estos irresponsables que traen hijos al mundo como si fueran perros o conejos y los penalice si no cumplen?, y las personas de edad tardía que ni están preparados para este mundo de ahora ni se les da la posibilidad de reinsertarse de otra manera.
La narración transcurre por los terrenos más cotidianos y habituales que suelen transitar estas personas. Vapuleados por la burocracia estatal que se limita a cumplir con una obligación, sin implicarse humanamente en ello, y si lo hace siempre hay un/una implacable trepa que llama al orden, y el mercado laboral que gracias a unas leyes creadas para facilitar la esclavitud y el servilismo más parece una trituradora de esperanzas que una herramienta de socialización y supervivencia, estas personas reciben de vez en cuando el calor de una organización caritativa o la solidaridad de unos vecinos o unos amigos que si te ayudan un poco más, se hunden ellos de tan precariamente que también viven. Así las cosas muchas veces se producen pequeñas explosiones y grandes claudicaciones, que es lo que se puede ver en la película, en las noticias, en los bancos de alimentos, en los polígonos durante las horas de descanso del personal que allí trabaja, en los bancos de algunos parques públicos, en las pateras en el Mediterráneo…en fin, por todos lados.
Por todos lados gente viviendo indignamente, sin esperanza, sin futuro, en unos países gobernados por unos poderosos que viven en el lujo más insultante. Dudo mucho que entre un siervo de la gleba y un señor feudal de la Edad Media hubiera más diferencia de vida que entre la que llevan algunos parados de hoy en día y un presidente de cualquier gobierno o empresa multinacional.
En un momento de la película, la protagonista le dice a Daniel Blake,
-Y no me des cariño, eso me mataría.
Y todo después de tanta revolución, ilustración y derechos humanos.
Eso es lo que cuenta esta película de Ken Loach por la que le han dado unos cuantos premios que él ha recogido.
¿No tendrá un poco la sensación de que se están burlando de él?
Yo, a lo mejor, la tendría.
Porque puede suceder que el escenario en el que le han dado el premio lo haya construido un grupo de obreros cobrando un salario de mierda. No lo digo yo, lo dicen en España los periódicos: Hay gente que a pesar de trabajar no sale de la pobreza…y en empresas con beneficios. Por eso digo yo, que puede suceder. Vayan a verla y sin salen asqueados de tanta denuncia inútil, sepan que no son los únicos.
Y si se preguntan qué hacer, ¿Qué tal empezar por votar pensando en los demás en vez de en uno mismo? Digo esto porque he visto esta película en una de las comunidades más pobres de España, en la que gana el PP desde siempre.
Casi no hablo de cine, pero es que Ken Loach me ha provocado.
Ken Loach también nos ayuda a una cosa: A entender a los descerebrados ingleses que vienen a disfrutar de nuestro país. Astillas de unos palos explotados.
¿Para qué sirve denunciar las injusticias vía cultural, vía periodística, vía activismo, si la sociedad de consumo monstruosa que hemos montado coloca la denuncia en un festival de cine, en una canal de máxima audiencia o en una ONG reivindicativa y a continuación le da un premio por ello…pero todo sigue como antes?
¿Ha terminado Ken Loach por decirse: Yo hago lo que tengo qué hacer y los demás que actúen de la misma manera? ¿Vamos al cine los espectadores a enterarnos pero no a implicarnos y a seguir igual de ajenos que cuando entramos?
¿Para qué me ha servido ver esta película? ¿Ha despertado alguna conciencia? ¿Vale, como se dice muchas veces, con que sólo un espectador se conciencie?
Soy bastante pesimista al respecto, así que debo quedarme con los aspectos meramente cinematográficos, obviando la parte reivindicativa que es, paradoja, el motivo de que este film se haya realizado.
La historia, ambientada en Inglaterra, se centra muy equilibradamente en dos de los grupos sociales más indefensos y desvalidos de la actual sociedad occidental, a no perder de vista que estamos sumergidos en el cogollo de lo que se ha llamado la sociedad del bienestar, que son las madres con hijos a su cargo y padre desaparecido, ¿Para cuándo una ley que persiga de verdad a estos irresponsables que traen hijos al mundo como si fueran perros o conejos y los penalice si no cumplen?, y las personas de edad tardía que ni están preparados para este mundo de ahora ni se les da la posibilidad de reinsertarse de otra manera.
La narración transcurre por los terrenos más cotidianos y habituales que suelen transitar estas personas. Vapuleados por la burocracia estatal que se limita a cumplir con una obligación, sin implicarse humanamente en ello, y si lo hace siempre hay un/una implacable trepa que llama al orden, y el mercado laboral que gracias a unas leyes creadas para facilitar la esclavitud y el servilismo más parece una trituradora de esperanzas que una herramienta de socialización y supervivencia, estas personas reciben de vez en cuando el calor de una organización caritativa o la solidaridad de unos vecinos o unos amigos que si te ayudan un poco más, se hunden ellos de tan precariamente que también viven. Así las cosas muchas veces se producen pequeñas explosiones y grandes claudicaciones, que es lo que se puede ver en la película, en las noticias, en los bancos de alimentos, en los polígonos durante las horas de descanso del personal que allí trabaja, en los bancos de algunos parques públicos, en las pateras en el Mediterráneo…en fin, por todos lados.
Por todos lados gente viviendo indignamente, sin esperanza, sin futuro, en unos países gobernados por unos poderosos que viven en el lujo más insultante. Dudo mucho que entre un siervo de la gleba y un señor feudal de la Edad Media hubiera más diferencia de vida que entre la que llevan algunos parados de hoy en día y un presidente de cualquier gobierno o empresa multinacional.
En un momento de la película, la protagonista le dice a Daniel Blake,
-Y no me des cariño, eso me mataría.
Y todo después de tanta revolución, ilustración y derechos humanos.
Eso es lo que cuenta esta película de Ken Loach por la que le han dado unos cuantos premios que él ha recogido.
¿No tendrá un poco la sensación de que se están burlando de él?
Yo, a lo mejor, la tendría.
Porque puede suceder que el escenario en el que le han dado el premio lo haya construido un grupo de obreros cobrando un salario de mierda. No lo digo yo, lo dicen en España los periódicos: Hay gente que a pesar de trabajar no sale de la pobreza…y en empresas con beneficios. Por eso digo yo, que puede suceder. Vayan a verla y sin salen asqueados de tanta denuncia inútil, sepan que no son los únicos.
Y si se preguntan qué hacer, ¿Qué tal empezar por votar pensando en los demás en vez de en uno mismo? Digo esto porque he visto esta película en una de las comunidades más pobres de España, en la que gana el PP desde siempre.
Casi no hablo de cine, pero es que Ken Loach me ha provocado.
Ken Loach también nos ayuda a una cosa: A entender a los descerebrados ingleses que vienen a disfrutar de nuestro país. Astillas de unos palos explotados.
18 de enero de 2017
18 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Ken Loach le da una dignidad especial a los personajes. Algo similar vi por el año 1998 con "My name is Joe". Daniel Blake es una persona del montón, un ciudadano común que cae en desgracia por sufrir un ataque cardíaco, y tiene la suerte de sobrevivir pero con diferente capacidad al menos en un principio que le impiden retornar a sus actividades anteriores como carpintero. Debe recuperarse de a poco pero con cuidados especiales que tal vez no se traducen en tener que usar una silla de ruedas o quedar con secuelas más visibles, pero su condición es delicada aunque no se note.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La historia comienza a desarrollarse cuando una empleada de la oficina de servicios sociales determina por via telefònica luego de un cuestionario risible para cualquier persona coherente, (no hace falta ser un profesional de la salud para notarlo) una especie de score donde se define si Daniel Blake es merecedor o no de ese subsidio hasta que pueda volver a trabajar. Ese Score inicial resultò ser de "3 puntos menos" que el que se necesita para que le otorguen el beneficio mientras no puede trabajar por su grado de discapacidad y es el disparador de una serie de eventos que puede ser comparado con un Via Crucis, donde Daniel con su actitud realista pero positiva nos lleva por caminos que nos da una enseñanza de vida sobre las adversidades que se nos presentan a diario. Llamadas del interesado con interminables minutos en espera, con aviso de la compañia telefónica de que esos minutos habrá que pagarlos, respuestas correctas pero secas de los operadores, donde resaltan en todo momento que el interesado será notificado de las decisiones a tomar antes de recibirlas por escrito, etc. Creo que Loach lo retrata como un presagio de una sentencia desfavorable, y creanme que hace sentir en el espectador la misma angustia que interpreta magistralmente Dave Johns. Daniel conoce en la oficina de asistencia social a Katie una joven madre con dos chicos en edad escolar con problemas de vivienda y desempleada. La oficina tiene todo lo necesario para desanimar a la gente, una organizaciòn hostil con empleados que parecen policìas y que se maneja con severos protocolos: el que no sabe usar una computadora está perdido, el que llega dos minutos tarde a la cita en la oficina está perdido. Cualquier trámite que implique una apelación del puntaje erróneo que se le dió a Daniel Blake en un principio, durará semanas y con pocas chances de que se modifique el resultado. La amenaza siempre latente y que pronto se transforman explícitas de las sanciones, que van en una escala siempre ascendente, un real castigo para los que caen en desgracia. El incentivo para tener la actitud positiva para salir del pozo no existe, y todos sabemos que por más voluntad que le pongamos "Sólo no se puede" por eso con Katie se ayudan y es una ayuda genuina, desinteresada y humana, sin bùsqueda de recompensas porteriores de ningùn tipo, Daniel le hace algunos arreglos en su casa. La escena en el banco de alimentos de Katie cuando famèlica casi no puede mantenerse en pie, la eleva a la categoria de Santa, es conmovedora. Creo que el director tiene la habilidad de evitar caer en escenas que vemos a diario en la vida diaria, las toma y las eleva a un plano aún por encima del espectador promedio. En mi opiniòn justa merecedora de la Palma de Oro que ganó en el último festival de Cannes
15 de marzo de 2017
15 de marzo de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine siempre ha tenido un componente social muy fuerte, y como tal es importante que de vez en cuando sirva de herramienta para denunciar circunstancias ante las que la sociedad se muestra indefensa e indignada por los continuos abusos que llegan de las corporaciones o de la Administración. El cine británico tiene muchos ejemplos, y “Yo, Daniel Blake” se une para contar una historia que se sitúa allí, pero que podría ocurrir en cualquier parte.
Este es precisamente uno de los puntos fuertes de la película, el hecho de que la historia resulte cercana y comprensible para cualquier espectador. La película ofrece el punto de vista de una persona que se encuentra bloqueada en una situación burocrática insostenible, más común de lo que debiera, con lo que deciden dando vueltas sin solucionar nada. Esta cercanía convierte a la película en algo muy real, siendo el argumento muy posible.
Ken Loach también aporta su trabajo para dar ese toque personal, de un barrio cualquiera. La presentación de un protagonista que pasa de estar perplejo a resignado pasando por indignado es perfecta, narrando su experiencia de manera comprensible. Poco a poco el argumento desarrolla el personaje, que pasa por multitud de estados emocionales que le derrumban a cada momento. Además de este protagonista, la historia también se centra en una madre sin recursos con dos niños pequeños, todos envueltos en esa maraña de papeles y promesas incumplidas. Ambos protagonistas conectan y desarrollan una amistad a prueba de circunstancias. En general la película presenta una solidaridad incondicional entre la gente que aparece en pantalla, contrapunto de la poca ayuda que ofrecen los miembros del sistema establecido. Esta diferencia resalta de forma efectiva el mensaje que se intenta transmitir, dejando claras las intenciones del guion.
Con unas actuaciones muy cercanas y realistas, “Yo, Daniel Blake” retrata una sociedad que debe tirar de recursos propios ante la pasividad de las Administraciones para arreglar sus problemas, y que resulta totalmente creíble en los tiempos que corren. Una película universal que consigue que el espectador perciba los mismos sentimientos que tiene el protagonista en cada momento. Su final no es más que un epílogo tristemente anunciado.
Este es precisamente uno de los puntos fuertes de la película, el hecho de que la historia resulte cercana y comprensible para cualquier espectador. La película ofrece el punto de vista de una persona que se encuentra bloqueada en una situación burocrática insostenible, más común de lo que debiera, con lo que deciden dando vueltas sin solucionar nada. Esta cercanía convierte a la película en algo muy real, siendo el argumento muy posible.
Ken Loach también aporta su trabajo para dar ese toque personal, de un barrio cualquiera. La presentación de un protagonista que pasa de estar perplejo a resignado pasando por indignado es perfecta, narrando su experiencia de manera comprensible. Poco a poco el argumento desarrolla el personaje, que pasa por multitud de estados emocionales que le derrumban a cada momento. Además de este protagonista, la historia también se centra en una madre sin recursos con dos niños pequeños, todos envueltos en esa maraña de papeles y promesas incumplidas. Ambos protagonistas conectan y desarrollan una amistad a prueba de circunstancias. En general la película presenta una solidaridad incondicional entre la gente que aparece en pantalla, contrapunto de la poca ayuda que ofrecen los miembros del sistema establecido. Esta diferencia resalta de forma efectiva el mensaje que se intenta transmitir, dejando claras las intenciones del guion.
Con unas actuaciones muy cercanas y realistas, “Yo, Daniel Blake” retrata una sociedad que debe tirar de recursos propios ante la pasividad de las Administraciones para arreglar sus problemas, y que resulta totalmente creíble en los tiempos que corren. Una película universal que consigue que el espectador perciba los mismos sentimientos que tiene el protagonista en cada momento. Su final no es más que un epílogo tristemente anunciado.
31 de marzo de 2017
31 de marzo de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lúcido, moderno e inteligentemente profundo drama británico sobre los alcances de crisis socioeconómica en los tiempos actuales, pero vista desde un veterano obrero que ya no encaja en el mundo laboral, ni tampoco en el burocrático sistema asistencial. Una fiel y maravillosa visión del descarte de trabajadores que ya no sirvan para reproducir la ganancia. Impecable actuación de Dave Johns.
El director Ken Loach y el guionista Paul Laverty logran una simbiosis neorrealista y actual sobre una temática socialmente innegable y un devenir burocráticamente detestable. La trama es una fiel pintura de la decadencia social para con aquellos que se caen del sistema, por viejos, por pobres, desocupados o desclasados; a los que el impacto de la crisis y el desprecio los pone en situaciones límites.
La cosecha de premios ha sido abundante por donde se la mire. Ganó la Palma de Oro en Cannes, mejor film británico en los BAFTA, mejor película extranjera en los César, mejor film europeo en los David di Donatello, mejor película en los Premios del Cine Europeo y premio del público de San Sebastián.
Didacticamente sentimental y con un humor simple e sensible, con aroma al mejor cine de Vittorio De Sica, la propuesta de Ken Loach se aggiorna para mostrar una realidad kafkiana desde la inconfundible óptica que lo que caracteriza; alcanzando momentos sublimes de empatía y emoción repleta de bronca.
Es imposible no querer acompañar y proteger a Daniel en su grafiteada embroncada, trompear a la insensible burocracia estatal orwelliana o querer abrazar de Katie en su hambre furtivo mientras se hunde en el penoso devenir hacia el peor de los infiernos sociales y familiares. Loach logra que la empatía por el dolor se reconvierta en conciencia social por su esbelta forma de contar en tono humanista historias sencillas de gente ordinaria. Aplausos de pie.
Calificación Fanaseriecine: 8 ½ sobre 10
El director Ken Loach y el guionista Paul Laverty logran una simbiosis neorrealista y actual sobre una temática socialmente innegable y un devenir burocráticamente detestable. La trama es una fiel pintura de la decadencia social para con aquellos que se caen del sistema, por viejos, por pobres, desocupados o desclasados; a los que el impacto de la crisis y el desprecio los pone en situaciones límites.
La cosecha de premios ha sido abundante por donde se la mire. Ganó la Palma de Oro en Cannes, mejor film británico en los BAFTA, mejor película extranjera en los César, mejor film europeo en los David di Donatello, mejor película en los Premios del Cine Europeo y premio del público de San Sebastián.
Didacticamente sentimental y con un humor simple e sensible, con aroma al mejor cine de Vittorio De Sica, la propuesta de Ken Loach se aggiorna para mostrar una realidad kafkiana desde la inconfundible óptica que lo que caracteriza; alcanzando momentos sublimes de empatía y emoción repleta de bronca.
Es imposible no querer acompañar y proteger a Daniel en su grafiteada embroncada, trompear a la insensible burocracia estatal orwelliana o querer abrazar de Katie en su hambre furtivo mientras se hunde en el penoso devenir hacia el peor de los infiernos sociales y familiares. Loach logra que la empatía por el dolor se reconvierta en conciencia social por su esbelta forma de contar en tono humanista historias sencillas de gente ordinaria. Aplausos de pie.
Calificación Fanaseriecine: 8 ½ sobre 10
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La historia se mete en la vida de Daniel Blake (Dave Johns), un carpintero inglés que vive en los suburbios, que esta a punto de cumplir 60 años y que sufre problemas del corazón que le impiden trabajar.
Daniel ingresa de esa manera en un limbo laboral. No tiene la edad suficiente para jubilarse pero tampoco puede trabajar por recomendación médica, entonces cree que la vía de la asistencia social le permitirá llegar al final de su vida útil como obrero de la madera y poder disfrutar de una larga trayectoria de trabajo esmerado y esforzado.
Pero lo que Daniel considera será un simple trámite formal se convierte en una atormentada e insoportable pesadilla de recorridas por oficinas de la asistencia social, interminables llamadas telefónicas y ausencia de respuestas producto de la burocracia estatal, que en realidad aceitó sus mecanismos para que todo acontezca tal cual como sucede.
En ese peregrinar, Daniel se cruza con Katie (Hayley Squires), una madre soltera con dos niños que se mudó a los barrios pobres porque la plata no le alcanzaba para pagar un alquiler en la ciudad y allí la alojaron sin que tuviera resuelta las mas mínimas necesidades esenciales.
Atrapados en una telaraña administrativa y sin muchas alternativas económicas, Daniel y Katie se apoyan espalda con espalda para pelearle a la desgracia y enfrentar desde la solidaridad más genuina una vida que, en su final y comienzo, tendría que tener otro devenir completamente diferente, más justo y menos despreciativo del ser humano en su esencia.
Daniel ingresa de esa manera en un limbo laboral. No tiene la edad suficiente para jubilarse pero tampoco puede trabajar por recomendación médica, entonces cree que la vía de la asistencia social le permitirá llegar al final de su vida útil como obrero de la madera y poder disfrutar de una larga trayectoria de trabajo esmerado y esforzado.
Pero lo que Daniel considera será un simple trámite formal se convierte en una atormentada e insoportable pesadilla de recorridas por oficinas de la asistencia social, interminables llamadas telefónicas y ausencia de respuestas producto de la burocracia estatal, que en realidad aceitó sus mecanismos para que todo acontezca tal cual como sucede.
En ese peregrinar, Daniel se cruza con Katie (Hayley Squires), una madre soltera con dos niños que se mudó a los barrios pobres porque la plata no le alcanzaba para pagar un alquiler en la ciudad y allí la alojaron sin que tuviera resuelta las mas mínimas necesidades esenciales.
Atrapados en una telaraña administrativa y sin muchas alternativas económicas, Daniel y Katie se apoyan espalda con espalda para pelearle a la desgracia y enfrentar desde la solidaridad más genuina una vida que, en su final y comienzo, tendría que tener otro devenir completamente diferente, más justo y menos despreciativo del ser humano en su esencia.
12 de abril de 2017
12 de abril de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada más iniciarse las primeras escenas ya sabemos que vamos a ver una película de protesta contra los estamentos burocráticos de la sociedad. Pero si vemos que "Yo, Daniel Blake" ( mejor película del festival de Cannes del 2016, BAFTA mejor film británico, Goya mejor película europea, César mejor película extranjera) detrás de la cámara está Ken Loach y del guión Paul Laverty, por cierto a este guionista le da tiempo para trabajar con su pareja, Iciar Bollaín, en otros proyectos como "El olivo" ( sus colaboraciones vienen desde "Tierra y Libertad" una visión particular de la Guerra Civil española desde el punto de vista del bando republicano con los soldados extranjeros; "Mi nombre es Joe" que cuenta la historia de un parado y alcohólico; "Solo un beso" donde las diferencias religiosas son muros invisibles que separan a una pareja de enamorados; "El viento que agita la cebada" trata la lucha armada y las divisiones del IRA en la Irlanda de principios del siglo pasado; "En un mundo libre" donde los trabajos de esclavitud para inmigrantes en la actualidad son una muestra de que la marginación humana está latente y otras tantas de una filmografía extensa y suculenta de temas de protesta necesarios), entonces ya no nos separará la certeza de que hasta el final nos van a contar un montón de injusticias sociales. La protesta mayor se la lleva la burocracia estatal que muestra la cantidad de papeleo que se ha de realizar ante la imposibilidad de trabajar de un tipo con una cierta edad que le ha dado una hostia en su corazón y ha de demostrar que no se encuentra en condiciones para trabajar, pero antes ha de pasar por un sinfín de entrevistas, rellenado de documentación y tribunales médicos. Ese personaje, interpretado por Dave Johns, carpintero de profesión, gruñón por las causas cívicos me recuerda y mucho a aquel personaje interpretado por Clint Eastwood en "Gran Torino", donde desde su mala leche de viejo gruñón y resentido quería implantar las verdades como puños de la vida. Nuestro personaje es un tipo de lo mas desinteresado por las cosas que no le importa lo más mínimo arreglar los grifos de una desconocida con tal de realizar una obra de caridad. Las cosas que hace ese carpintero son sencillas casi como aquel conductor de autobuses, "Paterson" de Jim Jarmusch que pasaba la vida con sus tareas de conductor de autobuses y apuntando poesía en su libreta. En principio nos puede resultar un tanto maniquea, que se posiciona demasiado del lado de los desprotegidos, pero siempre y cuando se acerque a la realidad y la muestre tal y como sucede pues es interesante darse cuenta de esas marginaciones que se producen a nuestro lado, pues en la mayoría de las ocasiones miramos hacia otro lado.
Seguir en:
http://cinefiloninoindi.blogspot.com.es/2017/04/yo-daniel-blake.html#more
Seguir en:
http://cinefiloninoindi.blogspot.com.es/2017/04/yo-daniel-blake.html#more
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las empresas quieren personas sanas que nunca enfermen que den un rendimiento siempre total, al máximo de beneficios de lo contrario ya no sirves dentro del engranaje capitalista, te arrinconan ya no vales para ellos, no les produces el rendimiento esperado. El personaje, con una edad avanzada, le ha dado un latigazo el corazón y se ve impedido para seguir currando. Los médicos tienen la última palabra para obsequiarte con un retiro digno o que sigas con la miseria de tu enfermedad para pedir un miserable puesto de trabajo. No basta con querer trabajar, ni decir que ya estás bien, en condiciones, pues te lo han de firmar. Así las cosas, el enfermo no está suficientemente enfermo para dejar de trabajar pero no lo bueno como para no hacerlo, es decir que no puede cobrar las prestaciones por desempleo ni las de enfermedad, se queda en una isla en tierra de nadie sin contribución alguna. A todo esto, debe rellenar formularios y más documentos con solicitudes y valoraciones o quedarse sin ningún tipo de compensación económicas Esto le acarrea una serie de problemas añadidos, pues no entiende ni papa de ordenadores, el ratón lo sujeta por el cable como si se tratara de la cola de uno de verdad. Todo ello le acarrea un descontrol que no logra entender la cantidad de tiempo perdido en cosas que son tan sencillas de resolver, no le entra en su cabeza y se rebela contra ello. Daniel es un defensor acérrimo de las causas justas, por eso siempre se manifiesta a favor de los desprotegidos y les ayuda desinteresadamente, porque lo considera necesario. En definitiva, las desgracias se acumulan alrededor del protagonista, que nos pueden parecer demasiada, pero un caso como éste no es que esté mal contarlo sino que es necesario verlo, para darnos cuenta de donde nos encontramos y hacia dónde vamos con estos comportamientos.
Seguir en.
http://cinefiloninoindi.blogspot.com.es/2017/04/yo-daniel-blake.html#more
Seguir en.
http://cinefiloninoindi.blogspot.com.es/2017/04/yo-daniel-blake.html#more
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here