El prado
7.2
2,099
11 de julio de 2011
11 de julio de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
O, al menos, eso dicen. Tambien dice un tango: "La maté porque era mía". Es difícil empatizar con alguno de los litigantes. Con el americano, el que menos; viene en plan ¿Cuanto vale esto contigo en el lote? Vamos, como el que invade Irak, pero pagando. Con la dueña, aun... tiene todo el derecho de hacer con sus tierras lo que quiera (al menos, legalmente) aunque no se vea muy ético. Con Toro... al principio sí; es muy fácil ponerse de su lado, del lado del peón que se ha dejado la vida en un cacho de terruño y entiende (como entendemos nosotros) que lo más justo sería que se lo quedara. Pero conforme avanza el metraje empiezan las dudas, porque entonces la falta de ética le corresponde a él. Sensacional trabajo de Richard Harris en su papel de Moises/Fernando Fernán Gómez/Abuelo de Heidi (*spoiler) así como John Hurt haciendo del "tonto del pueblo" que se quiere hacer el listo pero sigue siendo tonto. Sean Bean tarda en dar la talla, quizá amedrentado por su padre/compañero de reparto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cuida el ganado, manda a todos a la mierda y quiere (se)parar las aguas.
27 de agosto de 2013
27 de agosto de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una tragedia griega en la Irlanda rural. Eso es lo que es El Prado. Con la misma mezcla de hermosura y turbiedad. Con la misma estructura de los espantosos relatos de Eurípides, sus mismos sentimientos desmedidos, sus mismas enseñanzas.
Jim Sheridan, dando una muestra más de su infinita sensibilidad con los temas irlandeses y sobre todo los temas humanos, filma una oda a la ley de la tierra, a esa fuerza de la naturaleza que se manifiesta a veces a través de algunos hombres y que se resiste a los cambios y la modernidad defendiéndose con garras y dientes. La película es bellísima, pero también triste, dura y terrible, llena de ese aire tan mágico y tan especial que tiene el cine irlandés en su mayoría, y como decíamos antes está llena de una enorme sensibilidad y maestría narrativa. Ahí quedan para el recuerdo la escena de la subasta, el cara a cara entre Peter, Bull y Tadgh, la discusión de padre e hijo por el amor que Tadgh siente por la gitana o toda la secuencia final, uno de esos finales que dejan petrificado y con un nudo en la garganta.
Sin olvidar las fascinantes presencias de Sean Bean, Tom Berenger, Brenda Fricker y John Hurt, es Richard Harris quien da el toque último de calidad a la película. Harris mira de una forma sobrenatural, se crece más y más según avanza la película, e interpreta de forma desgarradora el descenso a los infiernos de un hombre que pierde todo justo en el momento en que consigue lo único que parecía importarle. Es gracias a él que ese personajazo que es Bull McCabe resulta a la vez digno de lástima, terrorífico, amenazante y lleno de esa misma fuerza de su prado, de la tierra irlandesa que impregna toda la obra.
Una película sobrecogedora. Una película para el recuerdo.
Lo mejor: Richard Harris y el halo trágico de la propuesta.
Lo peor: Quizá podría haber sido diez minutos más corta y no le habría pasado nada.
Jim Sheridan, dando una muestra más de su infinita sensibilidad con los temas irlandeses y sobre todo los temas humanos, filma una oda a la ley de la tierra, a esa fuerza de la naturaleza que se manifiesta a veces a través de algunos hombres y que se resiste a los cambios y la modernidad defendiéndose con garras y dientes. La película es bellísima, pero también triste, dura y terrible, llena de ese aire tan mágico y tan especial que tiene el cine irlandés en su mayoría, y como decíamos antes está llena de una enorme sensibilidad y maestría narrativa. Ahí quedan para el recuerdo la escena de la subasta, el cara a cara entre Peter, Bull y Tadgh, la discusión de padre e hijo por el amor que Tadgh siente por la gitana o toda la secuencia final, uno de esos finales que dejan petrificado y con un nudo en la garganta.
Sin olvidar las fascinantes presencias de Sean Bean, Tom Berenger, Brenda Fricker y John Hurt, es Richard Harris quien da el toque último de calidad a la película. Harris mira de una forma sobrenatural, se crece más y más según avanza la película, e interpreta de forma desgarradora el descenso a los infiernos de un hombre que pierde todo justo en el momento en que consigue lo único que parecía importarle. Es gracias a él que ese personajazo que es Bull McCabe resulta a la vez digno de lástima, terrorífico, amenazante y lleno de esa misma fuerza de su prado, de la tierra irlandesa que impregna toda la obra.
Una película sobrecogedora. Una película para el recuerdo.
Lo mejor: Richard Harris y el halo trágico de la propuesta.
Lo peor: Quizá podría haber sido diez minutos más corta y no le habría pasado nada.
6 de noviembre de 2010
6 de noviembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película sin ningún tipo publicidad, de la que nadie habla como de esa gran película que se perdió en el olvido. La vi en el videoclub y fue un flechazo instantáneo. Todo en ella es perfecto: la historia, los personajes, los actores seleccionados, la ambientación, la fotografía, la música... incluso el final.
Muy recomendable. Richard Harris y John Hurt siempre dan la talla, se trate de la película que se trate.
En fin, una demostración de cine 100%
Muy recomendable. Richard Harris y John Hurt siempre dan la talla, se trate de la película que se trate.
En fin, una demostración de cine 100%
3 de noviembre de 2021
3 de noviembre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en un caso real, El prado es la historia de un hombre atormentado por la muerte de su hijo, que tiene que enfrentarse a las pretensiones de un empresario americano que desea hacerse con los terrenos del pueblo para sus proyectos urbanísticos.
Un imponente Richard Harris, nominado al oscar, protagoniza este intenso drama rural en el que encarna al cacique local obsesionado por el cultivo de la tierra cuyo agrio carácter está motivado por multitud de factores.
Jim Sheridan dirige con acierto su segunda película con una trama que engancha desde el primer minuto y una tensión que va in crescendo hasta su impactante final.
La belleza del paisaje irlandés acompañada de la música con aires celtas del maestro Elmer Bernstein junto al excelente reparto, añaden calidad a una película que lamentablemente fracasó en taquilla. Notable.
Un imponente Richard Harris, nominado al oscar, protagoniza este intenso drama rural en el que encarna al cacique local obsesionado por el cultivo de la tierra cuyo agrio carácter está motivado por multitud de factores.
Jim Sheridan dirige con acierto su segunda película con una trama que engancha desde el primer minuto y una tensión que va in crescendo hasta su impactante final.
La belleza del paisaje irlandés acompañada de la música con aires celtas del maestro Elmer Bernstein junto al excelente reparto, añaden calidad a una película que lamentablemente fracasó en taquilla. Notable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El personaje de Harris está muy logrado. Se trata de un hombre destrozado por el suicidio de su hijo del que se siente culpable. Su mujer no le habla desde hace años y lo único que da sentido a su vida es enseñar a su otro hijo a labrar la tierra para sus herederos. No entiende a los que siendo campesinos no luchan por su tierra. No soporta que sus hijos no la valoren tanto como el. Marcado por la hambruna que asoló irlanda a mediados del siglo XIX, su familia fue de las que se quedó luchando contra los elementos y no huyó a América en busca de un nuevo porvenir. Por si fuera poco tiene que enfrentarse a la ambición de un empresario extranjero cuyos planes amenazan el paisaje del lugar.
20 de julio de 2012
20 de julio de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si son gallegos, asturianos o (alego ignorancia) de cualquier parte del norte verde de la península entenderán a Bull cuando defiende hasta el asesinato, la locura y la muerte un simple prado. En mi tierra les llamamos "pedreiros" y ciertamente mucha gente ha muerto por decidir que importa mas su inmovilidad que su propia vida. Una magnífica producción, desconocida pero que precisa serlo por cualquier cinéfilo que se precie, Sheridan rara vez nos decepciona y en este caso se supera a si mismo, cruel, triste desde el principio hasta el final pero real, no se pierdan la escena en la rectoría pues "Iré a ver a mis padres allá donde estén sin este prado, ante la ley de los hombres y la de Dios hay una mucho mas importante, la ley de la tierra"
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