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Ambiciones que matan

Romance. Drama George Eastman (Montgomery Clift), un joven sin recursos, consigue un trabajo gracias a un pariente lejano, el rico industrial Charles Eastman (Herbert Heyes). El empleo es un puesto en su fábrica, pero tan modesto que le impide la entrada en su círculo social. A pesar de ello, el joven conoce a Ángela Vickens (Elizabeth Taylor), una bellísima aristócrata de la que se enamora. Pero George tiene novia, una humilde empleada de la fábrica, ... [+]
Críticas 56
Críticas ordenadas por utilidad
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5
31 de agosto de 2012
20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues de eso va y eso nos ofrece «Un lugar en el sol». Ciertamente, los actores son para enmarcarlos y, de paso, también al director. George Stevens me ha encantado en esta película. Qué forma de concebir las escenas, qué mirada hacia los personajes, como un espía al acecho.

Por el contrario, a mí la historia no me gusta. Una no sabe muy bien qué sentir hacia Geoge Eastman (Montgomery Clift), pero desde luego que no es simpatía. Tampoco odio. Entonces, ¿qué? Pena, posiblemente. Porque con un poco más de cabeza, la cosa hubiera salido distinta. Pero los sueños no siempre se cumplen, sobre todo cuando te ciegan y no ves más allá de tus propios deseos.

Ahora bien, para víctima, el personaje de Alice (Shelley Winters). Quiero hacer hincapié en ella, porque parece que nadie le presta la atención que merece. Hay sueños americanos destruidos, pero hay sueños íntimos y humanos, poco ambiciosos y hasta inocentes, que tampoco se llegan a realizar, y no ya porque tú los echas a perder sino porque aparece un tipo cualquiera de ojos verdes y aspecto misterios, te dice cuatro tonterías y te lleva a la más absoluta y completa de las perdiciones. Y esto es incluso más demoledor que el tan discutible y discutido sueño americano hecho añicos; máxime, si encima te lo rompes tú solo.

Con todo, la historia tiene su interés y su polémica, así que, a pesar del desagrado y el poco romanticismo (de historia de amor nada, hombre), el resultado es positivo, con una notable dirección que se llevó el Oscar con toda justicia.
8
15 de agosto de 2010
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Significativo remake de, “An American Tragedy”, la notable película que, Josef von Sternberg, realizara 20 años antes, en 1931, con el propósito de cuestionar la desidia moral y condenarla como responsable de incontables pérdidas humanas. La novela de Theodore Dreiser, que surge a partir de un hecho real: El caso de Chester Gillette -quien fuera condenado a la silla eléctrica, en 1908, acusado de la muerte de Grace Brown, su novia embarazada-, procura ser fiel a los hechos y se fundamenta, en buena parte, en las emotivas cartas que, dirigidas a su novio, escribiera la joven ahogada.

La versión cinematográfica que con el título, <<UN LUGAR EN EL SOL>>, realiza, George Stevens, se basa principalmente en la película de Sternberg, de la cual retoma algunas escenas con una composición bastante similar, al tiempo que elimina o transforma ciertas situaciones, lo que poco a poco va llevando hacia otros signos y hacia otros significados de la historia. Stevens –como Sergei Eisenstein, quien tuvo entre sus proyectos rodar esta película- piensa también que el protagonista, ahora llamado George Eastman, es víctima de la sociedad en que se mueve, y entonces, todo apunta a que la historia se convierta en un alegato contra la pena de muerte.

El guion de, Michael Wilson y Harry Brown, los cuales tomaron como punto de partida la adaptación teatral que, de la obra de Dreisler, hiciera Patrick Kearney, asume favorables matices en el personaje que, con gran acierto y con mayor simpatía representa, Montgomery Clift, logrando contagiarnos con su afán de encontrar el verdadero amor y con ese mesurado entusiasmo por posicionarse entre la clase social que lo viene acogiendo poco a poco.

Para Stevens, el personaje de Alice (una sugestiva, Shelley Winters) se comporta como una piedra en el zapato... y toda la comprensión recae sobre George, haciendo que los propósitos de redención por parte de la muchacha no resulten nada fáciles.

Liz Taylor, resulta también muy cálida y agradable representando a Angela Vickers, la joven de sociedad dispuesta a correr algunos riesgos para mantener su relación. Así las cosas, esta es la historia de un gran amor que podría verse truncado por un error y por la incompetencia de la mal llamada justicia para adentrarse en aquellas íntimas razones que motivan los llamados comportamientos reprochables.

Siento también que faltó más peso en el juicio y que el fiscal de este caso es, sin duda, menos afortunado. Con todo, el filme se sostiene con su excelente ambientación, su eficaz edición y sus sensibles personajes protagónicos.

Seis premios Oscar (incluidos el de Mejor Director, Mejor Guion y Mejor Cinematografía) y el Globo de Oro a la mejor película dramática, avalan esta notable película que reafirma el talento de ese gran director que fuera, George Stevens.
8
2 de abril de 2010
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y continuamos por el principio, que es Montgomery Cliff. Es el principio por ser el germen de mi descabellada hipótesis; porque, también, esta “un lugar en el sol”, es muy anterior a “Pickpocket”.

De esos jóvenes del “Actor´s Studio” yo siempre me he quedado con Monty Cliff y Marlon Brando. James Dean y Paul Newman son una mezcla de estos dos paradigmas. James Dean es poco considerado por la comunidad cinéfila, y Paul Newman, aunque creció como actor, nunca tendría la originalidad de esos dos monstruosos, se queda en remedo más que digno, pero una mezcla al fin y al cabo.

Porque yo pienso que el gran actor, al final, siempre va a ser él y su personaje, y en el cine, antes de Brando, nunca hubo un Brando, y antes de Monty Cliff, nunca hubo un Monty Cliff. Quizás hubiera antes, en la vida real, probablemente en la literatura habría ejemplos inspirados en personas reales, pero ante la pantalla, con rostro definido, con parlamento para convencernos adecuado, Monty Cliff fue Monty Cliff a partir de esta película; repetiría en “De aquí a la eternidad”. Antes sólo había hecho de galán caradura solvente en “la heredera”.

Eso fue lo que buscó Bresson para “Pickpocket”. Enamorado del personaje-actor, encontró en Martin LaSalle a alguien más Monty Cliff que Monty Cliff, sólo en la imagen, y le perdió en las calles de Paris buscando su pequeño lugar en el sol….

Comparen los dos finales de “Pickpocket” y “un lugar en el sol” y me comentan.
9
24 de abril de 2010
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Place in the Sun (1951) es un potente drama social y romántico del director y productor George Stevens. Afectado por un presupuesto ajustado, Stevens redujo sus planes ambiciosos pero ofreció, tal vez incluso para su propia sorpresa, una magníficamente diseñada y poderosamente sostenida obra de arte de cine.

Esta innovadora película en blanco y negro juega con las emociones del público haciéndoles participes pasivos atrapados en complicidad con la trágica resolución de la historia. Metódicamente, la película es estilísticamente oscura, casi con cualidades propias del cine negro, y sin embargo, tiene algunas de las secuencias más románticas y apasionadas jamás filmadas en la historia del cine (entre la radiante y joven Elizabeth Taylor y el fascinante y atribulado Montgomery Clift). El tema pone de relieve la amplia brecha entre la frivolidad de los ricos y la opresión y el fuera de lugar de los pobres, y de cómo el destino con mano dura puede llegar a controlar la vida de la gente. Un aspirante, al alza-móvil, y solitario protagonista de clase trabajadora con raíces evangélicas está obsesionado con salir adelante y con «conseguirlo». Se mezcla con una clase social diferente y superior a través de una apasionada relación amorosa con una bella muchacha rica, por lo que comienza a ascender en la escala social y profesional. Pero entonces se convierte en víctima de su entorno, de las circunstancias, de la sociedad de la época, y de la pérdida de su propia moral cuando impregna a una humilde, privada de sus derechos, poco independiente, y escueta compañera de trabajo.

Más que hábilmente, Stevens sostiene un impulso contundente y ominoso, sin dejarse interrumpir si siquiera por cualquier toque de ligereza. Atenuando así la veracidad compasivamente humana y real de la historia, dando lugar a un melodrama de primer orden. Las imágenes se disuelven lánguida y superpuestamente para intensificar la sensación de inevitabilidad, ya que cada escena, cada evento, se desliza disimuladamente hacia el siguiente. La cúspide del crescendo del film es manejado con una fuerte y tranquila seguridad - el ajuste de cuentas en un bote de remos en un lago desierto. El anochecer se reúne entre los pinos como si fuese niebla, los somorgujos (“loon” en inglés es un tipo de ave que también significa chiflado) se llaman los unos a los otros, y las olas ondulantes reflejan un destello en los ojos dementes de Clift mientras lucha con su conciencia. Winters lo machaca nerviosamente acerca de la triste vida que les espera mientras su cabeza nada entre luminosas visiones de la Taylor. Entonces, el destino llega… Romántica, pero no sentimental, seria, pero sin pretensiones, aprendedora sin descender en la manipulación, A Place in the Sun no solo se erige como una de las grandes obras maestras del cine americano sino que continúa siendo uno de los más lujosamente logrados interrogantes al sueño americano.
7
8 de agosto de 2015
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque sólo fuera el director del gran western “Raíces profundas” y del melodrama “El diario de Ana Frank”, George Stevens, director académico al servicio de la industria, debería ser un cineasta respetado, pero es que además filmó otra grandiosa película como “Gigante” e hizo la segunda adaptación de la escandalosa novela “An American Tragedy” de Theodore Dreiser, basada en un suceso real, que S. M. Eisenstein quiso rodar en Hollywood y acabó realizando Josef von Sternberg en 1931, curiosamente de una sobriedad de la que no queda el menor rastro en esta versión de Stevens, “Un lugar en el sol”. Sin caer en efectismos dramáticos y retóricos Stevens narra con ritmo premioso y solemne este melodrama con un sugerente entramado social, por el mismo actor que había interpretado a otro personaje parecido en “La heredera” de William Wyler, seguramente por su físico ambiguo y su rictus que encierra un tormento interior.

Un film de una excelente densidad dramática gracias a un gran casting y el guión del “Blacklisted” Michael Wilson, el cineasta crea un melodrama reprimido, suntuoso y elegante que aborda los convencionalismos sociales, con grandes momentos, como siempre fue habitual en su cine. Una atractiva base de partida para un realizador del ideario de Stevens, quien prefirió siempre hacerse valer más por las historias que contaba que por su trabajo personal: la ascensión social de un joven desorientado, George Eastman (Montgomery Clift), pariente pobre de una rica familia de industriales, hasta llegar a un destino no previsto. Su tío le da trabajo en la empresa donde no se admiten relaciones entre empleados, pero George solo en la ciudad, comienza a salir con una de ellas Alice. Mientras tanto, en una fastuosa fiesta de su tío conoce a Ángela, una chica de la alta sociedad de la que se enamora de inmediato.

Pero la radiante felicidad para George se verá truncada, cuando la obrera Alice, le comunica que deben casarse de inmediato porque está embarazada de él. Amenazándole de hacerlo público al verse desplazada por el amor de Ángela. George es un hombre que vive en un contexto que le supera, atrapado y empujado al abismo entre Alice Tripp (Shelley Winters) fea, gorda y pobre a una radiante Ángela Vickers (Elizabeth Taylor) bella, delgada y millonaria haciendo esquí náutico en bañador. Todo ello da pie para reflexionar sobre la sociedad americana del triunfo, el arribismo, el aborto y las diferencias de clase, las relaciones amorosas, sobre la pobreza, la belleza y la fealdad, sobre los escrúpulos, la inmadurez, sobre la conciencia y la fragilidad de la justicia humana.

La diferencia entre la justicia legal y la justicia moral, el meollo de la historia es la puesta en escena de sentimientos y conflictos entre la realidad y el deseo, según los cánones del melodrama, género del que el film forma parte por derecho propio. Premiada con seis Oscars, la historia guarda parecido con el “Amanecer” de Murnau, en cuanto a esa pareja que el varón pretender romper de modo violento con lago de por medio. También el “Match point” de Woody Allen tiene mucho que ver con esta película, Allen traslada la historia al Londres actual, y el protagonista es mucho más cínico, mezquino y despiadado que el ingenuo de Montgomery Clift, víctima de sí mismo.
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